Bárbara
Rey y la tele valenciana donde todo empezó
"Hubo
un día en el que la cadena podría haber hecho saltar todo por los
aires, y contribuir a la salud democrática, pero en lugar de eso
acató órdenes intolerables".
Por
Mariola
Cubells
Periodista
20/12/2021
ElHuffPost
A
ver, desde este periódico, con el que colaboro desde que arrancó,
hace ya nueve años, nos vais a perdonar la petulancia, pero tenemos
que decirlo: antes de que el ex director del CNI, Alberto Saiz, le
contase a
mi querido
Gonzo en Salvados,
el pasado noviembre, que la tele valenciana había salvado España al
darle un programa a Bárbara Rey, nosotros
ya lo habíamos explicado aquí,
el 17 de agosto de 2018.
Y
es que resulta que yo trabajaba en aquel momento en Canal 9, en la
misma productora de Tómbola,
Producciones 52 (donde Bárbara tuvo el primer altercado importante
con el CNI) y tenía, además, un puñado de compañeros en
Trivisión, la productora que finalmente realizó ese mítico
programa de cocina para supuestamente pagar a la vedette por
los servicios prestados y comprar de paso su silencio.
Así
que, tengamos claro que fue en Valencia, cómo no, donde empezó
todo. Hubo una tele autonómica, Canal 9, cómo no, que se prestó a
este juego sucísimo y turbio. Hubo un día en el que la tele pública
valenciana (en aquel momento gobernada por Eduardo Zaplana, que
también gobernaba la Comunitat Valenciana) podría haber hecho
saltar todo por los aires, y contribuir a la salud democrática, pero
en lugar de eso acató órdenes intolerables.
Canal
9 podría haber hecho historia de verdad aquel 23 de julio de 1997,
pero para bien, no para seguir ensuciando el mundo. Estos días
colegas de aquellos tiempos, que estuvieron presentes, y yo,
recordábamos aquellos momentos infames (televisivos y
extratelevisivos), y no sabíamos si reírnos o llorar.
Qué
mierda de tele hicimos, qué penoso el papel de nuestros gobernantes
aquellos años, qué dinero tan malversado, qué negocios tan
oscuros, qué profesionales tan lamentables…
Vamos
a resumir aquel momento histórico, venga:
Canal
9: Tómbola y
Bárbara Rey
Julio
de 1997. Tómbola invita
a Bárbara Rey. Semanas antes se había producido un robo extraño en
su casa: habían desaparecido documentos y cintas con audios
comprometedores para el Estado que Bárbara guardaba en una caja
fuerte. Ella denunció el robo, acusó a Colón de Carvajal, se le
dio voz en algunos programas más desenfadados... La noticia se
cubrió también en los informativos de algunas cadenas, sobre todo
en Telecinco (nunca en TVE), aunque en ningún momento se citó al
rey. Recuerdo a Juan Pedro Valentín hablando de una “alta
personalidad del Estado”.
El
caso es que uno de esos jueves de Tómbola, Jesús
Mariñas habló del robo, de la denuncia, de Colón de Carvajal, y
entonces Bárbara Rey llamó al teléfono de aludidos y bla
bla bla.
-Bueno
Bárbara, pues a ver cuándo vienes aquí y nos lo cuentas todo con
detalle, le vino a decir en directo el presentador Ximo Rovira.
-Pues
cuando vosotros queráis, le vino a contestar la vedette,
calculando mientras tanto cuánto le quedaría neto después de
impuestos.
Al
acabar, en la reunión de contenidos, la directora del programa,
Carmen Ro, y su equipo decidieron invitar a Bárbara para el programa
de la semana siguiente. Pactaron el caché, 12.000 euros (dos
millones de pesetas entonces) y producción se dispuso a organizar el
viaje.
Durante
toda la semana, Canal 9 bombardeó con promos con la presencia de
la vedette.
Iba a ser un bombazo, claro. ¿Se preguntó algún directivo de la
cadena, algún miembro del parlamento valenciano de dónde iba a
salir ese plus de dinero que sin duda iba a cobrar Bárbara Rey? ¿Nos
preguntamos los profesionales que entonces trabajábamos en la cadena
si aquello era tolerable? Evidentemente, no.
Nosotros,
en la tele, nos reíamos un poco incluso, creo recordar. Mandaba
entonces Eduardo Zaplana y nada hacía pensar que un día podría
ingresar en la prisión de Picassent (Valencia) por blanqueo,
cohecho, prevaricación y malversación.
En
aquel momento yo trabajaba para la misma productora que
hacía Tómbola,
Producciones 52, la misma que produjo De
tú a tú,
aquel programa que Nieves Herrero perpetró en Antena 3 sobre el
asesinato de las niñas de Alcàsser. Su marido entonces, Ángel
Moreno, era el dueño de la productora. Trabajábamos codo con codo,
ellos en Tómbola y
yo en un programa infame que se llamaba Parle
vosté, calle vosté (Hable
usted, calle usted),
con famosos de cuarta y quinta fila como el Padre Apeles.
