Desde enero de 2008 hasta septiembre de 2014, el Consejo General del Poder Judicial ha contabilizado en España 360.125 lanzamientos, una media de 146 desalojos diarios de pisos, locales, garajes o comercios. En 2013 la media ascendió a 183 al día. Sin embargo, estos datos del CGPJ no sirven para reflejar el drama real de los desahucios ya que no se distingue entre ejecuciones hipotecarias de locales, comercios, segundas viviendas o de primeras viviendas, donde realmente se produce el drama humano de no tener un lugar donde dormir.
Hace apenas unos días, la Justicia ordenó el segundo desahucio de Elvira, una madre soltera que fue incapaz de pagar el alquiler de su vivienda debido a que se encontraba en paro y decidió ocupar una casa vacía junto a dos de sus hermanas y tres niños menores. Hasta ocho furgones de la Policía Nacional acudieron al que era su domicilio para ejecutar el desahucio. Elvira, al contrario de lo que se puede pensar tras ver el despliegue policial, no parecía una mujer peligrosa con ánimo de atacar a los agentes antidisturbios.
"La situación más común que estamos viviendo ahora es la del segundo desahucio. Personas que ya han sido desahuciadas y que han llegado a un nuevo alquiler precario, en negro, o a través de un tercero que tampoco pueden pagar y, por otro lado, personas que decidieron ocupar para evitar dormir en la calle. Esto demuestra la falta de actuación de las instituciones públicas", denuncia Lucía.
Este fue el caso de Elvira, que ahora está junto a los niños y su hermana en casa de una prima. Ha dejado los muebles en un local del AMPA de la escuela de su hijo y piensa en volver a ocupar una vivienda como única solución posible a la situación que atraviesa. Pero no es la única.
Ni Charo ni Elvira han recibido una solución por parte de los servicios sociales del Ayuntamiento de Madrid. El día de su desahucio la Policía avisó a un equipo de Samur Social que las trasladó a la única "solución de emergencia" del Consistorio: "el Hotel Welcome", donde los Servicios Sociales alojan durante unos días a los desahuciados. Charo fue trasladada allí junto a sus hijos el mismo día del desahucio. Nadie le dijo cuánto tiempo podría estar allí. "Los servicios sociales se pondrán en contacto contigo", le dijeron. Nadie la llamó.
Dos días después fue Charo quien acudió a los Servicios Sociales donde le informaron de que sólo podría permanecer en el 'hotel' hasta de lunes a lunes, día en el que se quedará en la calle junto a sus hijos menores. "¿Una solución para mis hijos", reclamó Charo."Pueden ingresar en un centro de menores", replicaron los Servicios Sociales.
Desde los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Madrid, contactados por este medio, aseguran que "se está haciendo un seguimiento intenso de las familias por los trabajadores sociales, ofreciéndoles distintos tipos de ayuda de acuerdo con sus necesidades" y tratando de "promover la solución más adecuada a las circunstancias de esa familia, con el establecimiento de planes especiales de pago, cambio de vivienda a otras más asequibles, etc."
Los afectados por desahucios y las asambleas de vivienda contactadas por este medio, sin embargo, niegan esta versión. "No hacen nada de nada", denuncian desde la Asamblea de Vivienda de La Latina.
Lo más grave, sin embargo, no es ya que las autoridades públicas no estén ayudando a evitar los desahucios sino que se han convertido, en muchos casos, en el sujeto que solicita a la Justicia que desahucie a familias y que vende, literalmente, las casas de miles de familias con alquileres sociales a fondos de inversión considerados como fondos buitre. En esto nadie gana a la Comunidad de Madrid.
Un derecho vendido a buitres
El Instituto de la Vivienda de Madrid (IVIMA), dependiente del Gobierno de la Comunidad, vendió en 2013 por 201 millones de euros a Azora, un fondo de inversión del banco norteamericano Goldman Sachs, un total de 2.935 casas del parque público de viviendas. Solo un mes después, el Ayuntamiento de la capital vendió a través de la Empresa Municipal de la Viviendas y Suelo (EMVS) 1.860 casas por 218 millones de euros al fondo Magic Real Estate de Blackstone.
"Si no fuera por el apoyo de los activistas estaría en la calle. Eso me permite continuar animado y seguir luchando por recuperar mi casa", relata Umberto, que tiene presentada una denuncia contra el prestamista Antonio Arroyo por estafa. "La esperanza que mantengo es que la Justicia funcione, a mi me devuelvan mi casa junto a una indemnización. Hace cuatro años que pedí ese crédito y cada día desde entonces ha sido un infierno", relata Umberto.
Ante esta situación, en la vida después del desahucio de Elvira, Umberto y Charo hay pocas o ninguna solución. Umberto se agarra a que la Justicia le devuelva lo que es suyo. Pero, ¿y Charo y Elvira? Para estas dos mujeres la única solución pasa por volver a ocupar una vivienda vacía y volver a entrar en el círculo vicioso de ocupación, desalojo y ocupación. Un círculo, que según señala Charo, sólo puede romper "la voluntad política". "No sé qué hacer. Ocupar es una posibilidad, pero no sé cómo salir de esta situación, de este círculo", reconoce Charo, desesperada.
De esta manera, el movimiento antidesahucios comenzó a ocupar viviendas vacías que pertenecen a entidades financieras con el fin de poder negociar un alquiler social. El camino en esta lucha es complicado, pero el movimiento ha conseguido victorias importantes. Como el de La Manuela, un edificio situado en pleno centro de Madrid, propiedad de La Caixa, que fue ocupado por 19 familias que no tenían techo. Tras negociar con la entidad bancaria, las familias consiguieron un alquiler social.
Una de las victorias más emblemáticas e importantes se produjo en Sabadell. Activistas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y la Crisis (PAHC) de Sabadell ocuparon un edificio de 40 pisos que sirvió para realojar a un total de 146 personas, 58 de ellas menores. Tras una larga negociación entre activistas, entidades públicas y el Sareb, finalmente, el Sareb cedió hasta 600 viviendas para dedicarlas al alquiler social, a raíz de un acuerdo entre el Govern y la Sareb firmado el mes de julio.
A pesar de estos éxitos, la lucha, como señalan los activistas por la vivienda, continúa. Este mismo viernes hay previstos dos desahucios en la ciudad de Madrid. La Policía tocará mañana la puerta de Vanesa, que vive con su marido que tiene una discapacidad psíquica del 71%, y sus dos hijas de 2 y 1 año, en una casa ocupada propiedad del Sareb o banco malo. Asimismo, a la misma hora, otros agentes de antidisturbios tocarán la puerta de Rafaela, que ocupa una vivienda propiedad de la EMVS desde hace cinco años junto a su hijo. Hace 15 días logró parar su desahucio, pero mañana habrá un nuevo intento.
"Desde la PAH y gracias a Obra Social de la PAH estamos consiguiendo dar soluciones a más gente sin alternativa habitacional que el Gobierno con su fondo de viviendas. No hemos conseguido que se apruebe la ILP antidesahucios, pero la estamos poniendo en marcha con nuestras acciones", sentencia Lucía, portavoz de la PAH Centro de Madrid.
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