LA CAIDA EUROPEA DE FEIJÓO: UNA VENGANZA MADE IN VON DER LEYEN
El pasado noviembre el Partido Popular puso en riesgo la estabilidad de las instituciones europeas intentando bloquear la ratificación europarlamentaria de la nueva Comisión Europea. Es fácil de recordar: el PP intentó bloquear el nombramiento de Teresa Ribera para salvar el desastre de Carlos Mazón durante la gestión de la dana del 29 de octubre. En Bruselas nunca entendieron aquel movimiento, ni siquiera en su familia política del Partido Popular Europeo (PPE). González Pons (señalado ya por los contactos de su hijo con Gazprom) y Dolors Montserrat (escaldada después de que Ribera la destrozara en el debate electoral de las euopeas, unos meses antes) usaron toda su influencia, que no es mucha, para bloquear a Ribera. Durante una semana consiguieron hacer suficiente ruido para que los sospechosos habituales (El Mundo y el ABC) tuvieran una raspa de sardina que echarse a la boca y pudieran sacar unas pocas portadas fake. El líder del PPE, Manfred Weber, les siguió el juego porque necesitaba entonces al PP español para revalidar su cargo en el próximo congreso del PPE que se celebrará en Valencia, los días 29 y 30 de abril. Pero llegada la hora de la verdad, Weber, a quien se le empezaba a rebelar buena parte del grupo, frenó y dejó a Feijóo, González Pons y Montserrat, colgados de la brocha. Durante aquellas semanas, desde el Berlaymont, el director de Gabinete de la presidenta Úrsula Von der Leyen, Bjorn Siebert, tuvo que remangarse para sacar adelante la ratificación de la Comisión Von der Leyen II, con Diego Rubio, jefe gabinete de Sánchez, a la maniobra en Madrid ,y Miguel Gil Tertre en Bruselas, prestos a moverse si Ribera corría peligro, algo que nunca llegó a suceder más allá del ruido.
El binomio Sánchez-Von der Leyen está apuntalando la nueva UE. La democracia cristiana alemana y la socialdemocracia española vienen a ser los dos pilares sobre los que se asentará el discurso político que permita elaborar la política económica de la UE de los próximos cinco años y las bases de su autonomía estratégica. En esta dupla, Feijóo tiene todas las de perder, una vez que la presidenta de la Comisión ha logrado neutralizar a Weber.
Volvamos a la primera semana de noviembre, la semana en la que Teresa Ribera sería ratificada como vicepresidenta primera de la Comisión. Los movimientos de Feijóo-Weber los vio venir Von der Leyen desde la planta 13 del Berlaymont. Se mantuvo quieta, pero apuntó todo. Cuatro meses después, el PP español empieza a pagar su traición. Los populares han querido trasladar el congreso del PPE de Valencia a Madrid. Temen un escenario de manifestaciones y tienen que sacar de la foto a Mazón. Durante las últimas semanas intentaron por todos los medios que el PPE se prestara a mover el congreso a Madrid, pero no lo consiguieron. Paga la UE y su cancelación o traslado a otro sitio por razones políticas obliga a que el gasto extra corra a cargo del partido de cada país. El PPE se niega a hacer ese gasto y el PP tampoco puede soportarlo solo. La política es tan cara como necesaria. Ahora los populares españoles dicen que sus colegas alemanes los han “traicionado”. Veremos si en Valencia aparecen Von der Leyen, Metsola, Merz, Mitsotakis, Tusk y otros líderes populares europeos. En Moncloa, Diego Rubio acaricia un gato negro, en Bruselas Bjorn Siebert no responde al teléfono de Génova. Von der Leyen sonríe: “Conmigo no se juega, Alberto”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario