Un
paso al frente
¡Quién fuese cura…o chino!
Teniente Luis Gonzalo Segura
31-10-14
Público
En los últimos tiempos hemos asistido a confesiones como las que se han producido en el
Ejército chino, en el que la corrupción ha alcanzado a su número dos. También hemos vivido procesos reformistas como el que se lleva a cabo en la Iglesia Católica, en la que el Papa Francisco ha sido catalogado como santo por Elton John en unos halagos más que justificados —a mi entender— por la enorme batalla que ha comenzado.
¡Quién lo diría! Jamás hubiese pensado que el Ejército chino o la Iglesia Católica serían paraísos avanzados inalcanzables para el enrocado Ejército español. Aquí seguimos sin un alto mando afectado por corrupción en los últimos 25 años, que han sido los de la corrupción sin límites…
En nuestras Fuerzas Armadas, los casos de corrupción se suceden a pesar de la fuerte censura en los medios de comunicación, que los van contando con mucho cuidado y sin darles excesiva cobertura.
La
auditoría en Getafe, publicada en septiembre, creo que es bastante esclarecedora: 600.000 euros anuales sin ingresar en el Tesoro, desvíos de fondos públicos, unos 500.000 euros anuales sin justificar, contratos inflados (en cantidades de hasta medio millón de euros), concursos amañados, comensales fantasma, 2.400 kilos de embutidos o sospechosos atracones de aceite y pan que encubrirían compras de 360 botellas de vino, 456 de cerveza, 252 de cava o 160 de alcohol de alta graduación. Total, nada, pequeñas minucias. El caso de las mudanzas en las que se imputaron a casi 50 mandos no resultó un escándalo, aunque lo realmente grave era que debería haber casi 2.000 imputados, pero hubo un
acuerdo con la Fiscalía. Así, la institución sale menos dañada, ya se sabe.
Casos similares se podrían encontrar en los tres ejércitos si se hiciera una auditoría en ellos, pero los altos mandos se niegan a tal concesión, aunque la misma casa real de la mano de Felipe VI haya iniciado ese camino y prometa una auditoría externa y pública anual. Si nos vamos a la Armada, en ella se ha descubierto recientemente un
alijo de cocaína de 127 kilos —más 20 kilos que se vendieron en Miami— en el buque
Juan Sebastián Elcano. Lo peor del caso es que ni siquiera los descubrimos nosotros, porque nuestros controles internos son casi inexistentes, sino que fuimos avisados por las autoridades norteamericanas.