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domingo, 20 de junio de 2021

Libro recomendado
 

La adopción es un injerto de amor en el árbol genealógico.


 Foto: Luis Viadel

 

Berlanga, vida de un ácrata irreverente

Esta biografía es un estudio fresco y desenfadado del cineasta, un ácrata gamberro que concibió el cine como una síntesis de voyerismo, fetichismo y provocación

RAFAEL NARBONA

25 mayo, 2021

ElCultural




¿Dónde se gestó la mirada de Berlanga, su agudeza para atrapar esos detalles que revelan el interior de un ser humano? Miguel Ángel Villena (Valencia, 1956) nos cuenta que detrás del mostrador de la pastelería Postre Martí, situada en el centro de Valencia. Fundada en 1868 por Tomás Martí, abuelo materno del cineasta, desfilaron por ella las clases medias y altas, fascinadas por unos expositores que ofrecían golosinas, fruta confitada y carne de membrillo. Un niño larguirucho, de enormes orejas y ojos azules con destellos de picardía, observaba a los clientes, estudiando sus gestos y escuchando sus conversaciones. Berlanga siempre dijo que su oficio era espiar a los demás, que no creía en métodos ni en tecnicismos. Villena ha obtenido el XXIII Premio Comillas con Berlanga. Vida y cine de un creador irreverente, un estudio fresco y desenfadado del cineasta, un ácrata gamberro que concibió el cine como una síntesis de voyerismo, fetichismo y provocación.

El autor recrea con acierto la genealogía de la familia Berlanga. Hijo de una familia de la alta burguesía valenciana, Luis parecía predestinado a la política, pues su abuelo paterno fue un liberal de ideas reformistas y su padre consiguió un acta de diputado. Luis siempre se sintió un “anarquista conservador”, lo cual le mantuvo alejado del dogmatismo marxista y del anhelo de cargos políticos. “Mequetrefe y enfermizo” en su niñez, el paso por un colegio jesuita despertó en él un anticlericalismo feroz que no se aplacaría con los años.

Villena nos ofrece el retrato de un hombre que apenas cambió desde su juventud. Golfo y mujeriego en su adolescencia, su filosofía vital siempre fue el carpe diem. Haber crecido en la ciudad de las Fallas dejó en su sensibilidad una propensión permanente a la ordinariez, la procacidad y la horterada. El cine de Buster Keaton completaría su forma de ver el mundo, añadiendo una acusada inclinación hacia la paradoja, la incongruencia y el absurdo. Según su biógrafo, GoyaValle-Inclán y Solana rematarían una perspectiva que alumbraría algunos de los grandes clásicos del cine español: Bienvenido, Mister Marshall (1953), Plácido (1961), El verdugo (1963), La escopeta nacional (1978) o La vaquilla (1985).

Dos películas deslumbraron al joven Berlanga: El hombre invisible (James Whale) y Don Quijote (Georg W. Pabst). Ambas de 1933, inspiraron su determinación de convertirse en director de cine. El estallido de la Guerra Civil acabó con su existencia de joven burgués. El verano del 36 fue alegre y despreocupado hasta que un grupo de anarquistas obligó a exiliarse a su padre en el norte de África. Movilizado por el ejército republicano, Berlanga participó en la batalla de Teruel, pero no disparó un solo tiro. Destinado al botiquín de su compañía, conoció de cerca la crueldad de la guerra, pero también su lado grotesco y esperpéntico. La victoria de Franco no trajo la paz, sino la humillación y la injusticia. Su padre fue encarcelado y condenado a muerte. Luis se alistó como voluntario en la División Azul con la esperanza de conseguir un indulto. De nuevo, se libró de pegar tiros, pero no del hambre y el frío.

En 1946 se traslada a Madrid, matriculándose en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas. Allí conoce a Juan Antonio Bardem, iniciando una amistad que se malogrará por culpa de los celos profesionales y las discrepancias estéticas e ideológicas. Con él escribirá el guion de Bienvenido, Mister MarshallMiguel Mihura será la tercera pluma que intervendrá en una película memorable que suscitó la ira del embajador estadounidense y del actor Edward G. Robinson, fiel escudero de la cruzada anticomunista lanzada por el senador McCarthy.

