Apéndice documental
DOCUMENTO 1
Discurso de unificación
Salamanca, 18 de abril de 1937
En el
nombre sagrado de España y en nombre de cuantos han muerto, desde siglos, por
una España grande, única, libre y universal, me dirijo a nuestro pueblo para
decirle:
Estamos
ante una guerra que reviste, cada día más, el carácter de Cruzada, de grandiosidad
histórica y de lucha trascendental de pueblos y civilizaciones. Una guerra que
ha elegido a España, otra vez en la Historia, como campo de tragedia y de
honor, para resolverse y traer la paz al mundo enloquecido hoy.
Lo que
empezó el 17 de julio como una contienda nuestra y civil, es ahora una
llamarada que iluminará el porvenir por centenios.
Con la
conciencia clara y el sentimiento firme de mi misión ante España, en estos
momentos, de acuerdo con la voluntad de los combatientes españoles, pido a todos
una sola cosa: Unificación.
Unificación
para terminar enseguida la guerra. Para acometer la gran tarea de la paz,
cristalizando en el Estado nuevo el pensamiento y el estilo de nuestra
Revolución Nacional.
Esta
unificación que yo exijo en nombre de España, y en el sagrado nombre de los
caídos por ella, no quiere decir conglomerado de fuerzas, ni concentraciones
gubernamentales, ni uniones más o menos patrióticas y sagradas. Nada de
inorgánico, fugaz, ni pasajero es lo que yo pido.
Pido
unificación en la marcha hacia un objetivo común. Tanto en lo interno como en
lo externo. Tanto en la fe y en la doctrina como en sus formas de manifestarlas
ante el mundo y ante nosotros mismos.
El
Movimiento que hoy nosotros conducimos es justamente esto: un Movimiento más
que un programa. Y como tal está en proceso de elaboración y sujeto a constante
revisión y mejora, a medida que la realidad lo aconseje. No es cosa rígida ni
estática, sino flexible. Y que —como movimiento— ha tenido por tanto diferentes
etapas.
La primera
de estas etapas, a la que podríamos llamar ideal o normativa, es la que se
refiere a todos los esfuerzos seculares de la Reconquista española para
cuajarse en la España unificada e imperial de los Reyes Católicos, de
Carlos V y de Felipe II, aquella España unida para defender y
extender por el mundo una idea universal y católica, un Imperio cristiano, fue
la España que dio la norma ideal a cuantas otras etapas posteriores se hicieron
para recobrar momento tan sublime y perfecto de nuestra Historia.
La segunda
etapa la llamaríamos histórica o tradicionalista. O sea: cuantos sacrificios se
intentaron a lo largo de los siglos XVIII, XIX y XX, para recuperar el
bien perdido sobre las vías que nos señalaba la tradición imperial y católica
de los siglos XV al XVII. La mayor fatiga para restaurar aquel momento
genial de España, se dio en el siglo pasado, con las guerras civiles, cuya
mejor explicación la vemos hoy en la lucha de la España ideal —representada
entonces por los carlistas— contra la España bastarda, afrancesada y
europeizante de los liberales.
La tercera
etapa es aquella que denominaremos presente o contemporánea, y que tiene a su
vez diferentes esfuerzos sagrados y heroicos al final de los cuales está el
nuestro integrador.
Primer
monumento de esta tercera etapa, fue el régimen de D. Miguel Primo de
Rivera. Momento puente entre el Pronunciamiento a lo siglo XIX y la
concepción orgánica de esos movimientos que en el mundo actual se han llamado
«fascistas o nacionalistas».
El segundo
momento —fecundísimo, porque arrancaba de una juventud que abría puramente los
ojos a nuestro mejor pasado apoyándose en la atmósfera espiritual del tiempo
presente— fue la formación del grupo llamado JONS (Juntas Ofensivas
Nacional-Sindicalistas), el cual fue pronto ampliado e integrado con la
aportación de Falange Española, y todo él asumido por la gran figura nacional
de José Antonio Primo de Rivera, que continuaba así, dándole vigor y dimensión
contemporánea, al noble esfuerzo de su padre, e influyendo en otros grupos más
o menos afines de católicos y de monárquicos que permanecieron hasta el 18 de
julio, y aun hasta hoy, en agrupaciones también movidas por noble propósito
patriótico.
Esta era la
situación de nuestro Movimiento, en la tradición sagrada de España, al estallar
el 17 de julio, instante ya histórico y fundamental, en que todas esas etapas,
momentos y personas, influyeron para la lucha común.
Ante todo:
Falange Española de las JONS, con un martirologio, no por reciente menos santo
y potente que los mártires antiguos históricos, aportaba masas juveniles y
propagandas recientes que traían un estilo nuevo, una forma política y heroica
del tiempo presente, y una promesa de plenitud española.
Navarra
desbordó el embalse, acumulado tenazmente durante dos siglos, de aquella
tradición española que no representaba carácter alguno local ni regional, sino
al contrario: universalista, hispánico e imperial, que se había conservado
entre aquellas peñas inexpugnables, esperando el momento oportuno para
intervenir y derramarse; portando una fe inquebrantable en Dios y un gran amor
a nuestra Patria.
Otras
fuerzas y elementos encuadrados en diferentes organizaciones y milicias,
también acudieron a la lucha.
Todas estas
aportaciones al 17 de julio —vértice decisivo para el combate final que
aguardaba nuestra Historia— han luchado hasta ahora, encuadradas en lo militar,
por los cuadros de mando de nuestro Ejército glorioso, y en lo político y
civil, por sus respectivos grupos, jefes y consignas.
Por tanto,
en vista de las supremas razones ya expuestas, esto es: el enemigo enfrente, y
la coyuntura histórica de una etapa integradora de todas las anteriores a
nosotros, decidimos, ante Dios y ante la Nación española, ¡dar cima a esta obra
unificadora! Obra unificadora que nos exige nuestro pueblo y la misión por Dios
a nosotros confiada.
Para
llevarla a cabo nosotros ofrecemos dos cosas: la primera, que mantendremos el
espíritu y el estilo que la hora del mundo nos pide y que el genio de nuestra
Patria nos ofrece, luchando lealmente contra toda bastardía y todo arrivismo.
Queremos mílites, soldados de la fe y no politicastros ni discutidores; y la
segunda, que nuestro corazón y nuestra voluntad quedarán fijos en los combatientes
del frente y en la juventud de España…
Y ahora yo
les diría a las naciones que, carentes de sensibilidad e invadidas de un
materialismo destructor, venden su prensa al oro de los rojos, entregan sus radiodifusoras
a las propagandas criminales, comercian con los productos del robo y estrechan
las manos de los salteadores y asesinos, que el enemigo mayor de los Imperios,
que el más fuerte peligro para los países no son los vecinos que un día
lucharon noblemente en las fronteras, o los que resurgiendo a la vida
internacional, con pujanza no igualada, reclaman un puesto en el disfrute del
mundo; ha nacido un peligro mayor que es el bolchevismo destructor, la
revolución en marcha del comunismo ruso;…
Se invoca
en las propagandas rojas la democracia, la libertad del pueblo, la fraternidad
humana, tachando a la España nacional de enemiga de tales principios. A esta
democracia verbalista y formal del Estado liberal, en todas partes fracasada,
con sus ficciones de partidos, leyes electorales y votaciones, plenos de
fórmulas y convencionalismos, que, confundiendo los medios con el fin, olvida
la verdadera sustancia democrática, nosotros, abandonando aquella preocupación
doctrinaria, oponemos una democracia efectiva, llevando al pueblo lo que le
interesa de verdad: verse y sentirse gobernado, en una aspiración de justicia
integral, tanto en orden a los factores morales cuanto a los
económico-sociales; libertad moral al servicio de un credo patriótico y de un
ideal eterno, y libertad económica sin la cual la libertad política resulta una
burla…
Crearemos
una Justicia y un Derecho Público sin los que la dignidad humana no sería
posible. Formaremos un Ejército poderoso de mar, tierra y aire, a la altura de
las virtudes heroicas tan probadas por los españoles, y reivindicaremos la
Universidad clásica que, continuadora de su gloriosa tradición, con su
espíritu, su doctrina y su moral, vuelva a ser luz y faro de los pueblos
hispanos.
Esto es el perfil del nuevo Estado; el que se
señaló en octubre del pasado año y que vamos cumpliendo con paso firme y sin
vacilaciones. El que es común a la mayoría de los españoles no envenenados por
el materialismo o el marxismo. El que figura en el credo de Falange Española.
El que encierra el espíritu de nuestros tradicionalistas. El que es factor
común de los pueblos que enterrando un liberalismo engañoso, han orientado su
política en camino de autoridad, de enaltecimiento patrio y de justicia social.
El que contiene nuestra historia española, tan pródiga en libertades efectivas
con sus cartas pueblas, fueros y comunidades. El que atesora la doctrina
católica que la totalidad de la nación profesa…
Cuando el prestigio de
nuestra nación la haga digna del respeto de las demás naciones; cuando nuestros
barcos, potentes y majestuosos paseen de nuevo la enseña de la Patria por los
mares; cuando nuestros aviones crucen los aires y al mundo lleven el resurgir
de España; cuando los españoles todos alcéis los brazos y elevéis los corazones
en homenaje a la Patria, cuando en los hogares españoles no falte el fuego, el
pan y la alegría de la vida, entonces podremos decir a nuestros caídos y a
nuestros mártires: vuestra sangre ha sido fecunda, pues de una España en trance
de muerte hemos creado la España que soñasteis cumpliendo vuestro mandato y haciendo
honor a vuestros heroicos sacrificios.
Y en los lugares de la
lucha donde brilló el fuego de las armas y corrió la sangre de los héroes,
elevaremos estelas y monumentos en que grabaremos los nombres de los que con su
muerte, un día tras otro, van forjando el templo de la Nueva España, para que
los caminantes y viajeros se detengan un día ante las piedras gloriosas y
rememoren a los heroicos artífices de esta gran Patria española.
