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sábado, 30 de septiembre de 2023

 Juan Pablo I, el Papa que murió 33 días después de asumir y la mentira del Vaticano que fomentó teorías de asesinato




Dos monjas encontraron el cadáver de Juan Pablo I en su

 dormitorio durante la madrugada del 29 de septiembre de

 1978, pero la Santa Sede falseó lo que había ocurrido. Por

 años, se sucedieron las hipótesis de envenenamiento para

 evitar su investigación sobre la corrupción financiera en el

 Vaticano. La “confesión” de un sicario y los antecedentes

 de salud de la familia del “Papa de la sonrisa”

Infobae


Miguel Frías

28-9-23

El 29 de septiembre de 1978, la noticia-bomba vaticana sacudió a la feligresía católica mundial: Juan Pablo I, el Papa de la sonrisa, acababa de morir, a los 65 años, 33 días después de haber asumido. Un pontificado relámpago. La información era que un infarto de miocardio había fulminado a Albino Luciani en su cama durante la noche del 28 y que un sacerdote, su secretario personal, había encontrado el cuerpo. Esta fue la versión oficial. Falsa, o en parte falsa. Días después se filtró un dato que invalidaba al parte del 29: el cadáver había sido descubierto, en realidad, por dos monjas que entraron de madrugada en los aposentos papales y encontraron al cadáver con los anteojos puestos y la luz encendida. No mentirás: aquella pecaminosa falsedad informativa inicial, tuviera la motivación que tuviera, desató una tormenta de sospechas: intrigas palaciegas, teorías conspirativas e hipótesis de magnicidio alimentadas luego por libros, películas -entre ellas, “El Padrino III”, ficción que se adelantó a la era de la posverdad- y hasta por un supuesto sicario que se autoincriminó con ostentación. El misterio quedó enterrado en las Grutas Vaticanas, debajo de la basílica de San Pedro, junto con el cuerpo embalsamado -sin autopsia previa- de Juan Pablo I. Amén.

Volvamos a la información oficial. El Papa -el último italiano, hasta el momento- se sintió mal durante la noche del 28. Uno de sus asesores, Diego Lorenzi, le aconsejó que consultara a los médicos. Pero el sumo pontífice no quiso molestar ni alarmar a nadie. “Antes de acostarse, mandó llamar al arzobispo de Milán, el cardenal Colombo. Hablaron de la sucesión en Venecia, cargo que Juan Pablo I había dejado vacante. Mantuvieron una conversación larga, discreparon sobre el candidato. Después, el Papa se retiró a su cuarto, y poco más puede saberse. Sufrió un ataque al corazón tan fuerte que no tuvo tiempo ni de tocar el timbre que tenía al lado de la cama”, sostuvo Giovanni Maria Vian, autor del libro “Juan Pablo I, el Papa sin corona. Vida y muerte de Juan Pablo I”. Según el relato vaticano, el irlandés John Magee, secretario personal de tres Papas -Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II- fue el que descubrió el cadáver. Recién diez años después, Magee reconoció en una entrevista con la revista religiosa “30 Giorni” que eso no era verdad. Ya en el siglo XXI, en 2009, volvió a ser noticia pero no por éste asunto sino por la acusación de haber encubierto a curas pedófilos: Magee debió renunciar al obispado de la diócesis de Cloyne, Irlanda

Durante la madrugada trágica de 1978 -el año de los tres Papas: Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II-, sor Vincenza Taffarel, monja enfermera, dejó, como lo había hecho desde la asunción de Luciani, una tacita con café humeante para que él lo tomara al levantarse. A las 5.45, hora en que el Papa bebía el primer café del día, el seguía pocillo ahí, sin que nadie lo hubiera tocado, enfriándose. Lo mismo que ocurría, al otro lado de la puerta, con el cuerpo de Juan Pablo I. Preocupada, Taffarel buscó a sor Margherita Marin, otra de las cuatro Hermanas de María Bambina que servían en el piso papal. Llamaron a la puerta. Nadie respondió. Entraron. “La luz de la habitación estaba encendida, el Papa estaba en la cama, con las gafas aún apoyadas en la nariz, con papeles en el regazo, como si se hubiera quedado dormido mientras leía. Parecía estar durmiendo con una expresión serena. Lo llamamos varias veces pero no respondió. Estaba inmóvil. Así que corrimos a buscar a las secretarias, que llegaron inmediatamente. Lo tocaron, estaba frío. Luego los médicos lo declararon muerto”, le relató Marin a la revista “Famiglia Cristiana” en 2022, año en que Juan Pablo I fue beatificado. Era la única sobreviviente de las monjas que asistieron al Papa la madrugada fatal. El médico que constató el fallecimiento, Renato Buzzonetti, calculó que la muerte había ocurrido alrededor de las once de la noche.