Por el contrario, el régimen sonrió, pues interpretó que el filme ridiculizaba a los americanos al mismo tiempo que exaltaba la raza hispánica. Según Villena, el rodaje fue un infierno, pues la juventud de Berlanga despertaba burlas e insubordinación entre actores, que lo llamaban “niño” de forma despectiva. Su tendencia a decir que cada toma era “una cagada” inspiró el apodo que le acompañaría el resto de su vida: “Mister Cagada”.

El régimen no se mostró tan comprensivo con Plácido El verdugo, dos obras inconcebibles sin la colaboración del guionista Rafael Azcona, la amistad “más pasional” de Berlanga. La censura impuso cortes y algunos políticos hablaron con Franco, acusando al cineasta de subversivo. A pesar de que Plácido fue nominada a un Óscar y El verdugo obtuvo el premio de la crítica del Festival de Venecia, Berlanga tardó casi cuatro años en rodar de nuevo. Tamaño natural fue estrenada en el extranjero, no sin sufrir acusaciones de machismo y misoginia. Con una madre dominante y una esposa de fuerte carácter, María Jesús Manrique, Berlanga se definía a sí mismo como un “calzonazos”. Villena apunta que en sus películas las mujeres parecen indestructibles e imponen a los hombres su criterio, precipitando a veces su destrucción.

Con pluma ágil y amena, Villena nos muestra en esta biografía fresca y desenfadada la sala de máquinas del cineasta
Después de la muerte de Franco vendría la trilogía de la familia Leguineche (La escopeta nacional, Patrimonio nacional, Nacional III), la evocación desmitificadora de la Guerra Civil (La vaquilla) y un testamento cinematográfico (París-Tombuctú) que ajustó cuentas con la vida, el sexo y la muerte. La prematura muerte de su hijo Carlos Berlanga, una de las grandes estrellas de la Movida, impregnó de tristeza los últimos años del cineasta.

Con su pluma ágil y amena, Villena nos muestra la sala de máquinas de un cineasta que rehuía las composiciones artificiales, explotando el movimiento y la fluidez del plano secuencia para humanizar a sus personajes. No se limita a reconstruir el itinerario vital del director de cine, también recrea con eficacia su época. El resultado es un fresco de la España del siglo XX por el que se pasea un cineasta irreverente, iconoclasta y descreído. Berlanga se perfila como un tipo algo esnob y distante. No es cercano ni sencillo. A veces indiscreto, entrometido e incluso impertinente, protege celosamente su intimidad y sus lazos afectivos no incluyen grandes complicidades.

En esta biografía hay varios Berlangas. El crítico social implacable de Plácido y El verdugo. El erotómano de Tamaño natural. El nostálgico de París-Tombuctu. Todos son ciertos y al mismo tiempo levemente contradictorios. Berlanga no era un canalla, pero tampoco un santo. Simplemente, era un cineasta con un indudable genio. De todos los Berlangas, yo me quedo con el de Calabuch. Frente al desgarro de sus grandes obras maestras, el cineasta explotó por una vez un registro más entrañable y lírico. No mostró el mundo tal como era, sino como debería ser. Se acercó a Frank Capra. Quizás no es el mejor Berlanga, pero sí el Berlanga que nos hace sentir el viento de la utopía, soplando en un istmo que parece querer desprenderse de la realidad.



 

La ficha carcelaria de nuestros abuelos, presos del franquismo

MEMORIA HISTÓRICA

  1. El Gobierno digitaliza y pone a disposición del público los papeles de 37.147 condenados a muerte o altas penas y de otros cientos de miles de reclusos de la dictadura

FERNANDO GARCÍA

MADRID

26/05/2021

LaVanguardia




¿Qué castigos sufrió y qué momentos de alivio pudo tener mi abuelo cuando estuvo preso por combatir el franquismo? ¿Qué motivos esgrimió el tribunal para imponerle su condena? Los descendientes de miles de reclusos de la Guerra Civil y la dictadura podrán obtener con cierta facilidad, en unos meses, las respuestas a estos y otros interrogantes. El Gobierno se dispone a digitalizar y poner en red, a disposición de todos los ciudadanos, cientos de miles de fichas y expedientes de los reos de Franco.