Españoles todos, con
el corazón en alto ¡¡¡ARRIBA ESPAÑA!!! ¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
En Palabras del
Caudillo 19 abril 1937—
19 abril 1938, Ediciones FE, 1938, págs. 9-17. <<
DOCUMENTO 2
El saludo
impuesto
En los
albores del Movimiento Nacional, cuando los patriotas perseguidos caían
víctimas de los enemigos de España, el cortejo de los mártires saludaba
precursoramente con el brazo en alto en señal de homenaje.
Falange Española
adoptó como símbolo lo que era exponente del sentir popular, y al producirse la
gesta se generalizaron aquellas demostraciones de respeto como manifestaciones
de hermandad, de disciplina y de justicia social que conducen al
engrandecimiento de la Patria.
Al fundirse en el
Estado aquella organización, la savia de sus aspiraciones toma los caracteres
de norma y el saludo, que constituye en las costumbres de los pueblos el
testimonio más elevado de la reciprocidad y mutuo auxilio, será forma generosa
que patentice el holocausto al más sublime de los ideales y el destierro de una
época de positivismo materialista.
En su consecuencia,
DISPONGO:
Artículo primero. Se establece como saludo nacional el constituido por
el brazo en alto, con la mano abierta y extendida, y formando con la vertical
del cuerpo un ángulo de cuarenta y cinco grados.
Artículo segundo. Al paso de la enseña de la Patria, y al entonarse el
Himno y Cantos Nacionales, en los casos previstos en el Decreto número
doscientos veintiséis, se permanecerá en posición de saludo.
Artículo tercero. El personal del ejército y de la Armada conservará
su saludo reglamentario en los actos militares.
Dado en Salamanca a
veinticuatro de abril de mil novecientos treinta y siete.
FRANCISCO FRANCO
Publicado en BOE
del 25 de abril de 1937
El saludo suprimido
Al iniciarse en dieciocho de julio de mil novecientos treinta y seis el
Movimiento Nacional, como exaltación espiritual de nuestra Patria ante el
materialismo comunista, que amenazaba destruirla, entre las formas de expresión
de vibrante entusiasmo de aquellos días surgió, frente al puño cerrado, símbolo
de odio y de violencia que el comunismo levantaba, el saludo brazo en alto y
con la palma de la mano abierta, de rancio abolengo ibérico, espontáneamente
adoptado en pueblos y lugares; saludo que ya en los albores de nuestra historia
patria constituyó símbolo de paz y de amistad entre sus hombres.
Mas
circunstancias derivadas de la gran contienda han hecho que lo que es signo de
amistad y de cordialidad venga siendo interpretado torcidamente, asignándole un
carácter y un valor completamente distintos de los que representa. Esto
aconseja el que, en servicio de la Nación, deban abandonarse en nuestra vida de
relación aquellas formas de saludo que, mal interpretadas, han llegado a privar
a las mismas en muchos casos de su auténtica expresión de amabilidad y
cortesía.
En
consecuencia, y previa autorización del Consejo de Ministros,
DISPONGO:
Artículo único. Quedan derogados el Decreto número doscientos
sesenta y tres, de veinticuatro de abril de mil novecientos treinta y siete,
que reglamentó el saludo nacional, las Órdenes complementarias dictadas para su
aplicación y los artículos tercero, cuarto, sexto, octavo, noveno y décimo del
texto refundido por Decreto de diecisiete de julio de mil novecientos cuarenta
y dos.
Así lo dispongo por el
presente Decreto, dado en Madrid a once de septiembre de mil novecientos
cuarenta y cinco.
FRANCISCO FRANCO
Publicado en BOE del 14 de septiembre de 1945. <<
DOCUMENTO 3
La ceremonia del juramento
El Caudillo presta su juramento ante el cardenal primado:
Juro ante
Dios darme siempre al servicio de la Unidad, la Grandeza y la Libertad de
España, vivir con la Falange Española Tradicionalista en Hermandad y conducirla
como Jefe.
La jura de
los consejeros:
En el
nombre de Dios juro darme en servicio con exactitud y vigilancia, con milicia y
sacrificio de la misma vida por la Grandeza Imperial de España. Juro emplearme
por entero en la misión que me encomiendan los Estatutos de Falange Española
Tradicionalista y de las JONS, para mantener el rango inmortal de la Patria. Juro
lealtad a nuestro Caudillo, fidelidad a sus mandatos, custodia de su persona y
entregarme en hermandad cristiana a los demás miembros del Consejo Nacional…
Así lo juro en el nombre de Dios sobre sus Santos Evangelios[1].
<<
DOCUMENTO 4
Súplica a José Antonio
Fragmentos de la advocación y súplica en el Año Nuevo
Por JOSÉ LUIS
DE ARRESE
José Antonio,
Tú que diste un sentido de alegría y de apetito a la
forma dura y trágica de la vida;
Tú que
hiciste carne de tu carne el dolor y el amor, la generosidad y la ambición;
Tú que
encontraste una manera militar y elegante de morir;
Tú que nos
miras desde el merecido descanso; descanso de luz y de primavera eterna, pero
descanso también de puertas guardadas por ángeles con espadas de fuego y de
purificación;
José
Antonio, ¿estás contento de nosotros?
Yo creo que
no.
Y yo creo
que no, porque te levantaste contra la materia y contra el egoísmo, y hoy los
hombres han olvidado la sublimidad de tus palabras para correr, como locos
sedientos, por el camino del egoísmo y de la materia.
Porque
quisiste una Patria de poetas y de soñadores, ambiciosos de gloria difícil, y
los hombres buscan solo una Patria despensera y estomacal, repleta de fécula,
aunque no tenga belleza ni gallardía.
Porque
predicaste el sacrificio, y los hombres miran a un lado y a otro para
esconderse.
Porque
despreciaste el dinero, y los hombres buscan el dinero, y el negocio se impone
al deber, y el hermano vende al hermano, y se especula con el hambre del
humilde y con las dificultades de la Patria.
Porque los
hombres confunden tu lema de ser mejor por el de estar mejor.
Porque el
espíritu se hace carne, y el sacrificio, gula, y la hermandad, avaricia.
Porque
llamaste a tu cortejo a millares de mártires para que nos sirvieran de norma y
de guía, y los hombres no han visto en la sangre de los tuyos el ejemplo;
Y
encuentran inoportuno su recuerdo;
Y les
molesta que a sus oídos, cerrados a la generosidad, repitamos con machaconería
la presencia de los Presentes;
Y hasta qué
sé yo si alguno explota a tus caídos como plataforma para trepar o como
trampolín para la pirueta.
José Antonio,
Tú no estás
contento de nosotros.
Tú nos
tienes que mirar desde tu sitio, desde tu 20 de noviembre con profundo sentido
de desprecio y de melancolía.
Tú no
puedes estar contento con esta vida mediocre y sensual.
Pero no
temas, José Antonio.
Flota en
España todavía la esencia de tu perfume;
Tienes
prietas aún las filas de tus seguidores;
Hay todavía
fibras en los regatos de nuestros ríos de donde sacar cuerdas nudosas para
látigos.
Y echaremos
del templo a los mercaderes;
Y tu sangre
florecerá;
Y el cortejo
de tus mártires flotará como una inspiración;
Y la venda
de oro, que hoy ciega a los hombres, caerá;
Y
volveremos a soñar contigo cosas imposibles y disparatadas;
Y
despreciaremos lo pequeño y lo ruin, que está al alcance de la mano;
Y
hablaremos de tu ambición;
Y…
¿Quién ha
dicho que más vale pájaro en mano que ciento volando?
Mentira: no
queremos una Patria chata y sin dificultades; no queremos una Patria de letras
de cambio.
José
Antonio,
Tú nos
enseñaste a decir que todo eso era mentira y convenceremos al mundo de la
mentira;
Despreciaremos
el egoísmo de lo seguro; seguiremos con ambición insaciable el vuelo de los
cien pájaros libres, y llegará un día que el ansia nos dará alas y volaremos
más alto que los pájaros mismos.
Y entonces…
Entonces
nuestras obras merecerán la sonrisa de tu beneplácito.
José
Antonio,
No te
seguiremos con la postura y con el grito;
La postura se hace estatua y los gritos solo sirven
para que con ellos jueguen las golondrinas de agosto.
Te
seguiremos con la fe puesta en la doctrina.
Y
triunfaremos.
En «José Antonio. Fundador y primer jefe de la
Falange,
capitán de luceros, ¡Presente!»
Boletín Sindical, n.º 15, enero de 1942,
Departamento Provincial de Propaganda Sindical,
Madrid, 1942. <<…
DOCUMENTO 5
Azaña multado después de muerto
DON ANTONIO CARRASCO COBO, Secretario del Tribunal Regional de
Responsabilidades Políticas de Madrid,
CERTIFICO: —Que en el expediente N.º 20/1939D, seguido en este
Tribunal, se ha dictado la siguiente,
SENTENCIA:
Número: TRESCIENTAS.
SEÑORES:
Presidente,
Manuel
Giménez Ruiz
Vocales:
Fermín
Lozano
Alfonso
Senra
En Madrid, a veintiocho de abril de mil novecientos cuarenta y uno.
Examinadas
por este Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas, constituido con los
señores anotados al margen, bajo la Ponencia del Vocal Magistrado, las
diligencias del expediente seguido contra:
MANUEL AZAÑA DÍAZ: —mayor de
edad, casado, natural de Alcalá de Henares (Guadalajara), funcionario del
Ministerio de Gracia y Justicia (hoy Justicia) y vecino que fue de Madrid,
fallecido en Montauban (Francia); y,
RESULTANDO:
que el presente expediente se instruyó a iniciativa de este Tribunal, contra
Manuel Azaña Díaz, habiéndose comprobado con las diligencias practicadas e
informes aportados, la actuación política del mismo, cuyo relieve y
significación son tan notorios, que hacen innecesaria su enunciación completa,
que, por otra parte, sería extensa en grado sumo, si bien en pura norma
procesal debe hacerse resaltar lo más importante, entre lo que descuella: el
haber tomado parte en el denominado Pacto de San Sebastián, que tanta influencia
ha tenido en la vida de nuestra Nación; la creación del partido de Acción
Republicana, transformado después en Izquierda Republicana, y la presidencia de
ambos que ejerció; los distintos cargos políticos que desempeñó, como Diputado
a Cortes en todas las Legislaturas de la República, Ministro de la Guerra;
Presidente del Consejo de Ministros y de la República; su labor demoledora en
el Ministerio de la Guerra —como titular—, que se tradujo en la trituración de
lo que es sostén y defensa de la Patria, permitiendo se incubara una
indisciplina que hubiera acabado por socavar el sólido y mejor cimiento del
Ejército; la campaña antirreligiosa en el Parlamento, y, antes, fuera de él,
con vistas a la desintegración de la familia; la parte que tomó en los sucesos
revolucionarios de 1934; su arribo al Poder en febrero de 1936, en
circunstancias tan extrañas, a las que no fue ajena la masonería, uno de cuyos
afiliados era, singrado importante, pero de inmensa influencia dentro de ella;
la destitución de Alcalá Zamora del cargo de Presidencia de la República,
suplantándole, y en el desempeño del cual se evidenció hasta la saciedad, que
solo la ruina y destrucción de España era la aspiración máxima que tales
elementos sentían, sin importarles lo más mínimo que la sojuzgara otro país, si
ello les reportaba, aparte de satisfacer sus instintos vesánicos, beneficios de
orden material; sin que nada hiciera para impedir los asesinatos de personas
indefensas, que no habían cometido otro delito que amar a su Patria como debe amársela,
y hacerse solidario —con su silencio, cuando no con su amparo—, de otros
hechos, prolijos de enumerar, y máxima gravedad; y el haber sancionado con su
firma, como Presidente de la República, hasta su huida a Francia, todas las
disposiciones de nombramiento de los gobiernos rojos, de guerra en contra del
Alzamiento Nacional, y demás que tanto perjuicio causaron a España en todos los
órdenes.
Carece de hijos, y se le
reconoce una cuenta corriente en el Banco Hispano Americano, y otra en el
Hipotecario, con saldos a su favor de pesetas 5643,20 y 47,60, respectivamente,
algunos objetos depositados en un guarda-muebles, y varias fincas en Alcalá de
Henares, propietario en unión de una su hermana;
RESULTANDO: que en la
tramitación de este expediente se han observado las prescripciones que lo
regulan, a excepción del plazo señalado para su instrucción, que por la
necesidad de practicar algunas diligencias necesarias, ha sido rebasado;
CONSIDERANDO: que los hechos
motivo de este expediente —probados suficientemente—, están comprendidos en el
artículo 1.º y apartados B), E), F), H), K) y L), del 4.º, de la Ley de 9 de
febrero de 1939, siendo responsable de los mismos el expedientado, en concepto
de autor en unos, y como inductor y encubridor en otros, con las circunstancias
agravantes del artículo 7.º de la misma Ley, habida cuenta el relieve que llegó
a tener en la vida de la Nación, que hace pueda señalársele como el máximo
responsable, y calificándose los mismos como de extraordinaria gravedad;
CONSIDERANDO: que tanto por la
importancia y gravedad de los hechos, como por la intervención que en ellos ha
tenido el encartado, debieran ser sancionados con el máximo rigor que la Ley
permite, incluso con la propuesta al gobierno de la pérdida de su nacionalidad española,
que preceptúa el artículo 9.º de la Ley antes referida, pues claramente resalta
su proceder que le señala como el responsable de más acusada y de mayor orden
jerárquico entre sus secuaces, pero su óbito no permite pueda imponérsele otra
sanción que la económica, señalada en el grupo III del artículo 8.º de
aquella Ley, en la cuantía que se determinará en el fallo, que comprende la
totalidad de los bienes que se le conocen;
vistos los artículos citados y
demás de aplicación.
FALLAMOS: Que debemos condenar y
condenamos a
MANUEL AZAÑA DÍAZ: a la sanción ECONÓMICA
de pago de CIEN MILLONES DE PESETAS, que se hará efectiva en la forma dispuesta
en la Ley de 9 de febrero de 1939, ya aludida, en relación con el Código penal
común, adoptando para ello las medidas pertinentes.
Notifíquese esta resolución a
los presuntos herederos del expedientado, mediante edicto que se insertará en
el Boletín Oficial.
Así por esta nuestra sentencia,
votada por unanimidad, lo pronunciamos, mandamos y firmamos: M. Giménez
Ruiz. —Fermín Lozano. —A. Senra. (Rubricados).
Y para que conste y unir al
rollo, expido el presente que firmo en Madrid a veintiocho de abril de mil
novecientos cuarenta y uno.
Antonio Carrasco Cobo (firma)
Juzgado Instructor Provincial
de Responsabilidades Políticas.
Plaza de Madrid. Expediente n.º 213 de 1939.
Archivo General de la Administración, Sección
Justicia. Leg. 30329. <<
DOCUMENTO 6
«Como expresión de la honda y sincera alegría de
España»
ORDEN de 15 de agosto de 1945 por la que se dispone
que para celebrar la cesación de hostilidades en la guerra mundial se haga izar
la bandera nacional, durante tres días consecutivos, en los edificios del
Estado, Provincia y Municipio.
Excmos Sres.: Con la rendición incondicional del Japón a los países
aliados, la paz tan deseada por los mejores espíritus de la tierra comienza a
ser una realidad.
España,
que, a pesar de la crítica situación en que en algunos momentos se viera, logró
mantener su neutralidad en esta terrible contienda, imponiéndose, a su vez, el
noble deber de trabajar sin fatiga desde los primeros instantes para mitigar
los dolores de sus víctimas y para ayudar a la reconciliación de los pueblos en
lucha, recibe alborozadamente esta noticia y pide a Dios que las naciones,
animadas de espíritu constructivo, acierten a instaurar una auténtica comunidad
internacional, inspirada en un profundo sentido de justicia, y de la que se
aparte para siempre la tremenda pesadilla de la guerra.
Como
expresión de la honda y sincera alegría de España en esta hora trascendental de
la vida de la Humanidad,
Esta
Presidencia ha tenido a bien disponer:
Artículo 1.º Para celebrar la cesación total de las hostilidades en la
guerra mundial, en los edificios del Estado, Provincia y Municipio se izará la
bandera nacional durante tres días consecutivos.
Artículo
2.º Los Ministerios respectivos aplicarán lo dispuesto en el artículo anterior.
Lo que comunico a VV. EE. para su conocimiento y demás efectos.
Dios guarde
a VV. EE. muchos años.
Madrid, 15
de agosto de 1945. P. D., el Subsecretario, P. A., José Díaz de
Villegas.
Excmos.
Sres. Ministros.
Publicado en BOE del 16 de agosto de 1945. <<
DOCUMENTO 7
Hijos de
los vencedores y de los vencidos
En este día, aniversario de una victoria militar que, sin embargo, no
ha resuelto ninguno de los problemas que obstaculizaban el desarrollo material
y cultural de nuestra patria, los universitarios madrileños nos dirigimos
nuevamente a nuestros compañeros de toda España y a la opinión pública. Y lo
hacemos precisamente en esta fecha —nosotros, hijos de los vencedores y de los
vencidos— porque es el día fundacional de un régimen que no ha sido capaz de
integrarnos en una tradición auténtica, de proyectarnos a un porvenir común, de
reconciliarnos con España y con nosotros mismos.
Nos
dirigimos a la opinión pública para hacer constar, por encima de todo, nuestra
adhesión entusiasta a la petición universitaria del primero de febrero, que ha
adquirido para toda la Universidad española un significado ejemplar y un valor
programático. Aquella petición, elaborada, firmada y difundida dentro de la más
estricta legalidad, sigue y seguirá siendo la expresión más concreta de
nuestras aspiraciones y objetivos, aunque las circunstancias actuales impidan,
provisionalmente que la inmensa mayoría de los universitarios manifiesten su
aprobación a aquellos principios poniendo la firma al pie de dicho documento.
A los
universitarios e intelectuales vinculados a la Universidad que encabezaron
aquella petición, hacemos constar nuestra solidaridad. Ellos supieron darnos a
todos motivos de esperanza y razones de actuar. Contra ellos y contra la
Universidad entera, que los apoyaba unánimemente, se desató una brutal
represión oficial y una grosera campaña de calumnias. Además, hubimos de sufrir
la provocación de grupos armados de una bandería jurídica y políticamente
inhabilitada para mantener el orden público, definitivamente expulsada de una
convivencia nacional.
Las Autoridades, además de solidarizarse con aquellos
facinerosos, han violado su propia legalidad, suspendiendo un Fuero de cuya
vigencia práctica teníamos, por cierto, los españoles poca noticia. El gobierno
solo ha sabido oponer a nuestras razones el recurso de la fuerza; bien precario
recurso, así lo ha demostrado la Historia. Pero es más: en los momentos en que
todas las naciones del mundo, del Este y del Oeste, han considerado que España
podía formar parte de las Naciones Unidas, el gobierno actual ha demostrado que
no está en condiciones de cumplir los acuerdos internacionales que ha suscrito.
En contradicción flagrante con la Carta de las Naciones Unidas y con la
Declaración Universal de los Derechos del Hombre, textos básicos con carácter
obligatorio para todos los Estados Miembros, el gobierno ha actuado y sigue
actuando de manera injusta, arbitraria y brutal. Así, en estos mismos días,
siete nuevos universitarios e intelectuales han sido detenidos, entre ellos, un
compañero nuestro Premio extraordinario de la Universidad de Barcelona y
miembro de la Carrera Diplomática.
Todas estas
razones son las que nos mueven a llamar a los Universitarios a una acción
coordinada y decidida, en estos próximos días en que se reúne en Madrid el
Consejo Ejecutivo de la UNESCO. No es que pensemos que este u otro organismo
internacional deba resolver nuestros problemas: afirmamos que el porvenir de
España solo está en manos de los españoles. Pero la presencia de la UNESCO en
Madrid pone de manifiesto la doblez del gobierno actual, su incapacidad
jurídica para servir a los fines de cualquier Organización Internacional
encargada de velar por la paz y por los Derechos Humanos más elementales. Por
tanto, llamamos a los universitarios a unirse en torno a los siguientes puntos
esenciales:
1) Libertad de todos los detenidos y sobreseimiento de los
procesamientos en curso. 2) Reposición en sus cargos de Pedro Laín Entralgo,
nuestro Rector Magnífico y Presidente de la Comisión Española de la UNESCO y de
Don Manuel Torres López, Decano de los estudiantes de la Facultad de Derecho,
Reintegración al edificio de San Bernardo de todos los cursos de esta
Licenciatura. 3) Celebración del Congreso Nacional de Estudiantes con todas las
garantías necesarias para evitar interferencias del aparato policíaco del
Estado y de la organización que tan burdamente se atribuye la representación
estudiantil.
Así queda
definida nuestra posición, la posición de la Universidad madrileña. Para
hacerla patente nos declararemos en huelga de 48 horas los días 12 y 13 de
abril de 1956, sin perjuicio de las iniciativas de cada grupo universitario en
cada situación concreta que puedan modificar, ampliar o precisar esta
iniciativa general.
Madrid, 1 de abril de 1956
(Ref. Ejemplar multicopiado, The National Archives,
Rew. FO 185/1968 FO 185/1768). <<
DOCUMENTO 8
La resolución de Munich
Texto de la Resolución aprobada por unanimidad de los
delegados españoles en el Congreso de Munich (6 de junio de 1962).
El Congreso del Movimiento Europeo reunido en Munich los días 7 y 8 de
junio de 1962 estima que la integración, ya en forma de adhesión, ya de
asociación de todo país a Europa, exige de cada uno de ellos instituciones
democráticas, lo que significa, en el caso de España, de acuerdo con la
Convención Europea de los Derechos del Hombre y la Carta Social Europea, lo
siguiente:
1. La instauración de instituciones auténticamente representativas y
democráticas que garanticen que el gobierno se basa en el consentimiento de los
gobernados.
2. La
efectiva garantía de todos los derechos de la persona humana, en especial los
de libertad personal y de expresión, con supresión de la censura gubernativa.
3. El
reconocimiento de la personalidad de las distintas comunidades naturales.
4. El
ejercicio de las libertades sindicales sobre bases democráticas y de la defensa
de los trabajadores de sus derechos fundamentales, entre otros medios por el de
la huelga.
5. La posibilidad de organización de corrientes de
opinión y de partidos políticos con el reconocimiento de los derechos de la
oposición.
El Congreso tiene la fundada esperanza de que la evolución con arreglo
a las anteriores bases permitirá la incorporación de España a Europa, de la que
es un elemento esencial; y toma nota de que todos los delegados españoles
presentes en el Congreso expresan su firme convencimiento de que la inmensa
mayoría de los españoles desean que esa evolución se lleve a cabo de acuerdo
con las normas de la prudencia política, con el ritmo más rápido que las
circunstancias permitan, con sinceridad por parte de todos y con el compromiso
de renunciar a toda violencia activa o pasiva antes, durante y después del
proceso evolutivo.
J. Satrústegui y otros (eds.), Cuando la transición
se hizo posible.
El «contubernio de Munich», Madrid, Tecnos, 1993, pág. 180). <<
DOCUMENTO 9
Inauguración del Valle de los Caídos
Españoles:
Cuando los actos tienen la fuerza y la emotividad de estos momentos, en que
nuestras preces ascienden a los cielos impetrando la protección divina para
nuestros caídos, las palabras resultan siempre pobres: ¿cómo podría expresar la
honda emoción que nos embarga ante la presencia de las madres y las esposas de
nuestros caídos, representadas por esas mujeres ejemplares aquí presentes, que,
conscientes de lo que la Patria les exigía, colgaron un día las medallas del
cuello de sus deudos, animándoles para la batalla? (Grandes aplausos).
¿Qué inspiración sería precisa para contar las heroicas gestas de nuestros
caídos; para poder reflejar el entusiasmo, segado tantas veces en flor, de los
que con los primeros rayos del sol de la mañana caían con la sonrisa en los
labios al asaltar las posiciones enemigas, o para encomiar la firme tenacidad
de los defensores de los mil pequeños «Alcázares» en que se convirtieron en la
nación las residencias de las pequeñas guarniciones o las casas-cuartel de la
Guardia Civil, defendidas hasta el límite de lo inverosímil contra fuerzas
superiores, sin esperanzas de socorro; o para ensalzar el heroísmo y el
entusiasmo derrochados en las cruentas batallas libradas contra las Brigadas
Internacionales para hacerles morder el polvo de la derrota; o para enumerar
los sacrificios y los heroísmos de los que en los 2500 kilómetros de frente
mantuvieron la intangibilidad de nuestras líneas; o para narrar la tragedia, no
menos meritoria, de los que sucumbieron a los rigores de los durísimos
inviernos, o se vieron mutilados al helarse sus extremidades bajo los hielos de
Teruel o en las divisorias de las montañas; o para destacar la serenidad
estoica de los mártires que frente al fatídico paredón de ejecución morían
confesando a Dios y elevándole sus preces; o para exaltar la conducta de tantos
sacerdotes martirizados, que bendecían y perdonaban a sus verdugos, como Cristo
hizo en el Calvario; o para presentar las virtudes heroicas de tantísimas
mujeres piadosas que, por solo serlo, atrajeron las iras y la muerte de las
turbas desenfrenadas; o para reflejar la zozobra de los perseguidos, arrancados
del reposo de sus hogares en los amaneceres lívidos por cuadrillas de forajidos
para ser fusilados; o para poder describir la epopeya sublime de aquella
Comunidad de frailes de San Juan de Dios que sobre una playa solitaria de
nuestro Levante cayeron segados por las ametralladoras, mientras con sus cantos
litúrgicos elevaban a Dios un grandioso hossanna? (sic) (Grandes
aplausos).
«NUESTRA
GUERRA FUE UNA CRUZADA»
Nuestra guerra no fue, evidentemente, una contienda civil más, sino una
verdadera Cruzada, como la calificó entonces nuestro Pontífice reinante; la
gran epopeya de una nueva y para nosotros más trascendente independencia. Jamás
se dieron en nuestra Patria en menos tiempo más y mayores ejemplos de heroísmo
y de santidad, sin una debilidad, sin una apostasía, sin un renunciamiento.
Habría que descender a las persecuciones romanas contra los cristianos para
encontrar algo parecido.
En todo desarrollo de nuestra Cruzada hay mucho de
providencial y de milagroso. ¿De qué otra forma podríamos calificar la ayuda
decisiva en que en tantas vicisitudes recibimos de la protección divina? ¿Cómo
explicar aquel primer legado, providencial e inesperado, que en los momentos
más graves de nuestra guerra recibimos, cuando la inferioridad de nuestro
armamento era patente y con el arrojo teníamos que sustituir los medios, y nos
llegó, como llovido del cielo, en un barco con ocho mil toneladas de armamento,
apresado en la oscuridad de la noche por nuestra Marina de Guerra a nuestros
adversarios? Ocho mil toneladas de material que comprendían varios miles de
fusiles ametralladores, de morteros, de ametralladoras y cañones con sus
dotaciones, que constituían el más codiciado botín de guerra que pudiéramos
soñar y que desde entonces formó la primera base de nuestro armamento.
… Y no es
una, sino varias las veces que, al correr de nuestra campaña, se repetían los
hechos providenciales que nos favorecían. ¿Y qué pensar de los desenlaces de
las grandes batallas, cuyas crisis victoriosas, sin que nadie se lo propusiese,
se resolvieron siempre en los días de las mayores solemnidades de nuestra Santa
Iglesia?
…
«LA
ANTI-ESPAÑA NO ESTÁ MUERTA»
La naturaleza parecía habernos reservado este magnífico escenario de la
sierra, con la belleza de sus duros e ingentes peñascos, con la reciedumbre de
nuestro carácter; con sus laderas ásperas dulcificadas por la ascención penosa
del arbolado, como ese trabajo que la naturaleza nos impone; y con sus cielos
puros, que solo parecían esperar los brazos de la Cruz y el sonar de las
campanas para componer el maravilloso conjunto.
…
La
anti-España fue vencida y derrotada, pero no está muerta. Periódicamente la
vemos levantar cabeza en el exterior y en su soberbia y ceguera pretender
envenenar y avivar de nuevo la innata curiosidad y el afán de novedades de la
juventud. Por ello es necesario cerrar el cuadro contra el desvío de los malos
educadores de las nuevas generaciones. (Grandes aplausos).
La
principal virtualidad de nuestra Cruzada de Liberación fue el habernos devuelto
a nuestro ser, que España se haya encontrado de nuevo a sí misma, que nuestras
generaciones se sintieran capaces de emular lo que otras generaciones pudieran
haber hecho. El genio español surgió en mil manifestaciones: desde aquellas
Milicias en que cristalizó el entusiasmo popular en los primeros momentos, y
que formaron el primer núcleo de nuestras fuerzas de choque, a los alféreces
provisionales que nuestra capacidad de improvisación creó para el
encuadramiento de nuestras tropas, y que habían de asombrar a todos por su
espíritu y aptitud para el mando. Así iban surgiendo las legiones de héroes y
la innumerable floración de mártires. No importaba dónde si en la tierra, en el
mar o en el aire; si entre infantes o jinetes, artilleros o ingenieros,
falangistas, requetés o legionarios. Era el soldado español en todas sus
versiones. Sus sangres se confundían en la Cruzada heroica en el común ideal de
nuestro Movimiento. (Grandes y prolongados aplausos).
