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domingo, 20 de junio de 2021

 

ElHuffPost

LIFE

Paz Velasco: "Hay padres que tras leer un cuento a sus hijas se van a consumir porno de menores"

La experta analiza los diferentes perfiles criminales, la exposición de los menores en la red, qué es lo que atrae del 'true crime' y acaba con una leyenda urbana, las 'snuff movies'.

Por 

Paula M. Gonzálvez

19/06/2021 



Las últimas semanas han teñido de negro el país, conmovido por el caso de las pequeñas Anna y Olivia de Tenerife, el asesinato de la joven de 17 años Rocío Caíz o la sentencia condenatoria a los parricidas de Godella. Y con todo ello, las redes sociales no sólo se han llenado de condolencias, sino de una cuestión que cada vez se plantea más gente: ¿Qué tipo de ser humano es capaz de acabar con la vida de sus propios hijos?

Por otro lado, los menores están cada vez más expuestos en la red al ciberbullying, a los pederestas —el material pedófilo se ha disparado durante la pandemia— e incluso a a las sectas.

Son asuntos que preocupan cada vez más a la sociedad, al tiempo que el número documentales del género true crime no deja de crecer desde hace tres años. Hay algo en ellos que fascina al espectador, según la propia ciencia.

Todo ello lo explica detalladamente Paz Velasco de la Fuente, autora de Homo criminalis (Ariel). La criminóloga y jurista especializada en personalidad psicopática y delitos violentos habla también de por qué “todos tenemos la capacidad de matar, aunque eso no implique que nos podamos convertir en asesinos”, de los diferentes perfiles que copan las peores noticias de las últimas semanas o de qué lleva a un criminal a convertirse en un asesino confeso. Y acaba con una leyenda urbana: las snuff movies.

Queda claro que a la gente le fascina los crímenes, y no hablo de casos que son noticia en la actualidad por desgracia... Sólo hay que ver el auge del true crime. ¿Por qué hechiza tanto?

A unos les mueve el morbo y a otros el punto de vista académico, y el true crime ofrece todas las aristas posibles: el punto de vista de la víctima, del delincuente, la narrativa judicial... queremos saberlo todo. Nos sentimos protegidos viéndolo desde el sofá, con la seguridad de saber que esa maldad que existe no nos va a tocar. Consumimos tanto por la curiosidad, por entender cómo es capaz el ser humano de pasar este límite. Nos permite saber qué pasa por la mente de otras personas desde la seguridad del hogar.



¿Tenemos comportamientos psicopáticos que no sabemos identificar en nuestro día a día? Dices que “pensar que hay monstruos sueltos es mucho más sencillo que aceptar que los verdaderos monstruos habitan entre nosotros”.

Estamos acostumbrados a que los malos sean los demás y subestimamos nuestra propia maldad. Todos tenemos la capacidad de matar, pero esa capacidad de matar no implica que nos podamos convertir en asesinos. Nos frena nuestra moral o el miedo al castigo, pero ni todos somos 100% buenos ni 100% malos. Hay padres de familia que tras leer un cuento a sus hijas se van al ordenador a consumir porno de menores. Los monstruos tienen una fachada compensatoria. Lo que hay detrás se conoce demasiado tarde, convivimos con ellos y somos incapaces de verlo.

¿Hay forma de identificarlo?

Cuando es tarde. Tony King [asesino de Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes] llevaba una vida totalmente ordenada, era un buen padre de familia, era buen compañero en el trabajo, nadie sospechaba que estaban buscando durante dos años al estrangulador de Holloway. Vino a España habiendo cumplido dos condenas y se adaptó perfectamente a su entorno, creó una red de amigos, se volvió a casar, tuvo dos hijas... Nadie sabía que detrás de esa imagen había un depredador sexual y un necrófilo.

Hay que acabar con esa frase de “hay que estar enfermo para...”. Porque estos asesinos no son enfermos mentales. ¿Lo crees así?

