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lunes, 18 de marzo de 2019

Campos de concentración franquista


Franco creó 300 campos de concentración en España, un 50% más de lo calculado hasta ahora  
Una investigación del periodista Carlos Hernández, plasmada en su libro Los campos de concentración de Franco, documenta la existencia de 296 centros 
Funcionaron desde el sublevamiento militar hasta finales de los años 60 y encerraron entre 700.000 y un millón de españoles, pasando una media de 5 años 
Se sometía a los prisioneros a torturas físicas y psicológicas además de a trabajos forzosos 
  • 11/03/2019  
  • Eldiario.es 
  •  Franco creó en España un centenar más de campos de concentración de los que se creía hasta ahora. Una investigación del periodista Carlos Hernández plasmada en su libro Los campos de concentración de Franco documenta 296 en total, a partir sobre todo de la apertura de nuevos archivos municipales y militares. Por los campos pasaron entre 700.000 y un millón de españoles que sufrieron "el hambre, las torturas, las enfermedades y la muerte", la mayoría de ellos además fueron trabajadores forzosos en batallones de esclavos. Estuvieron abiertos desde horas después de la sublevación militar hasta bien entrada la dictadura. 
  • El estudio anterior más completo, de Javier Rodrigo, había documentado hasta 188 campos de concentración en todo el país. También en torno a 10.000 víctimas mortales entre los asesinados y los fallecidos a consecuencia de las condiciones vividas ahí, pero Hernández cree que "esa cifra se queda corta con estos nuevos datos. Es imposible documentar todos los asesinatos y muertes porque no dejaban registro, pero en solo 15 campos que han podido ser investigados en esto ya calculamos entre 6.000 y 7.000. No es una proporción exacta porque entre esos 15 estaban algunos de los más letales, pero nos hacemos una idea de que hay muchas más víctimas". 

Campos de concentración franquistas (1936-1959)  
Centros de detención y trabajos forzados durante la dictadura en España, por provincias. Amplía el mapa y sitúate sobre un punto para ver el detalle 
Foto pubntos campos concentracion 
 La comunidad autónoma que más campos albergó fue Andalucía, pero hubo por todo el territorio: el primero fue el de la ciudad de Zeluán, en el antiguo Protectorado de Marruecos, abierto el 19 de julio de 1936, y el último fue cerrado en Fuerteventura a finales de los años 60. El 30% eran "lo que imaginamos estéticamente como campos de concentración, es decir, terrenos al aire libre con barracones rodeados de alambradas. El 70% se habilitaron en plazas de toros, conventos, fábricas o campos deportivos, hoy muchos reutilizados", explica Hernández. Ninguno de los presos había sido juzgado ni acusado formalmente ni siquiera por tribunales franquistas, y pasaron ahí una media de 5 años. Sobre todo eran combatientes republicanos, aunque también había "alcaldes o militantes de izquierdas" capturados tras el golpe de estado en localidades que cayeron en manos del ejército franquista. 

Trabajos forzosos, hambre y torturas 
En los campos de concentración de Franco se hacía una labor de "selección". Se investigaba a cada uno de los prisioneros, principalmente mediante informes de alcaldes, curas, y de los jefes de la Guardia Civil y la Falange de las localidades natales. A partir de ahí, clasificaban a los prisioneros en tres grupos, en términos franquistas: los "forajidos", considerados "irrecuperables", iban directamente a juicio, en el que se les decretaba cárcel o paredón. Los "hermanos forzados", es decir, los que creían en las ideas fascistas pero obligados a combatir en el bando republicano; y los "desafectos" o "bellacos engañados", los que estaban del lado republicano pero los represores valoraban que no tenían una ideología firme y que eran "recuperables". 
Los "desafectos" poblaron de manera estable los campos de concentración y fueron condenados a trabajos forzosos. Durante la guerra estuvieron obligados a cavar trincheras, y al término del conflicto, principalmente a labores de reconstrucción de pueblos o vías. Sufrieron torturas físicas, psicológicas y lavados de cerebro: tenían que comulgar, ir a misa, o cantar diariamente el Cara al Sol, como ha documentado Hernández. También hay testimonios explícitos de hambrunas extremas, "la peor pesadilla de los prisioneros", enfermedades como el tifus o tuberculosis y plagas de piojos. Muchos de ellos fueron asesinados en el propio campo o por tropas falangistas que iban a buscarles, y otros muchos no sobrevivieron a la falta de alimento, higiene y atención sanitaria. 
En noviembre de 1939, meses después del fin de la guerra, se cerraron muchos campos, "pero lo que sucede realmente es una transformación", relata el periodista. "La represión franquista era tan bestia y tenía tantas patas que evolucionó en función de las circunstancias. Franco, aunque aliado con Italia y Alemania, quería dar una buena imagen ante Europa, quería emitir una propaganda de respeto de los derechos humanos. Por eso oficialmente los campos terminan, pero algunos perduran durante mucho tiempo". El último oficial, también el más longevo, fue el de Miranda de Ebro (Burgos), que duró de 1937 a 1947. 
Después hubo lo que Hernández denomina "campos de concentración tardíos", creados durante los años 40 y 50 y con denominaciones ya distintas. Fueron el de Nanclares de Oca (Álava), La Algaba (Sevilla), Gran Canaria y Fuerteventura, estos dos últimos para prisioneros marroquíes de la guerra del Ifni y cerrados en el 59. Durante el resto de la dictadura siguieron quedando vestigios: por ejemplo, en 1966 se clausuró la Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía (Fuerteventura), en la que se encarcelaba y "reeducaba" a homosexuales. 

