Ascensión
López, la bebé robada que irá a prisión por denunciar su caso: "Mi condena
es un aviso para los demás"
Fue condenada a pagar 55.000 euros
por difamar a una monja, que se niega a perdonarla, lo que le evitaría la
cárcel.
19/11/2017
ElHuffPost
Cuando el padre de
Ascension murió, ella tenía apenas ocho años. Ese día, al entrar por la puerta
de su casa, todavía no sabía nada: ni la tragedia que acababa de ocurrir, ni el
infierno que se le avecinaba.
Al
pasar a la habitación de su padre, se encontró el cuerpo inerte. Como haría
cualquiera a su edad, Ascensión se fue a su cuarto a llorar. Entonces una
familiar interrumpió su llanto para reprocharle el duelo: "No sé por qué
lloras por alguien que no tiene nada que ver contigo", le espetó.
Aquel
episodio fue tan sólo el principio de un largo calvario para Ascensión, que a
sus 53 años puede convertirse en la primera persona en entrar en
prisión por el caso de los bebés robados.
Y
todo por tratar de buscar respuestas a ese comentario que marcó su vida. Porque
aquella niña de ocho años, que hoy es presidenta de la asociación SOS Bebés
Robados de Almería, empezó muy pronto a hacer preguntas y sólo se encontró con
mentiras. "Cada uno me contaba una versión de los hechos", explica a El
HuffPost.
"¿Por
qué lloras por quien no es nada tuyo?", le dijo con 8 años una familiar
tras la muerte de su padre
Ascensión sentía que
nadie, ni siquiera su madre adoptiva, quería contarle la verdad sobre su vida.
Cansada de intentarlo, dejó pasar el tiempo.
Su madre murió, sus
hijos nacieron y ella decidió retomar la búsqueda. En Sevilla, donde nació, fue
a buscar su expediente de adopción. Para su sorpresa, los documentos contenían
diversas irregularidades: varias identidades y otros datos que a Ascensión no
le cuadraban. Además, tampoco encontró su partida de nacimiento. "Es como
si yo no hubiera nacido", asegura.
Era 2012 y Ascensión
decidió denunciar su caso ante la Justicia. Al no encontrar respuestas
judiciales, fue a contarlo a los medios de comunicación. Según explica, uno de
los motivos de hacerlo público era ver si alguien reconocía su rostro y podía
encontrar a su familia biológica.
Pero en las
entrevistas que concedió, Ascensión mencionó el nombre que, según dice,
aparecía en los documentos de adopción: el de sor Dolores Baena, prima de su
padre, que figuraba como presunta autora de la venta de Ascensión a su familia
adoptiva por 250.000 pesetas de la época.
EL CALVARIO JUDICIAL
Aquí empezó otra
etapa de su particular calvario. Por eso ella rehúsa ahora mencionar a la
monja, porque Baena interpuso una denuncia y, en 2015, el Juzgado de lo Penal número 3
de Almería condenó a Ascensión al pago de 3.000 euros de multa y 40.000 de
indemnización a la religiosa. Sumado a los intereses y las costas
judiciales, debe 55.000 euros.
En su auto, la jueza
consideró que Ascensión había "traspasado sin duda alguna los amplios
márgenes que delimitan el derecho de libertad de expresión, descalificando
gratuita e injustificadamente a Dolores Baena". También tildó su relato de
"temerario desprecio a la verdad", ya que no había "acreditado
en modo alguno" la supuesta adopción irregular.
"Han
tardado sólo año y medio en condenarme y una compañera lleva diez esperando un
juicio para su adopción ilegal"
"Me la esperaba
y no me la esperaba", explica sobre la condena. "Porque nos habíamos
metido con la Iglesia y es muy poderosa". "Es curioso que tardaran
sólo año y medio en condenarme y que Inés Madrigal, presidenta de SOS Bebés
Robados de Murcia, lleve diez años esperando un juicio para su adopción
ilegal", lamenta Ascensión.
Tras la confirmación
de la condena por parte de la Audiencia Provincial de Almería en febrero de 2016,
el último varapalo para Ascensión llegó la semana pasada, cuando el Gobierno no
le concedió el indulto que más de 90.000
personas habían reclamado para ella.
De esto último se
enteró a través de la prensa "porque el Gobierno no informa sobre los
indultos que no concede". También se enteraron así sus dos hijos. La
pequeña lo vio en las redes sociales, donde, asegura, le dijeron que su madre
iba a ir a prisión.
"UN AVISO PARA LOS DEMÁS"
Lo cierto es que
Ascensión está más cerca de la cárcel de lo que jamás ha estado cualquiera de
los responsables de los robos de bebés que se produjeron durante la dictadura
franquista. Lleva dos años en paro, está divorciada y su familia adoptiva no le
dirige la palabra. No cuenta con más ayuda que la de quienes tengan a bien
donar dinero a través de esta página de Go Fund Me para
pagar los 55.000 euros que debe afrontar para evitar la prisión en un plazo
máximo de cinco meses.
"Cada vez que suena el timbre
pienso que es la Policía"
A su situación financiera
hay que añadir la física. Ascensión tiene una discapacidad del 43% y es
diabética. "Cuando el viernes pasado no me dieron el indulto, estuve todo
el día con subidas y bajadas de azúcar", indica. El último episodio llegó
hace un par de días, cuando sufrió una lipotimia al salir de casa y cayó por
las escaleras. Por suerte todo quedó en un susto.
"No sé si
pasaré las Navidades con mis hijos", lamenta mientras espera a que llegue
la notificación del juzgado. "Cada vez que suena el timbre me tengo que
tomar una pastilla porque pienso que es la Policía", afirma Ascensión,
quien desconoce cuándo deberá ingresar en la cárcel.
Lo que sí que tiene
claro es que su caso ahuyentará a muchos de tratar de buscar las respuestas que
ella está persiguiendo. "Lo sé porque conozco a gente que no ha denunciado
tras conocer mi historia. Es un aviso para los demás", lamenta.
Sólo el perdón de la
monja podría evitar que termine entre rejas, ya que este tipo de delitos quedan
exentos de responsabilidad penal si el ofendido aceptan las disculpas. "Yo
he dicho en muchas ocasiones que en ningún momento quise ofenderla y que me
arrepentí de las formas, pero ella no quiere oír hablar de perdonar",
explica Ascensión.