Los
arqueólogos entrarán en el Valle de los Caídos para estudiar las
chabolas de los familiares de los presos
Un
grupo de científicos del CSIC iniciará a finales de abril una
campaña de excavación de los restos de los asentamientos en los
que vivieron las familias que habitaron junto los presos que
levantaron el monumento franquista. Es el primer paso para la
resignificación del lugar que rinde homenaje a Franco
—
¿Quiénes
son los otros muertos del Valle de los Caídos?
Vista
de las obras de construcción del Valle de los Caídos en 1952 EFE
Peio
H. Riaño
25
de marzo de 2021
elDiario.es
A
finales del mes de abril, y si el Ministerio de Cultura concede el
último permiso necesario, un equipo de nueve arqueólogos y
arqueólogas y un historiador, dirigidos por el arqueólogo del CSIC
Alfredo González-Ruibal, iniciarán una campaña que supondrá el
primer paso de la resignificación del Valle de los Caídos. Durante
un mes excavarán los restos de las chabolas donde vivían las
familias que acompañaron a los presos que construyeron el monumento
al franquismo, entre 1940 y 1958.
“Hay
que desublimar el espacio. Ahora mismo el monumento reproduce el
mismo orden simbólico y el itinerario que diseñaron los arquitectos
Pedro Muguruza y Diego Méndez. Es esencial poner en primer plano a
los trabajadores, a sus mujeres y sus hijos que vivieron y trabajaron
en la obra y desplazar el protagonismo de la monumentalidad del
conjunto. Es un espacio de trauma, no de celebración y así hay que
contarlo”, adelanta a este periódico Alfredo González-Ruibal.
Amanecer
en el Valle de los Caídos. / ALEJANDRO NAVARRO BUSTAMANTE
Los
arqueólogos quieren rescatar del olvido los espacios marginales
relacionados con la represión, el control social y el trabajo,
poniendo especial énfasis en los espacios domésticos de la
población presa y dependientes. Es la historia oculta del Valle. A
pesar de la amplia bibliografía sobre su construcción Esclavos
por la patria,
de Isaías Lafuente; La
verdadera historia del Valle de los Caídos,
de Daniel Sueiro; Los
últimos españoles de Mauthausen,
de Carlos Hernández), apenas ha llegado documentación relativa a
estas construcciones que se derribaron antes de la inauguración del
lugar. “Fueron doblemente negadas por ser mujeres y republicanas.
Eran el apoyo psicológico de los maridos presos y las sostenedoras
de la familia. Situar en primer plano a las mujeres y los hombres que
construyeron el Valle es fundamental para deconstruir la narrativa
épica de la dictadura”, añade el científico.
El
arqueólogo Alfredo González-Ruibal. Álvaro Minguito
Estas
estructuras improvisadas se situaban en las inmediaciones de los
barracones de los obreros. Ahora sólo hay descampados. Pero en la
visita que los arqueólogos realizaron el pasado julio a los cuatro
poblados (conocidos también por el nombre de las empresas
constructoras, Molán, Banús, San Román, etc) ya encontraron y sin
excavar algunos restos de la intimidad de los pobladores. Suelas,
zapatos de mujer, peines, tinteros empleados por los niños en sus
tareas escolares, botellas o latas de conservas. Historias vitales
que están reclamando salir a la superficie. La arqueología tiene
esa potencia simbólica de desenterrar una historia distinta a la
publicada y difundida.
González
Ruibal es especialista en deshacer el relato histórico más
conflictivo, el de la guerra civil española. Habían pasado tres
años desde la última vez que fue a Cuelgamuros, antes de regresar
el pasado julio. En 2017, los vigilantes de seguridad que custodian
el monumento de Patrimonio Nacional lo expulsaron de la abadía
benedictina por tratar de hacer cumplir la ley y evitar un homenaje
al dictador. Era un sábado y retiró un ramo de flores que minutos
antes había depositado un hombre sobre la tumba De Francisco Franco,
acompañado con el saludo fascista. Muchos años antes, en 2006,
devolvió a la vida los barracones del destacamento penal de
Bustarviejo (Madrid), el campo de trabajo forzado con el que el
franquismo finalizó, entre 1944 y 1952, las vías del ferrocarril
directo Madrid-Burgos.
Objetos
hallados en la excavación de las chabolas de los familiares de los
presos, en Bustarviejo, similar a lo que esperan hallar en el Valle.
“Ahí
está enterrada una historia de la que no sabemos nada. Por esos
barracones y chabolas pasaron personas de todo tipo, desde generales
del Ejército republicano a intelectuales y obreros. Queremos
recuperar las historias de sus mujeres y familiares, de sus hijos.
Necesitamos estudiar la violencia franquista, no sólo de los
fusilamientos, sino los castigos y la represión. Es un fenómeno
poco contado. La excavación tratará de volver a repoblar ese valle
sin héroes ni mártires, con obreros, madres, mujeres y niños. Es
importante extraer El Valle de los Caídos de la Ruta Imperial en la
que todavía se mantiene, con lugares vinculados a la monarquía,
para colocarlo donde debe, en la memoria traumática de este país”,
dice el arqueólogo del CSIC. Recuerda que en una novela de sus
novelas Carmen Martín Gaite observa los barracones y las chabolas de
los prisioneros que trabajan en la construcción de una presa.
El
equipo de científicos peinará con detector de metales, primero, los
poblados de la Entrada, Central y Monasterio (Molán, Banús, San
Román) y de forma extensiva otros puntos de interés relacionados
con la historia del Valle durante la Guerra Civil y el período de
construcción de la obra (infraestructuras civiles y militares).
Luego, una vez se hayan localizado las áreas de actividad y
basureros relacionados con los barracones y talleres, revisarán las
letrinas y vertederos. “Suelen proporcionar información muy
relevante en centros de internamiento, incluidos objetos personales
de los presos”, indica el arqueólogo.
Días
antes de dimitir, la semana pasada, como Consejero Gerente de
Patrimonio Nacional, José Luis Masegosa firmó la autorización de
la intervención arqueológica. El proyecto ha recibido una ayuda de
12.000 euros en subvenciones la subvención de la secretaria de
Estado de Memoria destinadas a la recuperación de la memoria
democrática y las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura. Y los
objetos que encuentren en la excavación arqueológica podrán
exponerse en un centro de interpretación o en cualquier espacio
museográfico que se diseñe dentro del Valle, apuntan los
arqueólogos en su propuesta, a la que ha tenido acceso este
periódico. Alfredo González-Ruibal se adelanta al futuro que tiene
planificado la Secretaría de Estado de Memoria Democrática lo
importante no es cambiarle el nombre al Valle de los Caídos, lo que
importa es cambiarle el significado.