María Moliner.
1900-1981
8 de septiembre de 1939.
“En todo momento he obrado o he dejado obrar por motivos de consciencia, y nunca por consideraciones de cautela; de modo que en todo lo hecho por mí aparece mi auténtica personalidad.”
«La educación es la base del progreso; considero que leer es un derecho incluso espiritual.»
«Cogí un lápiz, una cartilla y empecé a esbozar un diccionario que yo proyectaba breve, unos seis meses de trabajo, y la cosa se ha convertido en 15 años.»
«Desde luego es una cosa indicada que un filósofo entre en la Academia y yo ya me echo fuera, pero si ese diccionario lo hubiera escrito un hombre, diría: ´¡Pero y ese hombre, cómo no está en la Academia!.»
“El bibliotecario, para poner entusiasmo en su tarea, necesita creer en estas dos cosas: en la capacidad de mejoramiento espiritual de la gente a quien va a servir y en la eficacia de su propia misión para servir a ese mejoramiento”.
“La denominación de ‘uso’ aplicada a este diccionario significa que constituye un instrumento para guiar en el uso del español tanto a los que lo tienen como idioma propio como a aquellos que lo prenden y han llegado en el conocimiento de él a ese punto en el que el diccionario bilingüe puede y debe er substituido por un diccionario en el propio idioma que se aprende”.
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María Moliner (1900-1981), conocida gracias al Diccionario que lleva su nombre, es al mismo tiempo una figura desconocida y en cierto modo invisible. Una montaña de palabras, las que fue anotando en fichas y agrupadas por familias etimológicas, han terminado por eclipsarla, aunque hayan contribuido también a reconocerla. Si no hubiera sido condenada al ostracismo durante el franquismo, tal vez no hubiera tenido tiempo de abordar esta ingente tarea de ordenar el uso del español. Su historia atraviesa el siglo XX, siendo también la historia de una generación que en la década de los treinta era joven y ambiciosa intelectual y vitalmente. Una generación en la que las mujeres empezaban a sentirse cómplices de los cambios colectivos. Una generación que tuvo que "exiliarse", muchos de sus integrantes fuera de nuestro país, y otros muchos, como María Moliner, en su propia intimidad, para sobrevivir tras la Guerra Civil.
Hasta hoy, sin embargo, nadie había emprendido seriamente la tarea de escribir una biografía como ésta, dando voz a la parte de su familia que la conoció (hijos, nietos), y poniendo en valor su figura dentro del contexto de la España de sus años. La autora consigue con este libro narrar la historia de un exilio interior, de una figura silenciosa que, en la intimidad de su hogar, consiguió crear una de las obras cumbre de la cultura española en el siglo XX, y cuya vigencia resulta hoy más clara que nunca para la actual generación de pensadoras, escritoras e intelectuales.
María Carrión
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