Efectivamente. Matan mucho más y delinquen mucho más ‘los cuerdos’ (por así decirlo) que quienes padecen una enfermedad mental. Sólo hay que comparar las sentencias de nuestro país. Por ejemplo, en uno de los últimos casos, sí que se sabe que la madre de Godella padece una esquizofrenia psicótica.

No podemos legitimar la conducta delictiva bajo el amparo de la patología”

Pero en el caso de los parricidas de Godella, el padre no tiene ninguna enfermedad.

Exacto. El padre cumplirá la sentencia de 50 años de cárcel. No podemos legitimar la conducta delictiva bajo el amparo de la patología [enfermedad mental], porque parece que se quiera justificar. Quien tiene una patología ya tiene la inimputabilidad, entra en un centro psiquiátrico y no en un penal. Pero ‘los cuerdos’ son los que planifican, tienen un móvil, delinquen con libre albedrío. Saben lo que hacen en todo momento.

Hay una pregunta que cada vez se repite más, especialmente tras el caso de las niñas de Tenerife. ¿Cómo un padre o madre es capaz de acabar con la vida de sus hijos? ¿Hay alguna explicación, desde el punto de vista de la Criminología, para esto?

El filicidio es una conducta que ya se practicaba en Esparta, cuando se quitaban de encima a los hijos que no cumplían con los requisitos físicos, porque querían ser el pueblo más fuerte. A partir de ahí, todas las sociedades han matado a hijos. Pero llegamos al siglo XXI: las motivaciones femeninas y masculinas suelen ser diferentes, sólo coinciden en una: la venganza hacia la pareja o expareja para hacer daño, utilizando a los hijos como instrumento. En psicología se conoce como el el Síndrome de Medea o el efecto Medea inverso, en el caso del hombre.

¿Qué otras razones existen, según la ciencia?

Hay madres que han matado por sufrir depresión con tendencias suicidas y, ante la posibilidad de pensar que dejan a sus hijos solos, recurren al suicidio ampliado; existe también el homicidio por compasión, cuando un hijo tiene una enfermedad y los padres ven como un imposible que desarrolle una vida normal: lo matan y luego, muchas veces, se suicidan. No se puede reducir sólo a la venganza, aunque suele ser el móvil en la mayoría de los casos, especialmente por parte de los hombres.

En estos últimos días, ha salido a relucir de nuevo el nombre de José Bretón, para compararlo con Tomás Gimeno. ¿Por qué no se les debe comparar?

Vaya por delante que estos son los crímenes más horrendos de explicar y de entender. Cuando se utiliza a los hijos como instrumento de venganza, pocos padres pueden sobrevivir a esto. En el caso de José Bretón, estamos ante un caso de psicopatía de manual. Tomás Gimeno no tiene las mismas pautas ni rasgos de personalidad, son dos perfiles completamente diferentes. Sin embargo, en el caso de Tomás Gimeno hay muchas cosas que aún no sabemos. La verdadera crueldad (añadida) es estar desaparecido 45 días y dejar a la madre con la esperanza. Y que ahora no aparezca su otra hija es lo más inhumano que se le puede hacer.

Esa frase tan repetida de que el asesino en serie es el criminal menos libre no es verdad”

Lo cierto es que en ambos casos, han sido capaces de poner el odio hacia la mujer por encima del bienestar de sus hijos.

La venganza es una de las emociones mas radicales del ser humano. Somos capaces de cualquier cosa para buscar justicia. Tomás Gimeno es una persona con una baja tolerancia a la frustración, ha tenido una vida más o menos fácil y cómoda y de repente alguien le dice “hasta aquí”. Se le han visto rasgos de narcisismo y él ha decidido cómo y cuándo termina la historia, o que la madre no se lleve a sus hijas para que otro haga el rol de padre. Es demasiado pronto, aún no hay periciales. Pero sí se puede decir que es un acto extremo de violencia. Además: llevárselas, desaparecer, geolocalizar el móvil para que se sepa dónde estuvo en el último momento es querer que la madre sufra mucho. Estaba muy premeditado. Aún así, no es el perfil de Bretón, que jamás se suicidaría. Se quieren tanto a sí mismos que jamás se harían daño.