La operación se sustanciará a través de un convenio entre la Vicepresidencia Primera del Gobierno y el Ministerio de Cultura. Sus respectivos titulares, Carmen Calvo y José Manuel Rodríguez Uribes, firmarán el protocolo este miércoles.

El objetivo es "facilitar la consulta de los documentos relacionados con la represión que sufrieron los presos políticos encarcelados durante la Guerra Civil y la dictadura franquista"

El objetivo es "facilitar a la ciudadanía la consulta de los documentos relacionados con la represión que sufrieron los presos políticos encarcelados durante la Guerra Civil y la dictadura franquista, y que se custodian en los archivos estatales", indicaron fuentes gubernamentales.

Los documentos que se digitalizarán y centralizarán están depositados ahora, más en concreto, en el Archivo General de la Administración, el Centro Documental de la Memoria Histórica con sede principal en Salamanca y el Archivo de la Real Cancillería de Valladolid.

Parte de los papeles que se digitalizarán eran hasta ahora "muy difíciles de obtener hasta por los profesionales"

Aunque parte de esos papeles pueden consultarse ya, e incluso en formato digital en algunos casos, el convenio dará acceso a expedientes hasta ahora "muy difíciles de obtener hasta por los profesionales", indicó a La Vanguardia el doctor en Historia por la Complutense y especialista en represión franquista Gutmaro Gómez Bravo, autor del libro Hombres sin nombre (Cátedra), sobre la clandestinidad socialista durante la dictadura.

La principal novedad que aporta la medida del Ejecutivo está en la puesta a disposición de 300.000 fichas del Registro-Índice de la Población Reclusa. En ellas se recoge el historial carcelario completo de cada preso, del que hasta ahora "y en la práctica"  sólo podía disponerse de un registro de militancia con indicación del "grupo subversivo al que se le acusaba de pertenecer".

La principal novedad está en 300.000 fichas con el historial carcelario completo de los reos, de quienes hasta ahora sólo se podía acceder a un mero "registro de militancia" sin detalles

Desde el momento en que el proceso de digitalización culmine,  cualquier interesado podrá hacerse con una copia de la sentencia dictada contra el represaliado del que se trate, así como con informes sobre el delito que se le imputó en consejo de guerra o en el Tribunal de Orden Público; sobre el tiempo que pasó en distintas cárceles; si redimió pena por trabajos; qué cómputo se le reconoció en su caso; si obtuvo la libertad condicional, con o sin destierro y, en caso afirmativo, dónde hubo de trasladarse... Unos datos que hasta sólo podían conseguirse mediante largos e inciertos periplos burocráticos, "y no siempre", indicó el historiador consultado.

Además de esas 300.000 fichas del Registro de la Población Reclusa del franquismo, la operación de conversión digital de papeles de la dictadura incluye la siguiente documentación, según fuentes de Cultura:

Otros documentos que se pondrán en red son 37.147 fichas de presos condenados a muerte y a penas de reclusión mayor, o 400.00 propuestas de libertad condicional

.- 400.00 fichas de propuestas de libertad condicional de la Sección de Libertad Condicional y Redención de Penas por el Trabajo, correspondientes a los años 1940 a 1965 y custodiadas en el Archivo General de la Administración (AGA).

.- 46.290 expedientes de propuestas de libertad condicional de entre 1940 y 1967, también depositados en el AGA. 

.- 37.147 fichas de presos condenados a muerte y a penas de reclusión mayor (años 1939 a 1950), archivadas en el Centro Documental de la Memoria Histórica.

.- 1.400 fichas  y 2.838 expedientes de libertad vigilada de la Junta Provincial de Libertad Vigilada de Valladolid (1943-1968), procedentes del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León e incorporados al Archivo de la Real Cancillería de Valladolid. 


viernes, 11 de junio de 2021


 

Imágenes del mundo


 


 Foto: Luis Viadel                          Pekín (China)

 InfoLibre

Quiero compartir contigo, como persona cercana a infoLibre, la situación por la que estamos pasando esta semana. 
Este martes, el PP anunció que había presentado una denuncia contra 
infoLibre. La firman a título particular Teodoro García Egea, el secretario general y número dos de Pablo Casado, y Fernando López Miras, el presidente de la Región de Murcia. En el texto se nos acusa de un delito de "revelación de secretos". Acarrea una pena de cárcel que podría alcanzar los cinco años. No he tenido que buscarlo. Lo sé porque la propia denuncia dedica dos párrafos tan solo a recordar el tiempo de prisión.

