Juan
Eslava Galán: "Franco necesita muchas misas"
El
escritor e historiador presenta su nueva obra,
'Enciclopedia nazi
contada para escépticos'
LUIS
ABASCAL
Sábado,
27 de noviembre de 2021
ElPlural
El
escritor e historiador Juan
Eslava Galán publica
nuevo libro. Pocos autores son capaces de crear tanto, tan bien y en
tan poco tiempo. Con Enciclopedia
nazi contada para escépticos (Planeta) Galán
trae una extensa guía en la que comprime los años más extraños
del Siglo XX. Y lo hace como Juan Profundo en Estilo
propio no copio.
Sin perder su esencia. Tratando de divulgar, enseñar y despertando
la risa del lector.
A
lo largo de la obra, Eslava Galán describe, uno a uno, los términos
más determinantes del nazismo. Un guía obligatoria para amantes de
la historia.
Pregunta:
Cómo puede usted escribir tanto en tan poco tiempo.
Respuesta: Hoy,
por ejemplo, me he levantado a las 5:30 de la mañana y me he puesto
a trabajar hasta las 8:30. He desayunado, me he duchado y me he
preparado para las entrevistas. Cuando termine, seguiré trabajando.
Suelo trabajar entre ocho y diez horas diarias, incluidos sábados y
domingos. Hay pocas cosas que me interesen. No veo fútbol, tampoco
la tele. Algunas películas sí. Solo leo y escribo.
P:
¿Tampoco documentales?
R: Algunos
también. Otros comienzo a verlos y los dejo. Yo siempre recomiendo:
si un algo no te gusta al principio, déjalo. Hay mucha oferta y poco
tiempo. Yo soy muy avaro con el mío.
P: Enciclopedia
Nazi contada para escépticos.
¿Con el nazismo se puede ser escéptico?
R: Hay
que ser escéptico respecto a la historia. Del nazismo sabemos que es
una monstruosidad, pero con este libro me he propuesto averiguar por
qué un pueblo, que probablemente fuera el más culto del mundo, se
deja embaucar por unos indocumentados. Cómo siguen ideas erráticas,
falsas y cómo, cuando ya están derrotados en el año 43, aguantan
dos años más.
P:
¿Y cómo pudo pasar?
R: En
un principio conectan muy bien con el pueblo porque vienen de ser
víctimas de una tremenda injusticia como fue el Tratado de
Versalles. El pueblo vibra en contra de eso y Hitler sabe
exactamente qué darles. Después, se aprovecha de la debilidad de
una democracia que no puede rearmarse de una guerra devastadora
porque los votantes verían a ese dirigente como un loco. ¿Cómo
alguien va a rearmarse años después de una guerra? ¿Quién te va a
votar haciendo eso?. Pero él sí puede en una dictadura.
Además, ese rearme entraña millones de puestos de trabajo. Se van
coordinando las cosas para ver al pueblo embaucado y, después,
cuando deja de estarlo ya hay un régimen de terror en el cual,
por un simple chiste, te pueden mandar a un pelotón de fusilamiento.
P:
Me cuesta imaginarme a indocumentados haciendo una obra tan
perfectamente malvada.
R: La
primera genialidad es dar con la tecla del sentimiento del pueblo.
Hitler lo plasmaba a la perfección en los discursos. Un tipo
poliédrico y un orador impresionante. Sin embargo, en el trato
común, todo el mundo se decepciona al conocerle. Pero con sus
discursos hace que el pueblo se sienta unido e importante. Luego
desarrolla una especie de estafa piramidal. Acaba con el paro, crea
infraestructuras, existe un progreso evidente. La gente se enamora de
esa idea, pero no saben que ese progreso económico se basa en los
Bonos Mefo. Ingeniería económica falsa y que crea una burbuja que
termina por reventar y solo soportable gracias al saqueo de los
pueblos de alrededor.
P:
Más allá de la situación política, ¿qué otros contextos
culturales, sociales, incluso religiosos, hacían de Alemania una
tierra en la que pudiera fructificar el nazismo?
R: Existe
un componente innegable: la obediencia. Aquí no podría pasar porque
somos inobedientes. El que manda les marca la pauta y ellos la
siguen. Otra causa fue la propaganda. Tan efectiva que los políticos
modernos, de cualquier signo, siguen los mismos principios. A este
aspecto lo llamo la Ópera Alemana. Todo el pueblo estaba actuando
como figurante.
P:
¿De ahí que posteriormente no hubiera un movimiento de resistencia
fuerte? ¿Fue la brutalidad del régimen o la propia cobardía del
pueblo alemán?