Tenemos predisposiciones, entonces, pero esas “no nos convierten en asesinos”.

Efectivamente. De hecho hay unas disposiciones genéticas que hacen que determinados sujetos sean más agresivos, y a veces se refuerzan por elementos en la infancia, el entorno, la socialización... y pueden acabar convirtiéndose en asesinos. Pero, en última instancia, quienes decidimos somos nosotros. Esa frase tan repetida de que el asesino en serie es el criminal menos libre no es verdad. Un asesino en serie sabe lo que quiere hacer, planifica, va a comprar objetos, sigue a una víctima... Los humanos tenemos predisposiciones, pero también inhibidores que nos impiden actuar así: la moral, el miedo al castigo, evitar los antecedentes... quienes decidimos tener esa conducta somos nosotros.

Los asesinos que suelen confesar no lo hacen por arrepentimiento, sino por notoriedad”

¿Se puede marcar algún tipo de diferencia entre un asesino confeso, como el de Rocío Caíz, y otro que no lo es?

El que no confiesa, como Bretón, se cree más listo que la Policía, y el que confiesa lo hace porque quiere que quede constancia de ha sido él. Son perfiles a los que no les basta con matar, sino que quieren ser recordados, como el asesino de la Catana, que dio entrevistas y quería ser famoso. Lo logró, hasta hasta el punto de que unas niñas imitaron un crimen como el suyo, el de las brujas de San Fernando. Son casos muy acordes a la personalidad. El asesino de la baraja era un narcisista, y él mismo se entregó porque estaba harto de que no lo encontraran. Los que suelen confesar no lo hacen por arrepentimiento, sino por notoriedad.

Para ir acabando... la sociedad tiene un problema grave con la vulnerabilidad de los menores en la red. Están expuestos al ciberbullying, a pederestas e incluso a sectas. ¿Cómo se puede atajar eso?

El problema es que regalamos a los menores móviles y tablets antes de darles educación digital, y les estás regalando una herramienta con muchas funciones. Los menores se creen superhéroes que lo controlan todo y no se dan cuenta de lo vulnerables que son, porque en Internet el producto son ellos. Hay miles de ojos buscando menores y adolescentes, que son narcisistas, quieren salir guapos en Instagram y tener likes. Vamos tarde, porque les regalamos esta tecnología cuando no saben lo que es el sexting, o cuando creen estar hablando con Raquel, que resulta ser un señor de 50 años.

Por último, una curiosidad: abordas en el libro el tema de las snuff movies, que tanto se han tratado en el cine o la literatura. Por antiguo que suene, ¿de verdad son una leyenda urbana?

Es mucho más antiguo, solo que Amenábar hizo una peli brillante [Tesis], luego se hizo Asesinato en 8mm (1999) e incluso hay una novela muy famosa de Carmen Mola en la que habla de este tema [La red púrpura]. Sí, es una leyenda urbana. Hubo años en este país en los que se pasearon por los platós de televisión dos señores —el padre de una víctima de Alcàsser y un señor que decía ser criminólogo— vendiendo la historia de que había snuff movies del asesinato de sus hijas. ¿En serio ninguna autoridad judicial solicitó esas cintas? Yo lo desmitifico. Lo que se está vendiendo en la web son películas, con una recreación de la violencia brutal, pero películas. Tuve que acceder a ellas con un perito forense y en muchas salía la misma actriz, así que está viva.


Libro recomendado
 

La adopción es un injerto de amor en el árbol genealógico.


