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jueves, 28 de febrero de 2019

SODOMA (La decadencia y la corrupción en el corazón del Vaticano y de la actual Iglesia Católica)


Sinopsis

Sodoma expone la decadencia y la corrupción en el corazón del Vaticano y de la actual Iglesia Católica.

Este brillante y perturbador trabajo, basado en cinco años de investigación rigurosa, incluye extensas entrevistas a los más altos cargos que ostentan el poder en el Vaticano. El libro revela la existencia de una camarilla gay en el Vaticano, en la que Frédéric Martel argumenta que sus origines vienen del papado de Pablo VI (1963 – 1978). Martel describe al Vaticano como "el mayor armario de la ciudad" y da pruebas de que un alto número de cardenales son homosexuales. Aun cuando estos mismos cardenales están entre la gente proponiendo decretos en contra del matrimonio homosexual y muchos otros temas relacionados con la moralidad sexual. Pero este libro también habla sobre corrupción en otras esferas del clero: el choque entre oficiales de la iglesia con regímenes fascistas que persiguen y torturan a gente inocente; turbios negocios inmobiliarios; la hipocresía al defender y proteger a curas pederastas; y, por encima de todo, la predominante cultura del clericalismo, a través del cual muchos escándalos son ignorados y dejados de lado.

Sodoma es un libro con un claro mensaje al Vaticano de parte de todos los que anhelan una Iglesia inspirada en el Evangelio, una Iglesia para los pobres, los marginados y los desposeídos.

 Después de celebrar misas y colgar sus sotanas en algunas de las tantas iglesias de la Ciudad Santa, "miles" de curas salen a disfrutar de la noche gay de Roma.

Eso es lo que alega "Sodoma: poder y escándalo en el Vaticano", el polémico libro del periodista francés Fréderic Martel

"El texto es resultado de una investigación que realicé durante más de cuatro años, para la que viajé por varios países y para la que entrevisté a decenas y decenas de cardenales, obispos, sacerdotes, seminaristas y personas muy cercanas al Vaticano", asegura el autor a BBC Mundo.

Se trata de un texto que denuncia, según su sinopsis, la "corrupción y la hipocresía" dentro del catolicismo romano, que ha condenado por siglos la homosexualidad.

Martel afirma que, por condiciones históricas y sociales, el sacerdocio fue un escape para cientos de jóvenes que eran acosados en sus pueblos por su condición sexual y que, por eso, la Iglesia es ahora, en su criterio, una institución formada "mayoritariamente" por personas homosexuales.

"A medida que fui avanzando con la investigación, descubrí que el Vaticano es una organización gay al más alto nivel, una estructura formada en gran medida por personas homosexuales que durante el día reprimen su sexualidad y la de los otros, pero que en la noche, en muchos casos, toman un taxi y se van a un bar gay", alega el escritor.

Una de sus fuentes, le llegó a asegurar incluso que el 80% de los curas en el Vaticano son homosexuales, un dato que no corroboró de forma independiente.

Pero el autor afirma que uno de los hechos que más llamó su atención fue la "banalidad de la vida gay" para "miles" de sacerdotes, "que viven encerrados en el closet por una organización" y "que están atrapados en ese propio sistema", pero que disfrutan, a la vez, de lo que critican desde los altares.

El Vaticano no respondió de forma inmediata una solicitud de comentario hecha por BBC Mundo sobre el libro y las duras acusaciones que el autor hizo en esta entrevista sobre la institución.

No obstante, el renombrado teólogo jesuita James Martin, si bien destacó la envergadura del estudio, cuestionó los mecanismos que empleó Martel para la verificación de los datos o los testimonios.

"Martel ha realizado una impresionante investigación para su nuevo libro y ofrece algunas ideas importantes sobre la hipocresía y la homofobia en la iglesia", señala a BBC Mundo.

