Buscar este blog

domingo, 7 de julio de 2019

Franco, mariquita por la Gracia de Dios (Voz atiplada, un solo testículo y su represión contra los homosexuales)


El franquismo contra los homosexuales: Represión, cárcel, manicomios, destierros, electroshocks…

El franquismo con su fiel aliada Iglesia, utilizó contra los homosexuales las tesis del nazismo

Sábado, 6 de julio de 2019

ElPlural

La represión franquista contra cualquier tipo de homosexualidad y contra lo que hoy conocemos y denominamos como el colectivo LGTBI, no ha sido conocida en su total dimensión. Nos hallaríamos ante una de esos episodios siniestros de la dictadura pero con cierta parte oculta.

De cómo se consideró la homosexualidad en el franquismo nos vale el ejemplo del cruel golpista, el general Gonzalo Queipo de Llano, tal vez el mayor represor de la Guerra civil. Este sanguinario militar  mantuvo que “Cualquier afeminado o desviado que insulte el Movimiento será muerto como un perro”. Y con ese criterio bestial actuó.

Otro ejemplo de la consideración que para la dictadura tuvo la homosexualidad lo vemos en el jefe de los Servicios Psiquiátricos del régimen franquista Antonio Vallejo-Nájera. Para este médico y militar las personas homosexuales y lesbianas significaban la demostración de la degeneración de la “raza”. Par este médico mimado por Franco, este hecho, el de la degeneración de la raza, tuvo su comienzo coincidiendo con la Segunda República y lo diagnosticaba como una “enfermedad mental” que el asociaba a las ideas marxistas. Para Vallejo Nájera la filosofía marxista en sí, o ser de izquierdas, era una propia enfermedad mental que generaba entre otras cosas la homosexualidad.

Este ideólogo del régimen franquista identificado con  las ideas de Adolfo Hitler (de hecho se le conocía como el Josef  Mengele español), recomendó la esterilización eugenésica para las presas republicanas y para los homosexuales. En sus teorías de exaltado nazi escribía que los homosexuales poseían los síntomas propios de los psicópatas tales como “mala intención, hábitos viciosos, amoralidad, tendencias cleptómanas, agresividad, vagabundeo y  tendencia a acciones con fines perversos”.

Nazis, manicomios y cárceles



Las consecuencias de las teorías nazis de este loco pseudocientífico y de sus seguidores en el régimen se tradujeron, en cárceles, manicomios, en electrochoques y en toda una persecución atroz que conllevó incluso la muerte para muchos, para otros la cárcel o el destierro, para todo mucho sufrimiento.

Percibida como una especie de atentado contra la estricta moralidad de la sociedad española y como un enfrentamiento contra las esencias espirituales y católicas del pueblo español, la homosexualidad fue perseguida y reprimida por el régimen franquista. Para el franquismo solo existían y se concebían dos modelos del hombre y de mujer asentados en el espíritu del nacionalcatolicismo. Un tipo de hombre- hombre”, es decir fuerte, robusto, macho y superior a la mujer que debía de adoptar el rol de esposa fiel, afanada en sus labores domésticas y ejemplar madre cuidadora de los hijos.

La dictadura intervino en la vida privada averiguando e investigando las formas de proceder de los ciudadanos en la cama y la orientación sexual de cada uno. Ello generó un clima social en los homosexuales de opresión, miedo y clandestinidad. Familiares, amigos y la propia sociedad deberían ser ajenos a los comportamientos de los homosexuales. Derivado de este escenario clandestino vino la represión de sus afectos, las ocultas relaciones y el engaño. También hubo que adoptar en muchos casos la doble moral.

De la Ley de vagos y maleantes a la de Peligrosidad social



Se legisló en contra del colectivo de lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales (LGTBI) con normas tales como la Ley de Vagos y Maleantes, una ley que aunque su raíz estaba en la Segunda República fue adaptada por el régimen franquista y modificada en 1954) para que persiguiera estas conductas: “Los homosexuales sometidos a esta medida de seguridad deberán ser internados en instituciones especiales y, en todo caso, con absoluta separación de los demás”.