Margherita, que en aquel momento tenía 37 años, también narró la jornada previa, transcurrida, según su perspectiva, sin alarmas ni, mucho menos, indicios tanáticos. “El Papa había trabajado intensamente todo el día, como siempre. Estaba leyendo y escribiendo mucho. Preparaba un documento para los obispos y practicaba su italiano para algunas audiencias que estaban programadas. Esa tarde, como era su costumbre, había rezado con nosotras. Cada una de las Hermanas teníamos nuestra tarea. Yo me encargaba de los preparativos para la celebración litúrgica de la mañana, en la que participábamos con él. Así que antes de despedirnos, me preguntó qué misa le iba a preparar al día siguiente. Le contesté que la de los Santos Ángeles Custodios. Sonrió y se fue a su habitación. Cuando volví a verlo estaba muerto”. Las autoridades vaticanas habían considerado inapropiado que dos o más mujeres hubieran entrado, en ausencia de hombres, al dormitorio papal. Por eso, supuestamente, inventaron que Magee había descubierto el cuerpo. Con la intención de evitar rumores indecorosos, allanaban el camino de las hipótesis de asesinato que se avecinaban.

Mundo bipolar y finanzas turbias

Los dos pontificados anteriores al de Juan Pablo I, el de Juan XXIII y el de Pablo VI, habían sido de cambios, renovaciones y por supuesto de resistencias en la Iglesia, sobre todo a partir del Concilio Vaticano II. La muerte de Pablo VI, el 6 de agosto de 1978, tensó la puja entre sectores conservadores y progresistas. En tiempos de la Guerra Fría y el mundo bipolar, Italia estaba convulsionada por el asesinato de Aldo Moro, ex primer ministro y líder de la democracia cristiana, tras un golpe comando en el que las Brigadas Rojas masacraron a cinco custodios y secuestraron a Moro. En ese contexto asumió Juan Pablo I, de origen humilde, familia proletaria, prometedor del cielo para los pobres, pero defensor cerril del Opus Dei. Una especie de bisagra entre los que no querían un Papa extremadamente conservador ni tampoco uno con simpatías izquierdistas. La osadía de Albino Luciani, para algunos, no iba a ser ideológica sino financiera: tratar de clarificar las oscuras cuentas vaticanas.

Mientras era patriarca de Venecia, en 1972, el Banco Vaticano le había vendido al Banco Ambrosiano, propiedad de Roberto Calvi, la Banca Católica del Veneto, que solía otorgar créditos a bajo interés. El arzobispo Paul Marcinkus, estadounidense, responsable de la administración vaticana, habilitó la operación, sin consultarle a Luciani. En 1978, el Banco de Italia alertó sobre movimientos sospechosos de los fondos del Banco Ambrosiano y promovió la investigación del imperio económico de Calvi: una trama de maniobras financieras turbias que involucraba a empresarios, religiosos, políticos, mafiosos y miembros de la logia masónica P2, fundada por Licio Gelli. La muerte de Juan Pablo I, y la suposición de que quería esclarecer aquellos hechos, despertó sospechas. Cuatro años después, en medio de un escándalo internacional, se derrumbó el Banco Ambrosiano y arrastró a otras entidades vinculadas con el Vaticano. La acusación judicial incluía acusaciones sobre evasión impositiva, desvío de fondos para solventar golpes de Estado y negocios con la mafia. El cadáver de Calvi apareció colgado de un puente en Londres.

