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miércoles, 19 de junio de 2024

 Aurora Picornell, víctima y símbolo de nuestro tiempo

Si hubo un símbolo que los golpistas del

 36 quisieron destruir en Mallorca fue el

 de esta mujer izquierdista, “espíritu

 emancipado” y líder social




ElPlural

Cosme Bonet

19-6-24

Aurora Picornell era ya el símbolo más destacado de la brutal represión fascista en Mallorca antes de que el Presidente ultraderechista del Parlamento autonómico balear arrancase su foto de las manos de la diputada socialista Mercedes Garrido y la rasgase ante los ojos (aún) incrédulos de buena parte de la sociedad española. Puede resultar sorprendente que quien se jacta de tener una esmerada educación católica no sea capaz de calibrar la fuerza simbólica de los mártires, de esos mártires civiles que son las víctimas del franquismo, asesinadas y arrojadas a fosas sin nombre hace más de 80 años y muy recientemente rescatadas del olvido simbólico, aún sin rescatar en su mayoría de las fosas reales donde intentaron acallar sus voces con balas y sepultar sus ideas con la tierra manchada de sangre por sus verdugos. Tal vez porque el fascismo crece en la ignorancia, creyeron que la fuerza de las ideas, los valores, las palabras, desaparecería con la vileza de la ejecución sumarísima. No fue así, aunque se perdieron muchos recuerdos y trágicas historias familiares, siempre por miedo nunca por vergüenza, hubo destacados casos que superaron la barrera del silencio impuesto y de la larga espera, dando respuesta colectiva a esa súplica de Julia Conesa, una de las Trece Rosas: que mi nombre no se borre de la historia. Así sucedió con Aurora Picornell.

Aurora Picornell (1912-1937) era hija de su tiempo y sin embargo, avanzada a su época. De familia trabajadora, vecina de un barrio de Palma, El Molinar, que destacaba por ser obrero y con fuerte presencia de movimientos izquierdistas; su padre, Gabriel Picornell, participó de reivindicaciones laborales, militó en el socialismo mallorquín y probablemente fue uno de los fundadores de la primera Agrupación Comunista, el ambiente en el que creció Aurora era de un claro compromiso social que ella desarrollaría desde muy joven. En enero de 1931, en el semanario socialista “El Obrero Balear” el diputado en las Cortes Constituyentes, Alexandre Jaume, se refería a la sorpresa que le causó la joven activista en un acto de la Liga Laica: ”Por la valentía que supone en estos tiempos de tanta cobardía y en una sociedad como la nuestra, de perfecto andamiaje medieval, herméticamente cerrada a todas las ideas liberadoras, desafiar el boicot, las desconsideraciones sociales, las injurias y las groserías con que piadosamente suelen ser obsequiados quienes como Aurora Picornell tienen su espíritu emancipado de trabas y supersticiones seculares”. Pronto destacó como activista y como oradora, tanto dentro de la estructura del Partido Comunista en Mallorca, del que era una de sus principales dirigentes, como en el movimiento sindical. Todo ello hizo de Aurora rápidamente una líder destacada, oradora habitual en numerosos actos, incluso cuando vivió en Valencia, según su biógrafo, David Ginard, siguiendo a su pareja, el supuesto agente del Komintern, Heriberto Quiñones.

El 18 de julio de 1936, Aurora Picornell tenía previsto viajar a Barcelona para asistir a la Olimpiada Popular que debía celebrarse en esta ciudad, pero ante las noticias llegadas sobre el levantamiento del ejército de África, Aurora decidió quedarse en Mallorca. El 19 de julio ya estaba detenida, pasaría los siguientes meses entre la prisión provincial y la improvisada cárcel de mujeres de Can Sales, lugares donde las presas se hallaban hacinadas y en condiciones insalubres. Saldría de allí sólo para ser asesinada junto a sus compañeras, conocidas como las “rojas del Molinar”, Maria y Antonia Pascual, la madre de éstas, Catalina Flaquer y Belarmina González; así el 5 de enero de 1937, trágica noche de reyes, con 24 años, era asesinada “la pasionaria mallorquina”. Sucedieron cuatro décadas grises de un silencio fruto de la sistemática, brutal y casi total aniquilación del movimiento obrero de las islas, que sin embargo no hicieron más que acrecentar el mito. Los homenajes se sucedieron desde mediados de los años 70 y durante los años 80, se le dedicaron calles, un colegio, y diferentes entidades llevan su nombre. El Consell de Mallorca la declaró Hija Predilecta de la isla en el año 2017.

Si hubo un símbolo que los golpistas del 36 quisieron destruir en Mallorca fue el de Aurora Picornell, mujer, izquierdista, “espíritu emancipado” y líder social, todo aquello que querían aniquilar quienes pretendían mantener una sociedad inamovible en sus estructuras sociales, controlada en lo moral por la Iglesia, con una clase obrera sumisa y callada. Todo eso lo quisieron borrar con las balas una noche de reyes de hace 87 años, no pudieron, la pluma (de nuevo otro símbolo) que se encontró entre los restos de Aurora, recuperados en el cementerio de Son Coletes (Manacor), fue más fuerte que el fusil. En un acto emocionante los restos fueron devueltos a las familias en un auditorio lleno a rebosar, en enero del 2023, donde vibraron músicas de liberación, sueños de emancipación, presididos por un Gobierno autonómico satisfecho de devolver la dignidad a las víctimas y sus familias, aunque fuera con tantas décadas de retraso. Eso es lo que quieren borrar ahora los que se declaran, aún sin decirlo abiertamente, herederos de la peor etapa de la historia contemporánea de España, quieren borrar esa dignidad, que no son otra cosa que leyes, leyes de memoria, leyes que reconocen derechos, que hacen justicia, porque para eso existen las leyes. Las leyes las podran derogar (de momento) pero los símbolos como Aurora Picornell, que han atravesado etapas mucho peores que esta, vuelven a demostrar que frente a los ataques de la sinrazón, sea con la destrucción de una placa o el romper una foto, únicamente se vuelven más grandes y más poderosos. Querer apartar de la tribuna y finalemente rasgar violentamente la foto de Aurora Picornell fue una demostración de odio, de un odio incomprensible después de 40 años de democracia, un odio incompatible con el mismo significado de la palabra democracia. Hoy Aurora Picornell ya no es sólo el símbolo de la izquierda de las Illes Balears, es el símbolo de la lucha por la dignidad y los derechos de las víctimas de la dictadura franquista en todo el país.

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