¿En
realidad a qué venía Bárbara Rey? ¿Qué iba a contar? ¿Se lo
preguntaba de verdad alguien? La verdad es que no. Se la invita
porque está en ese momento de plena actualidad. Tras el robo había
ido diciendo, sin decir, algunas cosas, y la idea de ponerla allí,
en el sofá, al lado de Ximo Rovira, era un “pelotazo”, como me
contó el propio Ximo Rovira, a quien llamé para preguntarle qué
recordaba. Con la amabilidad de siempre, me lo contó.
“Ella
era el sofá (expresión que se usa en la tele para definir al
personaje principal invitado). Era un pelotazo traerla, teníamos
claro que el tema estaba controlado, que los límites estaban claros.
Cuando hablé con ella por teléfono, para la previa, me pareció una
mujer con miedo, y creo que con la entrevista que quería darnos se
sentía protegida. El mismo día, por la mañana, la directora
Genoveva Reig nos citó en su despacho a la dirección del programa y
a mí. Allí nos trasladó la consigna inquebrantable de que esta
señora no podía venir al programa. Una llamada, una instancia de
muuuuuuuuy arriba, nos dijo, había dado la orden”.
Los
responsables del programa insistieron, le dijeron a Reig que no
entrarían en detalles, que no habría ninguna bomba, y que si
patatín y que si patatán. Pero ellos no sabían aún que Genoveva
obedecía a la primera una orden de su jefe (querría saber si ha ido
a visitarlo a la cárcel, por cierto), sin rechistar y sin replicar.
Su jefe era Zaplana, efectivamente.
Así
que salen del despacho de dirección con el marronazo de tener que
llamar a Bárbara y decirle, ‘mira guapa, que no, que no subas al
avión, que nadie te va a dar vela en este entierro ahora’.
Producción
la llama. La vedette está
a punto de salir hacia el aeropuerto de Barajas. Los billetes los
tenía desde hacía días. Eran tiempos sin AVE, sin internet, sin
móviles. Se pone como loca y le dice a la compañera de producción
que la llama que le da igual todo, que ella va a coger el avión sí
o sí. En el mismo aeropuerto, un par de periodistas la abordan y
ella les cuenta, visiblemente contrariada: “No me dejan salir esta
noche en Tómbola,
pero yo voy a ir a Valencia de todos modos, porque soy una
profesional”. Minutos después atraviesa la puerta de embarque.
Cuando
Bárbara llega a Valencia va directa a Canal 9. La están esperando
los compañeros de producción, incluido el productor ejecutivo Ángel
Moreno. La llevan a la zona de camerinos por la puerta de atrás,
para evitar fotógrafos. Una vez dentro la dirigen a una sala donde
le vuelven a explicar la nueva situación.
-Mira
Bárbara, es que no puedes participar. Las órdenes son tajantes. Si
apareces un solo segundo en pantalla se acaba la emisión, le dice
Moreno.
Ella
entra en combustión. Alaridos. Amenazas de irrumpir en el plató.
“Estaba
fuera de sí cuando el programa arrancó. Nos temíamos cualquier
cosa. Tuvimos que llamar a seguridad y decirles que acudieran a la
puerta del plató por si acaso. No habíamos vivido una situación
tan tensa jamás”, recuerdan en producción. El sofá ese día se
quedó vacío.
“Por
el pinganillo me dicen que Bárbara está allí, en la tele, y que
había problemas, que ella había ido allí con un contrato y que
quería entrar en el plató”, recuerda Rovira.
La
dirección del programa no lograba apaciguarla, ellos argumentaban y
ella que no y que no. Le aseguraron que cobrar iba a cobrar igual.
Cuando Moreno le puso el talón encima de la mesa, la vedette se
calmó un poco. “Ella ha contado que no teníamos intención de
pagarle, pero no es verdad: si el contrato lo hubiera incumplido
ella, quizá podríamos haberlo evitado, pero como la culpa era
nuestra, los dos millones se le pagaron sin problemas”, cuentan
desde la productora.
Voy
a recordar aquí, por si de pronto lo habéis olvidado, que esos dos
millones de pesetas tirados a la basura salieron de los impuestos de
todos los valencianos. Canal 9, queridos míos, era una cadena
PÚBLICA.
A
la puerta de aquella sala donde se atrincheró la vedette,
y en la que había una tele encendida con el programa en emisión,
llegaron dos tipos, dos pesos pesados de las altas instancias. Altos
cargos de la Generalitat. Ninguno de mis colegas ha podido recordar
quiénes fueron exactamente. De hecho, cuando he insistido para ver
si hacían memoria, me han venido a decir: qué pesada eres, cómo me
voy a acordar de eso que pasó hace 21 años...