"Ha habido miedo a hablar" 
Según Hernández, hay que "rehuir" la comparación que parece inevitable con los campos nazis. En primer lugar porque "al lado de Auschwitz, de millones de víctimas en la cámara de gas, cualquier crimen brutal parece menos crimen". Y en segundo porque el sistema franquista era muy diferente: así como en la Alemania nazi todo estaba más o menos estructurado y los dividían entre los de exterminio directo y los de exterminio por trabajo, los españoles eran mucho más heterogéneos y todo más "caótico". Los campos de Franco variaban mucho en tamaño, y la suerte y destino de los prisioneros dependía en muchos casos de las decisiones del propio oficial, que los había más y menos sanguinarios. 
Sobre el papel, estos centros estaban destinados solo a hombres: "En la mentalidad machista y falsamente paternalista de los dirigentes franquistas, las mujeres no encajaban en los campos de concentración". Aunque sí hubo grupos de cautivas en algunos como en el de Cabra (Córdoba), ellas fueron sometidas a idénticas torturas sobre todo en las cárceles. Las prisiones, al igual que las unidades del Patronato de Redención de Penas que construyeron el Valle de los Caídos, no están incluidas en esta investigación. Hernández la ha limitado a lo que la propia documentación del régimen categoriza como 'campos de concentración' –además de los cuatro tardíos– porque "la represión fue de tal magnitud y tuvo tantas estructuras que para poder explicarla tienes que parcelarla". 
La segunda parte del libro de Hernández, que se publica el próximo 14 de marzo, consta de testimonios de víctimas. Quedaban pocos supervivientes que pudieran contarlo pero el autor conversó directamente con media docena de los que fueran presos en uno o varios de los casi 300 campos de concentración. Todos ellos han fallecido en los últimos tres años, el último el pasado jueves, Luis Ortiz, quien pasó por el de Irún, por el de Miranda de Ebro y por el de Deusto. 
Durante muchas décadas "ha habido vergüenza y miedo" a hablar. Además de esas conversaciones con los antiguos presos, mucho de lo recuperado por Hernández parte de publicaciones elaboradas durante la Transición y de documentos familiares: "Hubo mucha gente que dejó escritos a sus hijos y nietos de lo que ocurrió". Él anima a eso, "a preguntar a la abuela, al abuelo, por lo que pasó: en todas las familias españolas hay alguien cercano con historias sobre esto. No quiero que esto sea un punto y final a la investigación sobre los campos de concentración, sino un estímulo para reabrir el tema". 

Entrevista 
"La magnitud de la represión franquista fue tan grande que los campos de concentración quedaron olvidados" 
Carlos Hernández publica este viernes el libro Los campos de concentración de Franco, una investigación que revela la existencia de casi 300 en toda España 
"Toda España fue un gran campo de concentración franquista: los presos quedaron bajo permanente amenaza, incluso en libertad" 
"Que un gobierno democrático no haya sido capaz de exhumar a un dictador fascista demuestra que algo falla en este país, que aquel atado y bien atado sigue vigente" 
12/03/2019  
Franco creó 296 campos de concentración en toda España que estuvieron abiertos desde horas después de su golpe de Estado hasta bien entrada la dictadura. Pasaron por ellos entre 700.000 y un millón de españoles que sufrieron torturas físicas y psicológicas, enfermedades, hambre extrema y lavado de cerebro. Incontables personas fueron asesinadas o no sobrevivieron a la falta de alimentos, higiene y atención sanitaria. 
Hasta ahora se creía que habían existido más de un centenar de centros, pero una investigación del periodista, colaborador de eldiario.es, Carlos Hernández, a partir de la apertura de nuevos archivos y plasmada en su libro Los campos de concentración de Franco, ha revelado estos nuevos datos de un episodio de nuestra Historia en ocasiones olvidado. 

¿Por qué ignoramos los detalles de tanta represión de los campos de concentración franquistas? ¿Por qué su magnitud ha sorprendido a tanta gente? 
Hay principalmente dos motivos. El más importante es que el franquismo, dentro de su estrategia encaminada a borrar las huellas de sus innumerables crímenes, puso especial hincapié en eliminar cualquier prueba de su estrecha relación con la Alemania nazi que le permitió, entre otras cosas, ganar la guerra. Cuando Hitler fue derrotado, Franco trató de congraciarse con los aliados y, a partir de 1945, el término campo de concentración comenzó a vincularse a los campos de exterminio nazi, especialmente a Auschwitz. Los sistemas concentracionarios español y alemán tenían algunas similitudes y no pocas diferencias. Para investigarlos tenemos que huir de comparaciones absolutas, aunque es obvio que el sufrimiento de los presos, la "reeducación", los lavados de cerebro, el hambre extrema y, en muchos casos, incluso la estética era muy similar. En cualquier caso, el concepto campo de concentración vinculaba al franquismo con algo muy negativo, tanto internacionalmente como ante los propios españoles y por eso trataron de borrar lo ocurrido. 

El otro motivo es la propia magnitud de la represión. Tuvo tantas patas, tantos trabajadores esclavos, cárceles… que esto quedó en parte olvidado, mezclado y confundido con otras estructuras, como las prisiones. Ya me están preguntando de hecho en Twitter por qué en este estudio no aparece, por ejemplo, recintos como Valdenoceda o la Isla de San Simón. Ambos fueron terribles, pero oficialmente fueron cárceles y no campos. Eso no le quita ni un ápice de crueldad a estos y muchos otros lugares, pero mi trabajo se ha centrado en los campos de concentración oficiales. 

