Las ocho preguntas sobre sexo más frecuentes en terapia de pareja
Admítelo:
probablemente te has planteado algunas de estas cosas.
13-7-18
Los terapeutas
sexuales saben las peores inseguridades y los deseos eróticos más íntimos de
las personas. Son conscientes de ese tipo de cosas que uno no quiere contar ni
a los amigos ni a la familia para no sentirse incómodo.
Como es de
esperar, estos profesionales están acostumbrados a escuchar un montón de
preguntas de pacientes sobre sus cuerpos, relaciones y fantasías. Pero, ¿cuáles
son las más frecuentes? Aquí hacemos una recopilación de las que más se repiten
en las consultas.
1. ¿Soy normal?
La inseguridad más básica. La gente quiere saber
siempre si lo que hacen, sienten o lo que fantasean dentro o fuera de la
habitación es "normal", desde las ganas que tienen a la forma o el
tamaño de sus genitales. De hecho, la terapeuta sexual Shannon Chavez
cuenta al HuffPost que intentar ajustarse a las llamadas normas de
sexo les causa ansiedad a sus pacientes.
"La mayoría
de las personas se alivia al saber que no son las únicas que afrontan un
problema sexual determinado o que es algo por lo que otros ya han pasado. Da
esperanza", comenta. "He visto a gente saltar de alegría al darse
cuenta de que no hay nada malo y saber que podrán disfrutar del sexo 'como todo
el mundo'".
2. ¿Puedo aprender a tener un orgasmo?
Si hay una pregunta en la consulta de la terapeuta Vanessa Marin que
las mujeres le hacen más que cualquier otra es: "¿Cómo narices llego al
orgasmo?". Marin incluso ha creado un curso online,
oportunamente llamado Finishing School (Escuela de acabar),
dedicado a enseñar a las mujeres a cómo hacerlo.
"Si no has
llegado a tu primer orgasmo es importante saber que hacerlo es toda una
habilidad. Y que como cualquier otra, lleva su tiempo, paciencia y práctica.
Pero, por suerte, es una de las cosas más divertidas de aprender".
Algunos factores
físicos como problemas ginecológicos y otros psicológicos (por ejemplo, traumas
del pasado, depresión o ansiedad) pueden hacer que llegar al orgasmo sea
especialmente difícil para algunas mujeres. Pero para otras, puede ser cuestión
de aprendizaje: aprender algunas técnicas determinadas, utilizar juguetes
sexuales o explorar tus fantasías pueden ayudar a llegar al clímax.
3. ¿Cómo puedo hacer que mi pareja llegue al orgasmo?
Al contrario de lo que se pueda pensar, el sexo no
consiste en que las dos partes lleguen al orgasmo, aunque obviamente esto es
una ventaja. Pero mucha gente, especialmente las mujeres (que llegan al orgasmo
de forma diferente), no lo hacen solo mediante el sexo por penetración. Algunas
personas necesitan preliminares o que le digan palabras obscenas antes de empezar;
otras, mucha estimulación del clítoris.
Y, por último, hay gente que necesita estar concentrada en el acto para llegar
al clímax.
No hay una forma fija de conseguirlo. Cada persona
necesita descubrir la forma más efectiva de hacerlo y después decírselo a su
pareja, porque tal y como señala el terapeuta Stephen
Snyder cada persona es responsable de sus propios orgasmos.
"El orgasmo no es algo que se consiga 'de otra
persona", señala Snyder, autor de Love Worth Making: How to Have Ridiculously Great Sex in a
Long-Term Relationship (Cómo tener sexo rídiculamente
bueno en una relación larga). Es algo que consigues por ti mismo,
aunque tu pareja puede darte las condiciones adecuadas para hacerlo".
Además, añade:
"Los terapeutas sexuales llevamos años diciéndoselo a los que nos escuchan.
Desgraciadamente, este mensaje no ha llegado a todo el mundo".
4. ¿Tengo el pene pequeño?
El tamaño no importa tanto como
algunos hombres piensan. Chavez recibe en su consulta a numerosos
hombres que tratan de buscar consuelo sobre el tamaño de su miembro o, por lo
menos, que les digan que está en la media.
La terapeuta
piensa que los penes exageradamente grandes que se ven en el porno le han dado
a los hombres una imagen distorsionada de cómo es un miembro en realidad.
"Hay mucha preocupación sobre cuál es la media y qué tamaño sería el más
aceptable y adecuado para proporcionar placer a la pareja. Creo que la
pornografía establece unos patrones nada realistas sobre el tamaño del pene que
les causa una preocupación a muchos hombres".
5. ¿Por qué mi pareja no quiere tener sexo?
