En
plena tragedia de la DANA en València, mientras miles de familias lo
habían perdido todo, el gobierno de Carlos Mazón (PP) pidió a la
gente que hiciera donaciones “solidarias” a una cuenta abierta
por la Generalitat en el Banco Sabadell.
Se
recaudaron 12.317.471,70 euros. Dinero de ciudadanos y pequeñas
empresas que creyeron estar ayudando a las víctimas. Aquel dinero
debía destinarse “íntegramente” a los damnificados, según los
comunicados oficiales.
Un
año después, nadie sabe dónde está ese dinero.
No aparece en el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana, no se refleja en los presupuestos, y ningún conseller o portavoz ha aclarado su destino.
Para
gastar donaciones públicas, la ley exige un trámite: una resolución
de generación de crédito que debe publicarse oficialmente. En 2021
se hizo con las donaciones del COVID. Con la DANA, no hay ni rastro.
El
dinero lo gestionaba el Banco Sabadell, que además prometió donar
un euro adicional por cada euro recibido, con un mínimo de 500.000
euros. En total, unos 15 millones de euros disponibles para ayudar a
las víctimas.
Pero
ni Hacienda, ni Transparencia, ni la Vicepresidencia de Recuperación
contestan ya a los medios. Han cortado toda comunicación desde que
elDiario.es
preguntó directamente qué se había hecho con esos fondos.
En
marzo, el gobierno de Mazón filtró a El Español que el dinero se
destinaría a autónomos y microempresas, gestionado por ATA, Unió
Gremial, Confecomerç y la Cámara de Comercio.
Cuando se les ha preguntado, todas han negado saber nada.
“No
gestionamos dinero público.” “No hemos oído hablar de ello.”
Son las respuestas de las entidades que supuestamente estaban al frente del plan. Ni rastro del proyecto. Ni una reunión. Ni un euro transferido.
Los
únicos programas de ayuda que existen —bonos comercio y ayudas al
pequeño comercio— se financian con presupuestos ordinarios de la
Generalitat y fondos de la Diputación, no con las donaciones
ciudadanas.
Conclusión:
las donaciones ciudadanas desaparecieron. No hay trazabilidad, ni
resolución, ni fiscalización. Un año después, las víctimas de la
DANA siguen esperando que alguien les diga dónde fue su dinero.
Mazón
maneja un presupuesto de 31.000 millones de euros, pero pidió
donaciones personales para cubrir lo que debería cubrir el Estado.
Luego, ocultó su destino.
Cada
euro no rendido es una mentira sobre las ruinas de Paiporta, Orihuela
o Alzira.
El barro ya no está en las calles: está en los despachos.
Dónde
está el dinero, Mazón.
Porque cuando una tragedia se convierte en negocio político, deja de ser catástrofe y pasa a ser saqueo.
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¿Dónde está el dinero, Mazón?
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