Hola
Asumo
que la edad condiciona la percepción de cualquier acontecimiento.
Cuando este miércoles por la tarde leí la Carta a la Ciudadanía
firmada por Pedro Sánchez, se me vino a la cabeza la
imagen de Adolfo Suárez anunciando su dimisión aquel
29 de enero de 1981. La siguiente pantalla en mi memoria la
ocupa Tejero en
el Congreso tres semanas después. Esa cadencia de sucesos es hoy
completamente imposible. Tranquilidad, pero hasta cierto punto. Mi
tesis, sin el menor aroma conspiranoico, consiste en que asistimos
(en España y en otras democracias) a procesos
golpistas de carácter civil,
sin armas ni tricornios ni bigotes machirulos. Por otras vías que
tienen que ver con un funcionamiento anómalo de la justicia, con un
ecosistema mediático adulterado y con poderes económicos y
empresariales que se resisten a aceptar las reglas básicas de la
democracia.
Intentaremos
argumentar esta tesis en el plano de la Opinión, pero sobre todo
vamos a aportar desde infoLibre,
en estos días de incertidumbre y sobredosis de elucubraciones, datos
informativos contrastados que nos ayuden a participar en el debate
abierto tras el paso inédito y arriesgado del presidente del
Gobierno: ¿queremos una democracia cuyo debate público está
permanentemente distorsionado por calumnias, bulos, insinuaciones,
insultos y, sobre todo, inducido por una estrategia de oposición que
niega la legitimidad del Gobierno y de las principales instituciones
democráticas? No se trata sólo de si Pedro Sánchez sigue o no
sigue en La Moncloa. Lo trascendente es si como sociedad estamos
dispuestos a ejecutar
a un presidente de gobierno a costa de lo que sea,
incluida la apertura de un proceso judicial disparatado contra su
pareja. Esta es la gota que ha colmado el vaso de Sánchez, pero el
vaso estaba previamente repleto, y no ya contra Sánchez, sino contra
la democracia.
Empezaré
por el final, con nombres y apellidos: la decisión de Juan Carlos
Peinado, titular del juzgado de instrucción 41 de Madrid, de abrir
una investigación secreta contra Begoña Gómez, esposa del
presidente del Gobierno, sobre la base de una denuncia de siete
folios presentada por la organización ultraderechista Manos
Limpias, lo
que merece es una inspección del Poder Judicial (caducado
pero en funciones). ¿Tiene alguna justificación legal iniciar un
proceso penal basado en recortes de supuestas informaciones digitales
ya desmentidas, sometidas a rectificaciones legales y sin una sola
prueba o indicio de veracidad? Peinado da crédito a Manos Limpias
como en su día (y durante meses y años) García Castellón dio
crédito a la
fábrica de falsedades montada por el comisario Villarejo contra
Podemos.
El juez tomará declaración a dos periodistas por si muestran (bajo
secreto) en el juzgado las pruebas que en sus medios no han aparecido
para respaldar acusaciones tan gruesas como la de tráfico de
influencias o corrupción.
Jesús Maraña, director editorial de infoLibre
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