"Sin embargo, esas ideas están enterradas bajo una avalancha de chismes, insinuaciones y pesadez general que abruman al lector y hacen que sea difícil discernir los hechos de la ficción", agrega.
- Sacerdocio y homosexualidad -

Más de 190 cardenales, obispos y otras autoridades de la Iglesia católica se ha reunido en el Vaticano para determinar qué hacer ante la avalancha de denuncias de abusos sexuales que han aparecido contra sacerdotes en casi todo el mundo.

Dentro del sector más derechista de la institución, una de las acusaciones más frecuentes es vincular la ocurrencia de estos delitos con la homosexualidad de los curas.

De hecho, dos renombrados cardenales de Estados Unidos y Alemania enviaron una dura carta al papa Francisco en la que lo urgen a terminar con "la plaga de la agenda homosexual" y llaman a los obispos a romper su complicidad con los casos de abusos sexuales.

Pero de acuerdo con Martel, quien se reconoce a sí mismo como gay, el problema dentro de la Iglesia no es la opción sexual de los curas, que es un asunto privado, sino la "doble moral" de la institución hacia la sexualidad.

"El abuso sexual no está relacionado con la homosexualidad, puede ocurrir dentro de familias heterosexuales y la mayoría de las víctimas en el mundo son mujeres. Ahora, si miras dentro de la iglesia, la mayoría de los abusos son de curas homosexuales", afirma.

Lo que sucede, según Martel, es que una supuesta "cultura de secretismo" existente en la Iglesia conlleva al encubrimiento de los abusos.

"Sucede que como muchos obispos son gay, tienen miedo del escándalo, de los medios y, al final, de ellos mismos. Entonces protegen a los abusadores, no por el hecho de encubrir el abuso, sino para que no se sepa que ellos mismos son homosexuales. No solo están protegiendo al abusador, se están protegiendo a ellos mismos", considera.

En criterio de Martel, esto no solo lleva a que, por años, se hayan ocultado los abusos, sino a que muchos cardenales, obispos y sacerdotes se conviertan en fervientes críticos de la homosexualidad.

"Lo que encontré es que, en muchos casos, mientras más críticos eran con la homosexualidad, más lujuriosa era su vida oculta como gays", opina.

Y ¿qué pasa en América Latina? -

Durante sus más de 500 páginas, el libro expone que esta situación no es exclusiva del Vaticano, sino también de muchos otros países, incluidos algunos de América Latina.

"Estuve varias veces en Argentina, Cuba, México, Chile y Colombia y lo que encontré fue que la situación no era muy diferente que en el Vaticano", sostiene.

Martel asegura que, como factor común en algunos de estos países, se manifestó una "insólita" relación entre la cúpula religiosa y la militar, ya fuera hace décadas con los gobiernos de facto de Argentina y Chile, la guerrilla de Colombia o después con el régimen de Fidel Castro en Cuba.

"En la mayoría de estos casos, existía una complicidad entre la Iglesia y estos gobiernos o fuerzas que hacían que se encubriera la homosexualidad y los abusos de los sacerdotes en estos países", señala.

En México, señala, uno de los casos más conocidos fue el de Marcial Maciel, el fundador de la Legión de Cristo, pero también descubrió otros menos conocidos, como el del fallecido cardenal colombiano Alfonso López Trujillo.

Según el libro, el prelado merodeaba seminaristas y jóvenes sacerdotes, y contrataba a prostitutos masculinos de forma rutinaria.

Mientras promovía la enseñanza de la Iglesia de que todos los hombres gay están "objetivamente desordenados" y cuestionaba el uso del condón.

Y aunque Martel asegura que incluso se reunió con trabajadores sexuales que prestaron sus servicios al fallecido cardenal, muchos críticos del libro han cuestionado que la mayoría de las acusaciones que realiza carecen de pruebas sustentables y que solo se basan en "chismes" o "comentarios de pasillo"

Otros han cuestionado también que el texto podría dar lugar a una "cacería de brujas" contra curas homosexuales o promover estereotipos negativos, pues según Martin "es más fácil buscarse chivos expiatorios que confrontar la hipocresía y la cultura del secretismo" al interior de la Iglesia.