También se pide la "inmediata supresión y eliminación" de la noticia en la que el lunes por la noche revelamos los mensajes cruzados entre García Egea y López Miras, por una parte, y de López Miras y Andrés Torrente, el secretario general de Salud, por otra. En esos whatsapps, el presidente regional comunica a García Egea cuándo está programada una intervención quirúrgica de uno de sus familiares. El barón murciano se ofrece a hacer una gestión sobre una consulta previa ("Voy a verlo", le dice). Pide información sobre el caso al alto cargo de la Consejería de Sanidad y se la traslada de inmediato al número dos de Casado. "Asegúrate de que lo citan" se ve teclear al presidente autonómico en su conversación con Torrente. "Gracias, líder", le acaba respondiendo García Egea. "A mandar", dice López Miras.

El paciente fue operado en la fecha en cuestión y en un hospital que no es el de su zona (en Murcia no hay la libertad de elección de centro que hay, por ejemplo, en Madrid) pero donde casualmente hay menos lista de espera. Toda la información está en el impecable trabajo periodístico de Alicia Gutiérrez. Su publicación dio inmediatamente pie a un debate público y a la exigencia de explicaciones por parte de multitud de portavoces políticos. Desde Unidas Podemos a Ciudadanos. Desde el PSOE a Vox. Algunos de ellos se preguntaron qué habría ocurrido ante un caso así en democracias más avanzadas que la nuestra, en esas en las que los ministros dimiten por comprar una chocolatina con dinero público o por copiar frases en su tesis doctoral.

El PP reaccionó con un comunicado en el que asegura que la información es "totalmente falsa". En el mismo comunicado (ya es mala suerte) reconoce que los mensajes son completamente ciertos. Se trata, según el PP, de una "conversación privada" y una "intromisión ilegítima en la intimidad personal". Evidentemente, no se puede invadir la privacidad de las comunicaciones de una persona, que es de lo que el PP acusa a infoLibre, si esas comunicaciones nunca tuvieron lugar. En ese caso, estaríamos ante una invención, ante una farsa, y la reacción del PP habría sido otra.

Preguntado en La hora de La 1, el magistrado y responsable de Justicia del PP también admitió este miércoles la veracidad de esos mensajes. Fue, eso sí, con la intención de quitarles hierro e intentar defender a su jefe del presunto delito de servirse de su cargo para favorecer a un familiar. "Una cosa es pedir información y otra cosa es intermediar", explicó tranquilamente Enrique López. Es decir, que como poco García Egea pidió información a un presidente autonómico (responsable último de la sanidad pública murciana) sobre citas y procedimientos médicos al margen de los canales habituales. Todo sobre un paciente particular que además resulta ser pariente suyo. Y eso es, según López, lo normal.

El PP tiene todo el derecho a acudir a los tribunales, faltaría más. infoLibre tiene la obligación de defender el interés público de unos mensajes de veracidad jamás cuestionada por sus protagonistas, enviados por responsables políticos de primer nivel, sobre una cuestión dirimida muy lejos de los cauces habituales y en una comunidad autónoma donde el anterior consejero de Sanidad tuvo que dimitir por colar a cientos de personas en la cola de vacunación, entre ellos a sí mismo. Si del interés general hablamos, no se me ocurre qué asunto podría competir con la gestión de la sanidad pública en la peor pandemia sanitaria de los últimos 100 años.

Es inaceptable que el PP pretenda condicionar el trabajo de los periodistas. Siempre es mejor técnica aclarar los hechos. En ese sentido, todavía estamos esperando respuesta a nuestras preguntas sobre los elementos fundamentales de la historia, que enviamos con antelación más que suficiente (nosotros siempre consultamos a los afectados). A lo largo del lunes, antes de darle al botón de publicar, mantuvimos hasta seis contactos con interlocutores autorizados, oralmente y por escrito. Nada.

