Cuando Machado izó la bandera republicana en Segovia
El gesto del escritor fue un poderoso símbolo de los nuevos tiempos que se abrían
ElPlural
Juan Luis Valenzuela
14-4-25
El 14 de abril de 1931, hace hoy 95 años, fue un día trascendental en la historia de España al proclamarse la Segunda República Española, marcando el fin de la monarquía de Alfonso XIII. Segovia, como otras muchas ciudades españolas, amaneció con rumores de cambio. En las elecciones municipales, los partidos republicanos habían barrido del mapa político a los monárquicos. Aunque en teoría eran unos comicios locales, el triunfo de las candidaturas republicano-socialistas en las grandes ciudades dejó la puerta abierta al cambio de la forma de Estado. La República se abría paso, no por decreto, sino por clamor popular. En esa marea de ilusión política, Antonio Machado no permaneció al margen implicándose en el hito histórico que suponía ese día. El poeta de “Campos de Castilla”, había llegado a Segovia el 25 de noviembre de 1919 para ejercer la docencia en la cátedra de Francés en el Instituto General y Técnico de la ciudad: Allí residió hasta 1932.
El poeta sevillano era un firme defensor de la República y simbolizaba el espíritu de cambio y esperanza que muchos españoles anhelaban en aquel momento. En Segovia, Antonio Machado y otros intelectuales y ciudadanos celebraron el cambio de régimen con entusiasmo. Machado, conocido por su poesía profundamente comprometida con los ideales republicanos, participó activamente en estos eventos simbólicos. Por tanto, en la ciudad del acueducto, este hecho histórico tomó un matiz especial gracias a Antonio Machado, el escritor y poeta, cuyos restos descansan tras su exilio republicano en Colliure en Francia. El gesto de izar la bandera republicana en Segovia, con la presencia de Machado entre otros destacados, fue un símbolo poderoso de los nuevos tiempos que se avecinaban.
Machado izó la bandera tricolor en la Plaza Mayor, acompañado por el historiador Antonio Ballesteros. La jornada comenzó con una manifestación popular desde la Casa del Pueblo y condensó el espíritu de una ciudad con raíces ilustradas y alma republicana. El poeta, cuya pluma ya había criticado y retratado la pobre realidad de España, se convertía en símbolo viviente del nuevo tiempo. La Segovia intelectual, la que semanas antes había escuchado a Ortega y Gasset en un mitin sobre las ideas regeneracionistas y la defensa de la República, se fundía con el pueblo y el fervor en la calle.
Amanecía la jornada en Segovia, una ciudad tradicionalmente conservadora, pero donde el clima político había ido cambiando. Se respiraba un aire de expectación. En las calles corría el rumor de que en Madrid y Barcelona y otras ciudades como Vigo e Irún, ya se estaba proclamando o se había proclamado la República.
El papel de Machado
Antonio Machado no quiso ser un simple y mero espectador. Desde su llegada a la ciudad en 1919 había cultivado amistades y simpatías republicanas. Machado no solo era poeta; era también un hombre comprometido, un intelectual que creía en la necesidad de una España más justa, más culta y más libre. En la mañana de este 14 de abril, el poeta de Sevilla se unió a un grupo de ciudadanos que se reunió frente al Ayuntamiento de Segovia, en la Plaza Mayor, para exigir la proclamación de la República. Era un acto cívico, espontáneo y valiente, sobre todo, en una ciudad donde no todos miraban con buenos ojos la llegada de un nuevo régimen.
El propio Machado participó activamente en el izado de la bandera tricolor en el balcón del Ayuntamiento junto a un nutrido grupo de segovianos emocionados por el momento. Para Machado, que siempre soñó con una patria más igualitaria y fraterna, fue un acto de esperanza, de reivindicación de una España moderna, laica y democrática cargado de un profundo simbolismo. Aunque su compromiso político venía de antes, a partir de ese día su voz se puso fuertemente del lado de la República, pasando a ser un símbolo potente de la cultura que abrazaba los nuevos ideales.
Cómo recordaba el poeta ese día
El poeta recordaba tiempo después ese gran día de esta manera: “Fue un día profundamente alegre muchos que ya éramos viejos no recordábamos otro más alegre, un día maravilloso en que la naturaleza y la historia parecían fundirse para vibrar juntas en el alma de los poetas y en los labios de los niños. Mi amigo Antonio Ballesteros y yo izamos en el Ayuntamiento la bandera tricolor. Se cantó La Marsellesa; sonaron los compases del Himno de Riego. La Internacional no había sonado todavía…. La República salía de las urnas acabada y perfecta, como Minerva de la cabeza de Júpiter. Así recuerdo yo el 14 de abril de 1931.”
Enterrado Colliure por ser republicano
Su adhesión a la República y su defensa pública, le obligarían años después, tras el golpe franquista, a un triste, pobre y enfermo exilio después de la derrota de los republicanos en la Guerra Civil. Don Antonio salió de España el 28 de enero de 1939, tras un tortuoso y extenuante viaje, junto a su madre, Ana Ruiz, su hermano José y su cuñada Matea Monedero al Hotel Bougnol-Quintana de Colliure. El poeta, escritor e intelectual andaluz, murió en esa localidad del sur de Francia menos de un mes después de su llegada, concretamente a las cuatro menos cuarto de la tarde del 22 de febrero de 1939 esperando una ayuda que no llegaría a tiempo. Su madre, Ana Ruiz, falleció a los tres días, el 25 de febrero, cuando cumplía ochenta y cinco años, haciendo realidad la promesa que hizo: “Estoy dispuesta a vivir tanto como mi hijo Antonio”. Hoy, 14 de abril, 94 años después, es un buen día para recordarlo y rendirle homenaje.
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