«NUESTRA
VICTORIA FUE TOTAL Y PARA TODOS»
Conforme los días pasaban, el Movimiento calaba en las entrañas de
nuestra Patria. Todo en nuestra nación se hacía Movimiento. No solo marchaba
con nuestras banderas victoriosas, sino que nos salía al encuentro en las
poblaciones que liberábamos. Nuestros himnos se musitaban en las cárceles, se
extendían por los campos, se susurraban en los hogares y salían al exterior
como una explosión de cantos de esperanzas al ser liberados.
Nuestra
victoria no fue una victoria parcial, sino una victoria total y para todos. No
se administró en favor de un grupo ni de una clase, sino en el de toda la
nación. Fue una victoria de la unidad del pueblo español confirmada al correr
de estos veinte años…
«LAS BATALLAS
DE LA PAZ»
Con la victoria, como sabéis, no acabó nuestra lucha. A las batallas de
la guerra siguieron las no menos importantes de la paz, en las que desde el
exterior se intentó la reversiónde nuestra victoria y que dio lugar a que se
exteriorizase la fortaleza de nuestro Movimiento político, al unirnos como un
solo hombre en defensa de nuestra razón, y en el que cada uno desde el puesto
que le correspondía en la vida habéis venido asistiéndome con vuestra recia
fidelidad.
Hoy, que
hemos visto la suerte que corrieron en Europa tantas naciones, algunas
católicas como nosotros, de nuestra misma civilización, y que contra su
voluntad cayeron bajo la esclavitud comunista, podemos comprender mejor la
trascendencia de nuestro Movimiento político y el valor que tiene la
permanencia de nuestros ideales y de nuestra paz interna. (Grandes aplausos).
…
Hoy sois
vosotros, nuestros combatientes, los que por haber llegado a la mitad de
vuestra vida cubrís puestos en las actividades más diversas e importantes de la
Patria, imprimiéndole una doble seguridad. Interesa el que mantengáis con
ejemplaridad y pureza de intenciones la hermandad forjada en las filas de la
Cruzada, que evitéis que el enemigo, siempre al acecho, pueda infiltrarse en
vuestras filas; que inculquéis en vuestros hijos y proyectéis sobre las
generaciones que os sucedan la razón permanente de nuestro Movimiento, y
habréis cumplido el mandato sagrado de nuestros muertos. No sacrificaron ellos
sus preciosas vidas para que nosotros podamos descansar. Nos exigen montar la
guardia fiel de aquello por lo que murieron; que mantengamos vivas de
generación en generación las lecciones de la Historia para hacer fecunda la
sangre que ellos generosamente derramaron, y que, como decía José Antonio,
fuese la suya la última sangre derramada en contiendas entre españoles. ¡Arriba
España! (Una enorme ovación acogió el final del discurso).
Discurso de Franco en la inauguración del Valle de los
Caídos
(1 de abril de 1959. En ABC de Madrid, 2 de
abril de 1959. <<
DOCUMENTO 10
Diguem
no
Ara que som junts
diré el que tu i jo sabem
i que sovint oblidem:
Hem vist
la por
ser llei per a tots.
Hem vist la sang
—que sols fa sang—
ser llei del món.
No,
jo dic no,
diguem no.
Nosaltres no som d’eixe
món.
(Bis)
Hem vist la fam
ser pa per a molts.
Com han fet callar
a molts homes
plens de raó.
No,
jo dic no,
diguem no.
Nosaltres no som d’eixe
món.
Letra y música: RAIMON
M. Vázquez Montalbán, Antología de la «Nova cançó»
catalana, Barcelona, Ediciones de Cultura Popular, 1968, pág. 236. <<
DOCUMENTO 11
Franco doctor «Honoris causa»
Elogio del
Ilmo. Sr. Dr. D. Luis Iglesias. Decano de la Facultad de Ciencias.
Excelencia,
Excmos. e
Ilmos. Señores,
Señores
Claustrales,
Señora,
Señoras,
Señores:
La Facultad de Ciencias de esta Universidad, en la Junta del mes de
septiembre del año pasado acordó, por unanimidad, proponer a la superioridad la
concesión del Grado de Doctor «Honoris Causa» a S. E. el Jefe del Estado
Español y Generalísimo de los Ejércitos, Excmo. Sr. D. Francisco Franco
Bahamonde. La Junta de Gobierno de la Universidad compostelana aceptó nuestra
propuesta y la elevó a la superioridad. El Ministerio de Educación Nacional
accedió a lo que habíamos pedido.
Por esto
nos reunimos hoy en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias para proceder, con
el ritual de Grados en la Universidad de Santiago de Compostela, a los actos de
la investidura, de Doctor «Honoris Causa», por la Facultad de Ciencias, del
Excmo. Sr. D. Francisco Franco Bahamonde y soy yo, por la fortuita
circunstancia de ser el Decano de esta Facultad, pero no por mérito alguno, el
que tiene el privilegio de apadrinar y hacer el elogio de tan egregio
doctorando, en el que concurren las condiciones a que se alude en la iniciación
de este ritual cuando, después de pedir audiencia al Sr. Rector se dice: Merita
eius, magisterium et opera pro eo loquuntur (Sus méritos, su magisterio y
sus obras están hablando por él).
Permítaseme
que, por el ambiente en que se vive en una Facultad de Ciencias, interprete
esas tres condiciones con un criterio científico y, por la ciencia que toda mi
vida vengo profesando, lo oriente en un sentido biológico.
Consecuente
con ello yo equiparo las obras, las enseñanzas y los méritos de nuestro ilustre
doctorando como una experiencia científica biológica mediante la cual consiguió
restaurar el biologismo normal de nuestra Patria cuya vida venía siendo
alterada por los regímenes políticos instaurados por los años 31 al 36.
Dirigiendo un equipo de colaboradores —como debe de hacerse todo trabajo
científico de gran trascendencia y en este caso del más amplio alcance vital—
fue, con un tesón, con una firmeza y sobre todo con una fe inquebrantable,
recuperando paso a paso el territorio nacional y devolviéndole sus
características biológicas ancestrales tanto en el terreno material como en el
espiritual.
Los métodos
seguidos para alcanzar estos fines, las vicisitudes por las cuales se ha pasado
en las distintas fases de esta experiencia están en el ánimo de todos nosotros,
puesto que la inmensa mayoría de los que aquí estamos las hemos vivido, y todo
ese conjunto de actuaciones y resultados constituyen su mérito, su enseñanza,
su obra, en suma la tesis doctoral del nuevo Doctor que está escrita en el gran
libro de la historia con los caracteres indelebles de los hechos realizados y
de los efectos conseguidos, marcando un capítulo de la Historia de España.
Y si, como
en toda tesis doctoral, queremos consignar las conclusiones en las que de una
manera compendiada se señalan el método seguido en la experimentación y los
resultados a que se ha llegado, yo creo que en esta, bastaría con una sola
conclusión que podría estar concebida en estos o parecidos términos: con la
experiencia por mí dirigida he conseguido para España —en la fecha actual, en
la que se da la providencial circunstancia de ser Año Santo Jacobeo— 26 años de
paz.
Nada tiene
de particular que con tal tesis y semejante conclusión se juzgue al nuevo
doctorando —nemine discrepante— con la máxima calificación
«Sobresaliente cum laude».
Pero,
además de lo expuesto, que he comparado a un experimento científico biológico,
hablan a favor del nuevo ilustre Doctor su actuación, no de una forma figurada,
sinogenuina, auténtica, protegiendo las ciencias puras y aplicadas, tanto en el
más alto nivel cultural de toda nación, como es el medio universitario, como en
las distintas instituciones dedicadas a las más diversas especialidades,
fomentando el perfeccionamiento docente e investigador de nuestra vida
intelectual, tan bien puestos de manifiesto en el trabajo que con el título de
«La investigación científica», publicó en el año 63, nuestro ilustre compañero
y Jefe, el Excmo. Sr. D. Manuel Lora Tamayo, Ministro de Educación
Nacional, en el que se analizan minuciosamente todas las instituciones
científicas que, con el patrocinio de V. E., se han creado en España.
Y nosotros,
los profesores de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Santiago de
Compostela, tenemos que agradeceros de una manera especial este magnífico
edificio de que se nos ha dotado, en el que no solo el continente, por lo que a
su prestancia y comodidad se refiere, sino también su contenido en lo referente
a su material científico y bibliográfico, nos proporciona los medios adecuados
para educar, enseñar e investigar que son las tres obligaciones ineludibles de
todo profesor universitario.
Por todo
ello el Claustro de Profesores de la Facultad de Ciencias y el Claustro de
Doctores de la Universidad de Santiago de Compostela os recibe en su
corporación incorporándoos a ella, cumpliendo la parte de este ritual cuando se
dice: Sedeas in sapientiae cathedra, ut inde, in Academia et in regno
doceas, iudices, opituleris (Siéntate en la silla de la sabiduría, para que
desde ella enseñes, orientes y sirvas en la Universidad y en la Nación).
Que Dios os
dé, Señor, la integridad física y psíquica necesarias para seguir dirigiendo y
supervisando aquel experimento científico que habéis organizado, y protegiendo
la vida cultural de nuestra Patria. Todos los españoles os lo agradeceremos,
Excelencia.
Elogio del Ilmo. Sr. Dr. Luis
Iglesias, decano de la Facultad de Ciencias. En Recepción e investidura de
S. E. EL JEFE DEL ESTADO DON FRANCISCO
FRANCO
BAHAMONDE
como doctor «Honoris causa» por la Facultad de Ciencias de la Universidad de
Santiago de Compostela. Año Jubilar. 27 de julio de 1965. Publicación de la
Secretaría General n.º 23, Santiago de Compostela, 1965, págs. 9-12. <<
DOCUMENTO 12
Declaración de Coordinación Democrática
Ante la
crisis general del gobierno y del Régimen y la ausencia de soluciones justas y
eficaces a los graves problemas del país, con plena conciencia de la
responsabilidad histórica que incumbe a la oposición democrática ante los
pueblos de España, la Junta Democrática de España y la Plataforma de
Convergencia Democrática han decidido, en el día de hoy, su disolución y la
constitución simultánea de un solo órgano de la oposición, denominado COORDINACIÓN
DEMOCRÁTICA, como medio indispensable de ofrecer a la sociedad española una
real alternativa de poder capaz de transformar, por vía pacífica, el Estado
actual en un Estado Democrático.
