Espinar y Nicolás: vidas
paralelas
Público
David Torres
3-11-16
La limpieza
de sangre ha vuelto a salpicar las camisas impolutas de Unidos Podemos con uno
de esos escándalos de corta y pega que son la sal de la vida del cuñadismo
patrio. En esta ocasión, en lugar de titiriteros, becas de investigación sin
usar, reyes magos de fogueo o mayordomos de Echenique, la cosa va de inmuebles.
A primera hora del miércoles parecía que Ramón Espinar había hinchado él solo
otra burbuja inmobiliaria; a media mañana se decía que había revendido con
alevosía y a traición una vivienda de protección oficial en Alcobendas; a
mediodía se supo que no era exactamente una vivienda de protección oficial sino
una “vivienda joven” que adquirió gracias a un préstamo familiar y que tuvo que
revender por no poder pagarla. Y que además estaba obligado a venderla.
De inmediato
tan subversiva operación financiera desató un acuciante debate sobre el régimen
de las viviendas protegidas y también sobre el enriquecimiento ilícito por
parte de tantos pelagatos que no tienen donde caerse muertos. Muchos argumentan
que Espinar, para seguir a rajatabla el ideario de su partido, no sólo no tenía
que haber subido el precio del piso si se veía obligado a venderlo, sino
venderlo a mitad de precio o, mejor aún, regalarlo a una ONG de Monjas sin
Fronteras para que abrieran otra sede de la Fundación Francisco Franco. Poco
importa que el hombre, por aquel entonces, ni siquiera estuviera metido en
política: su padre sí, y además sumergido hasta las cachas en el timo de las
tarjetas black, que seguro que tiró de una para prestarle el dinero de
la entrada. En Podemos tienen que responder no sólo por lo que sus
representantes hacían antes de que se fundara el partido sino también por lo
que hicieran sus padres.
La famosa
técnica del suflé informativo -ése que va siempre sube y sube hasta desinflarse
en una sentencia del Tribunal Supremo y un escupitajo de Rafael Hernando- tira
ahora por el lado de la ética, ya que, por lo visto, está muy feo especular con
este tipo de viviendas en vez de arruinarse con ellas. En realidad, lo que se
le reprocha a Espinar es que únicamente sacara 19.000 euros de beneficio
cuando, de haber sido un joven emprendedor, podía haber fundado un fondo buitre
o financiado la sede de un partido político en la calle Génova a base de sobres
rellenos con dinero negro.
.Esta eficaz
cortina de humo ha servido para distraer al personal de la última jugada del
niño prodigio del PP, el pequeño Nicolás, quien implicó en un solo documento
falsificado, y con faltas de ortografía, a la vicepresidenta del Gobierno y a
un agente secreto de su invención en una audaz maniobra que pretendía frenar la
nociva invasión franchute del Carrefour a expensas de Mercadona. Se trenzan
tantos y tan variados delitos en este delirio digno del Superagente 86 que muy
probablemente no va a pasar a instancia judicial, con el peligro que tiene el
chaval este el día en que se ponga a tirar de la manta. No sólo es una
superestrella del plasma, igual que Mariano, sino que, a poco que se lo
proponga, acaba de presidente del gobierno.