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jueves, 2 de mayo de 2024

 El espionaje en el PP de Madrid (II): “Me instaron a mantener relaciones sexuales para conseguir información”

Nueve miembros del PP de Madrid denuncian prostitución, espionaje, maltrato, y tráfico de drogas dentro del partido

ElPlural

J.M.G./S.G

2-5-24




En las profundidades de la política madrileña, un escándalo de proporciones alarmantes ha sacudido los cimientos del Partido Popular (PP). Las recientes denuncias realizadas por miembros de las Nuevas Generaciones (NNGG) del PP de Madrid han destapado una serie de prácticas que desafían la ética y la moralidad, poniendo en tela de juicio la integridad de la organización.

Según testimonios recogidos por ElPlural.com, el ansia de poder y control dentro del partido ha trascendido los límites aceptables, llevando a algunos dirigentes a emplear métodos reprobables para mantener su influencia.

Entre las confesiones más estremecedoras se encuentra la de un afiliado que fue instado a mantener relaciones sexuales con el fin de extraer información de otros miembros del partido. Este relato no es aislado; se suma a una serie de acusaciones que incluyen bullying, xenofobia, machismo, y el uso de alcohol y sustancias estupefacientes en fiestas destinadas a captar nuevos militantes.

La gravedad de estas acusaciones se intensifica al considerar la utilización de la prostitución como herramienta de espionaje y manipulación. "Me ofrecieron mantener relaciones sexuales con una secretaria de la Consejería de Economía y Hacienda para ganarme el favor de otra persona y obtener información", confiesa un miembro del partido, que prefiere mantenerse en el anonimato por temor a represalias, evidenciando una práctica que parece ser habitual y sistémica dentro de las NNGG. “Esto es habitual. Siempre hay gente que tiene que hacer favores de todo tipo, incluidos de ese, para obtener beneficios”, reconoce.

Auténticas torturas e insultos"

Estos actos, descritos por algunos como "auténticas torturas" y "vejaciones", han generado un ambiente tóxico y desagradable que contradice los valores y la identidad que el partido proclama defender. “Auténticas torturas e insultos, otros afiliados me trataban como un auténtico apestado. El sectarismo que se respiraba era infame. Todo esto lo he denunciado en el Comité de Derechos y Garantías del partido, y no he obtenido ningún tipo de respuesta. Los instructores mostraban una actitud bastante poco agradable”, denuncia A. X.

Este escándalo plantea interrogantes profundos sobre la cultura política que impera en ciertos sectores del PP de Madrid. ¿Cómo es posible que un partido, que se presenta como garante de la democracia y la libertad, permita que tales prácticas ocurran bajo su techo? ¿Qué medidas se tomarán para asegurar que la justicia prevalezca y que los responsables rindan cuentas?



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