COORDINACIÓN
DEMOCRÁTICA se opone a la continuidad de un régimen que está haciendo
imposibles las libertades democráticas de todos los ciudadanos, sea bajo la
forma concreta que se ha establecido en virtud de las Leyes Fundamentales, sea
bajo cualquier forma de Gobierno o Estado que se pretenda imponer al pueblo sin
la necesaria consulta previa con plenas garantías de libertad política e
imparcialidad, y en la que se asegure además la igualdad en la utilización de los
medios estatales de comunicación de masas.
En
consecuencia, COORDINACIÓN DEMOCRÁTICA denuncia como perturbador para la
convivencia pacífica el intento de la llamada política reformista del gobierno,
de perpetuarse en el poder combinando las promesas democráticas con medidas
represivas, e intentando dividir a las fuerzas políticas y sindicales más
responsables mediante arbitrarias discriminaciones y exclusiones. Las
proyectadas Leyes de reforma política aprobadas por el gobierno y enviadas a
las Cortes no son aceptables para la oposición, porque, si bien desde un punto
de vista formal modifican criterios anteriores, no reconocen las libertades
democráticas a todos los ciudadanos del Estado.
COORDINACIÓN DEMOCRÁTICA manifiesta su decisión de
emprender las acciones políticas adecuadas para la consecución de los
siguientes objetivos:
·
La
inmediata liberación de los presos políticos y sindicales sin exclusión, el
retorno de los exiliados, y una Amnistía que restituya en todos sus derechos a
los privados de ellos por motivos políticos o sindicales.
·
El
eficaz y pleno ejercicio de los derechos humanos y las libertades políticas
consagradas en los textos jurídicos internacionales, especialmente de todos los
Partidos Políticos, sin exclusión alguna.
·
El
reconocimiento inmediato y pleno de la libertad sindical y el rechazo del
actual sindicato estatal.
·
El
pleno, inmediato y efectivo ejercicio de los derechos y de las libertades
políticas de las distintas nacionalidades y regiones del Estado Español.
·
El
funcionamiento de un poder judicial único e independiente según las exigencias
de una Sociedad Democrática.
·
La
realización de la ruptura o alternativa democrática mediante la apertura de un
período constituyente que conduzca, a través de una consulta popular, basada en
el sufragio universal, a una decisión sobre la forma del Estado y del gobierno,
así como la defensa de las libertades y derechos políticos durante este
período.
COORDINACIÓN DEMOCRÁTICA invita:
A las
instancias de oposición existentes en las nacionalidades y regiones a que se
articulen con este organismo en la alternativa democrática a nivel del Estado
Español.
A los
partidos políticos y organizaciones sindicales a nivel del Estado que no
formaban parte de la Plataforma o de la Junta, a que se integren en
COORDINACIÓN DEMOCRÁTICA.
A los
sectores económicos, profesionales culturales y de la Administración Pública,
así como a las instituciones eclesiásticas, militar y judicial, a la apertura
de un diálogo, en aras de los superiores intereses patrios, que conduzca a la
realización de la alternativa pacífica aquí definida.
A todas las
fuerzas democráticas, políticas, sindicales, y a todos los ciudadanos de los
pueblos del Estado Español a participar en las acciones y movilizaciones
pacíficas necesarias para la efectiva conquista de los derechos y libertades
fundamentales, y para el establecimiento, en el momento de la ruptura, de
órganos de poder ejecutivos de amplia coalición, sin exclusiones ni
obligatoriedades, que garanticen el pleno uso de las libertades y derechos
democráticos, y la apertura y desarrollo del proceso constituyente hasta la
transmisión de poderes a los órganos de poder ejecutivo o de gobierno que
resulten constitucionalmente elegidos.
COORDINACIÓN
DEMOCRÁTICA estima que el cumplimiento de su finalidad política como
alternativa democrática, exige su duración hasta el momento en que se convoquen
elecciones generales, sin perjuicio de la libertad de cada partido en el debate
constitucional y de que tras la ruptura democrática, reconsidere la oportunidad
de su permanencia en el organismo unitario.
Los
signatarios de COORDINACIÓN DEMOCRÁTICA declaran su profundo convencimiento de
que todos ellos concurren a este acto con voluntad de superación de pasados
enfrentamientos y de que acatarán el resultado del proceso constituyente y de
las elecciones democráticas correspondientes.
COORDINACIÓN
DEMOCRÁTICA expresa su total convicción de que este programa constituye la
única alternativa pacífica hacia la democracia. Su realización no es por tanto
tarea exclusiva de la oposición, sino deber primordial de todos los españoles.
Madrid,
a 26 de marzo de 1976
Signatarios: COMISIONES OBRERAS, GRUPO
INDEPENDIENTE,
MOVIMIENTO
COMUNISTA,
PARTIDO
COMUNISTA
DE ESPAÑA,
PARTIDO
CARLISTA,
PARTIDO
DEMÓCRATA
POPULAR,
PARTIDO
SOCIAL-DEMÓCRATA,
PARTIDO
SOCIALISTA
OBRERO
ESPAÑOL,
PARTIDO
SOCIALISTA
POPULAR,
PARTIDO
DEL TRABAJO
DE ESPAÑA,
UNIÓN
GENERAL
DE TRABAJADORES,
UNIÓN
SOCIAL
DEMÓCRATA
ESPAÑOLA,
IZQUIERDA
DEMOCRÁTICA.
<<
Cronología
1931 Triunfo de la coalición republicano-socialista en las
elecciones municipales. Alfonso XIII abandona España. Proclamación de la
República. Elecciones a Cortes Constituyentes y promulgación de la
Constitución.
1932 Intento de golpe de Estado del general Sanjurjo.
Aprobación del Estatuto de Cataluña y de la Ley de Reforma Agraria.
1933 Fundación de Falange Española. Elecciones generales.
Triunfo del Partido Radical, de Alejandro Lerroux y de la CEDA, de José María
Gil Robles.
1934 Nuevo gobierno de Lerroux que incorpora ministros de
la CEDA. Huelga general y revolución. Insurrección armada en Asturias.
Suspensión del Estatuto de Cataluña.
1935 Franco es nombrado jefe del Estado Mayor Central.
Escándalo del estraperlo y caída del gobierno Lerroux. Gobierno de Portela
Valladares con el encargo de disolver las Cortes.
1936 Elecciones generales. Victoria del Frente Popular
(coalición de las izquierdas). Azaña presidente de la República. Asesinatos del
teniente Castillo y del diputado Calvo Sotelo. Golpe de Estado militar.
Asesinato de Federico García Lorca. Franco es proclamado en Burgos jefe del
gobierno del Estado y Generalísimo de los Ejércitos. Traslado a Valencia de la
capitalidad de la República. Resistencia de Madrid.
1937 Decreto de Unificación de FE de las JONS y de
Comunión Tradicionalista. Las tropas italianas conquistan Málaga y son
derrotadas en Guadalajara. Sucesos de mayo en Barcelona. Juan Negrín,
presidente del Gobierno de la República. Bombardeo de Guernica y caída de
Bilbao, Santander y Asturias.
1938 Primer gobierno de Franco. Promulgación del Fuero del
Trabajo. Fin de la batalla de Teruel y crisis del gobierno de la República.
Batalla del Ebro. Las Brigadas Internacionales se retiran de España.
1939 Las tropas franquistas entran en Barcelona. Francia y
el Reino Unido reconocen al gobierno de Burgos. Azaña dimite la presidencia de
la República. Caída de Madrid y fin de la Guerra Civil. Franco forma un nuevo
gobierno. Se promulga la Ley de Responsabilidades Políticas. España se retira
de la Sociedad de Naciones.
1940 Franco se entrevista con Hitler en Hendaya. Serrano
Suñer, ministro de Asuntos Exteriores. Se instituye el Tribunal especial para
la represión de la masonería y el comunismo. Se inician las obras del Valle de
los Caídos.
1941 Alfonso XIII renuncia a sus derechos en favor de su
hijo, Juan de Borbón. Parte de España la División Azul.
1942 Ley Constitutiva de Cortes. Sustitución de Serrano
Suñer por Gómez-Jordana en Exteriores. Se crea el NO-DO.
1943 El gobierno español pasa de la «no beligerancia» a la
neutralidad. Regreso de la División Azul.
1944 El PCE intenta una incursión militar en el valle de
Arán.
1945 Manifiesto de don Juan de Borbón requiriendo a Franco
la restauración de la monarquía. Promulgación del Fuero de los Españoles.
Crisis de gobierno. Los católicos al poder. Ley de Referéndum.
1946 La ONU veta el ingreso de España y recomienda la
retirada de los embajadores. Francia cierra su frontera con España.
Manifestación de apoyo al régimen en la Plaza de Oriente.
1947 Franco promulga la Ley de Sucesión.
1948 Entrevista de Franco y don Juan de Borbón en el Azor.
Pacto de San Juan de Luz entre monárquicos y PSOE.
1951 Huelga general en Barcelona. Ruiz-Giménez, ministro
de Educación.
1953 España entra en la UNESCO. Firma de los pactos con
Estados Unidos y del Concordato con el Vaticano. Ley de Ordenación de la
Enseñanza Media.
1955 España
ingresa en la ONU.
1956 Incidentes en la Universidad de Madrid. Destitución
de RuizGiménez y de Fernández Cuesta. El Partido Comunista anuncia su política
de reconciliación nacional. Huelgas en el País Vasco y en Cataluña.
1957 Los tecnócratas del Opus Dei acceden al gobierno.
Leyes de Reforma de la Administración del Estado.
1958 Las Cortes promulgan la Ley de Principios
Fundamentales del Movimiento.
1959 Se aprueba la Ley de Ordenación Económica conocida
como Plan de Estabilización. Fundación de ETA.
1962 Huelga general de los mineros en Asturias. Estado de
excepción. España solicita el ingreso en la CEE. Encuentro en Munich entre
representantes de la oposición del interior y del exilio.