 Foto: Luis Viadel

 

Berlanga, vida de un ácrata irreverente

Esta biografía es un estudio fresco y desenfadado del cineasta, un ácrata gamberro que concibió el cine como una síntesis de voyerismo, fetichismo y provocación

RAFAEL NARBONA

25 mayo, 2021

ElCultural




¿Dónde se gestó la mirada de Berlanga, su agudeza para atrapar esos detalles que revelan el interior de un ser humano? Miguel Ángel Villena (Valencia, 1956) nos cuenta que detrás del mostrador de la pastelería Postre Martí, situada en el centro de Valencia. Fundada en 1868 por Tomás Martí, abuelo materno del cineasta, desfilaron por ella las clases medias y altas, fascinadas por unos expositores que ofrecían golosinas, fruta confitada y carne de membrillo. Un niño larguirucho, de enormes orejas y ojos azules con destellos de picardía, observaba a los clientes, estudiando sus gestos y escuchando sus conversaciones. Berlanga siempre dijo que su oficio era espiar a los demás, que no creía en métodos ni en tecnicismos. Villena ha obtenido el XXIII Premio Comillas con Berlanga. Vida y cine de un creador irreverente, un estudio fresco y desenfadado del cineasta, un ácrata gamberro que concibió el cine como una síntesis de voyerismo, fetichismo y provocación.

El autor recrea con acierto la genealogía de la familia Berlanga. Hijo de una familia de la alta burguesía valenciana, Luis parecía predestinado a la política, pues su abuelo paterno fue un liberal de ideas reformistas y su padre consiguió un acta de diputado. Luis siempre se sintió un “anarquista conservador”, lo cual le mantuvo alejado del dogmatismo marxista y del anhelo de cargos políticos. “Mequetrefe y enfermizo” en su niñez, el paso por un colegio jesuita despertó en él un anticlericalismo feroz que no se aplacaría con los años.

Villena nos ofrece el retrato de un hombre que apenas cambió desde su juventud. Golfo y mujeriego en su adolescencia, su filosofía vital siempre fue el carpe diem. Haber crecido en la ciudad de las Fallas dejó en su sensibilidad una propensión permanente a la ordinariez, la procacidad y la horterada. El cine de Buster Keaton completaría su forma de ver el mundo, añadiendo una acusada inclinación hacia la paradoja, la incongruencia y el absurdo. Según su biógrafo, GoyaValle-Inclán y Solana rematarían una perspectiva que alumbraría algunos de los grandes clásicos del cine español: Bienvenido, Mister Marshall (1953), Plácido (1961), El verdugo (1963), La escopeta nacional (1978) o La vaquilla (1985).

Dos películas deslumbraron al joven Berlanga: El hombre invisible (James Whale) y Don Quijote (Georg W. Pabst). Ambas de 1933, inspiraron su determinación de convertirse en director de cine. El estallido de la Guerra Civil acabó con su existencia de joven burgués. El verano del 36 fue alegre y despreocupado hasta que un grupo de anarquistas obligó a exiliarse a su padre en el norte de África. Movilizado por el ejército republicano, Berlanga participó en la batalla de Teruel, pero no disparó un solo tiro. Destinado al botiquín de su compañía, conoció de cerca la crueldad de la guerra, pero también su lado grotesco y esperpéntico. La victoria de Franco no trajo la paz, sino la humillación y la injusticia. Su padre fue encarcelado y condenado a muerte. Luis se alistó como voluntario en la División Azul con la esperanza de conseguir un indulto. De nuevo, se libró de pegar tiros, pero no del hambre y el frío.

En 1946 se traslada a Madrid, matriculándose en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas. Allí conoce a Juan Antonio Bardem, iniciando una amistad que se malogrará por culpa de los celos profesionales y las discrepancias estéticas e ideológicas. Con él escribirá el guion de Bienvenido, Mister MarshallMiguel Mihura será la tercera pluma que intervendrá en una película memorable que suscitó la ira del embajador estadounidense y del actor Edward G. Robinson, fiel escudero de la cruzada anticomunista lanzada por el senador McCarthy.