Esta tétrica normativa fue sustituida en 1970 por la Ley de Peligrosidad Social que además de lo anterior recogía penas de cinco años de internamiento en cárceles o manicomios. Junto a esta ley, el Código Penal añadía el “escándalo público”, lo que sirvió de arma legal para la represión de homosexuales y transexuales. Estuvo vigente hasta 1995, año en el que fue derogada.

Electroshocks y tratamientos 'médicos'



Toda esta normativa legal para la represión del “diferente sexualmente” tuvo una especial y potente aliada en la Iglesia Católica que veía a este colectivo como pecadores a los que lejos de interceder por ello había que castigar y reprimir para modificar sus conductas. En el sistema médico imperante y en concreto en la psiquiatría, se les calificaba como enfermos mentales por lo que a muchos se les  internó en manicomios. Influenciados por las teorías nazis de de psiquiatras destacados del régimen como Antonio Vallejo-Nájera o José Luis López Ibor, los homosexuales recibieron tratamiento “médico” con electroshocks o lobotomías. Ello originó tremendos daños físicos y psicológicos.

Encarcelamientos, internamientos y violaciones



Hay cálculos que nos indican que fueron entre 4.000 y 5.000 las personas homosexuales encarceladas simplemente por su orientación.
También cabe destacar que el régimen franquista habilitó centros de internamiento para “curar” y “corregir esta supuesta desviación. Los encarcelados lo eran acusados de escándalo público y por ser un peligro social. En estos centros “especiales” fueron objeto de maltratados, vejaciones. También hubo numerosos casos de violaciones por parte de otros presos. En ocasiones fueron obligados a prostituirse por los propios funcionarios.

Deportaciones y destierros



Asimismo sufrieron destierros y alejamientos de sus entornos. Como ejemplo notorio tenemos el caso de la Penitenciaria de Tefía, en la canaria isla de Fuerteventura, En realidad era un desierto invivible en el que los homosexuales sufrían destierro y se les sometía a trabajos forzosos en condiciones infrahumanas.

La situación comenzó a cambiar de manera tímida, pero con algún paso adelante, a mediados de los años 60 por la influencia del turismo y de las culturas musicales provenientes de Europa. Aumentó su visibilidad y su consideración social aunque el régimen de vez en cuando mostrara sus garras como con la redada de Torremolinos al colectivo gay en 1971 en el Pasaje Begoña.
Franco, mariquita por la Gracia de Dios

Torremolinos, Sitges, llegada de la democracia…



Junto a Torremolinos, Sitges, en Barcelona, comenzaron a ser zonas de cónclave homosexual y paraísos de la libertad sexual aunque limitada. La oposición al franquismo hacía suyos las reivindicaciones del colectivo y tras la muerte de Franco y la llegada de la democracia llegaron los cambios legislativos con la Constitución y la derogación de las leyes franquistas. La primera manifestación del Orgullo Gay se celebra en Barcelona en 1977 (foto). La homosexualidad dejó de ser delito en 1979. Nuevas normas como las que regula los delitos de odio y las de libertad y apoyos a los colectivos han normalizado una situación que hoy vive sus días cúlmenes con la celebración de distintos “Orgullos” y “Prides”. Y por más que algunas mentes reaccionarias herederas de los antiguos reaccionarios franquistas, “el Orgullo no se toca…ni se llevará a la Casa de Campo”. Ha costado mucho llegar hasta aquí.


viernes, 5 de julio de 2019

Fue una múltiple criminal violación


El Supremo considera que La Manada actuó "con pleno conocimiento" y "sin consentimiento" de la víctima

El Alto Tribunal ha hecho pública la sentencia en la que se les condenó a 15 años de prisión por violación.

Redacción ElHuffPost

 Agencias


05/07/2019


Fue violación y no abuso. Y lo fue a sabiendas, porque no hubo consentimiento y porque, además, los violadores se tomaron sus actos como un triunfo. 

Así lo describe el Tribunal Supremo en la sentencia en la que condenó a 15 años de cárcel a los cinco miembros de La Manada que violaron a una joven en los Sanfermines de 2016. 

Un auto hecho público este viernes en el que, según indica el Alto Tribunal, los cinco violadores actuaron “con pleno conocimiento” y sabiendo que la víctima no tenía “capacidad de reacción”. 