1963 Juicio y ejecución de Julián Grimau. Se crea el
Tribunal de Orden Público. Primer Plan de Desarrollo.
1966 Ley de Prensa e Imprenta de Fraga Iribarne.
«Capuchinada» y manifestación de sacerdotes en Barcelona. Referéndum sobre la
Ley Orgánica del Estado.
1967 Estado de excepción en el País Vasco. Carrero Blanco
es nombrado vicepresidente del gobierno.
1969 Estado de excepción en todo el territorio nacional.
Juan Carlos de Borbón designado por las Cortes sucesor de Franco a título de
rey. Escándalo Matesa. Gobierno con predominio del Opus Dei.
1970 Ley General de Educación. Juicio de Burgos contra
miembros de ETA.
1971 Vicente Enrique y Tarancón, arzobispo de Madrid.
Asamblea conjunta de obispos y sacerdotes. Cierre del diario Madrid.
1973 Carrero Blanco, presidente del gobierno. Juicio
contra dirigentes de Comisiones Obreras. Carrero Blanco muere en un atentado de
ETA. Carlos Arias Navarro es nombrado presidente del Gobierno.
1974 Franco,
gravemente enfermo. El príncipe Juan Carlos asume temporalmente la jefatura del
Estado. Presentación en París de la Junta Democrática. Felipe González elegido
primer secretario del PSOE. Atentado de ETA en la cafetería Rolando en Madrid.
1975 Intensificación de las huelgas. Estado de excepción
en el País Vasco. Ejecución de cinco miembros de ETA y del FRAP. Protestas y
manifestaciones en Europa. Muerte de Franco. Proclamación de Juan Carlos I
como rey de España.
1976 Unificación de la oposición y nacimiento de
Coordinación Democrática. En Vitoria cinco obreros mueren por disparos de la
policía en una manifestación. Adolfo Suárez es nombrado presidente del
Gobierno. Fundación de Alianza Popular. Aprobación por referéndum de la Ley
para la Reforma Política.
1977 Elecciones generales e inauguración de las nuevas
Cortes. Restablecimiento de la Generalitat de Cataluña.
1978 La
Constitución es aprobada por referéndum.
Bibliografía general sobre el franquismo
Franco y
el régimen. La más completa biografía
disponible de Francisco Franco es la de P. Preston, Franco, «Caudillo
de España», Barcelona, Grijalbo Mondadori, 2005 (1.ª ed. inglesa 1993).
Breve pero útil ensayo biográfico es el de J. P. Fusi, Franco:
autoritarismo y poder personal, Madrid, Suma de Letras, 2001 (1.ª ed.
1985). Buenas síntesis de la historia del régimen son las de
E. Moradiellos, La España de Franco (1939-1975): política y
sociedad, Madrid, Síntesis, 2000; Stanley G. Payne, El régimen de
Franco, 1936-1975,
Madrid, Alianza, 1987; J. Tusell, Historia de España en el siglo XX,
vol. III, La dictadura de Franco, Madrid, Taurus, 1998; Borja de
Riquer, La dictadura de Franco, Barcelona, Crítica, Marcial Pons,
Madrid, 2010; M. Tuñón de Lara y J. A. Biescas, España bajo la
dictadura franquista, vol. X de Historia de España dirigida por
M. Tuñón de Lara, Barcelona, Labor, 1982. R. Carr y J. P. Fusi
han coordinado los dos volúmenes del tomo XLI, La época de Franco (1939-1975),
de la Historia de España de Menéndez Pidal, subtitulados respectivamente
Política, Ejército, Iglesia, Economía y Administración, y Sociedad,
vida y cultura, Madrid, Espasa-Calpe, 1996 y 2001. Para las
transformaciones de la sociedad española de los años sesenta y setenta, los
valiosísimos Estudios sociológicos sobre la situación social de España,
Madrid, FOESSA, 1966, 1970 y 1975. Óptimos estudios sobre cuestiones
económicas, sociales y políticas contienen los tres volúmenes dirigidos por
M. Fraga, J. Velarde y S. del Campo (eds.), La España de los
años 70, vol. III, El Estado y la política, Madrid, Moneda y
Crédito, 1974.
Iglesia.
Sobre la Iglesia y las instituciones franquistas: R. Díaz Salazar, Iglesia,
dictadura y democracia, Madrid, HOAC, 1981; J. J. Ruiz Rico, El
papel político de la Iglesia católica en la España de Franco, Madrid,
Tecnos, 1977; F. Lannon, Privilegio, persecución y profecía: la Iglesia
católica en España, 1897-1975, Madrid, Alianza, 1990. Sobre el papel
de los católicos hay análisis políticos en Hermet (1981); J. Tusell
(1984). Respecto a la relación ritos-poder, ideología y modelos religiosos:
VV. AA, Iglesia y sociedad en España, Madrid, Editora Popular,
1977; G. Di Febo (2012). Sobre el nacionalcatolicismo una fundamental
aportación teórica es el libro de A. Álvarez Bolado (1976).
Interpretaciones sobre temas específicos son las de A. Botti, Cielo y
dinero: el nacionalcatolicismo en España (1881-1975), Madrid,
Alianza, 2008 (1.ª ed. 1992); G. Cámara Villar, Nacional-catolicismo y
escuela, Jaén, Hesperia, 1984. Sobre el impacto del Concilio
Vaticano II en la Iglesia española: Piñol (1999).
Ejército.
Eficaces reconstrucciones de dos militares protagonistas: J. Busquets, El
militar de carrera en España, Barcelona, Ariel, 1984 (1.ª ed. 1967); Íd., Militares
y demócratas, Barcelona, Plaza & Janés, 1999; M. Díez-Alegría, Ejército
y sociedad, Madrid, Alianza, 1973 (1.ª ed. 1971). Análisis complexivos son
los de J. Lleixá, Cien años de militarismo en España, Barcelona,
Anagrama, 1986, y J. A. Olmeda Gómez, Las fuerzas armadas en el estado
franquista, Madrid, El Arquero, 1988; sobre ideología: J. C. Losada
Malvárez, Ideología del ejército franquista: 1939-1959, Madrid, Istmo,
1990; entre las últimas aportaciones: M. A. Baquer, Franco y sus
generales, Madrid, Taurus, 2005; G. Cardona, El poder militar en el
franquismo, Barcelona, Flor del Viento, 2008.
Falange y partido único. Una de las primeras aportaciones es la de
Stanley G. Payne, Falange: A History of Spanish Fascism, Stanford,
Stanford University Press, 1961. Las distintas etapas de la experiencia están
reconstruidas por S. Ellwood, Prietas las filas: historia de la Falange
española, 1933-1983,
Barcelona, Crítica, 1984; J. L. Rodríguez, Historia de Falange Española
de las JONS, Madrid, Alianza, 2000; J. Thomàs La Falange de Franco:
fascismo y fascistización en el régimen de Franco (1937-1945, Barcelona, Plaza & Janés,
2001. Sobre las organizaciones juveniles los completos estudios de M. T.
Gallego, Mujer, Falange y franquismo, Madrid, Taurus, 1983, y de
J. Sáez Marín, El Frente de Juventudes, Madrid, Siglo XXI,
1988; entre las aportaciones sobre el Auxilio Social: A. Cenarro, La sonrisa
de Falange: Auxilio social en la guerra civil y en la posguerra, Crítica,
Barcelona, 2006. Sobre Falange y el partido único: J. M. Thomàs, Lo que
fue la Falange, Barcelona, Plaza & Janés, 1999. Sobre el sindicalismo
oficial: M. A. Aparicio, El sindicalismo vertical y la formación del
Estado franquista, Barcelona, Universidad de Barcelona, 1980.
Franquismo y fascismo. Definición del régimen. Un ensayo pionero en clave comparativa es el de
J. Tusell, «El franquismo y las dictaduras contemporáneas», en Íd., La
dictadura de Franco, Madrid, Alianza, 1996 (1.ª ed. 1988). Sobre la
influencia del fascismo italiano véanse los ensayos recogidos en L. Casali
(comp.), Per una definizione della dittatura franchista, Milán, Franco
Angeli, 1990; análisis en clave comparativa entre distintos regímenes se
encuentran en Stanley G. Payne, El fascismo, Madrid, Movimiento
Cultural Cristiano, 2001 (1.ª ed. ingl. 1980); E. Collotti, Fascismo,
fascismi, Milán, Sansoni, 2004 (1.ª ed. 1989); E. Malefakis, «La
dictadura de Franco en una perspectiva comparada», en J. P. Fusi,
J. L. García Delgado, S. Juliá, E. Malefakis y Stanley G.
Payne, Franquismo: el juicio de la historia, Madrid, Temas de Hoy, 2005
(1.ª ed. 2000). Aportaciones más recientes sobre la comparación
fascismo-franquismo: J. Tusell, E. Gentile y G. Di Febo (eds.),
y S. Sueiro (coord.), Fascismo y franquismo: cara a cara, Madrid,
Biblioteca Nueva, 2004; I. Saz Campos, Fascismo y franquismo,
Valencia, Universitat de València, 2004; G. Di Febo y C. Molinero
(eds.), Nou Estat, nova política, nou ordre social, Barcelona, Fundació
Pi i Sunyer-CEFID, 2005. Sobre la definición del franquismo como régimen
autoritario: J. J. Linz, «Una teoría del régimen autoritario: el caso de
España», en M. Fraga, J. Velarde y S. del Campo (comps.), La
España de los años 70, vol. III, El Estado y la política,
Madrid, Moneda y Crédito, 1974 (1.ª ed. 1972), págs. 1467-1531.
