Público
27-10-16
Vicenç Navarro
Catedrático
de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
El miércoles pasado por la noche
envié un artículo a Público que se publicó al día siguiente, haciendo
una crítica y denuncia del partidismo sectario de El País (“El
desvergonzado partidismo y sectarismo de El País”, Público,
20.10.16), mostrando ejemplos de la falta de profesionalidad y clara violación
de las más mínimas reglas de decencia y ética periodísticas que aparecieron en
su cobertura de Podemos durante la campaña electoral de 2015, y de Unidos
Podemos en la de 2016. Tal rotativo no tiene límites en su hostilidad hacia
estas fuerzas políticas, actuando como mero instrumento de los barones del
PSOE, tales como los Sres. Felipe González y Alfredo Pérez Rubalcaba, que son
miembros del Consejo Editorial de dicho rotativo.
Tras enviar el artículo, que se
publicó al día siguiente, jueves, vi en las noticias de la noche por televisión
que un grupo de estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid había
interrumpido un conferencia patrocinada por El País en dicha
universidad, en la que se iban a realizar dos intervenciones, una del Sr.
Felipe González, ex presidente del gobierno español, y la otra del Sr. Juan
Luis Cebrián, presidente del grupo Prisa y editor de El País. Al leer
las noticias de tal rotativo, así como su editorial y artículos al día
siguiente, vi, una vez más, la manipulación, las mentiras y la mala leche que
están caracterizando a los editoriales de El País (así como a las
noticias) sobre Podemos, alcanzando ya unos niveles que deberían ser objeto de
denuncia en las comisiones de ética profesional de los Colegios de Periodistas.
Nunca antes El País había alcanzado el nivel de mezquindad y falta de
profesionalidad que está mostrando estos días.
Ni que decir tiene que el acto de
interrupción de la conferencia de los Sres. González y Cebrián por parte de los
estudiantes ha generado un rechazo general, liderado por El País,
rechazo que este rotativo ha intentado utilizar para acusar a Podemos, y muy en
particular a su Secretario General, el Sr. Pablo Iglesias, de estar detrás de
aquel acto, acusación realizada en el editorial “A golpes con la libertad” (20.10.16),
así como en el reportaje de lo sucedido. Y, predeciblemente, la mayoría de
medios han sumado su voz a esta condena de los estudiantes que forzaron la
clausura del acto, alegando que con su intento (que fue exitoso) estaban
violando la libertad de expresión, acusando a Podemos de haber organizado o
estimulado dicha acción.
La condenable violencia de los
estudiantes
En esta denuncia a los estudiantes
de la UAM falta, sin embargo, hacer una distinción. El hecho de que los
estudiantes utilizaran la violencia merece ser denunciado, siendo necesario que
se exprese un desacuerdo con las formas escogidas por tales estudiantes en su
protesta, desacuerdo que, por cierto, han mostrado todos los dirigentes de
Podemos entrevistados, incluyendo (en contra de lo que escribió El País)
Pablo Iglesias. Escuchen sus declaraciones y verán claramente que El País
miente (cuando escribió que Pablo Iglesias no había desaprobado la fuerza
utilizada por los estudiantes para interrumpir el acto). Escuchen sus
declaraciones y verán que sí que expreso su desacuerdo. Las fuerzas
progresistas tienen que darse cuenta de que utilizar la violencia en una
manifestación política es un gran error, pues siempre será utilizada por el
adversario en su contra, debilitando enormemente a la causa que se defiende. El
mejor ejemplo de ello fue ETA, que debido a su estrategia de violencia
utilizada durante el periodo democrático retrasó enormemente el desarrollo de
su causa. Las protestas tienen que ser no violentas para ser efectivas.
Utilizarla es sumamente negativo y reaccionario. No veo, pues, criticable que
se realizara una denuncia del uso de la violencia por parte de los estudiantes,
ya fuera esta denuncia de forma explícita o implícita, expresando un
desacuerdo, tal como hizo Pablo Iglesias.