Ian
Gibson: “Las derechas no han sido capaces aún de asumir la radical
criminalidad del régimen franquista”
García
Lorca luciría hoy la blanquiverde, pero recordaría que “el chino
bueno está más cerca de mí que el español malo”
JUAN
LUIS VALENZUELA
Domingo,
28 de febrero de 2021
ElPlural
Ian
Gibson, nació en Dublín, pero se enamoró de España, de la figura
de Lorca y de Andalucía tras leer el Romancero
Gitano y
aquí se quedó a vivir. Convertido pronto en gran hispanista de
referencia, su vida ha transcurrido entre sus años en La Alpujarra
granadina (como Brenan), Málaga frente al Mediterráneo y el Madrid
de Lavapiés. Si en una anterior entrevista escribí sobre él que
“no es que Ian sea un español-irlandés, es que Gibson es un
patriota español con sangre irlandesa, un intelectual que no solo
quiere a España, sino que le duele España”, hoy escudriño más
mi particular gentilicio y, con la experiencia que me da conocerlo
afirmo, no, mejor, aseguro que es el español más
patrióticamente andaluz a quien le duele, a la par que le fascina,
el Sur. Porque amar, sentir, escribir y buscar al poeta más
universal de Andalucía, es una de las mejores formas con las que se
expresa el auténtico amor y sentimiento andaluz. Inquieto e
hiperactivo, Ian acaba de publicar un nuevo libro, “Hacia
la República Federal Ibérica”,
donde refleja el movimiento iberista. Este ensayo aborda otro de sus
sueños y anhelos: la llegada de la República como forma de
Gobierno, y la unión con Portugal.
ELPLURAL: En
su nuevo libro, 'Hacia
la República Federal Ibérica',
sobre el movimiento iberista contemporáneo aboga por la llegada de
la República, como forma de Gobierno, y la unión con Portugal.
Usted ha comentado que es un libro sobre “como
querría que fuese España, una república federal ibérica, unida a
Portugal, un proyecto que soñaron Saramago, Pessoa, Unamuno,
Ortega..."
¿Qué fuentes y testimonios ha utilizado para escribirlo? ¿La
pandemia le supuso un obstáculo, ya que su deseo era viajar por
Portugal para escribirlo?
IAN
GIBSON: Llevo
años soñando con la República Federal Ibérica. Quizás desde el
momento en que leí el apasionante libro del geógrafo griego
Estrabón sobre la península, escrito hace la nimiedad de dos
milenios. Luego tropezar, no hace mucho, con Fernando
Pessoa y
su concepto de “la madre Iberia” fue fundamental. Me entusiasmó
y me entusiasma ¡Madre
Iberia! ¡Ibericidad! ¡Ibericidad! El
aislamiento de Portugal me duele, el hecho de que los dos
países hayan vivido de espaldas durante tanto tiempo cuando son
hermanos que hablan el mismo idioma, o sea el latín puesto al día
en distintas modalidades. República tiene que ser, obviamente,
la Península Ibérica. Los portugueses se deshicieron hace
tiempo de su monarquía y esta que tenemos en España, además de
padecer mal origen, tiene a mi juicio los días relativamente
contados. Por lo que le toca a mi país natal, todos los irlandeses
eligen cada siete años a su presidente o presidenta, a quien, si no
cumple con sus obligaciones, se le puede mandar a freír
espárragos,
como debe ser. Me gustaría ver esto aquí. En cuanto a mis fuentes,
un gran descubrimiento para mí, además de Pessoa, han sido los
iberistas catalanes, empezando con Ignasi
Ribera i Rovira y Joan
Maragall.
Ellos soñaban con una República Federal Ibérica. Yo solo retomo el
hilo.
Sobre
la pandemia, esta ha sido para mí un grave obstáculo para el
proyecto de libro que tenía entre manos y, a la vez, una
ventaja (dentro de lo malo). Me impidió, por ejemplo, como
dices, pasar en Portugal la estancia prevista. También buscar
en Cáceres el santuario de la diosa celta Ataecina. Pero me inspiró
la necesidad de releer a Unamuno, Ganivet y Ortega y Gasset,
experiencia que me ha enriquecido.
E.P.:
¿Qué mejoras conllevaría para ambos países este proyecto
ilusionante, pero complejo? ¿Quién ganaría más, España o
Portugal? ¿Qué une a los hombres y mujeres de ambos países y qué
los diferencia?
I.G.: Creo
que la fraternal unión de los dos países, dentro de una República
Ibérica Federal, supondría para ambos ventajas enormes a todos los
niveles, con el énfasis puesto en primer lugar sobre la cultura y
sin olvidar nunca la relación de la península con Iberoamérica.
