Porque en los años 40, en aquella España a la que había llegado la victoria pero no la paz, Millán-Astray ejerció de personaje de farándula.
Tal era el gentío que había en torno a la iglesia que, según cuentan las crónicas (o la leyenda), Millán-Astray tuvo que lanzar el grito de ¡A mí la Legión! para que sus soldados abrieran paso a la novia.
Otras versiones cuentan que ordenó la ayuda de sus legionarios porque el populacho se dedicó a cachondearse de Celia Gámez, de su matrimonio y de que fuese al altar con ademán de mujer virgen y pura habiendo tenido un extenso plantel de amantes desde que a los 14 años se subiese a un escenario para representar Las corsarias.
El último amor del legionario
También fue
muy comentado entre la sociedad madrileña de la época su repentino
enamoramiento, ya siendo un hombre bastante mayor, de una mujer más joven
con la que (¡pecado mortal!) se fugó a Lisboa.Millán-Astray estaba casado con Elvira Gutiérrez de la Torre, hija de general, pero aquel matrimonio no fue lo que se dice un manantial de pasión. La esposa de Millán-Astray informó en la noche de bodas al fundador de la Legión que había jurado conservarse casta de por vida. Así que mantuvieron una relación fraterna y, claro, no es de extrañar que, ya sesentón, al militarote que era le dieran ardores adolescentes.
Corría el año 1941 y en una partida de bridge Millán-Astray conoce a Rita Gasset (prima del celebérrimo filósofo), una treintañera de la que se enamora perdidamente. La deja embarazada y ambos se marchan a Lisboa y Franco monta en cólera porque la cosa (para la moral de la época) es muy fea.
El caso es que Millán-Astray regresa a España con su nueva mujer e hija e, incluso, según contaba recientemente al diario El Mundo aquella niña nacida en Lisboa, Peregrina Millán-Astray, todos son acogidos con cierta compresión por Elvira, la casta esposa.
Así que, efectivamente, si hubiera habido un Sálvame franquista, Millán-Astray hubiese sido un personaje para la controversia. Y si se hubiera limitado a ser eso, España se hubiera ahorrado bastante. Pero en fin.
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