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jueves, 18 de febrero de 2021

 

El partido antes conocido como PP

    El PP deja Génova 13, pero Génova 13 no deja al PP

elDiario.es

Javier Gallego

17 de febrero de 2021



Para no cesarse a sí mismo por su enésimo descalabro electoral, Pablo Casado ha cesado a la sede de su partido. Como no quiere irse del partido, fuerza al partido a irse de Génova 13. Esto es como llegar del colegio con todo suspensos y obligar a tus padres a cambiarse de casa. Un sinsentido. Está tan acostumbrado a que todo lo que ha ganado haya sido un regalo, que cuando empieza a perder, no sabe. Ahora que se hace fotos leyendo, le recomiendo Fiesta de Hemingway, no porque tenga ninguna que celebrar, sino por lo que dice Jack Barnes en el capítulo II: "No puedes escapar de ti mismo por más que vayas de un sitio a otro". 

El líder del PP ahora está muy disgustado con que la reforma se pagara en B, que es como se pagaba todo cuando aquello era la Rue Génova del Percebe 13 de la corrupción. Desde que se hizo público el escándalo, no se había quejado. Al contrario, hace dos años dijo que "el problema del PP no es la sede, es un problema de fondo". Ahora que hemos descubierto que el problema de fondo es él, le echa la culpa a Génova. La culpa es de los fantasmas de Génova 13 que no le dejan dormir. Que llame a Iker, que seguro que tiene solución para esto como la tiene para todo lo demás. 

El PP deja Génova 13, pero Génova 13 no deja al PP. Se va con todo a cuestas, empezando por Casado. Aunque dice que él no tiene nada que ver con todo el pudrimiento, el caso es que llegó a la política de la mano de Aznar, se colocó de la mano de Aguirre, fue vicesecretario de comunicación con M. Rajoy y ganó la presidencia del partido gracias a Cospedal. Con esos padrinos, podría ser el niño de La semilla del diablo. Hasta que no mate a los padres y madres, su partido seguirá siendo la misma serpiente por más que mude de piel. Aunque cambie de sede, mona se queda (no dejes que la falta de rima, te arruine un refrán).

Porque no es la sede sino el PP lo que necesita una reforma. Necesita un líder centrista y centrado, no uno que los días pares se pone la barba de Rajoy y los impares la de Abascal. Necesita acabar con las cloacas, dejar de meter mano en los tribunales, desbloquear la Justicia, cerrarle la puerta al pasado corrupto y franquista. En lugar de eso, ha optado por cerrarle la boca al periodismo. No admitirá más preguntas sobre la corrupción anterior de su partido, dice, como si pudiera controlar a los periodistas. Le quedan tres años de juicios por casos de corrupción. Su manera de limpiarla es barrerla debajo de la alfombra. Creer que lo que pasó en Génova, se queda en Génova. 

La reforma del centro derecha la necesita también este país, porque la alternativa es la ultraderecha. Si Casado sigue perdiendo elecciones, cabe la buena noticia de que la derecha no pueda llegar al poder, pero también la mala de que llegue Vox. España necesita una derecha civilizada, plural, moderada, moderna. Resulta casi imposible en un país en el que el liberalismo ilustrado ha sido siempre aplastado por el conservadurismo reaccionario. No hay apenas liberales en un sentido amplio y abierto, no hay tradición democrática plena en la mayoría de la derecha. Su tradición es el franquismo en lo social y el neoliberalismo en lo económico. 

Para volver a ganar, el PP no tiene que ser la derecha que nunca ha sido, basta con que vuelva a ser la que fue, pero más aseada. Dudo mucho que su líder actual sea capaz de conseguirlo porque no sabe ni quién es él. Lo mismo se hace la foto en Colón con Abascal que en Cataluña reniega del 1-O. Es el Zelig de la política, como antes lo fue Rivera, al que ya sabemos todos cómo le fue. El cambio de sede es el inicio de su enésima mutación. Casado es el nuevo Prince. Dejarse barba era su primer paso para parecerse al genio de Minneapolis. Pronto lo conoceremos como El Artista antes conocido como Pablo Casado, presidente de El Partido antes conocido como el PP. 


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