Suelo reflexionar mucho sobre los idiomas que se hablan en este país,
todos, menos el euskera, procedentes del latín. Hay una diferencia
entre españoles que me llama mucho la atención: la que separa a
monolingües y bilingües. Cada vez que estoy con catalanes siento
envidia (buena) al constatar la total normalidad con la cual van y
vienen entre sus dos lenguas maternas, agilidad que naturalmente les
ayuda mucho a la hora de adquirir el francés, el italiano y hasta el
inglés. En la Iberia
federal se
potenciaría, en una Cámara Territorial y en las escuelas, el
conocimiento y el uso de todos los idiomas del Estado. Y así
se irían afinando los oídos. Hoy en día, ¿quien lee en
Madrid o Badajoz una novela en catalán? ¿Quién en Segovia una
portuguesa o brasileña? Supongo que muy poca gente. Y ello es
un empobrecimiento.
“Pienso
cada día en Granada, en la Vega, la Sierra, mi archivo en Fuente
Vaqueros. Me gustaría terminar mis días en una casita cerca de las
olas mediterráneas. La costa atlántica de Andalucía me fascina,
Doñana y Tarifa, pero me tira especialmente la del Mare Nostrum”
E.P.: Hoy
celebramos los andaluces nuestro gran Día, el 28-F. Usted, sin
duda, es desde hace tiempo un andaluz enorme que eligió, tras venir
de su país natal, nuestra comunidad para vivir, sentir y trabajar al
igual que Brenan eligió las Alpujarras granadinas. En 1991 se
instaló en El Valle, un pequeño municipio situado entre Granada y
el Mediterráneo. Luego se afincó durante un año en una casa frente
al mar en Málaga. Ahora desde Lavapiés, barrio que define como
su nuevo “pueblo” y al mismo tiempo capital del mundo ¿qué
sensaciones tiene de ese tiempo y de su vida en el Sur? Como sentiría
un gallego ¿tiene
“morriña”?
I.G.: Sí,
siento morriña del
Sur, y mucha. Nostalgia, saudade.
Pienso cada día en Granada, en la Vega, la Sierra, mi archivo
en Fuente
Vaqueros.
Me gustaría terminar mis días en una casita cerca de las olas
mediterráneas. La costa atlántica de Andalucía me fascina, cómo
no, con Doñana y Tarifa,
pero me tira especialmente la del Mare Nostrum. La añoro
profundamente y no olvido nunca que Málaga fue el puerto de mar de
la Granada nazarí.
“Con
Vox en la Junta veo difícil que Moreno Bonilla encabece una
iniciativa para localizar a García Lorca”
E.P.: El
presidente de la Junta de Andalucía, Moreno Bonilla, dijo hace más
de un año que había que buscar a Lorca “porque
es de todos, no de rojos ni azules”.
Sin embargo, a usted, la persona que más ha hecho por encontrar sus
restos, le veo pesimista, es más, sé que ha comentado que la
presencia de Vox en Andalucía no ayudará a buscar al poeta. ¿Se
han confirmado esos negros augurios sobre la búsqueda de nuestro
más universal escritor? ¿Qué haría hoy Federico con la bandera
blanquiverde? ¿La colgaría en su balcón?
I.G.: Me
pone muy triste que todavía no haya sido posible localizar los
restos del poeta. Y me alegro de que Nieves
García Catalán siga,
con la ayuda del abogado Eduardo
Ranz,
en su empeño de conseguir el apoyo judicial necesario -en Europa si
hace falta- para buscar los de Dióscoro
Galindo González,
el maestro republicano fusilado al lado de Lorca. Desenterrar a todas
las víctimas de Franco sigue siendo el gran reto de la democracia, y
el autor de Bodas
de sangre es
el desaparecido más llorado del mundo, el que representa a todos ¿Su
familia? Nunca he entendido su falta de cooperación. Lorca es de
todos los que amamos al hombre y su obra y sentimos la imperiosa
necesidad de saber qué hicieron con él y dónde están sus restos.
No se le ha buscado bien y sigo pensando que hay que llevar a cabo en
el Parque Federico García
Lorca de Alfacar una
investigación rigorosa con todas las garantías judiciales.
Con Vox en
la Junta veo difícil que Juan Manuel Moreno
Bonilla encabece
una iniciativa en este sentido, iniciativa que le honraría. En
cuanto a la bandera de Andalucía, claro que Lorca la colgaría en su
balcón, aunque recordando lo que dijo en una ocasión: “El
chino bueno está más cerca de mí que el español malo”.
E.P.: Como
apasionado ornitólogo, ¿le sigue desagradando el cuervo marino
porque le recuerda a “ciertos clérigos que se meten donde no
debían” o piensa que hay otros ´pájaros` y ´pajarracos` en
la fauna de este país sin plumas y bípedos?
I.G.: Sigo
pensando que el mayor problema de este país es que las derechas no
han sido capaces hasta ahora de asumir la radical criminalidad del
régimen franquista. Si Pablo
Casado pudiera
entonar una mea
culpa sincera
por lo que ha dicho de “la fosa del abuelo” y de la necesidad de
no “reabrir heridas”, estaríamos en el buen camino. No quiero
creer que en el fondo sea mala persona, de modo que espero con
ilusión que recapacite.