"¿Que si vamos a dejar de bombardear Yemen? La respuesta es la misma que si me preguntase si voy a dejar de pegar a mi mujer", contestó el embajador, dando por evidente la respuesta negativa y acompañando la barbaridad con una sonora risotada.
Las palabras y la actitud de Al-Saud son el reflejo del trato que Arabia Saudí dispensa a sus mujeres. Allí, tienen prohibido hacer cosas tan cotidianas a nuestros ojos como salir a la calle sin la necesidad de que un pariente masculino las acompañe, conducir, viajar, abrir una cuenta corriente, practicar deportes o incluso darse un baño.
Sus declaraciones, además, demuestran su escasa sensibilidad ante el conflicto en Yemen, donde Arabia Saudí ha causado buena parte de los 10.000 muertos contabilizados a través de bombardeos intensivos.

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