Para otros, el libro ha sido una revelación de lo que muchos consideran un "secreto a voces" y podría constituir un llamado a cambiar las anquilosadas estructuras del Vaticano.

"La Santa Sede debe ser un modelo para todas las diócesis del mundo, incluida la selección y la vigilancia de sus propios miembros. En este momento no lo es", dice a BBC Mundo el monseñor Stephen J. Rossetti, profesor de la Universidad Católica de Estados Unidos.

"Debe hacer un mejor trabajo para asegurar que sus clérigos sean fieles a su llamamiento a ser célibe. Y deben ser también más agresivos, especialmente cuando se enfrentan a clérigos homosexuales que no son célibes. Se han producido varios casos recientemente y continuarán envueltos en escándalos hasta que se hagan cargo de esto", agrega.


Continuará:


SODOMA
PODER Y ESCÁNDALO EN EL VATICANO

FRÉDÉRIC MARTEL



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ACERCA DE LA OBRA

NOTA DEL AUTOR Y DEL EDITOR

PRÓLOGO

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Foto: Luis Viadel

miércoles, 27 de febrero de 2019

Cómo hablar de porno a tus hijos


27/02/2019

Cómo hablar de porno a tus hijos

Guía por edades para explicar a los niños qué es la pornografía.




La idea de hablar a tu hijo sobre pornografía puede resultar aterradora, humillante o directamente fuera de lugar. Pero es una conversación necesaria para los padres que quieran criar a niños con un conocimiento saludable del sexo.

"Para mí es frustrante lo mucho que le está costando a la sociedad entender lo importante que es la visión del porno para la gente joven", explica a la edición estadounidense del HuffPost la educadora sexual Robin Wallace-Wright. "Enseño en muchos colegios e institutos y es evidente que los estudiantes cogen gran parte de su educación sexual a través del porno. Por las preguntas que me hacen, veo cómo distorsiona lo que deberían ser las relaciones y el sexo saludable, cómo provoca problemas con la imagen corporal y expectativas poco realistas sobre el acto".

Aunque el porno es un tema difícil, es una realidad en nuestro mundo. De hecho, niños de apenas 5 años están expuestos a imágenes sexualmente explícitas a través de los dispositivos tecnológicos, de videojuegos y otros soportes de la era digital. Afortunadamente, los padres tienen el poder de dar forma a la visión del mundo de sus hijos mediante conversaciones con sentido sobre estas cuestiones.

Para ofrecer algo de ayuda, la edición estadounidense del HuffPost se ha puesto en contacto con educadores sexuales para conocer la mejor forma de hablar de porno con los niños. A continuación se enumeran 11 cosas que los padres deberían tener en cuenta a la hora de abordar este tema.

Empieza pronto


"Por investigaciones previas sabemos que la edad media del primer acercamiento al porno es entre los 10 y los 12 años en chicos y entre los 11 y los 13 en chicas. Así que es mejor adelantarse a esto", sostiene la profesora de educación sexual Kim Cavill.

Muchos niños se cruzan con el porno accidentalmente cuando buscan algo en internet que no está relacionado o cuando sienten curiosidad sobre la pubertad y su cuerpo, pero a menudo se lo enseñan a otros niños más pequeños en el patio de recreo o en las clases.

"Hablar con los niños ayuda a prepararlos y a minimizar un potencial daño. También permite que el progenitor profundice en lo que sus hijos ven", añade Wallace-Wright, que recomienda a los padres estar al tanto de los smartphones y tabletas que usan sus hijos y establecer reglas para el uso de internet.

Mantén la calma


Hablar con calma y en un tono de voz neutral marca una diferencia en este tipo de discusiones sensibles, según Wallace-Wright. "Los padres están preocupados, y con razón, pero este miedo no puede filtrarse en su voz durante las conversaciones; si no, su hijo lo notará y se pondrá nervioso", apunta.

Wallace-Wright también ofrece un guión general para padres que quieren traer a colación el tema:

"Si alguna vez has visto imágenes de cuerpos desnudos haciendo cosas sexuales como tocarse partes privadas o restregarse entre sí, eso se llama pornografía o porno. Sé que suena extraño que te saque este tema, yo también me siento incómodo hablándolo. Saco el tema porque es posible que veas porno de forma accidental y quiero que sepas que estas imágenes y vídeos son para adultos y no muestran ni lo que es una relación real de amor ni lo que es el sexo. Si lo ves, no pasa nada. Me gustaría que, en ese caso, apagaras el ordenador o el teléfono y vinieras a hablar conmigo para que pueda explicarte lo que has visto".

Tranquilízalo: es normal tener curiosidad


"Hazles saber siempre que su curiosidad sobre el sexo, sobre la desnudez, sobre el cuerpo y sobre el porno es normal", señala la educadora sexual Melissa Carnagey, que insiste en que los padres deberían asegurar a sus hijos que se alegran de que hayan recurrido a ellos para plantear esas preguntas. La vergüenza y los secretos tampoco deberían ser parte de la discusión.

Hazles saber siempre que su curiosidad sobre el sexo, sobre la desnudez, sobre el cuerpo y sobre el porno es normal.

"Es importante que los padres creen ese espacio seguro para que ningún tema sea en sí tabú. Los padres suelen subestimar su influencia en lo que respecta a este ámbito", continúa. "Asegúrate de que los niños entiendan que el porno no es educación sexual. Y que si quieren saber más sobre estos temas, el mejor lugar al que acudir son los padres, además de algunos lugares seguros en internet donde pueden obtener información adecuada sobre el sexo".

Que no sea demasiado personal al principio


En lo que se refiere a niños mayores o adolescentes, Cavill cree que es mejor entrar en la conversación desde una perspectiva ética digital, en lugar de bombardear al niño con cuestiones demasiado personales como "¿has visto porno?", "¿qué tipo de porno ves?" o "¿dónde lo ves?".

"Internet nos parece algo muy privado, cuando en realidad no lo es, así que irrumpir en ese velo de supuesta privacidad puede ser bastante conflictivo, lo cual no es una buena forma de abordar una conversación", explica la especialista.

En su lugar, Cavill recomienda hacer preguntas abiertas, como qué amigos y compañeros de clase lo hacen. También puede ser de ayuda fingir algo de "ignorancia de viejos", haciendo preguntas como: "He oído tal historia en la radio sobre sexting. ¿Sabes si en tu colegio también pasan estas cosas?". Esto permite a los padres y a los jóvenes entablar una conversación de una forma no beligerante y ver a dónde les lleva.


Recalca que el porno es espectáculo, no realidad

"Siempre me aseguro de repetir que la pornografía es sexo como espectáculo. No es sexo en la vida real", afirma Cavill. "Parte de ese sexo como espectáculo se hace para simular la vida real, pero es espectáculo. Tiene poco que ver con el sexo real".

La educadora sexual suele continuar sus charlas con una broma: para ella, ver porno y sentirse preparado para el sexo en la vida real es como ver La guerra de las galaxias e insistir en que estás preparado para pilotar una nave de la NASA.

Al aclarar que el porno es espectáculo, es importante hacer hincapié en que no es una forma saludable de aprender sobre sexo. Melissa Carnagey señala que la pornografía convencional transmite un mensaje confuso e ideas nocivas sobre el cuerpo humano, sobre lo que es natural y lo que está potenciado, sobre el consentimiento y la seguridad.

"A veces, en el porno convencional no muestran el uso de condón u otros métodos anticonceptivos, así que no es una representación sana del sexo", apunta. "El porno es una industria que está ahí por los beneficios, no por la educación sexual. No va a dar a un niño curioso información precisa sobre las relaciones, el cuerpo y el sexo".

Derriba las formas en las que el porno difiere del sexo en la vida real


Wallace-Wright muestra una serie de puntos que los padres deberían tratan con sus hijos mayores para desmontar los mitos que el porno perpetúa y no ocurren en el sexo en la vida real.

