viernes, 31 de octubre de 2025

 



Valentin Tomé

Cuando comenzó la Guerra era capitán de la Legión y en seguida se puso al servicio de los sublevados. Tanto mató que dijo más tarde: “En 1939 yo era igual que una fiera violenta. Quien me cambió el carácter fue María Teresa”. María Teresa Bosch Carbonell era una señorita de la burguesía catalana. La conoció en 1940 en Barcelona, donde el militar pelirrojo entraría con el tercio fascista del general Yagüe, al que había acompañado en tantas carnicerías. Un año más tarde ambos se casarían.

Una década después de aquello, fundará una estirpe que dominará el ámbito editorial español y una industria cultural que abarca televisión, radio, periódicos, agencias de comunicación, inversiones financieras y un equipo de fútbol.

Él, que no había leído un libro en su vida según su propia confesión, fue el primer editor en España, creando en 1952 el premio literario aún hoy más prestigioso mediáticamente. En un país con, en aquel momento, un analfabetismo cercano al 56%. Mucha gente, al igual que él, no los leía pero los compraba como signo de distinción social.

La única condición necesaria no escrita impuesta por el exlegionario José Manuel Lara Hernández, nombrado marqués del Pedroso de Lara en 1994, para recibir el Premio Planeta es no hablar mal de todo aquel contexto que forjó su gloria: el Golpe Militar y la posterior dictadura.

Bien lo sabe el gran cronista de Extremadura, Víctor Chamorro, dos veces finalista del Premio (con El santo y el demonio (1963) y El adúltero y Dios (1964)), pero al que le fue negado en ambas por no cumplir con esa condición en sus novelas.


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