Da la sensación de que, en general, no conocemos la verdadera escala, de que mucha información se nos quedó por el camino. 
Mucha. Para empezar, resulta imposible saber el número de víctimas de los campos porque no se registraban los asesinatos ni la mayoría de las muertes por hambre o enfermedades. También solían liberar, en ocasiones, a los prisioneros en estado terminal para que murieran en sus casas. 
Tampoco se ha hablado de la última etapa de la represión que sufrían los prisioneros, paradójicamente, cuando obtenían la libertad. Pasaban a una situación de libertad siempre controlada, tenían que presentarse regularmente ante la Guardia Civil, eran vigilados por vecinos y falangistas y eran constantemente humillados. Se condicionaba su vida, estaban condenados a la pobreza, les expoliaron, no podían encontrar trabajo o solo los empleos más duros o ingratos. Por poner solo uno de los muchos ejemplos, me estremeció encontrar un escrito del Ayuntamiento de Madrid pidiendo información sobre los antecedentes políticos de un vecino que solo pretendía abrir un bar. Como la información que recibió decía que no era afín al Movimiento, no le dieron la licencia de apertura. Esto no era la excepción, sino la norma. 

Se produjeron incluso suicidios de hombres que volvieron a su pueblo marcados, sin trabajo, con sus casas y terrenos expropiados. Ni siquiera con la libertad, si es que llegaba, había verdadera libertad. Toda España era un gran campo de concentración. 

Fueron los presos esclavos los que construyeron el Valle de los Caídos, ¿de qué es partidario, de resignificarlo, demolerlo, abandonarlo...? 
El Valle de los Caídos es un monumento que fue construido exclusivamente para ensalzar al tirano, a la dictadura y a sus verdugos: no tiene resignificación posible. Quizá en otra nación europea se podría hacer, pero en España no estamos preparados, no hay suficiente madurez democrática. Generaría un nuevo debate que seguramente derivaría en la conversión en un museo en el que se tratase a víctimas y verdugos por igual, así que soy de los que cree que demolerlo es la única salida. Se debe hacerlo de acuerdo a la legalidad y con la mayoría necesaria en el Congreso, claro. Pero el Valle de Cuelgamuros debe volver a ser ocupado por la naturaleza. 
Antes de dar ese paso, hay que sacar de ahí todos los cuerpos que reposan allí. A los combatientes fallecidos, republicanos y franquistas, hay que darles un entierro digno. Eso no puede significar una equiparación entre la dictadura y una república, con sus defectos y virtudes, pero democrática. Al dictador hay que sacarlo de allí cuanto antes y entregárselo a su familia para que lo entierre en un lugar discreto, en el que no se permitan homenajes públicos ni la exaltación del fascismo. Lo contrario sería contravenir la Ley de Memoria Histórica. Y creo que hay que hacer lo mismo con Primo de Rivera, es un error tomar una decisión sobre ellos por separado. 

¿Sí sería posible resignificar los campos? 
Sí soy partidario de que se resignifiquen algunos de los campos y convertirlos en museos. Y en todos ellos que se instalen placas informativas informando lo que allí sucedió y recordando a las víctimas. En algunos sitios ya se ha empezado a hacer y hay que generalizarlo. Será doloroso, iremos a un concierto, a una corrida o a un partido de fútbol y nos lo encontraremos, porque en esa plaza de toros o en ese estadio sufrieron miles de prisioneros, pero es imprescindible. 

Se suele comparar el Valle de los Caídos con Auschwitz para justificar su resignificación. Sin embargo, Auschwitz no era un monumento fascista, era precisamente un campo de concentración. El Valle es un monumento fascista, enaltecedor de la dictadura, que ha perdurado durante 80 años como tal, no es comparable a un campo. Ojalá no hubieran destruido, por ejemplo, la cárcel de Carabanchel que era un edificio realmente simbólico y que sería el lugar perfecto para albergar un gran museo de la Memoria. 
¿Cómo analiza el aplazamiento de la exhumación de Franco estos meses? 

Sacar a Franco era imprescindible, es un proceso que debió iniciarse hace muchísimos años. Ya que no se hizo, mejor es ahora que nunca, pero he echado en falta estudios previos, tanto legales como políticos, que evitaran que se diera esta demora y que el tema se enquiste en los tribunales. Se debería haber hecho de tal modo que, una vez anunciado, ya fuese absolutamente irreversible, habiendo cambiado las leyes que hicieran falta. 
Espero que hayamos extraído alguna lección de todo esto, hemos sido incapaces de hacer lo que se hizo hace 70 años en Europa. Que un gobierno democrático no haya sido capaz de exhumar a un dictador fascista demuestra la poca calidad de nuestra democracia, demuestra que algo falla en este país y que aquel “atado y bien atado” sigue vigente. Quedan resortes en una parte de la judicatura que, aunque minoritaria, proviene o es heredera del fascismo. Y hay herederos en el poder político, en el económico y en el periodístico. 

También se ve, supongo, en el peso y aceptación de la opinión de la familia Franco en todo el proceso. 
Todo está vinculado a esa falta de madurez democrática de la que hablamos. Durante y después de la Transición, en España no se reconstruyó un relato histórico fiel de la guerra y la dictadura y por tanto la sociedad no conoce su historia. No se ha estudiado en el colegio, también porque a muchos profesores les ha supuesto un problema abordar el tema en sus clases. 

Durante los primeros 30 años tras la muerte de Franco en los medios no se hablaba de esto. Y por eso ahora la gente se sorprende al oír hablar de campos de concentración en España, porque aquí no hemos tenido un proceso de revisión histórica como el de Alemania, Chile o Argentina. En este país se han dado por normales cosas que no lo son, como que la Familia Franco tenga el poder que tiene, o que esté en posesión de un ducado, un título nobiliario. Eso es un insulto a la democracia. 

Este marzo se cumplen tres años de la sentencia que dicataba la exhumación de los hermanos Lapeña del Valle de los Caídos tras pasar incluso por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. ¿Cómo se explica una tramitación tan farragosa?  

