Cintora:
"Un alto cargo del
Gobierno me confesó que el
'príncipe de las
tinieblas' le
exigió el final de mi
programa"
Público
24/07/2022
MARÍA
JOSÉ PINTOR
El
periodista Jesús Cintora lleva justo un año sin trabajo,
desde el día en que la Corporación de RTVE decidió retirar su
programa Las cosas claras de la parrilla. Y, en
una fecha tan señalada, habla para Público sin pelos en la
lengua, herido, pero consciente de lo que se juega y del peligro que
eso conlleva. Desde la cancelación del espacio, hace ya doce meses,
sigue en el paro, aunque, eso sí, ha escrito su libro No
quieren que lo sepas, que le ha permitido encontrarse
con su audiencia. Asegura que en este tiempo nadie le ha llamado para
ofrecerle un proyecto. Lamenta que, mientras sigue en el paro, hay
quien mantiene programas de máxima audiencia y mucho poder a pesar
de difundir bulos y relacionarse con las cloacas.
Mientras
la mala práctica profesional de algunos periodistas, aunque sean muy
visibles, desprestigia de forma injusta a todo un colectivo,
profesionales de la comunicación como Jesús Cintora se han
visto abocados al desempleo por presiones del poder. Así, reconoce a
Público que: "Un alto cargo del Gobierno me confesó que
el príncipe de las tinieblas [Mauricio Casals]
le exigió el final de mi programa".
Tiene
tanto que decir que apenas se le puede preguntar. Cintora no
reclama visibilidad, e incluso se piensa si aceptar esta entrevista
para Público.
Pero
una vez que lo hace, no lo puede remediar, es el dueño del plató.
Apenas escucha preguntas, casi ni deja terminarlas, porque sigue con
su argumento y discurso. Si le llamas, cuenta, pero sin pausa. No
importa. Un periodista herido, que tanto sabe y con cosas que aún
calla y se intuyen, es más interesante que nadie. Dar la palabra a
quienes dignifican la profesión, cada uno con su talante, carácter,
luces y sombras, pero siempre dentro de la decencia profesional, es
ahora un objetivo para nuestro medio con la que está cayendo.
Pues
curiosamente no. Pero quiero poner en valor que llevo 26 años en la
profesión. Empecé en la SER,
en Soria. Conseguí unas prácticas de becario y me pusieron a
presentar un magazine
en
verano, yo era un chaval de pueblo. Además, es un pueblecito que
tiene una mezcla, porque está en la frontera entre Aragón, Navarra,
Castilla y León y La Rioja. Allí, el acento no es precisamente muy
suave. Me pusieron un micrófono y, hay que decirlo, era un chaval de
pueblo que hablaba como los de pueblo, y sigo hablando bastante como
los del pueblo. Al principio, me recomendaron que me dedicara a estar
en un despacho porque no era un buen locutor, y a los pocos años
estaba con Gabilondo. Pero fue todo a fuerza de trabajar muchísimo
Sí,
es curioso que después de haber estado 26 años en la profesión,
ahora mismo esté en paro. He llegado a la conclusión de que se me
han cerrado puertas, y que se me han ido cerrando aun más tras haber
hecho un periodismo ciudadano que contaba lo que le afecta a la
gente. Si sube la luz hay que contarlo, pero también hay que hacerlo
si hay un jefe del Estado con dinero en el extranjero.
Me
he planteado por momentos hasta dejar la profesión, o buscar otro
registro o dejarlo por un tiempo. Incluso irme de España. Pero sigue
habiendo mucha gente que viene a las presentaciones de mi libro, que
me saluda con cariño por la calle. Gente, además, de ideologías
muy diversas que me dice "veíamos tu programa, era un
programa en el que había gente de todas las tendencias políticas".
Y es que contaba las inquietudes que le importan al ciudadano.
Entiendo que para un gobierno esto puede ser molesto. Pero las cosas
siguen pasando, y el emérito sigue impune en el extranjero.
En
el último programa de 'Las cosas claras', Antón
Losada dijo que
"no hay nada más peligroso en
España que hacer periodismo, ser
independiente y que
la gente te vea". ¿Eso es lo que ha pasado
con su
trayectoria?
