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martes, 30 de diciembre de 2025

 




Mercedes Rodríguez

Lo vengo diciendo desde hace muchos días: o existe una política valiente dentro del Gobierno y, por añadidura, del PSOE, o vamos a salir de él humillados y, para muchos, con la duda de si será verdad todo lo que se está diciendo.

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En primer lugar, hay que apartar a todos estos dinosaurios del partido. Son quienes son y han llegado donde han llegado gracias al PSOE, partido que ahora tratan de hundir. De lo contrario, serían simples politiquillos con mayor o menor reputación en los bares que frecuentan.

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No es de recibo que, un día sí y otro también, tengamos que escuchar declaraciones de una mal llamada oposición “amiga” y que, pese a ello, sigan perteneciendo al partido como si no pasara nada. El derecho a la libertad de expresión existe, por supuesto, pero no desde las tripas de nuestra casa. Si quieren hacer oposición, es asunto suyo, pero deben hacerlo desde fuera y no desde dentro, donde nos vemos representados afiliados y simpatizantes que no los queremos ni en pintura. Dicho sin rodeos: todos estos, a la calle sin demora, y entonces que digan lo que quieran.

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Si se pierden unas elecciones o el Gobierno, puede ocurrir. Lo que no podemos permitirnos es perder con el “enemigo” desgarrándonos desde dentro y, encima, llamándoles camaradas.

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Uno ya no sabe cuántas atrocidades ha cometido la derecha. Ahí tienen a sus dos expresidentes y a toda la gama de ministros y altos cargos, todos alineados, sin poner nada en cuestión dentro de su partido; más bien al contrario: “el que pueda hacer, que haga”.

Nada de cuestionar lo que dice o hace su presidente, aquel que vino a prometer política para adultos y sin insultos y que se ha convertido en uno de los personajes más mentirosos y trileros de la España política.

Sin embargo, ahí lo tienen, tragándose todo lo que le pone encima de la mesa VOX, sin que nadie le contradiga. Ha hecho balance del año y solo ha propuesto barro, mentiras y trileradas. La última, decir que él no borra los mensajes de su móvil. No, claro: si hay algo comprometido, se rompe a martillazos. Y, aun así, repito, nadie pone en cuestión sus deslices, a veces de un calado infumable.

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Y mientras tanto tenemos a un personaje en las filas del PSOE que, solo con ver a qué medios se acerca cuando va a decir algo contra el Gobierno, ya nos está diciendo qué clase de persona es.

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Decía Chesterton —que hizo la mili conmigo—: “Es difícil dar una definición de la lealtad, pero quizá nos acerquemos a ella si la interpretamos como el sentimiento que nos guía ante una obligación”.

Y al lado, el cabo furriel Espinel añadía: “La traición la emplean únicamente aquellos que no han llegado a comprender el tesoro que se posee siendo dueño de una conciencia honrada y pura”.

¿Cuál de las dos definiciones se les puede aplicar a estos dinosaurios resabiados? Ahí lo dejo.

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El Bellotero .


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