Es algo sintomático lo que ha pasado con las familias de los enterrados en el Valle de los Caídos, todos los obstáculos judiciales y eclesiásticos que se han encontrado para recuperar los restos de sus seres queridos. El papel de la Justicia ha sido lamentable, pero también el de la Iglesia Católica. Si no tuviera las reminiscencias franquistas que tienen, el prior habría sido cesado. Cada cosa que ha hecho el prior tenemos que achacársela a él, pero la Conferencia Episcopal, el Vaticano y en última instancia el Papa Francisco lo han permitido. Son también responsables, no sé si llamarlos políticos o espirituales. 
Quedan muchas cosas pendientes en esta legislatura, arrastradas desde hace demasiado tiempo: las fosas comunes sin abrir, las medallas de Billy el Niño o por supuesto la exhumación de Franco. ¿Las resolveremos algún día? 
Hay días que soy más escéptico y tengo esa postura que se resume en: 'este país no tiene solución'. Pero en general creo de verdad que vamos a conseguir resolverlo. Es esencial para ello dar información sobre lo que ocurrió, es eso lo que va a permitir que la sociedad reciba de forma natural medidas necesarias que ya se tomaron en Europa hace décadas. Siempre habrá reacciones negativas, pero serán cada vez más marginales y poco a poco lo aplaudirá el grueso de los españoles. Lo que no es normal es que en este país pase lo que no ocurre en ninguna otra nación del mundo, así que quiero creer que, paso a paso, lo superaremos. 
¿Hace falta una reforma de la Ley de Memoria Histórica? ¿Cómo debería ser? 
La Ley de Memoria Histórica nació con buenas intenciones, se fue edulcorando a lo largo de su tramitación por presiones externas y también internas en el PSOE, y finalmente se quedó en una norma a medias, claramente insuficiente. Supuso un avance, desde luego, pero pequeño, y eso a la larga ha creado un problema que era evitable, y por eso tenemos que modificarla. 
Se quedó corta en todo, pero sobre todo porque se centró en el ámbito teórico. No se establecieron medidas prácticas: pide acabar con los símbolos franquistas pero no pone plazos ni competencias ni sanciones. Tampoco resolvió el tema fundamental de la exhumación de Franco ni el del Valle de los Caídos, ni las sentencias de los tribunales franquistas. Creo que fue debido a cierta cobardía del gobierno socialista de entonces. Espero que el PSOE haya aprendido de aquel error. Me preocupa que continúen esas presiones internas porque he constatado que algunas de las comunidades que menos han avanzado en temas de memoria histórica están gobernadas desde hace décadas por socialistas, como Extremadura o Castilla-La Mancha. Aún así, espero y quiero creer que entre todos algún día exhumaremos a Franco y enterraremos el franquismo. 

Las mujeres de Botero | ARTIKA Artists' books

¿Qué tamaño debe tener el pene para no ser una pena?

Cómo influye el tamaño del pene para tener sexo satisfactorio (y qué piensan las mujeres)
No todo vale, y menos en la cama. Repasamos diferentes estudios científicos para determinar cómo es un miembro viril promedio
María Palmero
Vox Pópuli

14/3/19

Muchos hombres están acomplejados con el tamaño o grosor de su pene. Algunos piensan que es demasiado pequeño o fino, lo que puede provocarles trastornos de ansiedad o mermar su vida sexual.
Existe la creencia generalizada de que cuanto más grande, mejor para mantener relaciones sexuales. También se dice que la longitud no es tan importante, sino más bien el grosor.
Pero ¿a qué llamamos "pene grande"? ¿Cuánto mide uno normal? ¿Qué prefieren las mujeres? Hoy ahondamos en el tema para que te quedes (más) tranquilo y (puede que) satisfecho.
¿Cuándo un pene es demasiado pequeño?
Comenzamos señalando qué es exactamente un pene demasiado pequeño. Un estudio publicado en el Journal of Urology concluyó, tras estudiar a 80 hombres, que estos son aquellos que miden "menos de 4 centímetros en estado flácido, y menos de 7,5 cm en estado erecto".
Poco más del 5% de los varones tienen en realidad un "micropene"
Si un hombre tuviera este tamaño, tendría en beneplácito de los expertos del estudio para hacerse un alargamiento.
Debes saber que poco más del 5% de los varones tienen en realidad un "micropene", cifra similar a los que superan la medida estándar con creces
El tamaño de un pene 'normal'
Una vez analizados los 'pequeños', pasemos a determinar cuándo un pene tiene una longitud y grosor normal.
Uno de los estudios más importantes, realizado entre más de 1.600 hombres estadounidenses, determinó la media del miembro viril masculino. Aunque fueron los propios caballeros los que se midieron, los expertos aseguran que los datos son del todo fiables, ya que les pedían diferentes mediciones a lo largo de un periodo.
Lo habitual es que un miembro viril mida entre 7 y 16 centímetros
La investigación descubrió así que el tamaño medio del pene es de 14,2 centímetros en estado erecto. Lo habitual, lector, es que un miembro viril mida entre 7 y 16 centímetros.
Si en estos momentos quieres medirte el pene debes ponerlo erecto y coger una regla o metro desde la ingle hasta la punta. Para calcular el grosor, has de envolver una cinta alrededor de la parte más ancha del miembro.
Si no tienes metros o cintas en casa, puedes usar como referencia el iPhone. Por ejemplo, los modelos 7 y 8 miden 13,8 cm, mientras que el iPhone X marca casi el tamaño del pene normal: 14,3.
A las mujeres les importa poco el tamaño
Parece que el debate sobre si un pene es demasiado grande o pequeño para disfrutar de un sexo satisfactorio les importa más a ellos que a ellas.
Un estudio reveló que en realidad a las mujeres les es bastante indiferente cómo sea el miembro viril de su pareja (y no lo decimos para animarte, que conste).
El 85% de las féminas está satisfecha con el tamaño y la proporción del pene de su pareja
Otra investigación, publicada en el British Journal of Urology International, sugirió que el 85% de las féminas estaba satisfecha con el tamaño y la proporción del pene de su compañero, mientras que los hombres estaban menos seguros de sí mismos.
Casi la mitad de los hombres en el estudio (45%) creía que tenía un pene pequeño, pero eran solo suposiciones suyas, ya que eran tamaños que entraban en la media.
El grosor del pene es lo fundamental
Todo parece indicar que no importa tanto la longitud como sí el grosor del miembro viril. Una investigación al respecto descubrió que aunque la mayoría de hombres estaba preocupado por el tamaño de su pene, ellas estaban únicamente interesadas en el ancho del mismo. Así lo dijeron 9 de cada 10 mujeres encuestadas.
Otro estudio, publicado en la revista Plos One, fue más allá y le pidió a las mujeres que mostrasen sus preferencias en el tamaño de los penes a través de 33 modelos diferentes impresos en 3D.
Los tamaños iban de 10 cm a los 21,5 de longitud; y de 6,3 cm a 17 cm de grosor. Los modelos de pene fueron impresos plástico de color azul para que ellas no pudieran verse condicionadas por la raza del mismo.
Ellas los prefieren más grandes y gordos que la media si es solo para una noche loca. Para pareja, los quieren normales
Las 75 mujeres que participaron eligieron de manera distinta según lo que iban buscando. Si era un escarceo de una noche, preferían los grandes y gordos, mientras que para una pareja formal elegían los de tamaño medio.
De todo esto extraemos algunas conclusiones: se debe poner el foco en el grosor, característica del pene en erección que produce una mayor satisfacción sexual en la pareja, y menos en la longitud.
Y tú, lector, ¿estás contento con lo tuyo?

