Desmontando a un incel
Jack pensaba que era demasiado feo para ligar.
En un rincón oscuro de Internet, encontró aceptación entre una comunidad de
perdedores. Ahora quiere salir.
31-7-18
Jack Peterson se
convirtió en portavoz no oficial de la comunidad incel. Pero de repente quiso
salir de ahí.
En mayo, Jack
Peterson fue a una cita de Tinder. Con una mujer. Comieron en un restaurante en
el centro de Chicago y estuvieron hablando informalmente de sí mismos. Se mire
como se mire, era una cita corriente. Pero para Peterson, de 19 años, fue un
logro de proporciones épicas.
Hasta
hace poco, Peterson se identificaba como "incel", o
involuntariamente célibe.
Los incels creen que, por motivos que escapan completamente a su control —ser
demasiado bajo o demasiado calvo, tener la mandíbula poco pronunciada—, no
pueden atraer a una mujer. Creen que están destinados a quedarse solos, para
siempre.
Para muchos incels, esta visión fatalista se une a un odio tóxico
hacia las mujeres, a las que culpan de su atolladero de soledad. Los incels
acostumbran a denigrar
y deshumanizar a las mujeres
en foros online; y
algunos incluso fantasean con violar y matar a las mujeres por rechazarlos.
Peterson afirma que se unió al movimiento por la camaradería
masculina, no por la misoginia. Conectó con otros hombres por sentirse feos e
inadecuados. Pero entonces ocurrió algo que le hizo querer salir de ahí.
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Twitter
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El pasado 23 de abril,
Alek Minassian empotró su furgoneta alquilada contra quienes pasaban por una
céntrica calle de Toronto (Canadá), matando a 10 personas, 8 de
ellas mujeres. Horas antes, publicó un críptico mensaje en Facebook en
el que celebraba la
"Rebelión Incel". También alabó a Elliot Rodger, que en 2014 cometió
una matanza masiva que achacó al odio que sentía por las mujeres.
De repente, todo el mundo quería hablar con incels.
Cuando los medios empezaron a llamarlo, Peterson, que era un trabajador voluntario
en una popular web incel y presentaba un podcast
llamado Incelcast, decidió hacerlo
público. Su motivación era simple: quería que el mundo supiera que no todos los
incels eran misóginos violentos. Algunos eran como él, decía, marginados de la
sociedad, perdedores reconocidos que no tenían a nadie más que al resto de
incels.
Fue a hablar a la cadena canadiense Global News,
donde defendió que se borrara el
contenido misógino de las webs incel
y que se prohibieran referencias a Rodger y a otros asesinos. También habló con
la BBC. Le hicieron un
perfil en The Daily Beast.
Habló y habló, y parece que la gente lo escuchaba. Se había convertido en un
portavoz no oficial de los incels.
Luego, una semana más tarde, Peterson dejó
abruptamente la comunidad.
Anunció su salida en un vídeo que publicó en su canal
personal de YouTube a principios de mayo. Grabándose en su
habitación, decorada con pósteres
de las películas Eyes Wide Shut y Eraserhead
y de los Chicago Cubs, explicó que había pedido al propietario de incels.me "bloquear
permanentemente mi cuenta para no poder publicar más en el foro".
De algún modo, entrevió el camino de salida.
Iniciación a la tribu
Peterson, cuyo nombre real es Kalerthon Demetro, se
crió en Chicago, hijo de madre soltera. Dejó el instituto pronto, era un
adolescente solitario con acceso ilimitado a Internet.
Su primera incursión en las comunidades online llegó a los
11 años a través de la plataforma 4chan. Como niño que sufría depresión,
ansiedad y bullying en la vida real, en el mundo virtual encontró
a una comunidad a la que sentía que pertenecía. Era su lugar seguro.
Cuando entró en la adolescencia, Peterson empezó a
ser huraño, y a veces pasaban semanas sin que saliera de casa. En un momento,
descubrió la comunidad Pick Up Artist, viendo vídeos en YouTube sobre cómo
seducir a chicas. En el tema de citas no había tenido mucha suerte y ahí
entendió que las citas podían ser parecidas a un juego. Era evidente que él iba
perdiendo.