De hecho, según describen los jueces, la víctima estaba “agobiada, impresionada, sin capacidad de reacción, sintiendo en todo momento un intenso agobio y desasosiego que le produjo estupor, haciendo todo lo que los acusados le decían que hiciera”. 

“Buscaron expresamente la situación, sin que la víctima tuviera conocimiento alguno”, indican los magistrados, quienes afirman que la joven fue objeto “al menos de 10 agresiones sexuales” en un minuto y 38 segundos. Todo ello, sabiendo como sabían que “estaba sola y embriagada”. 

Y no, no hubo consentimiento. Así de claro lo expresan los jueces: 

“No existió consentimiento alguno por parte de la víctima, creándose una intimidación que se desprende sin género de dudas del terrible relato de hechos probados, del que deriva una obvia coerción de la voluntad de la víctima, que quedó totalmente anulada para poder actuar en defensa del bien jurídico atacado, su libertad sexual”.

Además, los magistrados afirman que “los autores, necesariamente, debían conocer no sólo el peligro concreto de su acción, sino que aquellos actos sexuales “inicuos y vejatorios” no eran expresamente consentidos por la joven, resultándoles indiferente el estado en que la misma se encontraba totalmente desprotegida y vulnerable”.

El Supremo critica, además, que los violadores posaran en “actitud jactanciosa” y celebraran como “un triunfo” al que buscaron “dar proyección” a lo que fue una “violación múltiple”. 




El nuncio del Estado del Vaticano en España, monseñor Renzo Frattini, mete la pata hasta el corvejón


El señor nuncio y su gran viga de 150 metros en el ojo

Quizás convenga aclarar algunas cosas a este ‘diplomático’ que no ha respetado la soberanía del Estado español.

05/07/2019

ElHuffPost

Ángel Tristán Periodista 


Citemos, para empezar, las palabras de Jesús de Nazaret: “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y o ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano, ‘hermano, deja que te saque la paja de tu ojo’, tú que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano”. (Lucas 6, 41-42),

Y el señor nuncio (embajador) del Estado del Vaticano en España, tan melifluo que parece una caricatura, Renzo Frattini, ha decido aprovechar su despedida del cargo con una ‘perfecta injerencia’ insólita en los modos diplomáticos. Aunque en esto se parece a otro personaje de ópera bufa, Donald Trump, que se atreve a indicarle –apuntándoles con el dedo índice desinquieto que tiene– a los británicos a quién deben elegir premier y cómo han de acometer el Brexit para mejor joder a Europa. 

El delegado del papa es posiblemente uno de los monseñores a quien S.S. Francisco, visiblemente harto y cabreado de sus habladurías, les pidió alto y claro que dejaran de criticarle, cotillear y, en suma, crear problemas; éste personaje los ha creado.

Frattini acusa al Gobierno socialista de haber resucitado a Franco por la decisión de trasladar sus restos desde el Valle de los Caídos al cementerio de El Pardo, donde están los de su esposa, Carmen Polo. Reagrupamiento familiar, pues. “Hay tantos problemas en el mundo y en España… ¿porqué resucitarlo?”. Y añade: “Dejarlo en paz era mejor”. Y para ya meter la pata hasta el corvejón: “No ayuda a vivir mejor recordar algo que ha provocado una guerra civil (…)”. Para el embajador detrás del proyecto de desenterrarlo y trasladarlo subyacen “motivos sobre todo políticos”. “Está detrás una ideología de algunos que quieren de nuevo dividir a España”. Etc. 

Como verán ustedes, es de perfecta aplicación el ejemplo de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio. Esa viga tiene 150 metros de alto, con dos brazos de 24 metros cada uno, es la mayor del mundo, un prodigio de construcción y narcisismo pompocrático de ‘Su Excelencia’,  y corona el mausoleo del dictador, el ‘Caudillo de España por la Gracia de Dios’, Francisco Franco Bahamonde, el general superlativo: generalísimo de todo. 

Cuando el señor Nuncio se refiere a los ‘motivos políticos’ y a la ‘ideología de algunos que quieren de nuevo dividir a España’, como son palabras muy similares a las del PP y Vox con respecto a la llamada ‘Ley de memoria histórica’ del Gobierno de Zapatero, quizás convenga aclarar algunas cosas a este ‘diplomático’ que no ha respetado la soberanía del Estado español.