José Mari Aznar.mentiroso compulsivo de destrucción masiva

Guerra de Irak, participación de España y armas de destrucción masiva
Vidas destruidas, generaciones perdidas y un país devastado, así ha cambiado la vida de los iraquíes, dieciséis años después
Víctor Arrogante
Domingo, 17 de marzo de 2019 

El 21 de marzo de 2003, hace dieciséis años, una coalición de países, liderados por Estados Unidos, en la que se encontraba España, invadió Irak. Daba comienzo la Guerra que duró hasta el año 2011. Hoy la zona sigue desestabilizada. Cuando se cumplió un año del conflicto, centenares de miles de personas nos manifestamos en las calles de las principales ciudades del mundo para rechazar la ocupación.
En la cumbre de las Azores celebrada en 2003, Bush, Blair y Aznar, acordaron intervenir en el país antes de agotar las vías pacíficas. 2.600 soldados españoles fueron enviados a Irak entre junio de 2003 y mayo de 2004. El expresidente del Gobierno José María Aznar, fue llamado en 2018 a rendir cuentas en el Congreso de los Diputados. Lo hizo en el marco de la comisión que investigaba la financiación ilegal del PP. Entre las interpelaciones de los diputados, se abordó una cuestión clave en el mandato del expresidente: la participación de España en la guerra de Irak. "En aquella guerra no se tiraron bombas por parte de España, porque España no participó. España no mandó soldados a aquella guerra", afirmó Aznar. El expresidente aseguró que "esos hombres y mujeres" actuaban bajo el mandato de las Naciones Unidas en una fuerza de estabilización, junto a "50 países más".
El 16 de marzo de 2003 se celebró en las Azores una reunión entre los líderes de EEUU, George W. Bush; Reino Unido, Tony Blair y España, José María Aznar. En aquella cumbre, fue adoptada la decisión de lanzar un ultimátum de 24 horas a Saddam Hussein, presidente de Irak, para su desarme. De no cumplirlo, la guerra sería inminente. El 21 de marzo se inició la invasión de Irak por parte de la coalición internacional, que no contó con el respaldo explícito de la ONU, bajo el pretexto de unas armas de destrucción masiva cuya existencia nunca fue demostrada.