Después de eso, se topó con los vídeos de un usuario
que se hacía llamar Steve Hoca. Los vídeos iban sobre su vida de "soledad
real obligada" —true forced loneliness o TFL, en inglés—, un término
usado por hombres que creen que las mujeres les niegan injustamente compañía y
sexo.
Entonces, hace un año y medio, empezó a leer el foro
de Reddit r/incels. Él había visto el término antes, en 4chan, pero ahora —al
leer historias de rechazo y soledad de hombres— se dio cuenta de que el término
iba con él. Él también era un incel.
Sólo tenía 17 años.
"Siempre sentí que me pasaba algo porque todo el
mundo tenía sexo y estaba en relaciones y yo no podía", cuenta a la
edición estadounidense del HuffPost.
Warren Spielberg, psicólogo y experto en problemas de
chicos y hombres, compara las webs incel con las bandas, que también ofrecen un
sentido de pertenencia a jóvenes vulnerables.
"Todas las bandas se crean a un enemigo",
explica Spielberg. "En este caso, resulta que son las mujeres".
La sociedad enseña a los chicos que deben perder la
virginidad y atraer a las mujeres para ser hombres reales, comenta. Cuando
fracasan en ello, les inunda la vergüenza, que a veces se transforma en rabia.
"Se enfadan al ver que las mujeres no los
salvan", señala Spielberg.
A la izquierda, Peterson con 12 años. A la derecha,
los resultados de un reciente sondeo de usuarios de incels.me; las preguntas
son
La Comunidad
En noviembre de 2017, Reddit prohibió que en el foro
r/incels se incitara a la violencia contra las mujeres. Por aquel
entonces, Peterson estaba completamente inmerso en la cultura incel. Por
primera vez en mucho tiempo, había hecho amigos, cuenta.
Cuando se lanzó la web incels.me,
él fue uno de los primeros usuarios habituales. En cinco meses, escribió 7202
posts.
"Era un trabajo a tiempo completo", explica
con una risa cansada.
Peterson dice que tenía abierta una pestaña de
incels.me en su ordenador casi todo el día, todos los días, y lo leía
constantemente. Él y otros usuarios hablaban con franqueza de lo feos que se
sentían, de lo solos que estaban, de lo poco que hacían con sus vidas. Parecía
que competían por ver quién estaba más desesperado.
Aunque hay pocas investigaciones sobre la comunidad
incel, un reciente estudio con 300 participantes
activos de incels.me ofrece algunas claves sobre sus usuarios. Son jóvenes —el
66% tiene menos de 25 años, como Peterson— y casi dos tercios aseguran no tener
amigos de verdad. Más de la mitad admite haberse planteado una operación
estética. La mayoría dice tener problemas de salud mental como depresión o
trastornos neurológicos como el autismo.
"No tengo novia ni amigos ni hay nadie que me
busque, pero al menos os tengo a vosotros, tíos", escribió
Peterson en marzo. A veces, las publicaciones resultan dolorosamente sinceras.
Cuando un usuario preguntó al resto qué harían si tuvieran novia —teniendo en
cuenta que nunca la han tenido—, Peterson contestó
que la abrazaría y la besaría.
La fealdad como punto débil
Peterson describe la comunidad incel como un grupo de
apoyo. Pero, junto con los posts sobre la tristeza y la infelicidad, hay hilos
que celebran los asesinatos de mujeres y debates sobre cómo reducir los
derechos de las mujeres.
Después de crecer en 4chan, donde la gente publica
posts provocativos y ofensivos por su valor efectista, Peterson dice haberse
acostumbrado a la misoginia más descarada.
"Traté de revisar todo el contenido para
encontrar lo bueno", dijo.
A veces, hablaba con otros incels que habían ido
demasiado lejos. En marzo, un usuario escribió un mensaje titulado: "Otro
coñito que muerde el polvo", en referencia al asesinato de una modelo.
