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viernes, 14 de abril de 2023

14 de Abril
Día de la República





 





Un rey sin pueblo no es

 nada, pero un pueblo sin

 rey es libre.




Un rey, qué rey, y un pueblo pasmado


Sep 30, 2020

Análisis y opinión, Manuel S. de Frutos,


Artículo de Puño en alto@puno_en



¿Buscaba Felipe VI con su llamada congraciarse con la máxima representación de judicatura del Estado como presunto pago de favores pasados y por si en un futuro pudieran hacer falta para evitar que su progenitor tenga que verse en la tesitura de pisar los juzgados?


Un rey y a la sazón jefe de Estado por herencia, cuya familia tiene el currículum que tiene, creo que debería ser más cauto y prudente a la hora de pretender sacar el pie del tiesto para ganar un falso protagonismo y recuperar una supuesta representatividad, que, de haberla tenido alguna vez, la ha perdido por méritos propios. De lo contrario siempre corre el riesgo que de forma legitima algunas voces desde el gobierno y desde fuera le recuerden su estatus y para qué ostenta el cargo que ostenta y las limitaciones del mismo.

Un individuo que aún no se ha dignado a dar razones sobre la marcha del país de quien heredó la jefatura del Estado y como ha podido desarrollar esas actividades ilícitas y éticas tan reprobables, así como, amasar ese descomunal patrimonio sin que él lo supiese, provoca que haya quien pueda pensar que con la llamada al Presidente del Tribunal Supremo y Consejo General del Poder Judicial para disculparse por su inasistencia al tradicional acto de entrega de despacho judiciales, en este caso en Barcelona, buscaba congraciarse con la máxima representación de judicatura del Estado como presunto pago de favores pasados y por si en un futuro pudieran hacer falta para evitar que su progenitor tenga que verse en la tesitura de pisar los juzgados.

De manera popular cada vez son más los que piensan que quieto y callado estaría más guapo y hasta podría parecer que la formación que gratuitamente recibió de todos los españoles le ha servido de algo y no para dar rienda suelta a la arrogancia que le hace mostrarse por encima del bien y del mal por su cuna y a la de la distante actitud de su consorte, que “creyóse nasida pa reiná” .

Perdida la ejemplaridad en el seno de su familia con la que debería devolver algo de la despreocupada vida que le confiere su estatus, solo le quedaba intentar guardar la neutralidad. Ahora sabemos que este personaje, al quitarse la careta de una supuesta neutralidad, quiere ser rey y por ende jefe de Estado de una parte de los españoles, de aquellos que igualmente son descendientes de los que se vieron beneficiados que ideológicamente están en la derecha, sino en la extrema derecha. Muy probablemente como consecuencia de haber obtenido la jefatura del Estado por herencia de su más que evidente corrupto progenitor, de la misma manera que este la obtuvo de la mano de un dictador, cuya sangrienta dictadura aún no han repudiado ni él ni su padre ahora huido, ni nadie de su familia. Algunos todo lo contrario.

A igual que todos los españoles no he podido votar por el anterior ni por este rey, y si se hubiese podido tampoco lo votaría, pero no me impide que dude de su imparcialidad, ponga en entredicho su ejemplaridad, ética y moral y critique sus actos personales e institucionales, faltaría más. Con la que está cayendo, la mayoría social de este país se siente pasmada al comprobar que el jefe de Estado por herencia, colabore a desestabilizar y enfrentar dos de los poderes del Estado, en este caso el ejecutivo y el judicial. Si lo ha hecho de manera intencionada, mal. Y si lo ha hecho de manera inconsciente, peor. En ambos casos, queda absolutamente inhabilitado para el cargo que representa.

Desde mi conciencia como republicano, abomino de la monarquía como forma de Estado, pero de admitirse la circunstancia mientras no se desarrolla un nuevo y necesario proceso constituyente en forma de República, debe ser el gobierno y en su defecto el Parlamento quien en todos los casos controlen y supervisen todas las actividades, ya sean personales como institucionales del rey.

Y si no está de acuerdo, la puerta está abierta y, en tal caso, que cierre al salir.





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