En su discurso de investidura del 15 de marzo de 2004, José Luis Rodríguez Zapatero señaló que si Naciones Unidas no se hacía con el control político y con la dirección militar de la situación, las tropas españolas regresarían. El 18 de abril fue dada la orden y a finales de mayo todos los soldados habían retornado. Once soldados españoles habían perdido la vida. El convoy de 110 vehículos, que trasladaba a los 450 últimos soldados, que salió de Diwaniya, cruzó la frontera de Kuwait.
En el año 2016, y tras siete años de pesquisas, la comisión de investigación independiente sobre la participación de Reino Unido en la guerra, creada por el entonces primer ministro, Gordon Brown, alcanzó sus conclusiones. En el "Informe Chilcot" –en referencia a Sir John Chilcot, presidente de la comisión–, se revelan algunas de las claves del papel de Reino Unido en la intervención, pero también respecto al peso de España y José María Aznar. Los firmantes de la declaración de las Azores, eliminaron las alusiones al petróleo. El documento evidencia que Aznar era consciente de la falta de pruebas sobre la existencia de armas de destrucción masiva. Con Blair, elaboraron una estrategia para mostrar que "habían hecho todo lo posible para evitar la guerra".
Del Informe Chilcot, podemos extraer algunas conclusiones: las circunstancias en las que se decidió que existía una base legal para la acción militar no eran ciertas; los servicios de inteligencia "no concluyeron más allá de la duda razonable" que Sadam Hussein producía armas químicas y biológicas; la acción militar tiene efecto cuando las alternativas pacíficas no se habían agotado; Tony Blair había sido advertido de que la invasión de Irak podía desencadenar una mayor actividad terrorista de Al Qaeda; los éxitos estratégicos fueron muy limitados; el informe critica la falta de planificación tras el derrocamiento del régimen. Las expectativas presentadas por el Gobierno británico en 2003 demuestran que no se había analizado al detalle los riesgos y retos de la invasión.
También del Informe Chilcot, podemos destacar las alusiones a Aznar: Aznar y Blair se unieron para poner en marcha una estrategia de comunicación para mostrar a la ciudadanía que "habían hecho todo lo posible para evitar la guerra"; Aznar se compromete a legitimar la invasión; el informe denuncia que fueron eliminadas todas las referencias del petróleo; Se refleja cómo Aznar trató de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara la invasión; se muestran las ganas de Aznar por ir a la guerra, incluso si Reino Unido no hubiera ido; está de acuerdo con el pretexto de las armas de destrucción masiva; Tony Blair comunicó a Aznar que si los inspectores no encontraban ningún arma de destrucción masiva, habría que hacer un segundo y un tercer informe para el Consejo de Seguridad, en el que se dijera que Irak no estaba colaborando plenamente. Finalmente, en las Azores, Bush, Blair y Aznar se pusieron de acuerdo para dar por terminado el proceso con la ONU.
La guerra comenzó y no se cumplieron los escenarios políticos y estratégicos previstos. El papel que Aznar quiso desempeñar fue el de mensajero político y soporte mediático de una decisión que fue tomada por un centro de decisión político-militar que no necesita a nadie para tomar una decisión. El impacto sobre nuestra situación en la UE y en nuestras zonas de referencia, el espacio euromediterráneo y el latinoamericano, fue demoledor y la política del gobierno Aznar nos hizo perder el prestigio y la influencia ganada en un trabajo estable y permanente de muchos años. Nadie entendió la posición del gobierno español, y los que la entienden eran poco relevantes.
Miles de ciudadanos nos lanzamos a las calles a principios de 2003 para intentar evitar que Estados Unidos, con la colaboración de España, atacara Irak. ¡No a la guerra! Fue el grito de las manifestaciones masivas. El Gobierno de George W. Bush afirmaba que Irak poseía armas de destrucción masiva y que tenía lazos firmes con Al Qaeda. Lo cirto es que Irak debía expiar las muertes norteamericanas en los atentados del 11-S. Era el preludio de una guerra que ocasionó miles de muertes y que se fundamentó en una mentira. En España también sufrimos las consecuencias: los atentados de Madrid el 11-M. José María Aznar y sus mentiras, vincularon torticeramente a ETA como autor de los atentados, para alejarlo a la participación de España en la guerra de Irak.
Vidas destruidas, generaciones perdidas y un país devastado, así ha cambiado la vida de los iraquíes, dieciséis años después. Uno de los objetivos principales de la invasión que derrocó a Sadam Husein, era la lucha contra el grupo terrorista Al Qaeda; más tarde se conoció que en Irak no actuaba. Ocurrió que tras la caída de Sadam, el número de atentados aumentó siete veces en los primeros tres años. Lo que definitivamente se intentaba con la invasión era hacerse con la riqueza del país. Dieciséis años después, el país es el octavo más corrupto a nivel mundial. Los datos socioeconómicos, permiten concluir que Irak es un Estado fallido. Poco importan las cifras para quienes conviven a diario con la falta de alimentos y de vivienda, la inseguridad y el terrorismo, las enfermedades y la muerte, señas de identidad de Irak tras la ocupación.
Resumiendo: la invasión comenzó el 21 de marzo de 2003. El presidente Bush prometió el ataque a objetivos concretos para desarmar Irak y liberar a su gente. Hasta abril, se libra una guerra convencional, liderada por tropas estadounidenses y británicas. Los primeros soldados españoles llegaron el 30 de julio. En abril los tanques norteamericanos llegan a Bagdad. Multitud de personas y soldados estadounidenses derriban la gran estatua de Sadam en la plaza del Paraíso. Bush declara la victoria en mayo, que no una declaración del fin de la guerra. EEUU, el 13 de diciembre, captura en un zulo a Sadam Husein al sur de Tikrit, su ciudad natal. Es juzgado por un tribunal iraquí y ahorcado por crímenes contra la humanidad en diciembre de 2006.
El conflicto se agudiza con los enfrentamientos entre suníes y chiíes. Ante el fortalecimiento de la resistencia, EEUU envía nuevas tropas al comienzos de 2007. Barack Obama anuncia que la retirada de las tropas de combate se hará el 31 de agosto de 2010. Se quedan 50.000 soldados como fuerzas de transición. La misión de EEUU en Irak pasa de ser llamada Operación Libertad Iraquí (4.415 soldados muertos, 100.000 civiles desaparecidos, le costó unos 3.000 millones de dólares al contribuyente americano) a Nuevo Amanecer (Con el objetivo de lograr la prosperidad económica y estabilidad, sino que esperamos desarrollar los lazos comerciales, culturales y educativos). El 18 de diciembre de 2011 se marchan los últimos 500 soldados. Dejan atrás un país en ruinas.
Aznar justificó esta guerra porque nos aportaría más seguridad internacional frente al terrorismo. Hosni Mubarak, entonces presidente de Egipto, advirtió que la guerra de Irak terminaría creando "cien Bin Laden". Si bien es cierto que España no lanzó bombas durante la contienda, la participación del país en el conflicto es clara y el peso del expresidente Aznar quedó constatado en la polémica cumbre de las Azores. La posición del gobierno español en el conflicto de Irak tuvo un impacto demoledor en las relaciones con la UE, el Mediterráneo y Latinoamérica. No merecía la pena romper el consenso en política exterior para desempeñar un papel instrumental al lado de EEUU. La mayoría no se equivocó y Aznar nunca explicó cuales fueron sus razones para comprometer a España ni cuáles las motivaciones que le llevaron a embarcarnos en la guerra contra Irak. (Manuel Marín, España y la crisis de Irak).
José María Aznar mintió en la comisión del Congreso, al decir que no había habido soldados españoles en Irak; veía armas de destrucción masiva donde no había, pero no la corrupción en su casa que investigaba la comisión. Ahora, quien se merece el premio al mejor comunicador de mentiras, es su cachorro Pablo Casado.


