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viernes, 19 de marzo de 2021
jueves, 18 de marzo de 2021
Los que abandonan el barco cuando se hunde
- En todos los partidos pasa igual. Hay gente honesta, que cree en lo que hace, y otros que se arriman al sol que más calienta para medrar. Cuando el barco se hunde, se ve a qué grupo pertenece cada cual
Les presento a Emilio Argüeso. Es la persona que aparece destacada con un círculo en esta vieja foto, de hace casi tres décadas. El nombre no les sonará, nunca ha sido un político de relumbrón. Pero su trayectoria personal, y esta foto, sí sirven para ilustrar algunas de las cosas que Ciudadanos está viviendo hoy.
El joven socialista de la foto, Emilio Argüeso, es hoy el senador al que Ciudadanos ha expulsado por ofrecer "prebendas a cargos y afiliados del partido con tal de que abandonaran la formación y pasaran a ser tránsfugas". Es uno de los conspiradores en esa operación para hundir a Ciudadanos al servicio del exsecretario de organización del partido, que acaba de ser contratado por el PP.
Emilio Argüeso nunca fue un político de sólidas convicciones ideológicas.
Estuvo en el PSOE en los años 90, cuando el socialista Joan Lerma presidía la Generalitat Valenciana.
Estuvo en el PP en la década siguiente, cuando Eduardo Zaplana presidía la Generalitat.
Y estuvo en Ciudadanos en los últimos años, cuando Albert Rivera empezó a despuntar. En un partido al que, según su directiva, ahora acaba de traicionar.
Para ser más exactos, Argüeso no es de los que abandonan el barco cuando se hunde. Es de los que hunde el barco y después lo abandona, que es mucho peor.
Todo el mundo tiene derecho a cambiar de opinión, o de criterio, o de ideología. También de partido. Pero desconfíen de aquellos cuya posición política depende de quién tiene más poder en cada ocasión.
En momentos como los que hoy está viviendo Ciudadanos, se ve la pasta de la que están hechas las personas. Quién está en política para cambiar la vida de la gente y quién se lo toma como una profesión, donde el primer criterio para todas las intrigas es velar por tu interés personal. Quién vende sus ideas y quién no.
Dentro de Ciudadanos hay un debate interno sobre el rumbo futuro a tomar, si es que hay futuro. Apostar por la vuelta al centro, que defiende Arrimadas, o por el último volantazo que dio Albert Rivera, que estrelló el partido en el bloque de la derecha, después de haber sido primero "socialdemócrata" y más tarde pactar con la ultraderecha antieuropea de Libertas.
Quienes hoy critican a Inés Arrimadas por intentar cambiar el rumbo del partido olvidan que, sea cual sea la línea, no será una novedad. Albert Rivera ha sido una cosa y la contraria. Como Argüello. Como Toni Cantó. Como tantos otros más.
No creo que todos los dirigentes de Ciudadanos sean iguales. Muy al contrario. Siento pena, y hasta cierta admiración, por aquellos que aguantan en el barco que se hunde hasta el final.
En todos los partidos pasa igual. Hay gente honesta. Y eso no significa estar de acuerdo con su forma de pensar, pero sí reconocer que están en política porque creen en lo que dicen y en lo que hacen. Hay también oportunistas, los que se arriman al sol que más calienta para medrar.
Cuando el barco se hunde, es fácil identificar a qué grupo pertenece cada cual.
miércoles, 17 de marzo de 2021
REGRESA EL AUTOR DE 'AVARICIA'
'Lujuria', el libro superventas que aterra a la élite católica
Las acusaciones del periodista italiano Emiliano Fittipaldi son muy concretas: fechas, ciudades, descripción de los abusos, nombres de agresores y de los altos cargos que les protegen
El anterior libro de Emiliano Fittipaldi, titualdo ’Avaricia’ (2015), despachó doscientas mil copias. Se embarcó en el proyecto al recibir un listado de propiedades inmobiliarias de la iglesia católica en Londres, París y Roma, cuyo precio conjunto rondaba los cuatro mil millones de euros. El problema no era tanto el montante, como su alquiler a bajo precio a políticos y empresarios. Por supuesto, tirando de ese hilo, aparecieron más escándalos económicos que revelar. El prelado español Lucio Ángel Vallejo Balda fue una de sus fuentes.
