Raúl y Boris, autores del cómic sobre las residencias de Ayuso: "Fue lo más parecido al género de terror"
La cultura, cada vez más innovadora, de nuevo como herramienta para denunciar aquellos días: "No creo que consigamos algo más allá, pero atacamos algo muy importante como es el recuerdo"
ElPlural
Rubén Rozas
25-1-25
7291. Este número, que persigue a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por los conocidos como protocolos de la vergüenza -que impidieron el traslado de miles de personas mayores de residencias a hospitales- ha cobrado fuerza en el mundo de la cultura, que siempre se ejerce como quinto poder.
Si hace unas semanas ElPlural.com entrevistaba a Juanjo Castro, autor del documental 7291, ahora tiene la oportunidad de conversar con Raúl Cordero y Boris Ramírez, guionista y dibujante respectivamente y creadores del cómic con el mismo título.
“Antes preguntabas a la gente sobre un tebeo y te respondían con Mortadelo y Filemón o superhéroes, pero ahora el cómic habla de todo: bullying, igualdad de oportunidades, de género…”, dicen en declaraciones a este medio los creadores del libro para referirse a la fuerza de una herramienta muy extendida en Francia o Japón y cada vez más en España.
En el caso concreto de las muertes en centros de la tercera edad, se refieren a un episodio “horrible” que “no debe caer en el olvido”. “Sabemos que en este país hay gente que obstaculiza la memoria (…) Pero recordar las cosas es la única manera de que no vuelvan a pasar”, emiten, tratando de alejarse de una posición política demasiado marcada, aunque en última instancia inevitable, tal y como ellos mismos asumen.
¿Cómo, cuando y por qué surge la idea?
B: Consideramos que fue una situación de la que no se ha hablado tanto, o no tanto de la forma en que se debería (…) Los autores tenemos la responsabilidad con lo que hacemos, de tratar temas que creo que se tienen que hablar y recordar; y el privilegio también de que nuestro trabajo sea comunicativo, un diálogo con lectores, en mayor o menor medida, ya que depende del éxito de las creaciones.
¿Cuánto tiempo te llevas dedicando a esto? Desconozco si dentro del gremio eráis más o menos conocidos, pero ¿esperáis a nivel profesional que el cómic os catapulte un poco?
B: Yo terminé Bellas Artes en 2015. El arte y la cultura en general son profesiones precarias en las que es complicado hacerse un hueco, pero bueno, yo publiqué mi primer cómic en 2018, y he publicado en España, Italia, con Maldragón internacionalmente. Pero sí, cada proyecto nos catapulta un poquito más y está genial, porque a nivel laboral esto es una carrera de fondo… Con Raúl ya trabajé en la saga Monstruos Ibéricos.
R: Empezamos la experiencia conjunta en 2020, justo en pandemia. Yo fui librero muchos años especializado en cómic y libros ilustrados y por nuestra librería pasaba mucha gente con talento, pero sin espacio para darse a conocer porque las editoriales menos independientes al final van a por los autores consagrados. Y con esa idea creamos la editorial y fuimos de menos a más.
Por circunstancias prácticamente me vi obligado a convertirme en guionista (…) Soy un enamorado de la fantasía; y creo que tiene cada vez más sentido en un mundo más egoísta. Ahí hago mi primer guion, que es el de Monstruo Ibérico, de fantasía erótica y basado en la época de Felipe II, con monstruos de nuestro folclore etc. Siempre hablamos de la mitología romana, griega, y España tiene mucha leyenda que explotar.
Paréntesis a parte, el origen de la obra pasa un poco por lo siguiente. En 2020 mi padre enferma, no de Covid sino de otra enfermedad complicada, y la sanidad pública lo trata muy bien. Me daba pena que no toda la gente mayor tuviera esa “suerte”, una obligación a fin de cuentas porque han trabajado toda la vida para tener, precisamente, derecho a una sanidad que se les impidió.
Cuando murió sentí la necesidad de hacer este título, diferente a lo que había hecho hasta ahora. Sé que es un título totalmente distinto y que, según a quien preguntes, será necesario o polémico.