Fueron
esos dos desconocidos, que la invitaron a abandonar la tele, los que
consiguieron que la vedette,
al cabo de unas horas, cuando acabó el programa (tengamos en cuenta
que Tómbola duraba
cuatro horas, también fuimos pioneros en eso), saliera, se subiera a
un taxi y se fuera al hotel. En la puerta contó la historia de su
veto en Canal 9 a los periodistas a los que ella misma había
convocado. Y anunció: esto no va a quedar así.
Un
programa de cocina para Bárbara
Dos
años después de este altercado, Bárbara Rey, que no sabía
diferenciar un consomé de la confitura de cerezas, se puso al frente
del programa de cocina En
casa de Bárbara, también
en Canal 9. Dato: pese a que los colaboradores del programa me
cuentan que, efectivamente, no sabía cocinar, en algún sitio he
leído que la actriz murciana le hacía paellas al rey emérito en su
casa de Boadilla del Monte, primero, y de la Moraleja, después. Ni
de coña, me cuenta el guionista, el realizador y el tipo que de
verdad cocinaba. Cuando Bárbara se enfadaba por algo, porque faltaba
sal, o por lo que sea, gritaba: ”¡Que venga el director general!”.
Las estrellas son así.
Mi
colega, el
cómico de relumbrón Eugeni
Alemany,
empezó su andadura como guionista de televisión en ese
programa. “En
realidad era ayudante del guionista. Y tengo que decir que es el
programa en el que más he currado en toda mi vida por la cantidad de
secciones que hacía…”.
Una
de ellas: escribir las cartas que se supone que tenían que enviar
los espectadores, cosa que no sucedía, allí nadie enviaba nada. Así
que las cartas se usaban también para introducir un elemento que se
necesitaba narrativamente.
“Me
las inventaba, claro. Un día era una señora de Gandía, otro un
fontanero de Castellón, y yo metía mis cositas y las hacía
creíbles. Por ejemplo, si ese día teníamos que usar besugo, yo me
hacia pasar por alguien a cuyos primos les gustaba mucho el besugo, y
preguntaba qué podía hacerles para cenar… Bárbara las tenía que
leer en antena y yo no sé si llegó a sospechar algo, pero algo se
debía oler porque el sobre era siempre el mismo…”,
apunta Eugeni, a quien la vedette le
dio su alternativa audiovisual. “Un
día salí a hacer un personaje, un fontanero, y no lo debí hacer
mal porque ella en persona me dijo ‘eres muy gracioso y tienes
mucha vis cómica’, y hostia, que te dijera eso Bárbara Rey… Era
una diva, sí, pero muy entretenida. No me extraña que el rey se
enamorara”.
Pero
sigamos con el tema. En su conjunto, la cadena PÚBLICA desembolsó
cinco millones de euros en aquel espacio que estuvo cinco años en
antena. Y sí, tal
y como ha reconocido el exdirector del CNI,
ese programa de cocina se le dio para mantenerla contenta y para
callarle la boca. Fue Zaplana, claro, cómo no, el que recibió la
petición y el que le dio la orden a la dirección de la tele, que a
su vez le pasó el encargo a la productora citada.
El
programa se inició en el año 2000, con Zaplana en el poder, y
siguió hasta 2005, tiempo durante el cual hubo dos presidentes de la
Generalitat más: José Luis Olivas y Francisco Camps, así que...
Sí, los tres están inmersos en procesos judiciales y condenados en
algún caso que ya conocemos. También hemos sido pioneros en eso.
Pese
a que Ximo Pérez, el dueño de Trivisión, la productora que se hizo
cargo del programa, es muy colega mío y siempre nos hemos hecho
confidencias televisivas, cuando hace unos años le pregunté
directamente por este asunto, no logré sacarle la frase rotunda,
“sí, me llamó Zaplana en persona para pedirme ese favor”, solo
emoticonos e ironías. Pero yo, que soy muy lista interpretando
sarcasmos y frases a medias, puedo decir que sí, que SÍ, que
efectivamente fue un favor que el ínclito Zaplana le hizo a la Casa
Real, atendiendo a una velada petición.
Dato:
En 2012, cuando Canal 9 estaba en estado terminal y las reposiciones
eran la única alternativa, la cadena sacó del cajón, 12 años
después de su primera emisión, el programa de cocina de Bárbara
Rey (esta
crónica de Mikel López Iturriaga lo explica bien).
La
manera de cocinar había cambiado radicalmente, y la manera en que la
tele abordaba la cocina, también. Además, Bárbara Rey hacía
menciones a asuntos de actualidad, futbolística, social, que en 2012
estaban completamente demodé. Pero eso daba igual: Canal 9 tenía
que rellenar y aquello era una buena opción. Fue tan patético en
ese momento como lo fue en su momento, todo hay que decirlo.