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miércoles, 13 de octubre de 2021

 

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Frédéric Martel, autor de "Sodoma": "Monseñor Pío Laghi era gay y frecuentaba taxi boys"

El periodista francés pasó cuatro años investigando la homosexualidad dentro de la Iglesia Católica y concluyó que esa orientación sexual tiene una influencia descomunal en la política del Vaticano. Según sus averiguaciones, el Nuncio papal durante la dictadura tenía sexo con varones.

Por Miriam Lewin

15 de abril 2019

TN



Sodoma, poder y escándalo en el Vaticano, es una radiografía de la decadencia de la Iglesia Católica. Una investigación de cuatro años con cientos de entrevistas en todos los continentes que desnuda la hipocresía de la institución con respecto a la homosexualidad. El autor, el periodista y sociólogo francés Frédéric Martel, ha recorrido el mundo para revelar que la mayor parte de los sacerdotes y altos prelados católicos son gays, y que la severa condena institucional al sexo y amor entre varones no es sino una pantalla.

Martel visitó Buenos Aires durante la escritura del libro, publicado ahora en 20 países, para indagar sobre el pasado del papa Francisco y ahora volvió para hablar de su investigación. Menciona una expresión que se usa en Roma para referirse a quienes muestran una cara pública y otra privada: ser "de la parroquia" significa ser homosexual. Hay una regla que se verifica casi sin excepciones: "Cuanto más pro gay es un prelado es menos suceptible de ser gay,  cuanto más homófobo es, hay más probabilidad de que sea homosexual".

La Congregación para la doctrina de la Fe es un nido de eruditos con doble vida.

El periodista, él mismo homosexual, está lejos de censurar la sexualidad de los curas. Lo que condena es el secreto y la mentira. En el texto desenmascara a través de testimonios a los grandes cruzados contra la supuesta inmoralidad de los gays y destapa las verdaderas orientaciones de obispos y cardinales ultraconservadores. Algunos de ellos, acosadores de seminaristas. Otros, consumidores de prostitución masculina. Hay ciertos casos de parejas bien constituidas de sacerdotes con hombres a los que aman. Y unos pocos, que han salido del closet y abandonado la Iglesia. La que llama "policía de las almas", la Congregación para la Doctrina de la Fe, una suerte de moderna Inquisición, según descubrió Martel, un nido de eruditos religiosos con doble vida, que incluso buscan en los Santos Evangelios

 referencias entre líneas que legitiman la homosexualidad. También revela que el nuncio apostólico en épocas de dictadura, monseñor Pío Laghi, que solía jugar al tenis durante la dictadura con Emilio Massera, era gay. Según Martel, Laghi tenía muchas relaciones sexuales y recurría a taxi boys. "Ese no es el problema, es una opción que la iglesia tiene que reconocer. El problema es la mentira, y mi libro es una crítica a eso", advierte.


Martel fue católico hasta los 12 años, pero a pesar de que ya no conserva la fe, reconoce la importancia de la Iglesia como movimiento cultural. En un hotel de San Telmo, habla en un inglés veloz  y no tiene pelos en la lengua. "Mi objetivo fue escribir un buen libro, que le explique a la gente lo que no entiende", dice.

-¿Por qué hay dentro de la Iglesia un doble standard con respecto  a la homosexualidad?

-Es más que un doble standard, es esquizofrenia. El Papa Francisco señala con esas palabras, doble vida esquizofrénica, a algunos cardenales. Son homofóbicos porque son gays, y eso no es una contradicción, es una consecuencia. Quieren esconder su homosexualidad. Es preciso comprender esto para comprender el Vaticano.

- En lugar de simplemente esconder su homosexualidad, luchan abiertamente en contra de los derechos de los homosexuales...

-López Trujillo, el cardenal mexicano, enemigo de la homosexualidad, que decía que no había que usar condones, que no se podía tener sexo antes del matrimonio, era un gay con muchos amantes, que acosaba a seminaristas, que frecuentaba a prostitutos a los que golpeaba. Este tipo de esquizofrenia puede ser una excepción pero existe. López Trujillo era muy infuyente en épocas de  Juan Pablo II y Benedicto, que condenaban la homosexualidad duramente. La realidad es peor que la ficción.

El problema no es la homosexualidad, es la represión de la sexualidad.

- La homosexualidad, ¿tiene influencia en la política del Vaticano?

-La consecuencia en la política del Vaticano de la homosexualidad es descomunal. La homosexualidad es uno de los elementos clave para entender cómo funciona la Iglesia. Escándalos, doctrina, muchas cosas están ligadas a la homosexualidad. Pero el problema no es la homosexualidad, el problema es la represión de la sexualidad, es la sexualidad que se esconde. La mentira, la doble vida.

- ¿Hay alguna relación entre la homosexualidad y la pedofilia, como alguna gente cree?

- Quiero ser muy cauto con eso. No hay lazos entre la homosexualidad y los abusos, porque el abuso generalmente se da en las familias y las escuelas. Los perpetradores son heterosexuales y las víctimas, niñas o mujeres. Pero cuando se observa el abuso sexual dentro de la iglesia, 80 a 85 por ciento de los abusados son niños o hombres o seminaristas. ¿Por qué? Es una pregunta compleja. Pero el problema no es la homosexualidad, el problema es la represión. Los sacerdotes gays se odian a si mismos, les mienten a los demás pero también se mienten a si mismos. Son muy inmaduros. No entienden lo que es la sexualidad, la viven como en los años '40, '50, están atrasados 50 años. Y el elemento clave es el secreto, el encubrimiento, porque no están seguros de su sexualidad. Tienen miedo de los medios, del escándalo, de tener problemas legales con los sacerdotes de sus parroquia . Así que los protegen. Y no porque ellos lo sean, los protegen porque tienen temor a que se descubra su propia sexualidad. Hay chantaje también.

El Papa está en medio de una guerra civil, el Vaticano está en guerra.

- ¿Qué opinión tiene de Francisco?  

- Cuando vine por primera vez no me caía bien. Era peronista, un jesuita argentino, viejo. Un día era gay friendly, al día siguiente era antigay. Un día quería luchar contra el abuso sexual, al día siguiente protegía a los abusadores, incluso a los condenados.

-¿Y qué explicación hay para eso?

-Está en medio de una guerra civil. El Vaticano está en guerra. Por un lado hay prelados de extrema derecha, muy conservadores, como Héctor Aguer, que están obsesionados con la homosexualidad, que atacan al Papa. Hay muchos como él en otros países. El Papa está en medio de esta batalla. Así que a veces quiere defender a los gays y después cambia. Es política. También es típico de los jesuitas. Para ellos, las cosas son mitad mentira, mitad verdad. Por eso no me gustaba. Pero cuando uno comprende la lucha en la que está, uno desarrolla afecto por él. Porque es una víctima de esta confrontación. Y tengo que decir que no me gustaba el cardenal Bergoglio, pero me gusta más el papa Francisco. Cuando está con una persona gay individualmente, Francisco es muy amable, aunque haya tenido una postura dura contra el matrimonio igualitario.


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