R: Se
mezclan ambas cosas. No cuestionar a la autoridad y la presión que
existía. Por ejemplo, la Gestapo casi no tenía efectivos. Se servía
básicamente de la delación. Cualquiera podía denunciar a
cualquiera.
P:
Es curiosa la ironía de pueblo-víctima y pueblo-verdugo.
R: Claro.
Después de la guerra se llegó a un consenso. Como hacía falta un
Estado tapón frente a la amenaza de la Guerra Fría y la Unión
Soviética, llegaron a un consenso. Los malos fueron los nazis, no
los alemanes. Nazis malos; alemanes buenos. No, perdona. Los nazis
fueron los alemanes. Había ocho millones de afiliados en el partido.
P:
Un pueblo consciente de lo que pasaba a su alrededor. Por ejemplo, un
barrendero de las calles de Berlín, ¿conocía que se estaba
llevando a cabo un Holocausto?
R: El
pueblo sabe que desaparecen judíos, pero no sabe qué hacen con
ellos. La muerte de los judíos comienza a finales del año 41.
Un año después, el pueblo sabe que los están matando. Había
soldados en los campos de concentración que iban y venían de
permiso, que se lo contaban a sus familiares. Estos a sus amigos,
etc. Pero se callan. ¿Qué puedes hacer en caso de que estés en
contra de eso? Y, en segundo lugar, en cuanto pías contra el
régimen, te matan.
P:
Una leyenda urbana reza que el propio Hitler tenía sangre judía.
R: Afinando
mucho es posible que su abuela, que fue criada en una casa de judíos,
tuviera relaciones con el señorito de la casa. Es solo especulación.
P:
Ario no era el tío.
R: La
pinta de todos los jerarcas nazis era impresentable. Y es curioso que
muchos de los ejemplos que ponían en las portadas como ideal ario,
resultaron al final ser judíos.
P:
Tampoco debió ser un gran artista.
R: Era
un negado. Antes de la I Guerra Mundial, la meca del arte fue París.
Posteriormente, donde están todas las vanguardias artísticas es
Berlín. Hitler reacciona contra esas vanguardias porque era un
pintor de brocha y lo que le gustan son las estampitas. E impone ese
gusto. Desde el punto de vista artístico fue un desastre.
P:
También luchó en la I Guerra Mundial.
R: Ganó
las dos medallas de hierro. De primera y segunda clase. Fue un buen
soldado.
P:
¿Qué papel jugaron los medios de comunicación para su ascenso?
R: Había
medios que estaban en su contra. Incluso se le ridiculizaba. Pero
desaparecen bruscamente en cuanto accede al poder. Luego fueron muy
importantes. El Ministerio que mejor funcionó, sin duda, fue el de
Propaganda.
P:
¿Nadie pudo imaginarse la peligrosidad que representaba?
R: Las
barbaridades que escribe en Mein
Kampf,
que, por cierto, es un pésimo libro, ¿cómo te las vas a creer?
Dices vale, son especulaciones pero este tío cómo las va a llevar a
la práctica.
P:
Hablemos del papel jugado por España. En los años 30, había
muchos admiradores de Hitler en nuestro país.
R: En
esos años se configuran dos soluciones a los problemas del mundo: el
comunismo y el fascismo. Y hay partidos filofascistas en todo Europa
y en España, no solo estaba La Falange. En Cataluña estaban los
Escamots. Con todos los desfiles y parafernalia copiada de Mussolini.
P:
¿Cómo fue la relación entre Franco y Hitler?
R: Hitler
siempre despreció a Franco. De hecho, tanto él como Mussolini
piensan que debería haber ganado la Guerra Civil muchísimo antes,
con toda la ayuda que le prestaron. Pero Franco no era tan torpe.
Franco pensaba que era bueno que durara más la guerra porque así
podía acabar con toda la oposición en un contexto bélico.
P:
La posición de España en la II Guerra Mundial nunca ha quedado muy
clara.
R: Él
quiso aprovecharse en el inicio y le propone a Hitler entrar en ella
cuando Francia se ha rendido e Inglaterra está a punto de hacerlo.
Si entra no tiene daños y, además, se aprovecha del reparto. Sin
embargo, en el verano del 40 Inglaterra no se rinde. Luego, Hitler
trata de ahogar comercialmente a Inglaterra queriendo conquistar
Gibraltar y obligarles así a pasar por el Océano Atlántico, donde
les esperaría con submarinos para aniquilarles. Pero Franco no lo ve
claro y se comienza un tira y afloja que finaliza con la invasión de
Alemania a Rusia. Ahí Franco respira tranquilo.
P:
¿Pero se puede asegurar que Franco fue aliado de Hitler?
