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miércoles, 22 de enero de 2025

 

Quién es la obispa que plantó cara a Trump, le “cantó las cuarenta” y le amargó la investidura

La reverenda que enfadó al presidente de Estados Unidos al defender en su cara a los inmigrantes y a las personas LGTBI

ElPlural

Juan Luis Valenzuela

22-1-25



Se llama Mariann Edgar Budde y es una líder religiosa estadounidense, conocida por ser la obispa de la Diócesis Episcopal de Washington, un cargo que ocupa desde 2011. Ahora, su imagen se conoce internacionalmente por la valentía y coherencia –además de dignidad- mostrada en la misa tradicional del Servicio de Oración Nacional que Budde ofició ayer martes. Donald Trump y su familia acudieron como cierre de sus actos de investidura en la Catedral Nacional de Washington. Lo que no esperaba el nuevo inquilino de la Casablanca, es que tras unos días de halagos y elogios, la reverenda Mariann Budde le dirigiese un mensaje claro y muy duro al defender en su propia cara y con contundencia a los inmigrantes y a las personas LGBTI.

Claramente molesto, Trump al salir de la misa declaró que “No fue un buen sermón”. Está claro que al Presidente norteamericano no le gustó nada que Mariann Edgar Budde le pidiese, en público y en una iglesia, piedad con los inmigrantes y con la comunidad LGBTI.

Antes de salir airado del oficio religioso, tuvo que oír toda una regañina de la obispa: “Permítame hacer una última súplica, señor presidente: millones de personas han puesto su confianza en usted, y como le dijo ayer a la nación, ha sentido la mano providencial de un Dios amoroso. En nombre de nuestro Señor, le pido que tenga misericordia de las personas en nuestro país que tienen miedo”. Y ahí fue donde Budde le recordó a Trump que “hay niños gays, lesbianas y transexuales en familias demócratas, republicanas e independientes, algunos que temen por sus vidas”.

Finalmente, la reverenda Mariann Edgar Budde defendió con firmeza a los migrantes, destacando su invaluable contribución a la sociedad: “Son personas que cosechan nuestros productos, limpian nuestras oficinas, trabajan en granjas avícolas, lavan los platos en sus restaurantes y cubren los turnos nocturnos en los hospitales. Puede que no sean ciudadanos ni cuenten con la documentación adecuada, pero la inmensa mayoría de los inmigrantes no son delincuentes. Pagan impuestos y son buenos vecinos”.

Con valentía, la obispa instó al presidente a mostrar compasión hacia aquellos cuyos hijos viven con el temor constante de perder a sus padres. “Ayude a quienes huyen de la guerra y la persecución en sus países de origen, para que encuentren aquí una bienvenida. Dios nos enseña a ser piadosos con los extraños, porque todos somos extraños en esta tierra”, concluyó. Fue en ese momento cuando Donald Trump no disimuló su enfado con ostensibles muecas de cabreo y gestos de desagrado. Al salir de la misa, fue preguntado por un periodista sobre que le había parecido el sermón. Trump contestó con rostro crispado: “No fue muy emocionante, ¿verdad? No me pareció un buen servicio, no. Podrían hacerlo mucho mejor”.

Casada y abuela

Mariann Edgar Budde nació el 10 de diciembre de 1959 en Nueva Jersey. Cuando no está dedicada a sus intensar responsabilidades religiosas, se la puede ver montando en bicicleta, pasando tiempo con su familia o cocinando la cena para sus amigos. La obispa y su esposo, Paul, tienen dos hijos adultos y son abuelos.
Es prelada episcopal y fue consagrada como la novena obispo de Washington en la Catedral Nacional de Washington el 12 de noviembre de 2011 siendo la primera mujer obispo diocesana de Washington. Fue durante 18 años rectora de la Iglesia Episcopal de San Juan en Minneapolis.

Protestas anteriores contra Trump

En junio de 2020, en medio de las protestas por George Floyd en Washington, Budde criticó el uso de gases lacrimógenos por parte de la policía y las tropas de la Guardia Nacional para despejar los terrenos de la Iglesia Episcopal de San Juan, en Lafayette Square, para permitir que el presidente Donald Trump posara para una sesión de fotos frente a la Iglesia de San Juan, lo que permitió su uso “como telón de fondo para un mensaje antitético a las enseñanzas de Jesús”.


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