¿Qué
harías tú por volver con quienes amas? ¿Caminarías miles de
kilómetros? ¿Cruzarías montañas, desiertos y tormentas de nieve
sin descanso? Bobbie lo hizo
y demostró que el amor de un perro puede atravesar montañas,
nevadas y continentes. Que cuando el corazón guía el camino, ningún
hogar queda demasiado lejos.....
Y su viaje sigue conmoviendo al mundo, un siglo después.
En agosto de 1923, la familia Brazier, de Silverton (Oregón), emprendió un viaje en automóvil hasta Wolcott, Indiana, acompañados de su perro Bobbie, un cruce de Scotch Collie y English Shepherd de dos años. Eran más de 4.100 kilómetros en caminos de tierra y sin mapas modernos.
Pero a pocos kilómetros de su destino, en una parada de gasolina, Bobbie fue atacado por tres perros y huyó despavorido. La familia lo buscó durante días, publicó anuncios y recorrió la zona, pero sin éxito. Con el corazón roto, regresaron a Oregón sin él.
Seis meses después, en febrero de 1924, una de las hijas Brazier salió del café familiar en Silverton y vio algo imposible caminando por la calle: era Bobbie. Estaba flaco, con las uñas gastadas hasta la carne, el pelaje lleno de barro… pero había vuelto a casa.
Bobbie había recorrido más de 4.100 km a través de las Grandes Llanuras, las Montañas Rocosas y ríos helados, guiado solo por su instinto. La Oregon Humane Society investigó su historia y confirmó su autenticidad tras recibir cartas y testimonios de personas que lo habían visto, alimentado o cobijado en su ruta.
La noticia se volvió nacional. Bobbie recibió medallas, protagonizó una película muda y fue homenajeado por más de 40.000 personas en Portland. Cuando murió en 1927, a los siete años, Rin Tin Tin colocó una corona en su tumba.
Hoy una estatua y murales en Silverton recuerdan su hazaña.
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