domingo, 17 de marzo de 2019

El Gordo y el Flaco


Título original
Stan & Ollieaka
Año
Duración
97 min.
País
Reino Unido Reino Unido
Dirección
Guion
Jeff Pope
Música
Clint Mansell
Fotografía
Laurie Rose
Reparto
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Productora
Coproducción Reino Unido-Estados Unidos; BBC / Fable Pictures / Sonesta Films / eOne Entertainment
Género
Comedia. Drama | Biográfico. Amistad. Comedia dramática. Cine dentro del cine. Teatro. Años 30. Años 50
Sinopsis
Stan (Steve Coogan) y Ollie (John C. Reilly), conocidos en castellano como "El gordo y el flaco", se embarcan en su gira de despedida ahora que su época dorada parece haber quedado anclada en el pasado. Con la ayuda de sus respectivas mujeres, Lucille (Shirley Henderson) e Ida (Nina Arianda), ambos logran conquistar al público de las salas de Reino Unido gracias a su peculiar manera de interpretar y de entender el mundo. Este biopic ahonda en la personalidad de ambos personajes y en las circunstancias personales que les convirtieron en figuras cómicas de leyenda. (FILMAFFINITY)

Premios
2018: Globos de Oro: Nominada a mejor actor - comedia (John C. Reilly)
2018: Premios BAFTA: 3 nominaciones, inc. Mejor film británico y actor (Coogan)
2018: Critics Choice Awards: Nominada mejor actor comedia (Reilly)
2018: British Independent Film Awards: 7 nom., incl. Mejor actor (Coogan)

Críticas
  • Ayer acudimos mi familia y yo a un parque de ocio con la intención de ver una película. Por mayoría (mi mujer y mi hija) votaron por La Capitana Marvel y al encontrarme en minoría solo me quedaban dos opciones: unirme para ver esa proyección o buscarme la vida con otra película de las 14 o 15 salas que hay en el complejo. La única menos violenta, en principo, era Mula de Clint Eastwood pero la diferencia de horario con la Marvel era de varias horas y no coincidiríamos. Con cierta extrañeza vi anunciada El Gordo y el Flaco sin poder ubicarla en el tiempo. De todos modos era una película reciente ¿O no? Tal vez se trataba de un extracto de las más de cien película que hicieron estos genios en su vida. Entré en la sala. Pantalla gigantísima,sonido envolvente, visión perfecta, etc...no sabría decir más. La sopresa me la llevé cuando comprobé que era el único espectador que había en la sala. A medida que avanzaba la película mi sonrisa se fue helando. La pareja de cómicos más famosa del mundo fue haciéndose mayor y ese era el relato, hasta su muerte, de Stan y Oliver. Los dos actores estan sublimes capaces de producirte con su interpretación una enorme tristeza. Primero falleció Oliver y Stan continuó escribiendo los guiones, como lo hizo durante toda su vida, pero a partir de entonces, para otros actores.
    Película muy recomendable.  

Biblioteca (Libro recomendado)

   La Historia, esa losa obligatoria que a muchos se les atragantaba en sus etapas estudiantiles, pero que, en mayor o menor medida, seguro ha contribuído a la construcción de nuestra memoria y de nuestro ser, en ocasiones pasa por alto pequeños pasajes de la misma que en este libro hemos querido ensalzar y recuperar.
   Valencia, puerta del Mediterráneo, donde tantas y tantas culturas han convivido y que han dejado su impronta a cada palmo y en cada esquina de la ciudad; pueblo donde se lucha por mantener vivas las tradiciones y donde las hemerotecas aguardan repletas de secretos a los ávidos investigadores, merece que sigamos preocupándonos por él.