Por el contrario, el régimen sonrió, pues interpretó que el filme ridiculizaba a los americanos al mismo tiempo que exaltaba la raza hispánica. Según Villena, el rodaje fue un infierno, pues la juventud de Berlanga despertaba burlas e insubordinación entre actores, que lo llamaban “niño” de forma despectiva. Su tendencia a decir que cada toma era “una cagada” inspiró el apodo que le acompañaría el resto de su vida: “Mister Cagada”.

El régimen no se mostró tan comprensivo con Plácido El verdugo, dos obras inconcebibles sin la colaboración del guionista Rafael Azcona, la amistad “más pasional” de Berlanga. La censura impuso cortes y algunos políticos hablaron con Franco, acusando al cineasta de subversivo. A pesar de que Plácido fue nominada a un Óscar y El verdugo obtuvo el premio de la crítica del Festival de Venecia, Berlanga tardó casi cuatro años en rodar de nuevo. Tamaño natural fue estrenada en el extranjero, no sin sufrir acusaciones de machismo y misoginia. Con una madre dominante y una esposa de fuerte carácter, María Jesús Manrique, Berlanga se definía a sí mismo como un “calzonazos”. Villena apunta que en sus películas las mujeres parecen indestructibles e imponen a los hombres su criterio, precipitando a veces su destrucción.

Con pluma ágil y amena, Villena nos muestra en esta biografía fresca y desenfadada la sala de máquinas del cineasta
Después de la muerte de Franco vendría la trilogía de la familia Leguineche (La escopeta nacional, Patrimonio nacional, Nacional III), la evocación desmitificadora de la Guerra Civil (La vaquilla) y un testamento cinematográfico (París-Tombuctú) que ajustó cuentas con la vida, el sexo y la muerte. La prematura muerte de su hijo Carlos Berlanga, una de las grandes estrellas de la Movida, impregnó de tristeza los últimos años del cineasta.

Con su pluma ágil y amena, Villena nos muestra la sala de máquinas de un cineasta que rehuía las composiciones artificiales, explotando el movimiento y la fluidez del plano secuencia para humanizar a sus personajes. No se limita a reconstruir el itinerario vital del director de cine, también recrea con eficacia su época. El resultado es un fresco de la España del siglo XX por el que se pasea un cineasta irreverente, iconoclasta y descreído. Berlanga se perfila como un tipo algo esnob y distante. No es cercano ni sencillo. A veces indiscreto, entrometido e incluso impertinente, protege celosamente su intimidad y sus lazos afectivos no incluyen grandes complicidades.

En esta biografía hay varios Berlangas. El crítico social implacable de Plácido y El verdugo. El erotómano de Tamaño natural. El nostálgico de París-Tombuctu. Todos son ciertos y al mismo tiempo levemente contradictorios. Berlanga no era un canalla, pero tampoco un santo. Simplemente, era un cineasta con un indudable genio. De todos los Berlangas, yo me quedo con el de Calabuch. Frente al desgarro de sus grandes obras maestras, el cineasta explotó por una vez un registro más entrañable y lírico. No mostró el mundo tal como era, sino como debería ser. Se acercó a Frank Capra. Quizás no es el mejor Berlanga, pero sí el Berlanga que nos hace sentir el viento de la utopía, soplando en un istmo que parece querer desprenderse de la realidad.



 

La ficha carcelaria de nuestros abuelos, presos del franquismo

MEMORIA HISTÓRICA

  1. El Gobierno digitaliza y pone a disposición del público los papeles de 37.147 condenados a muerte o altas penas y de otros cientos de miles de reclusos de la dictadura

FERNANDO GARCÍA

MADRID

26/05/2021

LaVanguardia




¿Qué castigos sufrió y qué momentos de alivio pudo tener mi abuelo cuando estuvo preso por combatir el franquismo? ¿Qué motivos esgrimió el tribunal para imponerle su condena? Los descendientes de miles de reclusos de la Guerra Civil y la dictadura podrán obtener con cierta facilidad, en unos meses, las respuestas a estos y otros interrogantes. El Gobierno se dispone a digitalizar y poner en red, a disposición de todos los ciudadanos, cientos de miles de fichas y expedientes de los reos de Franco.