La irritación del Vaticano llegó tan lejos que el papa Francisco tachó de ladrón a Fittipaldi durante un discurso en la plaza de San Pedro, a la hora del angelus (la madre del periodista le llamó preocupada al verlo por televisión). Por suerte, también le llovieron felicitaciones y apoyos. Más allá del éxito editorial, ‘Avaricia’ tuvo impacto social: preocupar al Vaticano hasta el punto de interponer una demanda contra él, que fue desestimada por “defecto de jurisdicción”. Se jugaba hasta ocho años de cárcel, a pesar de que ni una sola línea del libro fue desmentida. ¿Consiguieron asustar al autor? Más bien lo contrario: Emiliano Fittipaldi responde ahora con el documentado y demoledor ‘Lujuria’ (Foca, 2017), que puede hacer mucho más daño.
Judas moderno
No es lo mismo hablar de negocios oscuros que de violaciones y abusos a menores. Sobre todo, si los señalados son altos cargos religiosos. ¿Cómo maneja el autor su tensa situación actual? “La iglesia católica me ha perseguido, pero no creo que tenga un especial interés en meterme en la cárcel. Lo que buscan es distraer a la opinión pública, que se pregunten si yo he robado, mentido o exagerado, en vez de centrarse en si la iglesia ha tolerado y encubierto a los pedófilos.
Entre otras lindezas, el director de Radio Maria afirmó que Fittipaldi debería tener el mismo final que Judas, léase morir ahorcado
Tristemente, esta actitud no es nueva: nunca quisieron mirar de frente a la verdad para limpiar las miserias de la curia. Ni en Roma, ni en el resto del mundo”, lamenta el autor. Entre otras lindezas, el director de Radio Maria afirmó que Fittipaldi debería tener el mismo final que Judas, léase morir ahorcado. Su crimen fue hacer periodismo: complicidad en revelación de documentos secretos.
Altos cargos implicados
Hace unos meses, entrevistamos en esta sección al activista, sacerdote y escritor brasileño Frei Betto, uno de los iconos de la teología de la liberación. Tuvo grandes elogios para Francisco I, un pontífice que pone en el centro de su discurso a los pobres y los excluidos. Fittipaldi prefiere no hablar de lo simbólico, sino de acciones concretas. “Bergoglio es un gran comunicador. Tiene un carisma muy potente. Alguna de sus posturas me ha sorprendido, de manera positiva, creo que ya se ha ganado un puesto en la historia. Dicho esto, su ‘revolución’ no tiene todavía efectos prácticos: los curas pedófilos son ocultados y protegidos, incluso hay obispos y cardenales que les dan cobijo y les promocionan en la jerarquía. Mi libro explica con detalle casos concretos como George Pell, Oscar Maradiaga y el cardenal Errazzuriz, entre otros”, recuerda.
Callar por dinero
Las acusaciones que articula ‘Lujuria’ son muy concretas: fechas, ciudades, descripción de los abusos, nombres de agresores y de los altos cargos que les protegen. Tampoco faltan las cifras económicas -muchas veces, ridículas- que ofrece la iglesia católica a cambio del silencio de las víctimas. “Hay casos increíbles como el del cardenal Pell, que terminó encargado de la secretaría económica del Vaticano (para entendernos, el numero tres del Vaticano). En Australia, su lugar de procedencia, muchas familias le han acusado delante de una comisión gubernamental de horribles abusos sexuales. También ha ayudado a otros curas pedófilos dándoles casa, dinero y hasta seguros médicos. Las peticiones de justicia de las víctimas, algunas de ellas niñas, no han sido escuchadas. Para muchos padres, Pell es un sociópata. Se dedica a intentar cerrar los casos con unos pocos dólares, aprovechando la necesidad de las familias de atender a las víctimas”. ¿Cuál ha sido la actitud de Bergoglio? “Primero promocionarle, luego defenderle”, señala Fittipaldi
Los escándalos de curas pedófilos no han aflorado aún en países de fuerte raigambre cristiana como España, Italia y Portugal
Respecto a España, tampoco podemos estar tranquilos. “El obispo Scicluna afirma que los escándalos de curas pedófilos no han aflorado aún en países de fuerte raigambre cristiana. El motivo es que la iglesia católica conserva una enorme autoridad moral en España, Italia, Portugal y la mayoría de América Latina”. Fittipaldi considera demasiado pasiva a gran parte de la prensa de esos territorios, que prefiere callar una verdad incómoda. “Dan más credibilidad a los curas que a las víctimas. No quieren buscarse problemas con esferas de poder. También existe una censura social, ejercida por las familias más reaccionarias”, apunta.