"En una relación sexual sana las parejas hablan, descubren qué gusta a ambos, preguntan '¿te apetece?' antes de empezar cualquier acto sexual y buscan el consentimiento de su pareja con preguntas como '¿te sientes bien haciendo esto?", plantea la experta. "Las parejas se tratan con cuidado y respeto".

Ver porno y sentirse preparado para el sexo en la vida real es como ver La guerra de las galaxias y sentirse preparado para pilotar una nave de la NASA.

Otros puntos sobre los que hablar son el hecho de que en el porno no se ven cuerpos tan diversos como en la vida real (los penes normalmente son más grandes que la media, al igual que los pechos), no se suele hablar del consentimiento, el sexo puede ser violento y en el porno heterosexual tampoco suele haber igualdad en los roles de género, ya que las mujeres "sirven" a los hombres y tienen poca consideración por su propio placer.

"El porno es actuación. A los actores se les paga por hacer lo que hacen. El sexo real no es ni suena así", insiste. Wallace-Wright sugiere que los padres digan a sus hijos: "Lo único que parece tener valor en el porno es lo sexualmente deseable que sea el cuerpo de una persona. Pero el valor de alguien es mucho más que su aspecto; en tu valor también están tu personalidad, tu carácter, tus intereses, tus talentos... todas las cosas que te convierten en ti mismo".

Enséñales que cada cual es jefe de su propio cuerpo


En cuanto a temas sexuales, los niños suelen tener dos miedos: "¿Tengo que hacer eso?" y "¿Me dolerá?". En el porno, los niños pequeños pueden preocuparse de que a la gente que sale en el vídeo le duela por los sonidos de gemidos que hacen.

Después de aclarar que los actores porno no están sufriendo, los padres pueden aprovechar la oportunidad para recordar a su hijo que cada uno manda en su propio cuerpo.

"Les aseguraría que con su cuerpo no tienen que hacer nada que no quieran hacer", recuerda Cavill. "Así que si no quieres ver vídeos así o no quieres hacer las mismas cosas con tu cuerpo, no tienes que hacerlo. Eres el jefe de tu propio cuerpo".

En cuanto a la preocupación por el miedo, Cavill les diría: "La mayoría de la gente decide tener sexo porque en general el sexo sienta muy bien. Pero no tienes que hacer nada que no quieras hacer".

Utiliza recursos


Tanto Carnagey como Cavill recomiendan vídeos de Amaze.org (algunos de ellos, disponibles en español) y de YouTube para guiar la conversación sobre porno.

"Que un padre vea vídeos instructivos sobre este tema con su hijo es una forma genial de provocar la conversación y puede ofrecer alguna clave a los padres que se sienten nerviosos por cómo decir lo que tienen que decir", añaden las expertas.

Carnagey también recomienda el libro Screenwise: Helping Kids Thrive (and Survive) in Their Digital World (en inglés), de Devorah Heitner, que incluye recursos online para ayudar a los padres a criar nativos digitales.

Además, Carnagey es embajadora de The Porn Conversation, una organización fundada por la productora de porno ético Erika Lust para ayudar a los padres a mantener conversaciones relevantes con sus hijos sobre estos temas.

Deja claro que pueden acudir a ti


"Resulta clave que el progenitor explique al niño que puede recurrir a él en cualquier momento que vea algo raro o tenga cualquier pregunta", afirma Wallace-Wright. Ella aconseja que los padres digan a sus hijos: "Si alguna vez ves algo que no entiendes o que te hace sentir incómodo, cuéntamelo. Estoy aquí para hablar y para ayudarte".

Sería ideal que antes de que surja la conversación del porno los padres ya hayan empezado a mantener pequeñas conversaciones sobre sexualidad con sus hijos en torno a temas como las partes del cuerpo, el género, la pubertad y las relaciones.

"Esto da al niño unos cimientos de conocimiento sobre los que el padre puede empezar a construir; por ejemplo, que ya hayan hablado de que las relaciones amorosas implican comunicación, ternura, respeto, para que el niño entienda que el porno no refleja una relación de amor", argumenta Wallace-Wright.