Política exterior. Para las vinculaciones entre el cuadro internacional y la política
exterior franquista es fundamental el libro de M. Guderzo, Madrid e l’arte
della diplomazia, Florencia, Il Maestrale, 1995. Para una profundización de
las relaciones Franco-Mussolini: J. Tusell y G. García Queipo de
Llano, Franco y Mussolini, Barcelona, Península, 2006 (1.ª
ed. 1985). La política de las grandes potencias respecto a España al final
de la Segunda Guerra Mundial ha sido exhaustivamente analizada por
F. Portero, Franco aislado: la cuestión española (1945-1950),
Madrid, Aguilar, 1989. Para los acuerdos con Estados Unidos véase el libro de
A. Viñas (1981). Una buena reconstrucción que abarca toda la política
exterior del régimen es la de M. Espadas Burgos, Franquismo y política
exterior, Madrid, Rialp, 1987. Sobre las relaciones con el Vaticano véase
A. Marquina Barrio, La diplomacia vaticana y la España de Franco (1936-1945),
Madrid, CSIC, 1983; sobre relaciones con América Latina véase L. Delgado
Gómez-Escalonilla, Diplomacia franquista y política cultural hacia
Iberoamérica: 1939-1953, Madrid, CSIC, 1988; Íd., Imperio de
papel, Madrid, CSIC, 1992. M.ª E. Cavallaro ha estudiado el movimiento
europeo en Los orígenes de la integración de España en Europa, Madrid,
Sílex, 2009.
Política económica y cambio social. Sobre la política económica existe un buen estudio
global: M. J. González González, La economía política del franquismo (1940-1970):
dirigismo, mercado y planificación, Madrid, Tecnos, 1979; el excelente
estudio de J. Clavera y otros (1978). Opiniones de destacados economistas
que tuvieron un importante papel en la elaboración de las diferentes políticas
pueden encontrarse en J. Ros Hombravella (comp.), Trece economistas
españoles ante la economía española, Barcelona, Oikos-Tau, 1975. Sobre los
orígenes de la política de industrialización masiva: E. San Román, Ejército
e industria: el nacimiento del INI, Barcelona, Crítica, 1999. Una excelente
historia del INI es la de P. Martín Aceña y F. Comín, INI:
50 años de industrialización en España, Madrid, Espasa-Calpe, 1991;
V. Pérez Díaz recoge trabajos sobre empresarios, obreros, campesinos y la
Iglesia durante el franquismo y la transición en El retorno de la sociedad
civil, Madrid, Instituto de Estudios Económicos, 1987; para las
transformaciones agrarias: C. Barciela, «Introducción», en
R. Garrabou y otros (1986). Sobre lo que su título indica,
J. Echeverría Zabalza, La movilidad social en España (1940-1991),
Madrid, Istmo, 1999.
Política cultural, intelectuales, vida cotidiana,
género. Sobre intelectuales y
culturas políticas véase E. Díaz (1992); J. Gracia, Estado y
cultura: el despertar de una conciencia crítica bajo el franquismo (1940-1962),
Barcelona, Anagrama, 2006; S. Juliá (2004). Unestudio de símbolos, valores
y mitos en Z. Box, España, año cero. La
construcción simbólica del franquismo, Madrid, Alianza, 2010. La relación
entre cambios sociales y nueva cultura política en los años sesenta y setenta
ha sido analizada por J. C. Mainer y S. Juliá, El aprendizaje de
la libertad, 1973-1986, Madrid, Alianza, 2000. Sobre la vida
cotidiana existen reconstrucciones detalladas en Abella (1985); modelos,
costumbres, cultura a la luz de la discriminación de género, son analizados por
Martín Gaite (1987); J. Roca i Girona, De la pureza a la maternidad,
Madrid, Ministerio de Educación y Cultura, 1997; aportaciones sobre el tema en
G. Nielfa Cristóbal (ed.), Mujeres y hombres en la España franquista,
Madrid, Universidad Complutense, 2003.
Propaganda, medios de comunicación, censura. Una eficaz reconstrucción centrada en los primeros
años es la de M. A. Barranchina, Propagande et culture dans l’Espagne
franquiste (1936-1945),
Grenoble, Université Sthendal, 1998. Sobre la prensa véase J. Torrón, La
prensa en España durante el régimen de Franco, Madrid, CIS, 1981;
A. Alted, P. Aubert (1995). Un excelente estudio sobre el NO-DO,
en las distintas etapas del régimen, es el de R. Tranche y
V. Sánchez-Biosca, NO-DO: el tiempo y la memoria, Madrid,
Cátedra, 2000 (1.ª ed. 1993); sobre cine español durante la dictadura los
ensayos de J. E. Monterde y C. Torreiro en R. Gubern y otros
(1995); sobre cine y propaganda: Berthier (1998). Sobre censura: M. L.
Abellán (1980); J. Sinova, La censura de prensa durante el franquismo,
Madrid, Espasa-Calpe, 1989; Gubern y Font (1975); Gubern R., La
censura. Función política y ordenamiento jurídico bajo el franquismo (1936-1975),
Barcelona, Península, 1981.
Oposición, conflictos sociales, disidencias. Sobre la oposición hay un pionero estudio de J
Linz, «Opposition in and under an authoritarian regime: the case of Spain», en
A. Dahl Robert (comp.), Regimes and Oppositions, New Haven, Yale
University Press, 1973. Una buena fuente de información para todo el período de
la dictadura son los dos volúmenes de F. Jáuregui y P. Vega, Crónica
del antifranquismo, Barcelona, Planeta, 2007 (1.ª ed. 1983). Numerosos y
estimulantes estudios sobre aspectos parciales de la oposición política
interior y en el exilio se encuentran en J. Tusell, A. Alted y
A. Mateos (coords.), La oposición al régimen de Franco,
3 vols., Madrid, UNED, 1990. De la primera década se ocupan
V. Fernández Vargas, La resistencia interior en la España de Franco,
Madrid, Istmo, 1981, y con relación a la guerrilla: H. Heine, La
oposición política al franquismo de 1939 a 1952, Barcelona, Crítica, 1983.
Para las luchas obreras: C. Molinero y P. Ysás, Productores
disciplinados y minorías subversivas, Madrid, Siglo XXI, 1998; la
organización de Comisiones Obreras en todo el territorio español se examina en
D. Ruiz González (dir.), Historia de Comisiones Obreras: 1958-1988,
Madrid, Siglo XXI, 1994 (1.ª ed. 1993). Sobre el nacimiento del movimiento
feminista, A. Moreno, Mujeres en lucha: el movimiento feminista de España,
Barcelona, Anagrama, 1977. Sobre la oposición en el País Vasco y Cataluña:
J. M. Garmendia y A. Elordi, La resistencia vasca, San
Sebastián, Haranburu, 1982; B. de Riquer y J. B. Culla, «El
franquisme i la transició democràtica (1939-1988)», en P. Vilar
(dir.) y J. Termes (coord.), Història de Catalunya, vol. 7,
Barcelona, Edicions 62, 2004 (1.ª ed. 1987). Sobre formas de disidencias
culturales y resistencia civil: A. Alted Vigil y E. Nicolás Marín, Disidencias
en el franquismo (1939-1975), Murcia, DM, 1999; I. de Cabo, La
resistencia cultural bajo el franquismo, Barcelona, Áltera, 2000;
J. Gracia y Gracia, La resistencia silenciosa, Barcelona, Anagrama,
2004; P. Ysás (2004). Para el PCE, E. Treglia, Fuera de las
catacumbas. La política del PCE y el movimiento obrero, Madrid, Eneida,
2012. Entre las aportaciones sobre la oposición universitaria al franquismo:
J. J. Carreras y M. A. Ruiz Canicer (eds.), La universidad
española bajo el régimen de Franco (1939-1975), Zaragoza,
Institución Fernando el Católico, 1991; J. Álvarez Cobelas, Envenenados
de cuerpo y alma, Madrid, Siglo XXI, 2004; P. Lizcano, La
Generación del 56. La Universidad contra Franco, Madrid, Leer, 2006 (1.ª
ed. 1981); A. López Pina (ed.), La Generación del 56, Madrid,
Marcial Pons, 2010.
Represión. Sobre la política represiva del régimen:
P. Preston, La política de la venganza, Barcelona, Península, 2004
(1.ª ed. 1997). Como rigurosa síntesis de lo investigado sobre el terror y la
represión: J. Prada Rodríguez, La España masacrada. La represión
franquista en la guerra y la posguerra, Madrid, Alianza, 2010. Para el
marco legal, una excelente síntesis es la de
M. Carrillo, en VV. AA. (2001). Acerca del clima autárquico como
ingrediente de la represión: M. Richards, Un tiempo de silencio: la
Guerra Civil y la cultura de la represión en la España de Franco, 1936-1945, Barcelona, Crítica, 1999. Un estudio pionero que
conserva su valor sobre presos y prisiones de la dictadura es el de
A. Suárez y Colectivo 36, Libro blanco sobre las cárceles franquistas: 1939-1976, París, Ruedo Ibérico, 1976. La actuación del
Tribunal de Orden Público ha sido objeto de un exhaustivo estudio por
J. J. del Águila (2001); para la represión en las cárceles femeninas:
G. Di Febo, Resistencia
y movimiento de mujeres en España, 1936-1976, Barcelona, Icaria, 1979; S. Mangini, Recuerdos de la resistencia: la voz de las mujeres de la
guerra civil española,
Barcelona, Península, 1997; R. Vinyes, Irredentas: las presas políticas y sus hijos en las cárceles
de Franco, Temas
de Hoy, Madrid, 2002; testimonios de detenidas políticas están recogidos en:
F. Romeu Alfaro, El silencio
roto: mujeres contra el franquismo, Barcelona, El Viejo Topo, 2002, y en los tres volúmenes de
T. Cuevas, Testimonios
de mujeres en las cárceles franquistas (reeditados por J. J. Montes), Instituto de Estudios
Altoaragoneses, Huesca, 2004. Para los campos de concentración y las prisiones
durante la Guerra Civil y el franquismo: C. Molinero, M. Sala y
J. Sobrequés (eds.), Una inmensa
prisión,
Barcelona, Planeta-De Agostini, 2006 (1.ª ed., 2003), y J. Rodrigo, Los campos de concentración
franquistas entre la historia y la memoria, Madrid, Siete Mares, 2003.
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