En lugar de eso, lo que se pide como medida cautelar es borrar el artículo. Es decir, censurarlo. La exigencia es ciertamente exótica y tiene implicaciones muy graves en un Estado de Derecho. Los periodistas estamos acostumbrados al ejercicio del derecho de rectificación. A él recurren a menudo aquellos que sienten que su versión está mal representada o los hechos no se corresponden con la realidad. Lo que aquí ocurre es justamente lo contrario. Los hechos están contrastados y los puntos de vista relevantes fueron recabados con profesionalidad. Ese y no otro es precisamente el problema. Por eso el PP pide al juez que, antes de dirimir si se cometió o no algún delito, borre de la faz de la tierra la información. Cuestión de prioridades.

El PP tampoco debería mentir. La denuncia nos acusa de facilitar los elementos que "permiten identificar" al paciente. La realidad es la contraria y está a la vista de todos. Hemos excluido con sumo cuidado su nombre o iniciales, género, enfermedad o especialidad médica e incorporamos exclusivamente los aspectos imprescindibles para entender la historia. Lo hicimos no para protegernos preventivamente de una denuncia sino sencillamente por convicción. Así lo adelantamos a los afectados. Sin que nadie nos lo pidiera antes y desde el primer momento. El paciente (al que deseamos un completo restablecimiento) no es la clave. Lo crucial es el motivo, alcance y consecuencias de esos mensajes entre destacados responsables políticos.

Una vieja definición periodística dice que noticia es todo aquello de interés público que los poderosos no quieren que se sepa. El resto, relaciones públicas. Los periodistas trabajamos para los lectores, no para las fuentes o dentro del perímetro del miedo que sean capaces de infundir.

Si se aceptasen las tesis de García Egea y López Miras, daría igual de qué tratasen esos mensajes. Imaginemos, por ejemplo, el peor de los delitos. El derecho de esos políticos estaría por encima del interés de millones de ciudadanos a conocer la verdad.

Aplicando (sin ánimo de comparar) la cosmovisión sobre el derecho a la información de García Egea y López Miras, no habríamos oído hablar de los SMS de Bárcenas que desveló El Mundo. O del caso máster de Cristina Cifuentes que publicó elDiario.es. Qué decir de la revelación de secretos por antonomasia, el Watergate. O Wikileaks. O Fotball Leaks, la investigación sobre los clubes de fútbol publicada por infoLibre y medios como Der Spiegel pertenecientes a la red de investigación EIC. Tampoco habríamos conocido en 2018 los explosivos mensajes entre Carles Puigdemont y Toni Comin cuyo contenido corrió a denunciar Pablo Casado en Twitter. Se ve que ese día estaba menos interesado en la protección de la intimidad de los afectados.

No hay dudas de que "el presidente de Murcia medió en la operación quirúrgica de un familiar de García Egea", que es como titulamos nuestro artículo. Pero sí hay muchas preguntas por resolver:

  • ¿Considera García Egea normal tratar los datos médicos de un tercero con el presidente de una comunidad autónoma? ¿Es normal sólo si se trata del PP y el presidente regional es tu amigo desde la adolescencia?

  • ¿Disponen los demás pacientes de la Región de Murcia de una atención por parte de la sanidad pública tan diligente y a ese nivel?

  • ¿Es López Miras el encargado de citar a muchos pacientes para sus trámites o intervenciones en la sanidad pública? ¿A cuáles y en función de qué criterios?

  • ¿Por qué fue intervenido el paciente en un hospital distinto al de referencia para su zona de residencia? ¿Comportó alguna ventaja en relación a los tiempos de espera? ¿Se vieron otros pacientes relegados en su acceso a tratamientos o intervenciones?

  • ¿Qué estaría diciendo García Egea si esos mensajes hubieran sido interceptados en Andalucía cuando gobernaba el PSOE?

  • ¿Por qué en vez de plantear una denuncia el PP no explica lo ocurrido y responde con transparencia a la prensa?