Los niños suelen tener preguntas sobre lo que es exactamente el porno, o sobre los actos específicos que han visto cuando se han cruzado con imágenes pornográficas. Aunque hay formas éticas de porno en internet, los vídeos e imágenes que los niños ven suelen ser de porno mainstream, que envía mensajes tóxicos y dañinos sobre el consentimiento, los roles de género, la dinámica, la raza y la discapacidad.

No puedes criar a tu hijo de forma eficaz desde una posición de miedo.

"Lo que tenemos que hacer como padres y adultos que se preocupan es abordar estas conversaciones, para garantizar que les damos las herramientas y las lentes para poder interpretar lo que ven y para saber que tienen un lugar seguro al que ir si tienen preguntas o si sucede algo", sostiene.

Ten en cuenta que no sólo se trata de vídeos en internet


Cavill recalca que la conversación sobre pornografía no debería girar sólo en torno a medios del tipo PornHub.

"Esa no es la única forma en la que los jóvenes consumen pornografía", afirma. "Debido a la normalización del sexting y de la vida digital y del envío de imágenes de cuerpos desnudos, también se tiene que hablar sobre las leyes que se cruzan con este tipo de comportamientos".

En muchos lugares hay leyes que criminalizan a adolescentes que envían fotos de desnudos al considerar que están produciendo y difundiendo pornografía infantil, y aunque su aplicación es contradictoria, Cavill cree que es importante que los adolescentes sean conscientes de lo que dice el sistema legal del lugar donde viven.

Los padres pueden sacar a colación este tema preguntando a sus hijos si sus compañeros hacen sexting. "Entonces puedes decir: 'Creo que deberíamos mirar lo que dice la ley sobre esto, sólo por curiosidad, ¿vale? ¿Por qué no le echamos un vistazo juntos?".

De ese modo, las familias pueden enmarcar la discusión en términos de ética en internet y de la responsabilidad online. A partir de ahí, Cavill aconseja hablar específicamente de los valores familiares en lo que al sexo se refiere; por ejemplo: "Esto es lo que es legal según la ley, pero esto es lo que nuestra familia piensa que es moral hacer o no hacer, más allá de estos estándares legales".

Enséñales a reducir el riesgo digital


Los padres pueden pedir a sus hijos que eviten un comportamiento digital arriesgado, pero dar órdenes como "¡nunca jamás envíes fotos desnudo!" no es especialmente efectivo. Para Cavill, resulta imprescindible enviar el mensaje de que también es ilegal pedir fotos de alguien desnudo.

"Muchas jóvenes han denunciado haberse sentido acosadas y coaccionadas a llevar a cabo este tipo de comportamiento. No lo eligen ellas, pero reciben un montón de mensajes insistentes hasta que al final envían una foto para pararlo", explica, y los jóvenes no saben bien qué hacer cuando sufren este tipo de acoso.

Finalmente, Cavill recomienda a los padres ser realistas sobre el tipo de comportamientos que tienen los jóvenes, además de darles la información que necesitan para reducir el riesgo, como explicarles las leyes del país, contarles qué pueden hacer si se sienten acosados, cómo gestionar el tema de las fotos de desnudos después de terminar una relación consensuada, a quién acudir si se encuentran en una situación complicada, etcétera.

"Mi principal aviso para los padres que, comprensiblemente, tienen miedo de estos temas es que no adopten una actitud autoritaria. Aunque sean entendibles sus temores, no puedes criar a tu hijo de forma eficaz desde una posición de miedo", argumenta.

"Los padres quieren abordan la conversación con un '¡déjame que vea tu móvil!', '¿dónde está tu cuenta falsa de Instagram?', 'te voy a revisar el teléfono cada día', 'no hagas esto', etcétera. Y para algunos niños funciona, pero no para la mayoría", prosigue. "En la mayoría de casos parece que obedecen, pero simplemente mejoran sus tácticas de ocultamiento, y de ese modo ni el padre ha hablado del riesgo ni ha conectado realmente con aquello con lo que lidiando los jóvenes sobre el terreno".

Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano

George Pell, Cardenal del Vaticano y Criminal Violador de niños


El 'número tres' del Vaticano, culpable de abusar de un menor y violar a otro

George Pell se convierte así en el integrante más alto del Vaticano en ser condenado

Andrea De Lucas Martes, 26 de febrero de 2019

ElPlural

El cardenal George Pell, quien fuera consejero directo del papa Francisco, considerado el “número tres” del Vaticano, y superministro de Finanzas, ha sido declarado como culpable de abusos sexuales a dos niños durante los años 90 por el tribunal de Melbourne. Algo se sospechaba desde el pasado 11 de diciembre, cuando se supo que Pell ya había sido imputado por cinco casos de conducta sexual inapropiada. Hoy se ha conocido que los afectados fueron dos menores de 13 años que pertenecían al coro, a uno de ellos incluso llegó a violarle. George Pell se convierte así en el integrante más alto del Vaticano en ser condenado, según informa el diario El País.

El caso de Pell se hace público a la vez que finaliza la cumbre de abusos en el Vaticano, a la que han acudido 190 líderes religiosos dispuestos a detener esta lacra, en donde se solicitó eficacia y contundencia ante estos hechos. Esta petición se contradice con la acusación al cardenal, ya que el australiano ha seguido en su cargo de economía en el Vaticano. De igual manera, se le alejó del consejo de cardenales que orienta al pontífice “por motivos de edad”, y se reunieron sin Pell el pasado diciembre.

El trato a Pell durante toda la acusación también es contraria al que han recibido otros cardenales, como Theodore McCarrick, a quien expulsaron del sacerdocio hace pocas semanas. Hasta ahora, el cardenal australiano estaba en libertad condicional, aunque podría ser arrestado a partir de mañana, que será cuando se inicien las vistas para establecer una condena que podría llegar hasta los diez años de cárcel.

Aunque el cardenal ya tenía un pasado en Australia, por una larga lista de acusaciones de víctimas, el Papa siempre le atribuyó la presunción de inocencia, y creyó su versión, ya que el propio Pell negó en varias ocasiones lo sucedido.

En Melbourne tuvo cinco cargos entre 1996 y 1997, entre los que se denunció la penetración a una menor justo después de que el entonces arzobispo de Melbourne celebrara una misa. Los otros cuatro cargos fueron por actos indecentes a otros dos menores. En el juicio se dijo que, en 1996, Pell se cruzó con los dos menores en la catedral después de una misa, les increpó que se habían metido en un lío por beber vino de la misa, y seguidamente abusó de ellos. Después de estos hechos, un año después, volvió a abusar de uno de los menores.

Según medios locales, que recogen el comunicado emitido, una de las dos víctimas asegura que es solo “un tipo trabajador común y corriente que mantiene y protege a su familia lo mejor posible”, y que quiere que se le etiquete como un portavoz de las víctimas por pederastia: “Necesito espacio y tiempo para soportar el proceso judicial en marcha”. También señaló que sufrió “vergüenza, soledad, depresión y una lucha (interna)”, algo común en víctimas de abusos, y que le costó “años en entender el impacto” que esos hechos tuvieron en su vida. En cuanto a la otra víctima, falleció de sobredosis hace cinco años, en 2014.

Antes de ingresar en el Vaticano, Pell fue sacerdote en su localidad natal, Ballart, desde 1979 hasta 1984, cuando se sucedieron decenas de acusaciones de abusos hacia otro cura, Gerald Ridsale, quien fue condenador a ocho años de cárcel, y hechos de los que Pell dijo no saber nada. Tampoco sabía nada, según declaró, de las 4.444 denuncias entre 1980 y 2015, y muchos se produjeron mientras él estaba en el arzobispado de Melbourne, entre 1996 y 2001. Emiliano Fittipaldi, periodista en L’Espresso y escritor del libro Lujuria, que narra estos hechos, dice que en Australia se llegaron a pagar ocho millones de euros a las víctimas para no volver a mencionar esos asuntos.