Peterson respondió: "La violencia no es
algo bueno".
Cuando alguien preguntó por las ventajas y
desventajas de la violación,
respondió "tío, estás hablando de violar a alguien. No hay nada bueno en
eso". Cuando otro usuario publicó una lista de leyes que beneficiarían a los
incels,
y que incluían prohibir a las mujeres votar y trabajar, Peterson escribió,
simplemente: "Las leyes están bien, lo único es que somos demasiado feos
para tener éxito".
Peterson insiste en que no odia a las mujeres. Si
tuviera que decir a quién odiaba mientras se identificaba como incel, diría que a
sí mismo. Muchas de sus antiguas publicaciones están llenas de autodesprecio y
referencias al suicidio.
"Prefiero ser una cucaracha antes que un hombre
feo", escribió. Cuando un usuario pidió a la gente que se describiera en
una sola palabra, Peterson eligió "basura". En un momento
dado, un usuario afirmó que las mujeres no eran humanos. "Sí, sí lo
son", replicó Peterson.
"Nosotros no somos
humanos".
Él no niega que haya una cepa de odio y violencia
auténtica dentro de la comunidad incel, y describe a algunos de los miembros
como "locos del carajo". También admite que escribió cosas de las que
ahora se arrepiente.
Cuando le preguntaron por los efectos a largo plazo
de haber estado metido en una subcultura que deshumaniza a las mujeres,
Peterson respondió que no estaba seguro de cómo le podía afectar. Como pocas
veces ha interactuado con mujeres, le cuesta saber si su época como incel ha
influido en su capacidad para empatizar y comunicarse.
El camino de salida
Después del atentado de
Toronto, explotó el interés de los medios por los incels. Pero había un
problema: era casi imposible encontrar a un incel dispuesto a hablar ante las
cámaras.
Y, por primera vez en mucho
tiempo, Peterson empezó a hablar con gente de fuera de su comunidad.
"El hacer esas entrevistas
y salir en la tele me hizo salir de casa", cuenta. "Me obligó a ser
productivo. Fue una llamada de advertencia. Hay otras cosas en la vida más allá
de sentarse al ordenador y hablar sobre lo perdedor que soy".
Se reunió con periodistas, muchas de ellas mujeres que
sintieron empatía y curiosidad por su vida. Parecía un gran cambio. Los
expertos que trabajan con chicos como Peterson señalan que normalmente sólo
necesitan crear una conexión significativa con un adulto sano que se preocupe.
"Estos chicos necesitan estar expuestos a hombres
y mujeres que sean capaces de decir: 'Me parece que lo que dices no tiene
sentido y creo que te está haciendo daño", apunta Robert Heasley,
codirector del centro Men's Resource Center de Philadelphia, que lleva tres
décadas estudiando la masculinidad.
Peterson refleja ese
sentimiento en sus conversaciones con el HuffPost.
"Cuando por fin conocí a esos seres humanos normales y cuerdos que eran
amables conmigo, me hizo sentir mal al ser parte de ese grupo", recuerda
el joven.
No quería revolcarse en ese lugar tan derrotista,
explica Peterson en
el vídeo que publicó al dejar la comunidad incel.
"Hay cosas que quiero
hacer", cuenta ante la cámara. "Si me quedo en esta comunidad —y algo
bueno de ella es que he hecho amigos—, nunca podré salir de la cueva en la que
estoy. Nunca seré capaz de ascender".
Ahora está pasando por una especie de proceso de reeducación.
Se ha leído toda la información crítica posible sobre los incels, tratando de
entender la perspectiva de otras personas. Y espera poder llevar una vida más
productiva y comprometida. Una vida que posiblemente incluya a mujeres.
Incluso tiene unas cuantas
citas de Tinder en agenda.
"Estoy empezando a sentir
que quizás sólo soy un tío normal que ha pasado por experiencias malas y que se
ha quedado ahí un par de años", reflexiona. "A lo mejor puedo ser una
persona normal".
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