Guerra de soldados británicos

Apoyado en las esquiarlas de este escándalo más que en pruebas explosivas, el escritor e investigador británico David Yallop, apodado “el buscador de justicia”, afirmó en 1984 que Juan Pablo I había sido asesinado por su intención de revelar la corrupción financiera en el Vaticano. En el libro “En el nombre de Dios”, sostuvo que el Papa había sido envenenado con digitalina -usada para tratamientos cardiológicos, pero tóxica y potencialmente letal- que le suministraron por orden de Licio Gelli. También acusó a altos funcionarios eclesiásticos de ser sus cómplices: a Marcinkus (que luego de sortear muchas y variadas denuncias a lo largo de su vida murió en Arizona en 2006, a los 84 años), al cardenal John Cody, arzobispo de Chicago, y al cardenal Jean Villot, secretario de Estado del Vaticano. “Marcinkus tenía móviles para el crimen y la oportunidad de llevarlo a cabo”, escribió. El libro vendió seis millones de copias. El Vaticano calificó de absurdas a las teorías de Yallop y decidió contraatacarlas con las mismas armas: un libro de rigurosidad dudosa.

En 1987 el arzobispo John Foley, de la oficina de comunicaciones del Vaticano, contactó a John Cornwell, periodista británico, y le ofreció todas las fuentes necesarias para que escribiera un libro que refutara al del Yallop. Tras esta investigación inducida, Cornwell estableció que Juan Pablo I no tenía una agenda secreta ni intenciones de indagar en las finanzas vaticanas y sostuvo que su pontificado iba camino al fracaso. Hasta retrató a Luciani como un Papa superado por la responsabilidad, débil, desanimado, objeto de desprecio de parte de la curia. En “Como un ladrón en la noche”, incluyó una anécdota, contada por Magee, que ponía a Juan Pablo I al borde del grotesco. Su ex secretario privado sostenía que un día, mientras caminaba por un jardín terraza, el viento le arrancó al Papa las hojas de un documento privado, las hizo volar y flotar a la deriva, hasta que quedaron esparcidas por distintas azoteas. Según Magee, Luciani exclamó: “Dios mío, Dios mío”, se retiró a su habitación y se acurrucó en posición fetal en su cama, vencido por un problema modesto, mientras los bomberos rescataban los papeles.

Cornwell remarcó, además, que el Papa tenía un historial de problemas circulatorios, que sus piernas solían hincharse y que, horas antes de su muerte, se había quejado de dolores en el pecho aunque no quiso que lo revisaran los médicos. En este punto, el autor británico especuló que Juan Pablo I no quería seguir viviendo. “Sólo hizo falta su negativa a ver a un médico y la negligencia de los demás para asegurar el fin que tan devotamente deseaba”, escribió. Distintos sectores, religiosos y laicos, cuestionaron a Cornwell: dijeron que su versión estaba manipulada por cierto sector de la Iglesia y negaron que Juan Pablo I tuviera problemas serios de salud. Según estas opiniones, Yallop y Cornwell eran algo así como dos mercenarios batiéndose a duelo con armas literarias y haciendo trampa.



Boleto al infierno

Durante un tiempo, la disputa entre defensores y refutadores de la teoría del asesinato papal se mantuvo vigente, pero el nivel investigativo no levantó demasiado. Se sucedieron novelas y ensayos -y sobre todo hibridaciones: ficciones basadas en supuestos hechos reales, y viceversa- en torno de la muerte de Juan Pablo I. En “El día de la cuenta”, el sacerdote español Jesús López Sáez insistió con la teoría de que el pontífice fue envenenado con una fuerte dosis de un vasodilatador. El investigador Eric Frattini, autor de “La Santa Alianza”, planteó preguntas: “Si John Magee dijo que el Papa había sentido dolores en el pecho, ¿por qué no se le avisó al doctor (Antonio) Da Ros. ¿Por qué no se dijo que a Juan Pablo I se le habían recetado inyecciones para su problema de baja presión? ¿Quién ordenó la retirada de la vigilancia al Papa y por qué?”.

Pero el libro que más sorprendió fue “When the Bullet Hits the Bone”, de Anthony S. Luciano Raimondi, gangster -y sobrino del legendario mafioso Lucky Luciano- que declamó ser uno de los asesinos de Juan Pablo I. Escribió que había sido parte de un escuadrón de sicarios bajo las órdenes de Marcinkus, del que reveló que era primo, y que recibió una instrucción minuciosa sobre los hábitos de Juan Pablo I, al que envenenaron con una infusión. “Estaba parado en el pasillo, fuera de las dependencias del Papa, cuando se sirvió el té. Había hecho muchas malas cosas en mi tiempo, pero no quería estar allí en la habitación cuando lo envenenaran. Sabía que con su asesinato me compraría un boleto de ida al infierno”.