En infoLibre seguiremos investigando y pidiendo a los ciudadanos que crean en el interés general que se comprometan con una suscripción. Como siempre decimos, la información que recibes depende de ti y, si no existiéramos, no se conocería ni la noticia ni lo que está haciendo el PP para tratar de eliminarla. No tenemos los recursos de otros grandes medios porque queremos depender sólo de las socias y socios, de largo nuestra primera fuente de ingresos. No aceptamos publicidad de cualquiera porque sabemos lo que comporta. Y presiones, de nadie.

Daniel Basteiro, director de infoLibre.

domingo, 6 de junio de 2021

Arte urbano


 

Imágenes del mundo


 

 

ntes El ‘contubernio’ de Múnich que quiso enterrar la Guerra Civil

GRANDES DISCURSOS DEL SIGLO XX

Más de un centenar de delegados de partidos españoles de diverso signo, del interior y del exilio, abogaron por primera vez en el Congreso del Movimiento Europeo celebrado en la capital bávara en 1962 por la libertad y la reconciliación en España en el marco de una Europa unida

Hace 50 años: El contubernio de Múnich

RAMÓN ÁLVAREZ

BARCELONA

04/06/2021

La Vanguardia


El contexto

 Aquí estamos todos menos los totalitarios de ambos bandos”. La frase de Salvador de Madariaga resume a la perfección lo que supuso el IV Congreso del Movimiento Europeo que se celebró el Múnich entre el 5 y el 8 de junio de 1962 con 118 delegados españoles. Buena parte de ellos provenientes de España; otros, del exilio. Una cita organizada por el propio Madariaga, quien tras ocupar los ministerios de Instrucción Pública y Bellas Artes y de Justicia durante el bienio republicano conservador y haber sido embajador de la República en Washington y París, se exilió voluntariamente en el Reino Unido tras el alzamiento militar de 1936.

Se trataba, de hecho, de la primera gran reunión de la oposición interna y en el exilio al régimen franquista, que reunió en un mismo foro a figuras como José María Gil-Robles, líder de la CEDA y ministro de la Guerra en el Gobierno de Alejandro Lerroux; Joaquín Satrústegui, destacado representante del sector monárquico alineado con el franquismo en un primer momento; Dionisio Ridruejo, antiguo falangista, responsable de Propaganda del franquismo y voluntario de la División Azul descontento con el régimen, o el aristócrata catalán Antoni de Senillosa junto a Ignacio Iglesias, fundador del POUM; Rodolfo Llopis, delegado del PSOE, o Tomás García y Francesc Vicens, destacados activistas del PCE y el PSUC, respectivamente, que aunque no participaron en las sesiones estuvieron presentes en la cita.

Junto a ellos, intelectuales de la talla del escritor, economista y subdirector general del Banco Exterior de España José Luis Sampedro, el escritor y crítico literario José María Castellet o el también escritor y editor José Luis Cano. Unidos por un europeísmo que no era sino una vía de reconciliación que venía a anticipar el posterior espíritu de la transición. Era, según el historiador Paul Preston, esa tercera España que quería enterrar la Guerra Civil y el frentismo, como el propio Salvador de Madariaga consideraba en este discurso que reproducimos y que sirvió de cierre de las jornadas.

 EFE

Más allá del proyecto común europeo que, lógicamente, del que también se habló en Múnich, el encuentro sirvió para poner de manifiesto que ese entendimiento destrozado por la guerra era posible. Que era posible la construcción de una España que no fuese ni de los vencedores ni de los vencidos. Que los totalitarismos de Hitler, Mussolini, Lenin o Stalin no tenían lugar en ningún rincón de Europa. Tampoco el de Franco en España.

El régimen fue el primero en entenderlo y en temerlo. De ahí que el diario Arriba calificase pronto el encuentro como “el contubernio de Múnich”, con un antisionismo recalcitrante sin ningún tipo de complejos. Los participantes que regresaron a España sufrieron todo tipo de represalias: desde un peculiar destierro en las Canarias al exilio al que se vio forzado, por ejemplo, Gil-Robles, quien también fue apartado por Juan de Borbón, aspirante a la Corona desde su exilio en Estoril, de su consejo para no incomodar al régimen.