Desde el pontificado del polaco Juan Pablo II, empezó una oleada de beatificaciones y canonizaciones de ‘mártires del siglo XX’, de la ‘cruzada’, en la terminología del nacional catolicismo, que con mucho juicio sus antecesores habían enfriado. Franco iba bajo palio, rodeado de obispos y sacerdotes serviles. Han sido cientos los mártires católicos beatificados o canonizados en varias tandas. Pero eso no es meter el dedo en la llaga, como sí lo es para ellos buscar los restos de los asesinados en las cunetas o en los muros de los camposantos.  


Han sido cientos los mártires católicos beatificados o canonizados, pero eso no es meter el dedo en la llaga para ellos como sí lo es buscar los restos de los asesinados en las cunetas.

El 18 de octubre de 2007 y en nombre de Benedicto XVI, fueron 498. En representación del Gobierno socialista estaba el ministro Moratinos y el embajador Francisco Vázquez, a pie firme. Recientemente, el 10/11/ 2018, con Francisco de Pontífice, fueron beatificados otros dieciséis religiosos y laicos “víctimas entre 1936 y 1937 de la persecución por parte de anarquistas, comunistas y otras fuerzas de izquierda radical y anticlerical”. Etc. 

A las celebraciones, en el Vaticano y en las diócesis, ha solido acudir un ministro del Gobierno, del PSOE o del PP.

Nunca, ninguno, aprovechó una de estos actos para acusar a la Iglesia de estar removiendo el pasado, hurgando o de “resucitar a Franco” (y a su régimen). A pesar del visiteo propagandístico, de los réquiem y los inciensos, de las homilías afiladas, en las misas empapadas de divisionismo nostálgico y rencoroso que se celebran en la abadía, en la que del abad para abajo el ambiente y el talante lo impregna más el 18 de Julio de 1936 que el 6 de diciembre de 1978.

Sin embargo, localizar a otros mártires, a otras personas igualmente asesinadas, pero por el bando vencedor y mayormente tras terminar la guerra, ajusticiadas sin juicio, con un tiro a bocajarro, sacadas a la fuerza de sus casas para darles ‘el paseo’, a las que se quiere dar digna sepultura, es considerado por los partidos de la derecha trifásica como revanchismo, como resucitar los odios, como sutilmente deja caer el nuncio, ganas de dividir.

Y no es nada de eso. Es una obligación moral, tan cristiana como laica, y es una obligación legal internacional. ¿Cuántas veces hace falta que la ONU lo recuerde? España es uno de los países que más desaparecidos tiene.

Otra vez la dichosa viga en forma de monumental cruz en el ojo y en los cerebros de los que, como buena parte de las jerarquías eclesiásticas, no aceptan la igualdad de trato. Si los católicos asesinados por el mero hecho de mantener sus ideas tienen derecho no solo a una sepultura digna sino al reconocimiento de su martirio, los republicanos asesinados en la guerra o después de la guerra por la misma circunstancia, tener ideas republicanas o socialistas, tienen el mismo derecho. Porque antes de ser asesinados todos eran españoles y lo siguen siendo aún en los desperdigados huesos que bordean las cunetas o están en fosas comunes y sin identificar en algunos cementerios o campo a través.

En Canarias no hubo guerra; como en las islas el comandante general era Franco, desde el primer día los sublevados controlaron todos los resortes, naturalmente con la fuerza de sus armas, por los cañones o por las culatas. Se crearon campos de concentración que albergaron a miles de hombres que no habían cometido ningún delito, ni empuñado ninguna arma. Solo por pertenecer a un partido de izquierdas, o republicano de derechas, o a un sindicato obrero, o a la juventudes socialistas…

Y sin embargo hubo cientos, quizás un par de miles, de desaparecidos. También su búsqueda ha suscitado esas crueles e infames a fuer de cínicas acusaciones de reabrir la herida “de cosas de hace 80 años”… Mientras haya un desaparecido a la herida de falta un punto para cerrar. 