Según Raimondi, el móvil era frenar una investigación de maniobras fraudulentas en las que estaban involucradas importantes empresas estadounidenses. “Si el Papa hubiera mantenido la boca cerrada podría haber tenido un reinado largo”, aclaró. Luego, en una entrevista con “The New York Times”, fue más allá: “Yo ayudé a matar al papa”. Y agregó que Juan Pablo II mantuvo el silencio y que por eso su papado duró casi 27 años y que su muerte fue por causas naturales, a una edad avanzada. Raimondi, un buen muchacho.


Los hermanos muertos

En 2017, Stefania Falasca publicó el libro “El Papa Luciani. Crónica de una muerte”, en el que analizó la documentación clínica confidencial de Juan Pablo I, información que obtuvo por haber sido una de las impulsoras de la beatificación del Papa. A los textos que precedieron al suyo, incluido el de Cornwell, los llamó “literatura negra” y sostuvo que la hipótesis del asesinato “es la noticia falsa que lleva más tiempo de circulación en el siglo XX”. El material investigado le demostró, según ella, que los médicos no detectaron problemas de salud en los controles de rutina, a pesar de que Juan Pablo I tenía un historial médico como para estar alerta: sobre todo porque hubo varias muertes repentinas en su familia.

Nacido en la localidad italiana de Forno di Canale, Belluno, hijo de un albañil (Giovanni Battista, que en 1913 trabajó en La Plata, Argentina), Albino Luciani creció en una región empobrecida en una época en que pocos hombres superaban los 60 años y las muertes infantiles eran frecuentes. Uno de sus hermanos menores, Federico, murió de muy pequeño; tres hermanos mayores, todos llamados Albino, como él, murieron antes del nacimiento del futuro Papa, que llegó al mundo con el cordón umbilical rodeándole el cuello, lo que puso en riesgo su vida. En uno de los eventos públicos en los llegó a participar como pontífice, Juan Pablo I recordó que su madre solía decirle: “De bebé tuve que llevarte de un médico a otro y cuidarte noches enteras”. El final le llegaría más de seis décadas después, en la cima de su carrera eclesiástica, en la soledad de un cuarto vaticano. Su vida sería más corta que los rumores sobre su muerte.














Colegios religiosos 




Palabras de Óscar Puente en la investidura del mentiroso, engreído y soberbio, como Líder de la Oposición, Alberto Núñez Feijóo






29-9-23

"Donde sí nos metieron, donde sí se metieron y nos metieron a todos, más bien, fue en una guerra sin escuchar a la calle, sobre la base de mentiras. Mentiras sostenidas por el mismo que le marca a usted el paso a día de hoy, que instigó los peores atentados terroristas de nuestra historia y les llevó a fabricar la mayor y más repugnante mentira jamás contada al pueblo español", espetó Óscar Puente refiriéndose sin citarlo a José María Aznar.

"Por la que siguen sin pedir perdón", añadió este martes en la sesión de investidura del Congreso de los Diputados en su intervención tras el presidente del PP, Alberto Núñez-Feijóo.

Una gruesa acusación que devolvía a los diputados la imagen del 11-M y los atentados terroristas que el expresidente Aznar achacó a ETA en un primer momento hasta quedó probado que tras las bombas estuvo AlQaeda. Las palabras de Puente podrían imputar al entonces líder del PP un delito de inducción al terrorismo.







viernes, 29 de septiembre de 2023

 

















La derecha acosa a Óscar Puente y le increpa en el AVE en el que viajaba para la investidura

 

El incidente ha provocado un retraso de tres cuartos de hora el mismo día en el que

 dará de nuevo la réplica a Feijóo en la investidura



ElPlural

J.Herráiz

29-9-23


El AVE de Valladolid con destino Madrid ha salido esta mañana con entre 30 y 45 minutos de retraso. El motivo, un incidente registrado entre varios pasajeros del tren. Uno de ellos era el ex alcalde de la ciudad y actual parlamentario del Partido Socialista, Óscar Puente. El diputado se dirigía a Madrid para asistir e intervenir en el ebate de investidura de Alberto Núñez Fei debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo de este viernes previo a la segunda votación. Dos jóvenes próximos a su asiento, según desgrana la Cadena SER, comenzaron a increparle una vez alcanzó su sitio. Así lo denunció ante el personal del tren y agentes de la Policía Nacional desplazados al lugar. El exregidor, que está previsto que intervenga en la sesión para dar la réplica al candidato, llegó a reclamar que echaran del vagón al autor de las agresiones verbales.

