Quienes nos personamos -el abogado Ángel Galindo y un servidor- en la Fiscalía General del Estado para advertir al fiscal general, Cándido Conde-Pumpido, de lo que estaba sucediendo, cumplimos, creemos, con nuestra obligación ciudadana acudiendo a la Justicia. Y además, aportamos pruebas contundentes de algunos hechos evidentemente delictivos. Muchos dirigentes del PP estaban pringados.
Mientras tanto, se confabularon los chorizos y compañía para cargarse al juez Baltasar Garzón, que era el instructor del caso Gürtel. Lo que ocurrió en el Tribunal Supremo fue una vergüenza nacional. Evocar aquello fue una canallada. Pero a ciertos populares les pareció que el joven Juez Ruz era felizmente más o menos de los suyos. Se equivocaron. Ruf es un juez que procura ser digno y honorable. Prefiere la verdad y no la corrupción.
Ruz ha subrayado públicamente: “El PP se benefició de los negocios ilegales de la trama Gürtel. Es decir que el Partido Popular está más que acusado judicialmente por haber cometido graves ilegalidades pro domo sua. Esta observación del juez Ruf es difícilmente corregible. Ana Mato, favorecida sin duda por los jefes de la trama Gürtel, era conocida en toda España.
Primero José María Aznar, presidente, en ese tiempo, de Castilla y León la protegió, a ella y a su entonces marido, Jesús Sepúlveda. Habría, por cierto, que recuperar, punto por punto, cómo llegó Aznar a la Presidencia de Castilla-León. Y cómo estuvo a punto de chocar con episodios oscuros desde la óptica judicial. Mariano Rajoy continuó protegiéndola siendo presidente del PP y luego también presidente del Gobierno.
Ana Mato ha dimitido. ¿A qué espera pues, Vd., Sr. Rajoy, para dimitir, siendo cómo es el máximo responsable de todo lo que ha sucedido y aún sucederá a raíz de la trama Gürtel? ¡Se acabó, don Mariano, la farsa! ¡Chorizos o ladrones, cuanto antes mejor, a la cárcel!
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