Bajo las tinieblas del franquismo

Bajo las tinieblas del franquismo
Joan J. Serra | Palma | 16/03/2019

UH Noticias
Con organización de la UIB y coordinación del profesor David Ginard, unos 70 alumnos de Bachillerato tuvieron este viernes la oportunidad de escuchar, conversar y preguntar a dos mujeres que vivieron, de manera y en épocas distintas, la represión de la época franquista.
Se trata de Magdalena Nebot (Capdepera, 1933) y Lila Thomàs (Palma, 1951). Magdalena tenía sólo 3 años cuando se inició la Guerra Civil, pero a partir de entonces empezó a vivir experiencias y guardar recuerdos relacionados con una época negra de muerte, represión y exilio.
Su padre, Serafí Nebot, de ideas socialistas, decidió marcharse a Menorca con las tropas de Bayo cuando éstas dejaron Mallorca. Los franquistas se llevaron a su madre, Maria Vaquer, que acabó siete años presa en Can Sales, aunque realmente había sido condenada a muerte. Siendo una niña, y sin saber dónde estaban su padre y su madre, Magdalena vivía con sus abuelos maternos. Posteriormente también se llevaron al abuelo, Francesc Vaquer, y nunca más supieron de él. En realidad, sí supieron una cosa de él a través de un tercero, que les contó que el abuelo había sido torturado y apalizado. A partir de ese momento, Magdalena se recuerda a sí misma «cogida de la mano de mi abuela, que no paraba de llorar».
Finalizada la guerra, su padre fue hecho preso en Menorca y llevado al terrible campo de concentración de Formentera. Allí tuvo la oportunidad de visitarle en 1940, con siete años, acompañada por Maria, una prima de su madre. Magdalena no puede contener la emoción al rememorar el encuentro: «Mi padre le preguntó a Maria: ¿Has venido con tu hija? Mi padre no me había reconocido. No, es tu hija, le respondió Maria. Acto seguido, mi padre me abrazó».
El padre de Magdalena tenía una condena de 12 años, pero en 1943 gozó de una libertad provisional. No estaba dispuesto a pisar otra cárcel o campo de concentración. Se escondió durante tres años y en 1947 se marchó a Argelia. En 1951, Magdalena y su madre se fueron a Argelia de manera clandestina para reencontrarse con Serafí. Lo hicieron en una barca de bou dedicada al contrabando. «Argelia era una colonia francesa y estaba mucho más adelantada que Mallorca», comenta Magdalena. Allí residieron hasta 1958, en plena guerra de independencia de Argelia, cuando decidieron dejar el país porque no ofrecía suficientes condiciones de seguridad. Y se fueron a París hasta 1964. Ese año, Magdalena ya estaba casada y tenía un hijo y una hija, y la familia decidió regresar a Mallorca.
Ésta es, en líneas generales, la peripecia dramática de la vida de una familia destrozada por el franquismo, pero no se pueden olvidar otras cuestiones como la discriminación y la presión: insultos, ser señalados socialmente y ser objeto de alguna agresión como el lanzamiento de piedras.
Lila Thomàs relató otra época y otras circunstancias: «Éramos once hermanos en una familia con padres de derechas. Pese a ese ambiente, mis hermanos mayores me introdujeron en la lectura y quise estudiar. Mi decisión de dejar de ir a misa los domingos provocó un drama familiar. Siendo estudiante, a finales de los 60, empecé a participar en acciones clandestinas. Era una aventura, pero al mismo tiempo teníamos miedo. Había que ser muy prudentes y evitar que los vecinos te viesen. En la universidad, entré en el PCE, cuya lucha antifranquista incluía la movilización estudiantil».
Un estudiante preguntó a Magdalena Nebot si ha perdonado a quienes le causaron tanto dolor. Magdalena respondió muy claro: «¿Quién soy yo para perdonar a nadie? Sólo quiero ser buena persona y no hacer daño a nadie. Si quisiera hacer daño, me rebajaría a su nivel». Por su parte, Lila Thomàs señaló que «entre los que sufrimos el franquismo, nunca hemos pedido venganza. Sólo que se mantenga la memoria de lo que pasó para que no se vuelva a repetir».

Galería


Foto: Luis Viadel





































































Joan Baldoví, el azote de la derecha

Los  vídeos de Baldoví, el azote de la derecha
El diputado de Compromis en las Cortes, ejemplo de oratoria parlamentaria

L.A Sábado, 16 de marzo de 2019 





Joan Baldoví, diputado en el Congreso de los Diputados de Coalició Compromís, ha dejado momentos brillantes de lucidez y oratoria parlamentaria. A través de su retórica, ha conseguido defender los intereses de su partido y ha protagonizado más de una discusión con sus rivales políticos.
Desde ElPlural.com repasamos sus highlights:
El rapapolvo de Baldoví a Rivera por Venezuela
El diputado de Compromís, Joan Baldoví, dio un revolcón retórico al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, a raíz de la situación en Venezuela el miércoles 27 de febrero. Durante su intervención, Baldoví reprochó a la derecha que alzara la voz por el país latinoamericano y no así por otros como, por ejemplo, Arabia Saudí: "¿Va a viajar a Arabia Saudí para que la oposición le cuente por qué descuartizaron a Khashoggi?", le espetó a Rivera.
75 segundos que sacan los colores al PP
El portavoz de Compromís en el Congreso sacó los colores al Partido Popular en el debate de los Presupuestos que tuvo lugar el 12 de febrero. Todo ello en tan solo 75 segundos, el tiempo que dedicó para explicar a los populares qué es la "alta traición". "Traición es Púnica, Gürtel, Taula, la F1 (...) Traición es usar a la policía para robar pruebas en un caso sobre corrupción de su partido, caso Bárcenas (...) Traición es crear un problema donde no lo hay, Catalunya".
Sobre el trio de las derechas
En una visita de Baldoví al plató de La Sexta Noche, el de Compromís señaló que le "da miedo la actitud seguidista del PP respecto a Vox". Además, añadió su preocupación por el hecho de que "un partido pequeño de extrema derecha sea capaz de marcarle la agenda política a un gran partido de derechas".
Defensa de la naranja valenciana
En noviembre de 2018, el portavoz de Compromís en el Congreso, Joan Baldoví, interrumpió el pleno para realizar una petición "urgente e inaplazable" al Gobierno: que se paralicen las importaciones de naranjas de África del Sur, en pos de defender el producto cítrico valenciano.
Sobre Toni Cantó: "Señorito, mentiroso y broncas".
El 13 de febrero de 2018, Baldoví calificó a Toni Cantó como "Señorito, mentiroso y broncas".
El diputado de Ciudadanos ha cometido varios deslices y protagonizado algún que otro ridículo desde que forma parte del grupo naranja. Uno de ellos fue a cuenta de una campaña de publicidad que se podía atisbar, tachadas, las palabras “Flamenco”, “Toros”, “Paella”, “Siesta” o “Playa”. Junto a ellas, la siguiente frase: “Es hora de cambiar los tópicos sobre España”.

Cantó no dudó en culpabilizar al gobierno de la Comunidad Valenciana de ello. "Parece que al tripartito valenciano no le gusta el flamenco. Es más de sardana", dijo. Sin embargo, la metedura de pata del de Cs, fue épica, ya que se trataba una campaña de la agencia Aftershare para promocionar los Premios Rei Jauma I que entrega la fundación a científicos por sus avances y aportación a la ciencia. Así se lo hizo ver Baldoví: