Sin piedad ni caridad
Mal asunto para
la Iglesia católica y su defensa de los derechos humanos.
Gaspar Llamazares
ElHuffPost
02/07/2019
Piedad: Sentimiento de compasión o misericordia.
Caridad: Actitud de ayudar a los demás y en especial a los más necesitados.
Cuando todo parecía haberse dicho, y cuando algunos lo dan todo
por atado y bien atado ante la decisión democrática de exhumar los restos de
Franco, el nuncio del Estado Vaticano en España, haciendo gala de un
relativismo moral escandaloso, dice terciar cuando decide que más vale no
meneallo y que al dictador
solo le juzgue Dios. Largo me lo fiáis.
La verdad es que algunas reacciones a la decisión de exhumación no
me han sorprendido. Sobre todo, a la luz del fascismo redivivo en Vox y su
delicado pastoreo durante décadas en el propio seno del PP. Un interés electoral evidente en no desvincularse
de un pasado, aún con ganas de imponer el presente, a pesar del denodado
blanqueo constitucionalista de las derechas y sus medios sobre Vox como derecha
dura o ‘iliberal’, que resulta más pijo.
Al parecer, los elogios a la dictadura y
el correspondiente oprobio a la República legítima y a sus defensores es solo
una legítima opinión, aunque los historiadores digan lo contrario. También la
intención de excluir del juego democrático a los partidos no constitucionalista
confesos a conveniencia de las derechas es perfectamente democrática.
La voluntad de amputar el título octavo
relativo al modelo de Estado de las comunidades autónomas y la ordenación
territorial con la supresión del Estado de bienestar y de liquidar el sistema
fiscal que lo sostiene no afecta a los pilares constitucionales. Y la negación
de la igualdad de género y los derechos de las minorías con discursos
estigmatizadores y de odio entrarían dentro del nuevo constitucionalismo de un
solo Dios, una sola patria, un solo tipo de familia y un rey, a ser posible
mandón, si no absoluto.
Tampoco me han sorprendido los remilgos
del nuevo centro derecha de Ciudadanos al traslado del dictador, que ha
preferido utilizar los errores de gestión del Gobierno para atizarle a Sánchez
y con ello a poner más piedras de derecha que de centro a la decisión de
exhumar. Es así como la oscura obsesión de Rivera desde que éste le arrebatara
el liderazgo en las encuestas con la moción de censura parece haberse
convertido en una fobia incapacitante.
Mal asunto para la Iglesia católica
y su defensa de los derechos humanos, así como también para la Iglesia española
y su relación con los principios democráticos.
Incluso entiendo, aunque no comparto en absoluto, el
alineamiento del Tribunal Supremo con la familia y su alienación histórica en
la Enciclopedia Rubio. Es lo que pasa cuando un poder del Estado democrático se
cree eterno y omnipotente, más allá incluso de la decisión popular y de los
historiadores, cuando no mira y así no ve a las víctimas del franquismo, que
como cualesquiera otras exigen respeto justicia y reparación.
La despedida a la francesa del nuncio sí que me ha
parecido sorprendente, porque no parece compatible con la diplomacia vaticana
aplicada al asunto hasta ahora, y porque es un ejercicio de relativismo moral
extraño en el nuevo papado de Francisco. Deduzco de ella, sin embargo, que la
Iglesia católica, y no sólo la española, ha estado jugando al gato y al ratón
con el Gobierno, pero que en definitiva su adhesión a la cruzada permanece y no
le importa su imagen entre los demócratas.
No es que no haya visto la necesidad de pedir perdón
al tiempo que de homenajear legítimamente a sus mártires, poniendo con ello una
vela a cesar y otra al Dios en la mejor tradición vaticanista. Es que sigue
alineada con quienes, para no aparecer como franquistas, prefieren el debate
sobre mover o no mover los restos, como cortina de humo para no ver tampoco a
las víctimas, en vez aplicar con ellas la piedad y la caridad cristianas.
Mal asunto para las derechas y para el Tribunal
Supremo. Mal asunto para la Iglesia católica y su defensa de los derechos
humanos, así como también para la Iglesia española y su relación con los
principios democráticos. Mal asunto.
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