En una relación
larga los cambios en el apetito sexual son normales. Pero cuando la relación
sexual no existe y tu marido o mujer se comporta más como un compañero de piso
que como tu pareja, es hora de centrarse en la raíz del problema. Según cuenta
Snyder este tipo de quejas provienen de parejas preocupadas y con apetito
sexual.
"Hay multitud
de causas: desde tener la testosterona baja hasta la depresión", explica
Snyder. "Pero si hay alguna coincidencia, concretamente entre los hombres,
es que temen decepcionar a sus parejas. Cuando ella manifiesta su decepción, él
se reprime emocional y sexualmente para mantener su orgullo.
Para las
mujeres, el estrés y el cansancio afectan en el deseo. El sentimiento de
aburrimiento en la habitación o la falta de conexión en la relación también son
causas comunes de la pérdida de apetito sexual.
Según comenta el terapeuta sexual Tammy Nelson al HuffPost, "a
veces, sentirse sentimentalmente conectada ayuda a la mujer a encenderse antes
de tener sexo. Y adivina qué: los hombres también. Intenta decirle a tu pareja
tres cosas que valores en vuestra relación. Repítelo para asegurarte de que lo
tiene claro antes del siguiente paso".
6. ¿Se puede superar una infidelidad?
Recuperar la confianza en una relación tras una
infidelidad no es fácil. Reparar los sentimientos lleva tiempo y un esfuerzo
considerable por ambas partes. Cuando alguna pareja aparece por la consulta de Sari
Cooper, tras una situación similar normalmente se preguntan:
¿Podemos superar esto?
"Si una pareja viene a terapia, suele ser en
plena crisis porque uno de los dos ha descubierto que el otro tenía una
aventura. En estas situaciones hay mucha rabia, mucho dolor, vergüenza, culpa y
miedo de que su relación vaya implosionar", afirma Cooper, doctora del Center
for Love and Sex NYC. "Nuestro trabajo es ayudar a estabilizar
a la pareja lo suficiente como para permitir que el que falló en la relación
sea honesto y claro sobre sus intenciones al venir al tratamiento. Después,
intentamos descubrir cómo expresar el arrepentimiento, recuperar la confianza
paso a paso y tomar el tiempo necesario para escuchar el dolor que causa esta
infidelidad".
Cooper también
ayuda a averiguar qué condujo a la infidelidad, pero sin culpar ni juzgar a
ninguna de las partes. "Muchas veces la pareja ya no tiene sexo ni habla
sobre ello; otras, la conexión sentimental se desgasta porque hay que cuidar de
los niños, por la carga de trabajo o por algún trauma que hace que uno de los
dos se cierre en banda".
7. ¿Cómo mantenemos nuestra vida sexual activa?
Como muchas
otras cosas, conseguir una vida sexual buena y sana requiere esfuerzo. Muchas
parejas a largo plazo luchan por mantener viva la llama porque piensan que
tiene que pasar de forma natural, dice Marin.
"Generalmente
hacer un esfuerzo en la vida sexual se ve como un signo de que algo está 'roto'
dentro de la relación. Para nada. El buen sexo requiere esfuerzo: si quieres
una vida sexual activa y satisfactoria, hay que trabajar en equipo para que
siga siendo excitante".
Por ejemplo,
sería bueno que una pareja experimentara con nuevas posturas o roles,
estableciese un horario para el sexo en épocas de mucho trabajo o siguiesen
hablando sobre los deseos de cada uno.
8. ¿Cómo recupero el control sobre mis erecciones?
Se estima que la disfunción eréctil afecta a más de 18
millones de hombres en Estados Unidos, y que en España la sufre el 20%
de la población. Cuando el problema persiste, puede llevar a una
persona a una espiral de ansiedad y vergüenza, que solo empeora la situación.
Cooper explica al HuffPost que cuando
un paciente llega con problemas de erección, lo primero que hace es una
evaluación para asegurarse de que no está causada por alguna enfermedad física,
efectos secundarios de algún medicamento o algún trastorno de salud mental.
Luego se trabaja con un equipo de médicos (urólogos, médicos de atención
primaria y psiquiatras) para crear un plan que palie algunos de los síntomas.
"A aquellos
cuyos problemas tengan un componente psiquiátrico, les enseñamos técnicas para
reducir la ansiedad, como la contemplación, así como técnicas de comportamiento
cognitivo para combatir los patrones de pensamientos negativos, como el
catastrofismo, el pensamiento de todo o nada, o la vergüenza sexual".
También se
informa a los pacientes sobre cómo reacciona el cuerpo normalmente al estrés y
la preocupación. "Por ejemplo, les digo que es normal que disminuya el
riego sanguíneo después de tener un día terrible en el trabajo", añade
Cooper. "O les enseño a tomar conciencia de su ansiedad y de cómo expresar
sus necesidades a sus parejas".
Este artículo fue publicado originalmente en la sección de relaciones de la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lucía Manchón.
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