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Cronología
de la exhumación de Franco: del entierro con honores en 1975, al panteón de
Mingorrubio en 2019
Este 24 de
octubre, 44 años de su muerte y entierro, el dictador Francisco Franco será
exhumado del Valle de los Caídos y reinhumado en Mingorrubio (El Pardo)
Desde que el
gobierno de Pedro Sánchez anunció la medida en junio de 2018, se ha encontrado
con impedimentos legales, la objeción del prior o el deseo de la familia de
trasladarlo a La Almudena, en pleno centro de Madrid
Esta es la
cronología de un proceso que tiene sus mimbres en la Ley de Memoria
Histórica de 2007 y que se comenzó a tramitar como una Proposición no de Ley en
2018.
22/10/2019
En 1940 comienza la construcción
del Valle de los Caídos por orden de Francisco Franco, en gran medida con
trabajos forzados de presos del régimen. El objeto es rendir honor a su
"gloriosa cruzada". El 1 de abril de 1959, el dictador Francisco
Franco inaugura el Valle de los Caídos. Los monjes de la "Gloriosa Orden
de San Benito" ocuparon la Abadía del Valle en 1957 por un decreto
franquista que en 2019 sigue todavía vigente. Por él, a
los benedictinos les llegan cada año 340.000 euros por transferencia de
Patrimonio Nacional.
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Los
privilegios de los monjes del Valle: 340.000 euros por rezar, gastos pagados y al
amparo de una fundación opaca y franquista
La veintena
de benedictinos que viven en el Valle de los Caídos tienen pagados con dinero
público la ropa, la comida, el teléfono, la "lavandera", los libros,
el material de misa o las excursiones. El Estado también repara los edificios
Reciben
anualmente 340.000 euros por "mantener el culto" o "seguir la
evolución del pensamiento social", gracias a un decreto de Franco de 1957
que sigue en vigor
9/10/19
Los monjes del Valle de los
Caídos cobran del Estado por dar
misa, hacer ejercicios espirituales o "seguir el pensamiento social".
Son 340.000 euros anuales que les llegan por transferencia de Patrimonio
Nacional cada año y que los religiosos utilizan para comprar comida, pagar el
teléfono, contratar a la "limpiadora" y la "lavandera",
hacer excursiones con los niños de la escolanía, comprar velas para las misas o
renovar los hábitos benedictinos cuando se desgastan. Así lo dejó atado el
dictador Francisco Franco en un decreto
de 1957 que sigue vigente en democracia y que convertía a los monjes
de la "Gloriosa Orden de San Benito" en los gestores del conjunto
monumental franquista a través de un instrumento franquista y opaco: la
Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos.
Según los deseos del dictador,
debían irse a vivir al Valle de Cuelgamuros al menos veinte monjes y tenían que
cumplir unos fines: "mantener el culto en todo su esplendor",
"dirigir la escolanía", "recopilar la doctrina de los
pontífices" y "rogar a dios por las almas de los muertos en la Cruzada
Nacional". A cambio de hacer estas labores, eran sostenidos por fondos
públicos, una situación que se ha alargado hasta 2018. En ese año, y en plena
batalla por la exhumación de Franco, el Gobierno de Pedro Sánchez congeló la
transferencia anual de 340.000 euros porque el prior se ha negado a presentar un
presupuesto de ingresos y gastos ajustado. De hecho, el Tribunal de
Cuentas ya alertó en un duro informe en 2016 de que no
existía rendición de cuentas y detectó todo tipo de deficiencias
contables en las cuentas de los monjes. En 2017, y con Rajoy todavía en la
Moncloa, Patrimonio Nacional (que es el patrono de la Fundación del Valle de la
que son beneficiarios los benedictinos) asumió parte de esas recomendaciones y
acordó que en 2018 se presentara un presupuesto completo, algo que, después de
60 años recibiendo dinero público, los religiosos no han hecho.

eldiario.es tuvo
acceso a través del Portal de Transparencia a algunos de esos gastos que se han
hecho sin control y con confusiones contables. El concepto en el que más dinero
público gastaron los monjes benedictinos, que no tienen salario puesto que han
hecho voto de pobreza, es en comer. Son 405.000 euros en el periodo 2014-2017.
En qué se gastan los 340.000€ anuales del Valle de los Caídos
Presupuesto
destinado por la Abadía Benedictina del Valle de los Caídos y la Fundación de
la Santa Cruz del Valle de los Caídos a cada partida de gasto entre 2014 y 2017
Gastos de personal (nóminas,
facturas de asesoría)
89.821€
Alimentación
76.834€
Combustibles
75.600€
Mantenimiento (reparaciones,
ascensor, caldera, desinfección)
42.760€
Gastos educativos (profesorado,
libros, transporte, uniformes, material de oficina)
28.744€
Energía eléctrica
12.884€
Comunicaciones
10.863€
Gastos de culto (velas, cera)
2.534€
En el
capítulo de "gastos educativos" hay excursiones que han organizado
los religiosos para los niños cantores: "Visitas al Zoo y Aquarium de
Madrid, al Centro de Naturaleza Ambiental Cañada Real y al Monasterio de
Piedra". Todo a cargo del Estado. También han invertido el dinero público
en folios "DIN A4 80 mgr", fotocopias o "lote de orlas". En
cuanto a los gastos de culto, los financian igualmente las arcas públicas, de
las que han salido 5.200 euros anuales para la celebración de misas, entre
ellas, algunas en honor al bando
franquista. Los monjes han comprado para la liturgia
"lamparillas de cera, botellas de cera líquida y velones" con ese
dinero.
Pero no solo tienen cubierto
el funcionamiento, también es el Estado el que se encarga
del mantenimiento de la abadía, la basílica, la escolanía, la
hospedería, la gran cruz y la explanada. Cualquier desperfecto, obra o
remodelación se paga con dinero público. Se emplean unos 250.000 euros públicos
anuales de media: desde el mantenimiento del funicular que no funciona (más de
100.000 euros en tres años), conservación de los brazos de la cruz (22.000
euros), reparación de cornisas de la Abadía (11.610 euros) o la enfermería para
los monjes (45.000 euros).

Respecto a la fundación creada
por Franco que gobierna el Valle, el informe de expertos
encargado en 2011 por José Luis Rodríguez Zapatero ya evidenció que
tenía apariencia de fundación pero no lo era: sus ingresos provienen del Estado
y gestiona bienes del Estado, de modo que debería ser un Real Patronato, no una
fundación público-privada, que propicia mayor opacidad. También recomendaba
renegociar el convenio con la Iglesia respecto a los monjes benedictinos por
"anacrónico", ya que debería distinguir y separar las labores de
culto de las civiles.
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