El franquismo, de hecho, se hallaba en una difícil encrucijada: el contubernio muniqués no sólo acentuaba la crisis que provocaba en aquel momento el estado de excepción decretado por las movilizaciones de los mineros de Asturias, Vizcaya y Guipúzcoa, sino que amenazaba la acción diplomacia desplegada por el régimen para negociar su ingreso en el entonces Mercado Común. De hecho, la prensa europea se hizo eco de esta reunión de la oposición interior al franquismo.

Una de las movilizaciones contra el 'contubernio' muniqués

Una de las movilizaciones contra el 'contubernio' muniqués

Para más inri, algunos de los participantes en el IV Congreso del Movimiento Europeo habían llegado a Alemania directamente de Atenas, tras asistir a la boda de Juan Carlos y Sofía, llamados a convertirse en otro elemento de representatividad del régimen.

El contubernio no tuvo mayor recorrido político ante la falta de unidad de la oposición interna y la vana demostración de superioridad moral con la que reaccionó el exilio. Sin embargo, mostró a la sociedad y los gobiernos europeos que la unidad de la España nacionalcatólica, movilizada también esos días, no era tal.

El discurso

En circunstancias normales habría ocupado vuestra atención con opiniones sobre el tema general de este congreso: la democratización de las instituciones europeas, como vocal de la junta ejecutiva del Movimiento Europeo o como presidente de su Comisión de Cultura. Pero la ocasión me impone el deber de consagrar todo mi tiempo a la situación de España.

Hace poco decía Jean Rey en su admirable discurso que este congreso marcaría un día histórico en la evolución hacia Europa. Yo os aseguro que en la historia de España el congreso de Múnich será un día singular y preclaro. La Guerra Civil que comenzó en España el 18 de julio de 1936, y que el régimen ha mantenido artificialmente con la censura, el monopolio de la prensa y radio y los desfiles de la victoria, terminó en Múnich anteayer, 6 de junio de 1962.

La delegación española a este congreso europeo es, con mucho, la más numerosa de todas. Ciento dieciocho españoles, ochenta del interior, treinta y ocho del destierro, se han reunido aquí para dar fe de su europeísmo. Con la modestia que conviene a un desterrado, yo me inclino ante estos ochenta que han venido de allá. Ni uno de ellos pudo hacerlo sin primero echar una mirada grave a su familia, a su profesión...

La Guerra Civil que comenzó en España el 18 de julio de 1936 terminó en Múnich anteayer, 6 de junio de 1962”

Me he impuesto una severa regla de moderación y reserva al subir a esta tribuna y no diré más sobre este tema espinoso. Los que antaño escogimos la libertad perdiendo la tierra y los que escogimos la tierra perdiendo la libertad nos hemos reunido para otear el camino que nos lleve juntos a la tierra y a la libertad.

Aquí estamos todos menos los totalitarios de ambos lados; y mi amigo Gil-Robles que hablará después lo hará no sólo por los suyos, sino por todos los que de allá han venido y por nosotros los de fuera también. La coincidencia de miras ha sido tal que en el proceso de redacción de la resolución que voy a presentar a la asamblea, las dos veces que se discutió el texto sirvió de base el que traían los españoles del interior.

Leeré ahora esta resolución, que entiéndase bien, presentan los 118 españoles unánimes, apoyados por los tres movimientos europeos, el socialista, el liberal y el cristiano demócrata.

”‘El congreso del Movimiento Europeo reunido en Munich los días 7 y 8 de junio de 1962 estima que la integración, ya en forma de adhesión, ya de asociación de todo país a Europa, exige de cada uno de ellos instituciones democráticas, lo que significa en el caso de España, de acuerdo con la Convención Europea de los Derechos del Hombre y la Carta Social Europea, lo siguiente:’

La resolución que presentamos es unánime y cuenta con el apoyo de los tres movimientos europeos: socialista, liberal y cristiano demócrata”

No voy a leer el detalle de lo que esto significa, ya que para una asamblea de europeos libres sería demasiado evidente. A la enumeración que omito por innecesaria, sigue el párrafo final que paso a leer:

”‘El Congreso tiene la fundada esperanza de que la evolución con arreglo a las anteriores bases permitirá la incorporación de España a Europa, de la que es un elemento esencial; y toma nota de que todos los delegados españoles expresan su firme convencimiento de que la inmensa mayoría de los españoles desean que esta evolución se lleve a cabo de acuerdo con las normas de la prudencia política, con el ritmo más rápido que las circunstancias permitan, con sinceridad por parte de todos y con el compromiso de renunciar a toda violencia activa o pasiva antes, durante y después del proceso evolutivo’.