Sí,
es cierto que eso lo he vivido, pero no solo yo. Los que hemos estado
en programas de televisión en los que logramos sumar audiencias,
hemos tenido problemas para seguir adelante. Yo viví la experiencia
de Las mañanas de Cuatro, y mira lo que ha ocurrido en este
país a partir del año 2014. Hasta ahora sabemos una mínima parte
de lo que realmente ha ocurrido. Solo conocemos la punta del iceberg,
de los movimientos para quitar a personas molestas, también a
periodistas. Hubo amenazas serias para que mi programa no estuviera y
me quitaran de en medio.
¿Alguna
vez le llamaron de un despacho para llamarle
la atención, un aviso
para que supiera que se la estaba
jugando?
A
mí nunca en la vida me han llamado de un despacho para decirme que
algo que denuncié fuera falso, o que tenían que retirar el programa
porque me había equivocado o porque hubiera un pleito o un problema
con la Justicia. Y puede ocurrir que te equivoques porque un programa
diario tiene sus dificultades. Pues nunca jamás ocurrió.
Pues
parece que quienes sí cometen errores o mala
práctica profesional
mantienen sus programas...
En
este país lo que es muy burdo es que haya periodistas que cuentan
una información falsa con la que podían destruir a personas, que
dicen una falacia tan gorda como denunciar que alguien tiene una
cuenta en el extranjero y es mentira y siguen ahí. Ahora mismo hay
quien se ha reunido con las cloacas, con gente como Villarejo, cuando
ya se sabía entonces en qué andaba el excomisario, que sabían que
manejaban información defectuosa, que ya se conocían los
movimientos sucios que había dentro de la Policía, pero ahí están,
y yo en el paro.
Hablamos
entonces de las conversaciones entre
Villarejo y Ferreras y la
acusación falsa contra Pablo
Iglesias que se lanzó a través de
Inda desde La Sexta
Ese
caso y otros. Movimiento sucios. Y yo sé que contando esas cosas
corro un peligro, lo sé, es gente muy peligrosa. Pero en este país
hay quien se ha reunido con las cloacas, ha traficado con información
defectuosa y tiene hasta mando en plaza. Pero mientras otros estamos
en el paro a pesar de no habernos vinculado con ningún Villarejo, ni
con ningún espía, ni con nadie relacionado con aparatos
parapoliciales. Porque una cosa es hacer una entrevista para obtener
información y otra cosa es ya vincularte y relacionarte con gente
que se sabe que está en las cloacas.
¿Le
sorprendieron los audios entre Villarejo, Ferreras
y Casals?
No
me sorprendieron, porque se sabía hace tiempo que existían estas
grabaciones y que había estas reuniones. No fue cosa de un día.
Determinadas prácticas por parte de algunos de los personajes son
perfectamente conocidas en el oficio. Por ejemplo, un alto cargo del
Gobierno me confesó que el príncipe de las tinieblas le
exigió el final de mi programa. Pero además con una actitud
chulesca, amenazante. Esto me lo contó a mí un cargo altísimo del
Gobierno.
¿Y
por esa exigencia del 'príncipe de las tinieblas' le
echaron?
Esa
es la otra parte. Si se hizo caso o no. Porque contra el defecto de
pedir existe la virtud de no dar. Lo que no sé si esa exigencia fue
un factor determinante o hubo más. Pero eso ocurrió y así me lo
contaron.
Todo
esto ha dejado a periodistas como usted sin
trabajo. También
desprestigian al periodismo y ha
generado una falta de confianza por
los buenos
periodistas. ¿Tiene esperanza esta profesión?
No
acepto que se diga que todo el periodismo está desprestigiado, no
vamos a pagar justos por pecadores. A todos no nos han pillado
diciendo "es muy burdo, vamos con ello pero es muy chungo".
Ni aparecemos en audios con un jiji jaja con Villarejo cuando
ya se sabía lo que movía fuera de la ley. No, no todos somos ni
príncipes de las tinieblas ni sus pajes. Hay quien escribe libros
con negros, aunque sea una expresión horrible, pero mis
cuatro libros, que quede claro, los he escrito yo.