Estrategia suicida
La iglesia católica intenta tapar estos casos para no ver dañado su prestigio, pero esta actitud consigue justo el efecto contrario, presentarles como una organización oscura, mezquina y alérgica a la autocrítica. “La jerarquía arriesga mucho con su estrategia. Tienen que atender a los datos, que no son discutibles. Como periodista, siento el apoyo constante de muchas familias católicas que me animan a seguir investigando. La iglesia vive de su autoridad moral. El rechazo a encarar la avaricia y la lujuria de algunos miembros puede minar esa autoridad”, señala. La pasividad ante el problema viene de Juan Pablo II, pero Bergoglio no ha virado el rumbo. Ha intervenido en casos clamorosos, cuando ya pesaban acusaciones públicas, pero en otros no ha movido un dedo”, dice el texto.
Mis libros no tratan sobre la fe, sino sobre las debilidades de los hombres con el sexo o el dinero
Para presentar el libro, Fittipaldi escogió la parroquia de San Carlos Borromeo, en el barrio madrileño de Entrevías. Hablamos de una iglesia legendaria, insumisa, donde se ha llegado a celebrar la misa en vaqueros y a dar la comunión con pan de molde. También se apostó por misas participadas, donde los fieles pueden interrumpir al cura. Se presta más atención al fondo que a las formas. Lo que importa no es el rito, sino el mensaje original de Jesucristo. Esta actitud resulta crucial para el autor, que se declara “agnóstico, pero admirador de la iglesia de base”. En realidad, el periodista italiano no busca que nadie abandone sus creencias. “Mis libros no tratan sobre la fe, sino sobre las debilidades de los hombres con el sexo o el dinero”, precisa.
El ‘lobby gay’ del Vaticano
Otra trama central del libro es el “lobby gay” del Vaticano. No se trata de una conspiranoia, sino de un hecho que nadie pone en duda, ni siquiera Bergoglio, que tuvo un desliz en un reunión en junio de 2013. “Se habla del ‘lobby gay’ y es verdad, está ahí, a ver qué podemos hacer con él”, dijo. Fittipaldi lo describe: “Un antiguo jefe de la guardia suiza piensa que la existencia de esta organización pone en peligro la seguridad del papa. Personalmente, no creo que lleguen a agredir al pontífice. Hay una caja fuerte en el Vaticano que guarda la lista con sus nombres. Tienen acceso tanto Bergoglio como Ratzinger”, explica. ¿A qué se dedica este grupo de presión? “Básicamente, a promocionar la carrera de algunos curas y destruir la de otros. El actual Papa relajó mucho el trato a los homosexuales, pero la doctrina sigue siendo la misma, así que la iglesia católica como institución no se ha movido tanto. La hipocresía sigue triunfando”, denuncia. Parece que el combate no ha hecho más que comenzar.
martes, 23 de octubre de 2018
La pederastia en la iglesia Católica es endémica (Recuento de casos recientes)
Otras religiones como los testigos de Jehová y los adventistas también han saltado a los titulares de prensa por casos de abuso en las últimas semanas.
Chile
La Iglesia Católica chilena se encuentra con la menor credibilidad en su historia. La causa es la investigación de abusos desde los años 60 que involucra a 158 personas -obispos, sacerdotes o laicos ligados a la iglesia. Los abusos afectaron a menores y adultos, y fueron en la mayoría de los casos ocultados.
En el transcurso de las investigaciones se descubrió que el cardenal Francisco Javier Errázuriz envió una carta al nuncio apostólico Ivo Scapolo en febrero de 2009 en el que pide que “Por respeto a Karadima no le pedí al promotor que lo interrogara y sólo le pedí a Andrés Arteaga, obispo auxiliar de Santiago, su parecer”, señala la misiva.
“Como se trata de hechos prescritos cerré la investigación. Así quise protegerlos, consciente de que mi manera de proceder, si los acusadores llevasen algún día el caso a la prensa, se volcaría en contra de mí”, dice el texto.
Para el abogado de una de las víctimas de Karadima este antecedente es una muestra de la actitud de encubrimiento que ha tenido la Iglesia Católica frente a las denuncias de abusos sexuales.