Así pues hemos venido aquí los españoles para cooperar a la incorporación de España a Europa. ¿Qué España? ¿Qué Europa? Puesto que me he impuesto una severa disciplina, en cuanto a España sólo diré una cosa, la España de que se trata es la verdadera. Y no diré más. En cuanto a Europa, es la que se crea al confluir las dos grandes tradiciones: la socrática, que pide libertad de pensamiento, y la cristiana, que pide respeto para la persona humana. Y por lo tanto, nosotros los españoles hemos venido aquí a hacer constar que no es admisible en Europa un régimen que todos los días envenena a Sócrates y crucifica a Jesucristo.

No es admisible en Europa un régimen que todos los días envenena a Sócrates y crucifica a Jesucristo”

Mucho se ha hablado aquí del mercado común y del precio del carbón y del acero. No seré yo quien niegue su importancia, pero Europa no es sólo eso. Europa no es sólo un mercado común y el precio del carbón y del acero; es también y sobre todo una fe común y el precio del hombre y de la libertad.

Y si mañana los mercaderes volviesen a instalarse en el templo de la libertad, esta vez no sería el Cristo de blanco vestido quien los echaría a latigazos, sino un Anticristo de rojo que los sepultaría bajo las ruinas del templo y de la libertad.

Y se dirá: ‘Pero no hay que mezclarse en los asuntos interiores de ningún país’. ¡Qué singular argumento! Pues, ¿qué hacemos aquí? ¿No estamos aquí para afirmar la unidad orgánica de Europa? Y si Europa no es más que un solo cuerpo europeo, ¿no le va a interesar lo que pasa en ese miembro suyo que es España?

Europa no es sólo un mercado común y el precio del carbón y del acero; es también y sobre todo el precio del hombre y de la libertad”

Claro que ninguna nación europea va a perder el tiempo en inmiscuirse en los pequeños detalles de la vida interior de los demás. Pero, ¿no va Europa a considerar la libertad para todos sus miembros? Y si Madame de Sévigné podía escribir a su hija: ‘Me duele tu estómago’, ¿por qué no ha de decirle Europa a España: ‘Me duele tu dictadura’?

La opresión es indivisible, como lo es la libertad. No hablaré de los opresores de hoy, puesto que me he impuesto esta disciplina. hablaré de los de ayer: Lenin, Stalin, Mussolini, Hitler. ¿Creéis acaso que estos tiranos de ayer eran enemigos de la libertad? ¡Qué error más garrafal! Lejos de ser enemigos de la libertad, la ansían tanto que, no contentos con la suya, se quedan con la de todos los demás.

Si toleráis un tirano en cualquier provincia de Europa, la española o la yugoslava, ¿quién os dice que mañana no intentará quedarse también con vuestra libertad, por ejemplo ejerciendo presiones diplomáticas y consulares para que en vuestras asambleas no se discutan tales temas ni se presenten tales resoluciones?

Si toleráis un tirano en cualquier provincia de Europa, la española o la yugoslava, ¿quién os dice que mañana no intentará quedarse también con vuestra libertad?”

No. No nos rindamos a tan falaces argumentos. Nada que concierna la vida constitucional de ninguna de sus provincias puede ser indiferente a Europa. Aquí hemos venido ciento dieciocho españoles para deciros que España quiere aportar a Europa los dones de que la dotaron la naturaleza y la historia para enriquecer el acervo común.

España quiere darse a Europa. pero para darse hay que pertenecerse. España quiere pertenecerse, ser dueña de su voluntad para unirse a Europa. España viene a vosotros, según el verso del gran poeta francés:

”‘Vetue de probité candide et de lin blanc’, con las manos tendidas. Abrid los brazos para recibirla.”