R: Evidentemente
sí. La División Azul es solo un ejemplo. También el envío de
Wolframio, por ejemplo. Tras ver que la guerra la iban ganando los
Aliados, se fue separando de Hitler.
P:
Tras la victoria, ¿qué llevo a los Aliados a permitir otro régimen
fascista en Europa?
R: Los
españoles creemos que EEUU e Inglaterra estuvieron en contra de
Franco durante la Guerra Civil. Pero no. De hecho, le ayudaron. Una
guerra se hace siempre con petróleo y acero. El petróleo era suyo.
Además, a Inglaterra no le interesaba bajo ningún concepto que
triunfara una revolución comunista en España. Podrían despotricar
mucho en el Parlamento contra Franco pero luego le ayudaban. Y desde
el principio, además. El 17 de julio del 36, cinco petroleros de la
Campsa reciben la orden de ir a puertos en manos de los rebeldes. Al
finalizar la II Guerra Mundial, en Postdam, Stalin puso sobre la mesa
ir a por Franco. Churchill, le paró los pies. Había intereses y
ordenó que a Franco no se le toca. A Roosevelt le pareció bien y se
salvó Franco. Paradójicamente, a Franco le salvó el miedo a
Stalin. Ya se ve clarísimamente que viene la Guerra Fría.
P: ¿Considera
equiparables los términos nazismo y comunismo?
R: En
algunas cosas sí. Son dos dictaduras. Más sangrienta la comunista,
por cierto. Se basan también ambas en un dirigismo férreo.
P:
¿Por qué cree que el comunismo ha evolucionado hasta convertirse en
un término progre, cool, icluso naif?
R: En
un principio, el comunismo fue la gran esperanza de los pueblos.
Además, los intelectuales se hicieron todos comunistas porque
desconocían por completo lo que estaba sucediendo en Rusia. Se
dejaron llevar por la propaganda. Luego, desde la perspectiva
española, ser comunista era la manera de oponerse a la dictadura
franquista. De hecho, hubo intelectuales que dedicaron loas a Stalin,
aunque se supiera que fue peor que Hitler. ¿Por qué? Porque lo
progre era ser comunista.
P:
Otra cosa. Términos como comunista o nazi, poco significado tienen
ya. Cualquiera es nazi y cualquiera es comunista.
R: Comunista
menos. Pero el término fascista, o fachan, no significa nada.
Un día iba paseando por Chueca y había una pareja haciendo una
mudanza. Y tenían una puerta del coche abierta que no dejaba pasar a
los peatones por la acera porque era muy estrecha. Cogí y la cerré
un poco. Lo justo para poder pasar. Doy cuatro o cinco pasas y
oigo, ¡facha! Me acerqué y le pregunté a la chicá que lo
gritó: '¿Sabe usted lo que significa facha?' No sabía nada.
Lo estaban utilizando como un insulto. Como decir cabrón.
P:
¿Cree que cabe la posibilidad en Europa de que pueda aparecer un
nuevo líder mesiánico como Hitler?
R: Europa
está muy vacunada frente a eso. En el juego democrático tiene que
haber partidos de diferentes ideologías. Y tiene que haber
elecciones y prensa libre. Es así de simple. Eso hace que la cosa
discurra por cauces democráticos.
P:
Pero hay corrientes peligrosas en Europa. Hay un auge claro del
nacionalismo, el islamismo también está muy impregnado en la
sociedad europea.
R: El
nacionalismo es siempre una resistencia frente al extraño y una
valoración excesiva de lo propio. No dejan de ser un peligro para
Europa, al igual que la inmigración islámica masiva.
P:
Yo considero que las ideas más cercanas al nazismo que hay ahora en
Europa es el islamismo fundamentalista.
R: Occidente
ha evolucionado gracias a la Ilustración. Fue un momento en el que
se separó pecado de delito. Y el islam no lo ha separado. Y por
ello, no puede aplicar la Declaración de los Derechos Humanos porque
iría en contra de la sharía.
P:
Otra cosa respecto al islamismo. Asusta el miedo en Europa a condenar
frontalmente una serie de ideas que se oponen a la democracia.
R: El
buenismo.
P:
Otra especie de dictadura.
R: Vienen
huyendo de un sistema que nos pretenden imponer.
P:
Ya para terminar. ¿Es lo mismo Pablo Casado yendo a una misa por
Franco que Angela Merkel a una por Hitler?
R: No
tiene nada que ver. Pero dicho eso, Franco necesita muchas misas. El
alma de Franco, esté donde esté, necesita muchas… Uno puede creer
o no. Yo soy agnóstico. Pero si fuese religioso pensaría que a este
hombre habría que hacerle muchas misas.