A mí padre le trató muy bien la sanidad pública. Cuando murió sentí la necesidad de dar visibilidad a quienes no habían tenido esa suerte
¿Creéis que conseguiréis el objetivo para poder publicarlo en papel? (El proceso se está financiando a través del micromecenazgo. El objetivo a alcanzar son 5.000 euros. Si quieres participar pincha en este enlace)
B: La campaña va a durar hasta el 1 de marzo. Somos optimistas porque, además, hemos sacado muchos títulos con este modus operandi. Y esperamos que sí, claro, porque eso implicaría poder distribuirlo por todas las tiendas físicas.
R: Antes hablábamos de la precariedad. En todos los trabajos existe y todo el mundo hace lo que puede para salir adelante. Esto en el mundo del cómic se nota mucho (…) Siempre hemos trabajado con el micromecenazgo porque muy difícil lograr financiación. Nosotros mismos hemos aprendido de los fracasos.
A partir de ello logramos enganchar a los lectores con esta gestión en Verkami y ahora mismo en este proyecto estamos muy cerca del objetivo. Pero si no lo lográramos entiendo que la editorial, al quedarnos a las puertas, pondría lo que falta.
¿Cómo fue el proceso de creación? ¿Hablasteis con familiares, incluso con algún residente…?
B: La idea ha sido tratar con los familiares -de hecho, hemos trabajado con Marea de Residencias, Verdad y Justicia-. Hacer un comic muy cercano a la realidad, sin incluir nombres particulares ni casos reales, porque es un tema delicado.
La verdad es que Raúl ha hecho un trabajo de documentación muy extenso y seguimos en contacto con asociaciones y trabajadores que han vivido de primera mano esta situación.
¿Y con partidos políticos?
B: No directamente. Sí es verdad que tenemos un trato muy cercano con las asociaciones y nos comentaban que a lo mejor algún político quería participar o hacerse eco en alguna newsletter o algo así, pero no hemos hablado con nadie ni ninguna formación.
El objetivo tampoco es politizar. Evidentemente la obra ya nos enmarca en una posición política, pero me parece peligroso que criticar o denunciar un crimen como éste, que lo está denunciando mucha gente, coloque en una ideología u otra.
R: Tuve ocasión de hablar con José Ángel Chamorro, por ejemplo (PSOE), porque tuvo una participación clave y estaría bien si me puede dar su experiencia. Sea como fuere, con los testimonios que tengamos, de quienes los podamos reunir, daremos el toque final al libro.
No politizar, al final, es imposible, ¿no?
R: Sí… pero bueno, teníamos claro que lo que queríamos era hablar con las personas que lo habían vivido. Empezamos con los profesionales, seguimos con familiares y si podemos hablar con algún residente, mejor.
Porque el guion está terminado, pero no las historias paralelas que queremos incluir. Quiero decir, el cómic va a tener un antes, un durante que va a ser la parte más extensa, y un después a modo de epílogo. La trama la llevan dos personajes trabajadoras (ellas) de residencias, que aparecerán de algún modo.
Y bueno, aunque intentemos no politizar, al final se sabe el lugar en el que está cada uno. No queremos hacerlo muy evidente, preferimos que el lector saque sus conclusiones. Pero… está claro que últimamente estamos viendo cómo figuras que estaban en la sombra saltan al poder y hacen suyos los recursos sin pensar mucho en el ciudadano. El caso de las residencias ha quedado muy palpable.
Es un ejemplo de cómo hay figuras que cuando llegan al poder hacen suyos los recursos
Lo decía porque Juanjo Castro, autor del documental con el mismo nombre, sí que se puso en contacto con la Comunidad de Madrid, aunque no obtuvo respuesta, ¿vosotros lo hicisteis?
B: Nosotros hablamos principalmente con trabajadoras de centros y las asociaciones. No hemos ido tan a lo político como a los testimonios de quienes lo vivieron en primera manos.
R: Yo estuve en contacto con él hace poco. No he podido ver el documental aún, pero hemos quedado para verlo un día cuando pase un poco el lío (…) Entiendo que me tocará de alguna manera.