La operación se sustanciará a través de un convenio entre la Vicepresidencia Primera del Gobierno y el Ministerio de Cultura. Sus respectivos titulares, Carmen Calvo y José Manuel Rodríguez Uribes, firmarán el protocolo este miércoles.

El objetivo es "facilitar la consulta de los documentos relacionados con la represión que sufrieron los presos políticos encarcelados durante la Guerra Civil y la dictadura franquista"

El objetivo es "facilitar a la ciudadanía la consulta de los documentos relacionados con la represión que sufrieron los presos políticos encarcelados durante la Guerra Civil y la dictadura franquista, y que se custodian en los archivos estatales", indicaron fuentes gubernamentales.

Los documentos que se digitalizarán y centralizarán están depositados ahora, más en concreto, en el Archivo General de la Administración, el Centro Documental de la Memoria Histórica con sede principal en Salamanca y el Archivo de la Real Cancillería de Valladolid.

Parte de los papeles que se digitalizarán eran hasta ahora "muy difíciles de obtener hasta por los profesionales"

Aunque parte de esos papeles pueden consultarse ya, e incluso en formato digital en algunos casos, el convenio dará acceso a expedientes hasta ahora "muy difíciles de obtener hasta por los profesionales", indicó a La Vanguardia el doctor en Historia por la Complutense y especialista en represión franquista Gutmaro Gómez Bravo, autor del libro Hombres sin nombre (Cátedra), sobre la clandestinidad socialista durante la dictadura.

La principal novedad que aporta la medida del Ejecutivo está en la puesta a disposición de 300.000 fichas del Registro-Índice de la Población Reclusa. En ellas se recoge el historial carcelario completo de cada preso, del que hasta ahora "y en la práctica"  sólo podía disponerse de un registro de militancia con indicación del "grupo subversivo al que se le acusaba de pertenecer".

La principal novedad está en 300.000 fichas con el historial carcelario completo de los reos, de quienes hasta ahora sólo se podía acceder a un mero "registro de militancia" sin detalles

Desde el momento en que el proceso de digitalización culmine,  cualquier interesado podrá hacerse con una copia de la sentencia dictada contra el represaliado del que se trate, así como con informes sobre el delito que se le imputó en consejo de guerra o en el Tribunal de Orden Público; sobre el tiempo que pasó en distintas cárceles; si redimió pena por trabajos; qué cómputo se le reconoció en su caso; si obtuvo la libertad condicional, con o sin destierro y, en caso afirmativo, dónde hubo de trasladarse... Unos datos que hasta sólo podían conseguirse mediante largos e inciertos periplos burocráticos, "y no siempre", indicó el historiador consultado.

Además de esas 300.000 fichas del Registro de la Población Reclusa del franquismo, la operación de conversión digital de papeles de la dictadura incluye la siguiente documentación, según fuentes de Cultura:

Otros documentos que se pondrán en red son 37.147 fichas de presos condenados a muerte y a penas de reclusión mayor, o 400.00 propuestas de libertad condicional

.- 400.00 fichas de propuestas de libertad condicional de la Sección de Libertad Condicional y Redención de Penas por el Trabajo, correspondientes a los años 1940 a 1965 y custodiadas en el Archivo General de la Administración (AGA).

.- 46.290 expedientes de propuestas de libertad condicional de entre 1940 y 1967, también depositados en el AGA. 

.- 37.147 fichas de presos condenados a muerte y a penas de reclusión mayor (años 1939 a 1950), archivadas en el Centro Documental de la Memoria Histórica.

.- 1.400 fichas  y 2.838 expedientes de libertad vigilada de la Junta Provincial de Libertad Vigilada de Valladolid (1943-1968), procedentes del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León e incorporados al Archivo de la Real Cancillería de Valladolid.