Óscar Puente se destapó el martes como el nuevo killer del Partido Socialista. Fue la estrella del debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo con una intervención ácida, que no sólo rebajó al candidato a niveles de jefe de la oposición, sino que contrarrestó el principal argumento de la derecha para justificar la actuación del líder del PP. Está previsto que tome la palabra también este viernes, en los momentos previos a consumar la derrota de los conservadores, aunque cerca ha estado de peligrar su presencia como azote de los populares. Y es que el ex alcalde de Valladolid se disponía a ocupar su asiento en el AVE que salía desde la localidad castellano y leonesa en la mañana de este viernes con destino a Madrid. Sin embargo, el tren ha llegado a la capital con algo más de tres cuartos de horas después de que dos pasajeros le increpasen, agrediesen verbalmente y grabasen al parlamentario socialista.

Así lo denunció el propio Óscar Puente ante los trabajadores del tren y, con posterioridad, ante la Policía Nacional, que ha tenido que intervenir en el conflicto. El exregidor se disponía a ocupar su asiento cuando este pasajero, próximo a su sitio, perdía los papeles e increpaba con dureza al diputado del Partido Socialista, aun con el tren en la estación de Campo Grande, cuya salida estaba prevista a las 8.45 horas de la mañana de este viernes, aunque su partida no se ha producido hasta pasados casi tres cuartos hora.

Según fuentes policiales, el conflicto se inició cuando este pasajero insultó al político de Valladolid, aunque precisan que sin llegar a la “agresión” física. Por este motivo, el exregidor se ha negado en rotundo a permanecer en el mismo tren que los dos autores de los insultos y ha reclamado a los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que les expulsasen del mismo. Su intervención ha servido para resolver el altercado tras paralizar durante 45 minutos la salida prevista del AVE, que ha reanudado su trayecto toda vez se calmaron las aguas en el vagón donde viajaba el exalcalde. Testigos presenciales consultados por la Cadena SER relatan que ambos han hecho alusión a su vida personal, además de grabarle con un dispositivo móvil. 

Puente ha avanzado que interpondrá una denuncia contra el individuo que le ha increpado en el AVE con dirección a Madrid. De hecho, distinguidos miembros del Partido Socialista ya se han hecho eco del altercado y lamentan que durante días la derecha haya “señalado con odio” al diputado y exalcalde de Valladolid. Así se ha pronunciado Luis Tudanca, haciendo alusión expresa al caldo de cultivo que, desde el pasado martes al término de su réplica a Núñez Feijóo, se ha cocinado a fuego fuerte en las cocinas de la derecha mediática.

La derecha mediática sentó las bases

Y es que Óscar Puente se convirtió en el azote de un Alberto Núñez Feijóo desnortado en el pleno. La intervención ácida del exalcalde de Madrid, plagada de sorna e ironía, enfadó a la bancada del Partido Popular. El cabreo en Génova fue igualmente palpable en los medios de comunicación de tirada nacional afines a la derecha, cuyos principales gurús se despacharon a gusto con el exregidor. No escatimaron en términos despectivos y descalificativos. De aquellos polvos, estos lodos.

La derecha mediática pasó de sutilezas y focalizó sus ataques a Óscar Puente, a quien le llovieron los insultos con sello de los grandes popes comunicativos del espectro diestro. La lista de descalificativos es extensa y variada, desde términos como “comediante”, “payaso”, “gorila”, hasta comparaciones con animales como “jabalí”, “mulo” o “mono”. Desprecios que también se orientaban hacia su aspecto físico, comparándolo con figuras como Rubiales o el “Tito Berni”, aprovechando la coyuntura para colgarle el epíteto de “borracho”.