Y con la Comunidad… No creo que en nuestro caso haga falta por eso, porque queremos que sea la vivencia de los profesionales, los residentes… todas las historias que se entrecruzan y cómo una situación precaria antes de pandemia se torna terrorífica con el Covid.
¿Cómo definiríais lo que se vivió aquellos día?
B: Algo muy cercano al género de terror. De hecho, Raúl siempre dice que me llamó a mí porque estoy especializado en ese género.
Me sorprendió que cuando él se pone en contacto conmigo, intenté empezar a documentarme pensando que conocía la situación por lo que había visto en prensa y demás, pero cuando te pones a indagar en redes, en personas que han estado involucradas, testimonios… te das cuenta de que no sabes ni la mitad de lo que ha pasado, algo totalmente atroz.
Y ese es el otro motivo para sacar este comic, poder contar (y de otro modo) una verdad que se ha mantenido un poquito más en la sombra. Y por supuesto, recordarlo para que no vuelva a pasar.
En la web vendéis también camisetas, láminas, etc. ¿No pensáis que hay quien pueda ver en ello una manera de rentabilizar el dolor?
B: Sabemos que es un tema delicado (…) Al ser un micromecenazgo ofrecemos como recompensas para quienes apoyen el proyecto. En otros títulos esas recompensas son, por ejemplo, aparecer en el cómic, mientras que en esta ocasión hemos intentado ser más sobrios, conscientes precisamente de la delicadeza del tema.
Todo lo recaudado es para la elaboración del cómic (todo el trabajo a su alrededor) y la distribución. Y se dona un 5% a las asociaciones con las que estamos trabajando. Entiendo que desde fuera se puede ver como algo muy lucrativo, pero creednos que si quisiéramos lucrarnos con un tema como este, no habríamos hecho un cómic porque es un empleo muy precario. Pero eso, que todo lo que se recaude es para sacar el proyecto adelante y un porcentaje para las asociaciones.
R: Se hace como un detalle a quien compra el cómic y es algo muy específico al proyecto. No se va a vender ni en tiendas, ni en librerías… cuando termine el proceso, se acabó. Se busca, efectivamente, apoyar el libro y la venta; porque igual alguien que compra el libro quiere tener esa imagen de otra manera a modo de protesta.
Cada uno tenemos una opinión, pero de verdad que se hace para apoyar el proyecto. Vamos a donar ese 5%, como ha contado el compañero, que sabemos que igual es muy poco, pero es una manera de agradecerles el apoyo (contactos, visibilidad).
Hay un gasto de impresión, de corrección, maquetado, impuestos, de envío… Y un trabajo de entre seis o siete meses.
¿En qué medida esperáis que la obra ayude? Incluso, quien sabe, en un momento en el que hay una macrodenuncia circulando que mucha gente ve con visos de que pueda servir para depurar responsabilidades.
B: Viendo cómo funciona todo, no creo que consigamos responsabilizar a nadie ni hacer avanzar a la justicia como se debería, pero atacamos algo muy importante como es el recuerdo. Pienso que no es solo la denuncia de posibles culpables o decisiones, sino y sobre todo representar algo que debe permanecer en la memoria.
Hay muchos familiares desesperados por encontrar la verdad y respuestas a lo que ocurrió. En este país lo de la memoria ya sabes cómo funciona, además, con gente que pone muchos obstáculos. En fin, como autores esta es la herramienta que teníamos y esperamos que sirva, a menos, para el recuerdo.
R: Esperamos que ayude. El cómic es lo único que tenemos para intentarlo. El mundo del tebeo ha cambiado mucho, antes preguntabas y te respondían con Mortadelo y Filemón y superhéroes, pero ahora hablan de todo (bullying, igualdad de oportunidades, de género…). Y es importante para la reflexión porque es muy accesible, didáctico, etc.
Es decir, que tiene un peso muy grande, no hablemos ya en lugares como Francia o Japón. Desde luego, esperemos que todo ese dolor y silencio no caigan en el olvido.
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