Señor nuncio, señores y señoras que comparten sus ideas, relean los evangelios, y se darán cuenta de que ni usted ni los que comulgan con usted le hacen puñetero caso a Jesús de Nazaret.

En los últimos años la búsqueda ha dado sus frutos. En profundos pozos de la isla han aparecido los esqueletos de algunos de los ‘paseados’ por las escuadrillas falangistas del amanecer. 

Y si hay asesinados, es que hubo asesinos; que esos sí que están desaparecidos; de esos no hablan los que lo saben, ni nadie, excepto algunos historiadores, los ha buscado nunca. 

Tampoco la Iglesia ha beatificado, por cierto, a todos sus sacerdotes asesinados. Solo a los que fueron asesinados por los ‘rojos’. 

Gracias a Dios (por cierto) no todos los curas y obispos y nuncios y cardenales son iguales. Y tampoco los papas, como han demostrado, entre otros, Juan XXIII o Francisco.

Pero quedan muchas ataduras con aquella iglesia, aquel poder eclesial sin conciencia y abusador que retrató Benito Pérez Galdós en Electra, la historia de una huérfana despojada de sus riquezas por un cura y enviada al convento. Ahí cobró forma tanto un nuevo feminismo como una ola de anticlericalismo social. 

Por eso la Iglesia carca española consideraba a Don Benito un gran enemigo. El obispo de Canarias, un vasco integrista y del PNV, Antonio Pildaín y Zapiaín, que tampoco podía ver a Franco, amenazó con excomulgar al Ayuntamiento si se conmemoraba y propagandeaba a Galdós en su ciudad.

Por eso los republicanos, y entre ellos mi padre, iban todos los años, y llevaban a sus hijos, a depositar un ramo de flores en el monumento a Don Benito, obra de Vitorio Macho, en el viejo muelle de Las Palmas. Amén.

Señor nuncio, señores y señoras que comparten sus ideas, relean los evangelios, y se darán cuenta, como yo me la he dado, de que ni usted ni los que comulgan con usted le hacen puñetero caso a Jesús de Nazaret. Dicen su nombre en vano, ojo.




jueves, 4 de julio de 2019

Callejero poético




Arturo Fernández nos dice adiós a los 90 años


La curiosa despedida de Pablo Iglesias a Arturo Fernández quien dijo de Podemos que son "una lacra social"

"Por 5.000 pelas".

Redacción El HuffPost

04/07/2019

El actor Arturo Fernández, fallecido este jueves a los 90 años, nunca negó su animadversión por Unidas Podemos. Los calificó de muchas formas y ninguna buena: “Son una auténtica lacra social, “me caen como una patada en el hígado” o “intentan manipular a emigrantes, mujeres, jubilados, homosexuales...” fueron solo algunas de las referencias del intérprete hacia la formación liderada por Pablo Iglesias. 

Con motivo de su muerte, las redes sociales se han llenado de recuerdos y condolencias dedicadas a Fernández. Y uno de estos pensamientos ha provenido, precisamente, del líder de la formación morada, quien se ha despedido del crítico Fernández con un curioso recuerdo sobre el día que lo conoció personalmente, cuando hizo de extra “por 5.000 pelas” en una serie protagonizada por el actor asturiano -posiblemente La casa de los líos, aunque no lo matiza el dirigente de Podemos- : 

Pedían a “chicos con el pelo largo para hacer de comensales de figuración en un restaurante vegetariano”, recuerda Iglesias, quien rememora que Fernández “fue muy amable y majo con nosotros”.  








·         Conocí a Arturo Fernández haciendo de extra en una serie suya (pedían chicos con el pelo largo para hacer de comensales de figuración en un restaurante vegetariano) Fue amable y muy majo con nosotros que estábamos allí por 5000 pelas. Abrazo a la familia y amigos. Descanse en paz


Truco del machucho Nicolás Sarkozy y su joven novia


A l'inrevés - Musical Carolines 2019

Crímenes de Estado



miércoles, 3 de julio de 2019

El Gobierno, el Vaticano, Franco y Rodríguez el arzobispo de Toledo, primado de España.


Gobierno y Vaticano

 El Arzobispo de Toledo pide dejar tranquilo a Franco para "no dar vueltas a algo que pasó hace 40 años"

Braulio Rodríguez ha señalado que "no se puede amenazar", en referencia a que Calvo anunció, tras las declaraciones del Nuncio, que el Gobierno iba a enviar una queja formal al Vaticano por la "injerencia" de Fratini.

Público

madrid


europa press

El arzobispo de Toledo y primado de España, Braulio Rodríguez, ha calificado de "impresentable" la respuesta de la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, a las declaraciones del Nuncio del Vaticano, Renzo Fratini, que afirmó que el Ejecutivo español pretende "resucitar a Franco" con su exhumación. Sobre este asunto ha pedido "no dar vueltas siempre a algo que sucedió hace más de 40 años", pues el país "tiene problemas más grandes".

Por ello, Rodríguez ha señalado que "no se puede amenazar", en referencia a que Calvo anunció en la Cadena Ser, tras las declaraciones del Nuncio, que el Gobierno iba a enviar una queja formal al Vaticano por la "injerencia" de Fratini.


En este sentido ha añadido que la forma de reaccionar de la vicepresidenta del Gobierno es "anticuada", ya que, a su juicio, a quien se "amenaza" es a los ciudadanos y a todas las personas que forman la Iglesia.
Además, Rodríguez ha señalado que España tiene problemas que "son muy grandes", por lo que ha abogado por no estar "dando vueltas siempre a algo que sucedió hace más de 40 años", ya que hay que tener en cuenta el esfuerzo que hicieron los ciudadanos para que hubiera una "reconciliación verdadera" en España tras la Dictadura.


Las mujeres y la episiotomía


¿Por qué se sigue cortando la vagina a las mujeres en el parto?

Las episiotomías continúan siendo una práctica común en nuestro país.

·          

ElHuffPost

·         Por Catherine Pearson

03/07/2019


Cuando Rachel comenzaba a empujar para dar a luz a su primer hijo, su ginecóloga se dirigió a un médico en prácticas que la acompañaba para decirle que iba a llevar a cabo una episiotomía.  

“Básicamente, dijo: ’Sabemos que va a ser un bebé grande, así que no vamos a arriesgarnos a que se quede atascado”, recuerda Rachel, que prefiere usar seudónimo por motivos de privacidad. “Fue como: ’Espera, ¿qué?”.

La doctora le hizo un corte en la pared vaginal, mientras Rachel chillaba entre la confusión y el dolor. Sintió de todo. En ese momento, el efecto de la epidural que le habían puesto horas antes ya había desaparecido.

Después de que Rachel diera a luz a una niña, su ginecóloga le dio unos puntos de sutura. Rachel no notaba mucho el dolor, llegados a ese punto, distraída por el bebé de 4,2 kilos que intentaba agarrársele al pecho.

Pero los siguientes días y semanas sí lo sintió. De hecho, no dejó de sentirlo. Orinar le quemaba tanto que Rachel lloraba cada vez que iba al baño y tenía que echarse espray para el dolor en la vagina. Sentarse resultaba atroz. Después de cinco meses, las cosas volvieron relativamente a la normalidad. Pero estuvo un año entero sintiendo dolor cada vez que mantenía relaciones sexuales con su marido.

“Fue horrible”, confiesa a la edición estadounidense del HuffPost.


Los médicos creían que cortar a las mujeres las libraba de sufrir desgarros más serios en el futuro, y que además las ayudaba con el parto. Pero nada de esto era cierto



Durante décadas, los ginecólogos han practicado episiotomías de forma rutinaria en cada parto, cortando el tejido entre la apertura vaginal y el ano para dar más espacio a los bebés al salir. Los médicos creían que cortar a las mujeres las libraba de sufrir desgarros más serios en el futuro, y que además las ayudaba con el parto. Al ejercer ese tipo de control sobre los desgarros, también creían que daban al suelo pélvico de la mujer más facilidades para lograr una completa recuperación.

Pero nada de esto era cierto en realidad. Aunque la episiotomía puede tener sentido en casos en los que el hombro del bebé está encajado detrás del hueso pélvico de la madre, por ejemplo, o cuando hay que utilizar ventosa o fórceps, los médicos al final se dieron cuenta de que no había pruebas que demostraran que ayudara al parto en general. El cuerpo de la mujer ya está de por sí lo suficientemente adaptado para dar a luz y, la mayoría de las veces, no es necesario cortar la pared vaginal para facilitar el proceso.  