Lucas Burgueño, este es el radical que ha acosado a Óscar Puente en el AVE


Se trata de un psicólogo graduado en

 la Universidad Pontificia de Salamanca


ElPlural

José María Garrido

29-8-23



Lucas Burgueño es el radical que ha acosado al diputado socialista y exalcalde de Valladolid, Óscar Puente, este viernes en el AVE que iba desde la capital de Castilla y León hasta Madrid.

Según ha desvelado en exclusiva ‘El Español’, se trataría de un psicólogo graduado en la Universidad Pontificia de Salamanca (extremo que no está confirmado). En la actualidad el agresor trabajaría como formador en instituciones como ESIC, en Madrid, o en el Cemyc. Además, también ejerce como monologuista y coach

Todo apuenta a que en febrero de 2019 publicó un libro: “Hablar en público 360º”.

La periodista Esther Palomera ha asegurado en Twitter que: "El tipo que ha agredido esta mañana a Oscar Puente fue detenido hace 15 días por atentado y mandò a dos policías al hospital". 

Acosando a un diputado

Presuntamente, Burgueño ha entrado en el tren y ha comenzado a preguntarle a Puente "¿qué le parece los de Puigdemont?", a lo que el diputado socialista le ha respondido que no se pusiera "delante" de él. Ante la insistencia del psicólogo acosador, el exalcalde de Valladolid ha pedido al personal de la estación que llamaran a la Policía. "¿No me va a contestar?" "¿Quién se cree que es?", ha afirmado el acosador. Puente ha contestado tajante: "Un diputado del Parlamento español (...) Usted no me va a intimidar más".

"Según varios testigos, tras intentar impedir que Óscar Puente subiese al AVE, el pasajero que ha obligado al diputado socialista a llamar a la Policía le ha proferido insultos como 'cabrón','chulo' y 'sinvergüenza'", ha explicado el activista y colaborador de ElPlural.com, Rúben Sánchez

El PP aplaude la agresión

Miguel Ángel Tellado, vicesecretario general de Organización del PP y persona de máxima confianza de Alberto Núñez Feijóo, ha aplaudido la agresión a Óscar Puente a través del siguiente mensaje en X (antes Twitter):

Son matones de patio de colegio. El nivel de chulería y agresividad de este PSOE es intolerable. Ya no pueden salir a la calle. Por eso Sánchez viaja en Falcón”, ha escrito en un mensaje recogido por este periódico. 


Aviso del PSOE 

Tras ser increpado, el PSOE ha recordado que la derecha está “señalando con odio” a Óscar Puente desde su intervención .

Todo mi apoyo a Óscar Puente. Un radical le ha increpado. Durante días la derecha le ha señalado y ha azuzado el odio contra él”. Este ha sido el contundente mensaje que el Partido Socialista, a través de su líder en Castilla y León, Luis Tudanca, ha lanzado tras ser increpado en el AVE en el que se dirigía a Madrid.


Óscar Puente bajo el fuego mediático

Tal y como ha informado ElPlural.com, en los últimos días, la figura del diputado Óscar Puente ha sido objeto de fuertes críticas por parte de la derecha mediática, que no ha escatimado en términos despectivos y descalificativos. Un simple repaso por los principales medios conservadores revela un consenso en la crítica hacia la intervención del político vallisoletano.

La derecha mediática, sin sutilezas, ha arremetido de manera unánime contra Óscar Puente, utilizando términos despectivos que van desde comparaciones con animales hasta insultos personales. Mucho medios conservadore han optado por disparar al unísono contra el exalcalde de Valladolid.

La lista de descalificativos utilizados para referirse a Puente es extensa y variada, desde términos como "comediante", "payaso", "gorila", hasta comparaciones con animales como "jabalí", "mulo" o "mono". Se desprecia su aspecto físico, se le equipara con figuras conocidas como "Rubiales" o el "Tito Berni", e incluso se le etiqueta como "borracho".



El líder del PP ha vuelto a perder la votación de este viernes y se espera que ahora se abra el turno para Pedro Sánchez


miércoles, 27 de septiembre de 2023

Libro recomendado

 


 Imágenes del mundo.
 Un segundo antes...






 Patxi Lopez contesta al reportero Vito Quiles

Nota : Pincha el enlace para ver el video 





El exalcalde


La otra vida de Óscar Puente: actor de éxito junto a Eva Hache y Diego Martín




El político que ha

 protagonizado la

 investidura de Feijóo

 tuvo una exitosa carrera

 como actor


ElPlural

M.N.