En las últimas horas se informó que un tribunal chileno resolvió que el Arzobispado de Santiago deberá pagar 450 millones de pesos chilenos (unos 670.000 dólares) a James Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo, tres víctimas del párroco Fernando Karadima. Sin embargo, el juez aclaró que esta sentencia aún no ha sido dictada.
Australia
En el país de Oceanía el escándalo de abuso sexual tocó al número tres del Vaticano: el cardenal George Pell. Este cardenal, de 76 años, enfrenta a la justicia australiana por agresiones sexuales contra menores cometidas entre 1979 y 1990.
El cardenal reconoce haber "fallado" en la gestión de los curas pederastas en el estado de Victoria en los años 1970. El abogado del cardenal dijo que los testimonio de las presuntas víctimas no eran creíbles. "son el fruto de problemas mentales, fantasías o son pura invención, con el objetivo de castigar al representante de la Iglesia católica en ese país por no haber impedido las agresiones pederastas cometidas por otros", declaró el abogado del ensotanado.
Francia
En el país galo la justicia anunció que en enero de 2019, el arzobispo de Lyon, Philippe Barbarin, será juzgado por no haber denunciado el caso del padre Bernard Preynat, acusado de haber abusado de unos 70 niños scouts. En junio de 2017, el ex obispo de Orleáns, André Fort, fue acusado de no haber querido ver los abusos a varios menores.
Irlanda
Durante décadas el arzobispado de Dublín ocultó los abusos sexuales cometidos por sacerdotes. Cerca de 14.500 niños fueron víctimas de esos abusos. Cuatro obispos renunciaron en el marco de uno de los escándalos que enfrentó el papa Benedicto XVI (2005-2013).
Alemania
En el país teutón la Iglesia católica ha sido objeto desde 2010 de una serie de acusaciones, procedentes sobre todo de niños que estuvieron en escuelas e internados en los años 70 y 80. El número de Diócesis involucradas es de 19 de las 27 existentes.
Uno de los casos más sonoros es el del abuso a los niños del Coro de Ratisbona, dirigido de 1964 a 1994, nada más y nada menos por el hermano del papa Benedicto XVI, monseñor Georg Ratzinger.
El resultado de la investigación fue un sólido informe de 440 páginas, que fue presentado por el abogado Ulrich Weber. En este se establece que 547 niños sufrieron abusos y 67 de ellos sufrieron abusos sexuales. Los nombres de los responsables, algunos de los cuales ya han fallecido, eran bien conocidos.
En el informe se dice también que monseñor Georg habría podido impulsar una investigación y haber contribuido para que los culpables fueran identificados y entregados a la justicia hace muchos años. Se afirma (en la página 381 del informe) que Ratzinger cuando se enteró de los rumores de abuso sexual los menospreció. El hermano del Papa Ratzinger se habría enterado de algunas noticias desde 1969, después en 1978 y finalmente en 1989. Sin embargo, y de acuerdo a la usanza católica, no pidió que se adelantara ninguna investigación, a pesar de tener a su hermano en aquel entonces como obispo.
Vatican Insider afirma que en otra de las páginas del informe (380, nota 2495) se confirma que el hermano del Papa emérito ofreció su testimonio. Georg declaró en esa ocasión que se había enterado de abusos como “medios de corrección”, pero no de abusos sexuales: «No había comprendido que había abusos de carácter sexual». Y lo mismo indicó en algunas entrevistas públicamente en 2010.
México
La nación latinoamericana fue protagonista de uno de los casos más graves y significativos de este mal endémico de la iglesia católica.
El caso del padre Marcial Maciel, fundador de la influyente congregación ultra conservadora los Legionarios de Cristo, se conoció en el 2006, bajo el pontificado de Benedicto XVI. Este monstruo de Marcial Maciel abuso de menores y fue protegido por el papa Juan Pablo II, quien por años se negó a escuchar a las víctimas y lo defendió. Por estas razones muchos ateos denominan a Juan Pablo II "el santo patrono de los pederastas".
Pero el caso de Marcial Maciel no es el único. Un arzobispo de San Luis Potosí, monseñor Luis Morales Reyes, actuó con displicencia ante el ahora prófugo sacerdote Eduardo Córdova Bautista. En lugar de reprenderlo, lo premió nombrándolo representante legal de la arquidiócesis.