Por tanto, hace 15 años, el American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG) actualizó sus directrices, señalando por primera vez que no se recomendaba practicar episiotomías.

Desde entonces, los datos disponibles más fiables sugieren que el porcentaje de episiotomías ha descendido mucho en Estados Unidos. En 2000, el 33% de los partos vaginales incluía episiotomía. En 2012, la cifra era más cercana al 12%. Pero hay diferencias significativas entre las personas a las que se les practica. Por ejemplo, un estudio de 2015 descubrió que las mujeres blancas eran más propensas a ser sometidas a episiotomías que las negras.

En España, en cambio, las cifras son mucho más altas. Según una encuesta realizada por la Sección de Medicina Perinatal de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), en 2006 la tasa de episiotomía en el parto normal fue del 54,08% y en los partos instrumentales (con fórceps, ventosa, etcétera), del 92,62%.

La imagen que sugieren los datos es que la episiotomía es mucho menos habitual que hace décadas, pero sigue ocurriendo. ¿Demasiado a menudo? ¿Sólo cuando es necesario? Con tan pocos datos y sin saber cuál sería el porcentaje ideal, es difícil responder a estas preguntas. Muchas veces, la experiencia de una mujer está totalmente conformada por el profesional que la ha tratado y el centro donde da a luz.


Las mujeres deberían pedir información a sus médicos sobre la tasa habitual de episiotomías, del mismo modo que se pregunta el porcentaje de cesáreas



Historias como la de Rachel sugieren, sin embargo, que hay ginecólogos que siguen practicando episiotomías de forma rutinaria.

“Como paciente, quieres tener conversaciones honestas con tus médicos”, señala Barbara Levy, vicepresidenta de políticas sanitarias de ACOG. “¿En qué circunstancias se puede practicar una episiotomía? ¿Tendré la posibilidad de tomar esa decisión con los médicos? ¿En qué circunstancias se consideraría una situación de urgencia en la que se llevaría a cabo sin mi consentimiento?”. Las mujeres deberían pedir información a sus médicos sobre la tasa habitual de episiotomías, del mismo modo que se pregunta el porcentaje de cesáreas, recomienda la experta.  

Porque esto no es cuestión de que la episiotomía sea mala y que dejar que la mujer se desgarre de forma natural sea bueno. 

En algunos casos, una episiotomía con parto con fórceps puede evitar una cesárea, y puede ser una decisión que la mujer y el médico tomen juntos en ese momento, en función de las circunstancias particulares y de los deseos de la paciente, apunta Levy. Otras veces, como cuanto el hombro del bebé está atascado, el médico puede tomar la decisión de practicar una episiotomía al instante y sin pedir opinión. En ese caso, no sería un “tema de debate”, sino una urgencia.

Por tanto, “estas cosas deberían hablarse con antelación, y por eso es importante que la mujer tenga una buena relación con sus doctores”, recalca Levy.

Porque, como descubrió Rachel, la recuperación puede ser dura. Las heridas necesitan tiempo para curarse y, como todos los cortes, hay riesgo de infección. Las investigaciones también demuestran que la episiotomía puede incrementar el riesgo de incontinencia anal de una mujer.

“Esa es la mayor preocupación”, confirma la ginecóloga Amy Rosenman, experta en medicina pélvica. “Las mujeres pueden desarrollar problemas de esfínter y empezar a tener pérdidas de heces. Por desgracia, no hay ninguna solución buena para esto. Es algo que dura para toda la vida”.

Rosenman hace hincapié en que lo más común es que el cuerpo de la mujer se recupere lentamente en un período de varias semanas o meses. Pero incluso en el mejor de los casos, se añade una capa más de dolor y complicación al posparto, que ya de por sí es bastante intenso.   

En una revisión con su ginecobstetra, Rachel sacó a relucir su episiotomía y lo dolorosa que le estaba resultando la recuperación.

“Básicamente, me dijo: ’Vivirás y se curará”, cuenta Rachel. “Y tenía razón. He sobrevivido y se ha curado. Pero fue traumático”.

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ EEUU y ha sido traducido y adaptado del inglés por Marina Velasco Serrano

martes, 2 de julio de 2019

Sin piedad ni caridad


Sin piedad ni caridad

Mal asunto para la Iglesia católica y su defensa de los derechos humanos.

Gaspar Llamazares

ElHuffPost

02/07/2019
Piedad: Sentimiento de compasión o misericordia.

Caridad: Actitud de ayudar a los demás y en especial a los más necesitados.

Cuando todo parecía haberse dicho, y cuando algunos lo dan todo por atado y bien atado ante la decisión democrática de exhumar los restos de Franco, el nuncio del Estado Vaticano en España, haciendo gala de un relativismo moral escandaloso, dice terciar cuando decide que más vale no meneallo y que al dictador solo le juzgue Dios. Largo me lo fiáis.

La verdad es que algunas reacciones a la decisión de exhumación no me han sorprendido. Sobre todo, a la luz del fascismo redivivo en Vox y su delicado pastoreo durante décadas en el propio seno del PP. Un interés electoral evidente en no desvincularse de un pasado, aún con ganas de imponer el presente, a pesar del denodado blanqueo constitucionalista de las derechas y sus medios sobre Vox como derecha dura o ‘iliberal’, que resulta más pijo.

Al parecer, los elogios a la dictadura y el correspondiente oprobio a la República legítima y a sus defensores es solo una legítima opinión, aunque los historiadores digan lo contrario. También la intención de excluir del juego democrático a los partidos no constitucionalista confesos a conveniencia de las derechas es perfectamente democrática.

La voluntad de amputar el título octavo relativo al modelo de Estado de las comunidades autónomas y la ordenación territorial con la supresión del Estado de bienestar y de liquidar el sistema fiscal que lo sostiene no afecta a los pilares constitucionales. Y la negación de la igualdad de género y los derechos de las minorías con discursos estigmatizadores y de odio entrarían dentro del nuevo constitucionalismo de un solo Dios, una sola patria, un solo tipo de familia y un rey, a ser posible mandón, si no absoluto.

Tampoco me han sorprendido los remilgos del nuevo centro derecha de Ciudadanos al traslado del dictador, que ha preferido utilizar los errores de gestión del Gobierno para atizarle a Sánchez y con ello a poner más piedras de derecha que de centro a la decisión de exhumar. Es así como la oscura obsesión de Rivera desde que éste le arrebatara el liderazgo en las encuestas con la moción de censura parece haberse convertido en una fobia incapacitante.

Mal asunto para la Iglesia católica y su defensa de los derechos humanos, así como también para la Iglesia española y su relación con los principios democráticos.

Incluso entiendo, aunque no comparto en absoluto, el alineamiento del Tribunal Supremo con la familia y su alienación histórica en la Enciclopedia Rubio. Es lo que pasa cuando un poder del Estado democrático se cree eterno y omnipotente, más allá incluso de la decisión popular y de los historiadores, cuando no mira y así no ve a las víctimas del franquismo, que como cualesquiera otras exigen respeto justicia y reparación.

La despedida a la francesa del nuncio sí que me ha parecido sorprendente, porque no parece compatible con la diplomacia vaticana aplicada al asunto hasta ahora, y porque es un ejercicio de relativismo moral extraño en el nuevo papado de Francisco. Deduzco de ella, sin embargo, que la Iglesia católica, y no sólo la española, ha estado jugando al gato y al ratón con el Gobierno, pero que en definitiva su adhesión a la cruzada permanece y no le importa su imagen entre los demócratas.

No es que no haya visto la necesidad de pedir perdón al tiempo que de homenajear legítimamente a sus mártires, poniendo con ello una vela a cesar y otra al Dios en la mejor tradición vaticanista. Es que sigue alineada con quienes, para no aparecer como franquistas, prefieren el debate sobre mover o no mover los restos, como cortina de humo para no ver tampoco a las víctimas, en vez aplicar con ellas la piedad y la caridad cristianas.

Mal asunto para las derechas y para el Tribunal Supremo. Mal asunto para la Iglesia católica y su defensa de los derechos humanos, así como también para la Iglesia española y su relación con los principios democráticos. Mal asunto.