27-9-23


El diputado revelación del PSOE y excalcalde de Valladolid, Óscar Puente, fue actor profesional antes de dedicarse a la política.

Su pasado como actor no es nuevo. Lo desveló hace cinco años El Norte de Castilla incluyendo un vídeo del exalcalde de Valladolid interpretando en 1995 en el Teatro Maravillas de Madrid ‘El Avaro’, de Molière. El vídeo está rescatado del Centro de Documentación de las Artes Escénicas y de la Música del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música del Ministerio de Cultura y Deporte. En el vídeo aparece un joven Óscar Puente en el papel de Valerio, bajo la dirección de Juan Antonio Quintana, compartiendo reparto, entre otros, con Eva Hache o Diego Martín. Así se puede ver al político protagonista de la investidura de Alberto Núñez Feijóo interpretando la adaptación de la obra que realizó Enrique Llovet y que fue un éxito en Madrid.

La comedia de Molière, de 1668, muestra cuestiones vigentes: el afán desmesurado de la riqueza y la combinación tan mala que acaba resultando el dinero y el poder. La avaricia aparece encarnada en el personaje de Harpagón. Valerio, personaje de Puente, es el joven enamorado de la hija de Harpagón, que entra a servir en su casa para acercarse al padre y al que acusan del robo de la caja en la que el viejo usurero guarda su oro. Una trama de personajes, amores y ambiciones en el París de clase alta del siglo XVII.

Puente, con apenas 20 años, entró en el Aula de Teatro de la Facultad de Derecho de Valladolid y fue un descubrimiento del actor Juan Antonio Quintana. Pensó que tenía grandes posibilidades para la interpretación en aquel joven alto, entonces barbilampiño, y ya curvado. De hecho fue antes de que se afiliara al PSOE. Lo hizo en 1990 y entró al aula en 1989. Durante 10 años, el teatro fue su vida aunque lo acabó compaginando su trabajo en un despacho de abogados de Madrid.

De hecho, en diferentes entrevistas ha confesado que durante la carrera no estudió mucho y que era su hermana Sofía Puente, Directora General de Seguridad Jurídica y Fe Pública del Gobierno, la que le ayudaba y le pasaba los apuntes. 

Tras acabar la carrera, Óscar Puente empezó a trabajar en un despacho de abogados de Madrid, pero al acabar se subía a las tablas para dedicarse a la interpretación. De hecho, con esta obra, alcanzó las 500 representaciones, dentro y fuera de España.

La adaptación de Enrique Llovet bajo la dirección de Juan Antonio Quintana se estrenó en Valladolid en 1992. En el 94, llegó a Madrid, al Teatro Príncipe Gran Vía. Fue todo un éxito de crítica y público en el corazón teatral de Madrid.

Sin embargo, el teatro tuvo un problema de licencias y tuvo que cerrar. En la Navidad del 94, Óscar Puente, vestido de Valerio, y el resto de la compañía se trasladaron al Teatro Maravillas. Además, esta adaptación fue el primer ‘molière’ que se representó en castellano en París. También estuvo programado seis días en el prestigioso Corral de Comedias de Almagro.

La obra sirvió para que actores como Eva Hache o Diego Martín se profesionalizaron y saltaran a la fama. Óscar Puente, sin embargo, no tuvo esa suerte y lo dejó cuando Juan Antonio Quintana dejó la obra y fichó por la Compañía Nacional de Teatro Clásico en Madrid y TVE.

Puente dejó el teatro en 1999. Cinco años después, en 2004, comenzó su carrera política ascendente en el PSOE. En esos años, Óscar Puente cursó un Máster en Dirección Política por la Fundación Jaime Vera, la escuela de formación de cargos públicos y orgánicos del PSOE, que tiene su sede en Galapagar. Además, fue uno de los grandes apoyos de Pedro Sánchez en su lucha por recuperar la secretaría general. En 2015 fue elegido alcalde de Valladolid y en las elecciones de 2019 revalidó el cargo gracias al apoyo de Valladolid Toma La Palabra (Podemos e Izquierda Unida). A pesar de que ganó las elecciones, este 2023 perdió la alcaldía por un pacto de PP y Vox.