Y sobresale también el caso del cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de la ciudad de México. Se le imputa haber protegido y apoyado a Marcial Maciel y a los Legionarios, así como al depravado sacerdote Nicolás Aguilar, acusado de haber abusado a más de 100 niños entre Tehuacán, ciudad de México y Los Ángeles.
"La Iglesia permitió los abusos de un cura durante años". Este fue el demoledor titular con el que el equipo de investigación del diario The Boston Globe acusó en el año 2002 a la Arquidiócesis de Boston y a su máxima autoridad, el arzobispo Bernard Law, de encubrir los abusos sexuales a niños por parte de uno de sus curas.
Aunque en un principio el diario apuntaba a un solo responsable, la investigación culminó en una serie de historias que acusaban a la iglesia de Boston de encubrir los abusos de más de 250 sacerdotes pedófilos entre 1984 y 2002. Esta historia se presenta en la película ganadora del Oscar "Spotlight"
A finales de julio, el papa Francisco aceptó la dimisión del cardenal Theodore McCarrick, arzobispo emérito de Washington, de 88 años, acusado de haber abusado sexualmente de un adolescente.
Otros altos prelados se vieron obligados a dimitir por haber cerrado los ojos, como los cardenales Roger Mahony (Los Ángeles) y Bernard Law (Boston), fallecido a finales de 2017.
Entre 1950 y 2013, la iglesia estadounidense recibió denuncias de aproximadamente unas 17.000 víctimas de abusos cometidos por unos 6.400 miembros del clero.
El número de abusados alcanza la escalofriante cifra de 100.000 menores. Varios prelados importantes tuvieron que renunciar a inicios de los años 2000 por haber cerrado los ojos.
Pese al escándalo, el entonces arzobispo Alberto Giraldo nombró al padre Cadavid, de 57 años, en la parroquia de Santa Ana y lo mantuvo como rector del colegio parroquial Pablo VI. En 2012 se repitió la historia y, nuevamente, no fue acusado por los abusos. Al contrario, siguió aumentando su experiencia parroquial -y la lista de víctimas- en otras iglesias codiciadas de Medellín.
El caso es demasiado grave, como todos los anteriores. Pero causa asombro que hayan salido padres y estudiantes a defender el colegio cuando hay dos casos relacionados con el actual rector el tiene antecedentes de abuso del Gimasio Los Pinos. La Fiscalía pidió la captura inmediata del rector, pero “el juez 32 Penal del Circuito lo absolvió en 2007, al calificar como “inverosímil” la declaración del niño, cuya defensa no aportó pruebas suficientes de que el hecho había ocurrido”, dice el expediente del caso en la Corte Suprema de Justicia.
Los hechos ocurrieron en diciembre del año 2017. Presuntamente, el religioso habría tocado de manera abusiva a un menor de 13 años para esa fecha. Los delitos que se les imputaron al párroco y al sacristán fueron de acceso carnal abusivo con menor de 14 años en concurso homogéneo y sucesivo.
El padre fue condenado a 16 años y dos meses de prisión, mientras que el sacristán Evelio, habría sido condenado a 12 años y seis meses de cárcel. La denuncia fue puesta por el padre del menor.
Libro recomendado
Un nuevo libro, que promete causar revuelo en la opinión pública, indica que la gran mayoría de los sacerdotes (más veteranos de la Iglesia Católica Romana) opositores acérrimos de la homosexualidad…son gays; de acuerdo a la investigación de cinco años del sociólogo francés Frédéric Martel.
El estudio arrojó que el 80% de los clérigos que trabajan el Vaticano son homosexuales, e incluye entrevistas reveladoras con altos cargos de la Santa Sede que darían cuenta de una camarilla gay que data desde el papado de Pablo VI.
Fueron un total de 1.500 entrevistas entre cardenales, obispos, monseñores, embajadores papales, funcionarios diplomáticos, guardias suizos, sacerdotes y seminaristas, tal como informó el portal católico The Tablet.
Martel explicó en su obra que varios sacerdotes aceptaban ser homosexuales y que había tanto activos como no activos sexualmente, a su vez, no faltaron los que negaban u ocultaban su orientación.
Hay que precisar que el texto no mezcla la homosexualidad con los casos de pedofilia; sin embargo se denuncia una especie de cultura en que los sacerdotes no encaran el abuso.