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sábado, 7 de mayo de 2022

 



Alejandro Luzón, un fiscal conservador

Fiscal Jefe Anticorrupción que investiga los Casos de las Mascarillas de los hermanos Díaz Ayuso y los primos Martínez Almeida

LOS GENOVESES

 Viernes, 6 de mayo de 2022

Cuando Luis Medina Abascal, investigado en el Caso de las Mascarillas del Ayuntamiento de Madrid, manifestaba  a el periódico El Mundo que en “la fiscalía, ya sabes, son todos de izquierda” parecía dar a entender que estaba en malas manos. Y es probable que más de uno y de dos se creyeran a pie juntillas lo que este comisionista pilloen el argot de Feijóo, decía referido a los fiscales que investigan su participación en un presunta estafa agravada (arts. 248.1 y 250.1. 1.º, 2.º y 5.º y 2 CP), falsedad en documento mercantil (art. 392.1 en relación con 390.1 CP) y blanqueo de capitales (art. 301.1 CP).

Y así las cosas hemos creído conveniente que nuestros lectores tras la lectura de esta crónica saquen sus propias conclusiones sobre Alejandro Luzón Cánovas Luis RodríguezSol. El primero es desde 2017 Fiscal Jefe Anticorrupción y el segundo, desde noviembre 2021, Fiscal Anticorrupción asignado al caso.

Alejandro Luzón, un fiscal conservador con antecedentes familiares

De entrada, conviene contextualizar el entorno familiar y profesional en el que se ha movido este Fiscal Jefe. Dicen que es de pocas palabras, buen profesional y un poco soberbio.

Hijo del fiscal José María Luzón Cuesta (fallecido en 2020)  y hermano de otra fiscal, María Luzón Cánovas. En ese ambiente se formó el hoy fiscal jefe anticorrupción. Su trayectoria profesional está ligada desde 1985, coincidiendo con su creación, con la Fiscalía Especial contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada. Desde entonces le han precedido tres fiscales jefes:

1º. Carlos Jiménez Villarejo (1985-2003)

2º. Antonio Salinas Casado (2003-2016)

3º Manuel Moix Blázquez (2017-2017)

Sin entrar en detalles, el primero claramente era un fiscal progresista y en consecuencia fue cesado por el Gobierno de Aznar con Jesús Cardenal como Fiscal General del Estado. En el Consejo Fiscal del momento había una clara mayoría a favor que Villarejo continuara. Pero hete aquí que tanto Cardenal, muy próximo al Opus Dei, como José María Luzón, número 2 de la Fiscalía y padre de nuestro protagonista decidieron que no. Y así fue. Le sustituyó Antonio Salinas, un fiscal conservador, pero con una cualificada tendencia a sobrevivir a todos los gobiernos que se fueron tunando durante su dilatado mandato. Y en estas estábamos cuando decide dimitir. Por entonces gobernaba Rajoy y sin pensárselo dos veces decidieron sustituirle por Manuel Moix, probablemente uno de los fiscales más ultraconservadores de la carrera fiscal. El experimento duró apenas cuatro meses. Tras conocerse informaciones comprometedoras, contrastadas y contrastables, publicadas por el periodista Manolo Rico en Infolibre no le quedó otra que dimitir.

Y es aquí donde aparece en escena Alejandro Luzón. Estaba en el lugar y el momento adecuado. Era ministro de Justicia el pluriempleado Rafael Catalá que no dudó en apostar por su nombramiento. Sabía bien lo que hacía. Desde entonces han pasado más de cuatro años y en pocos meses toca decidir su renovación o su cese.

Mientras tanto, ejerce de Fiscal Jefe y como tal es conocedor de los múltiples casos de corrupción que merodean por Génova 13 y sus aledaños. Los casos GürtelPúnica Lezo le son familiares. Y le son mucho más dos casos de plena actualidad. 

El primero es el que afecta a los fratelli Díaz Ayuso. Sin pensárselo dos veces firmó un decreto haciéndose cargo personalmente del caso. “De conformidad con lo expuesto y a la vista de que los hechos denunciados pudieran llegar a ser constitutivos de delitos que resultan de la competencia de esta Fiscalía Especial y apreciando en los hechos una especial trascendencia, ACUERDO la incoaciónTan personalmente lo está llevando que se ha encontrado de frente con un imprevisto: la Fiscalía Europea y más en concreto con Concepción Sabadell, antigua subordinada suya.

El conflicto de competencias entre Luzón y la Fiscalía Europea, por más que se empeñe el primero, ha puesto al descubierto su estrategia que no es otra que el archivo de las Diligencias. Mucho nos equivocaríamos si no está ya tomada la decisión. 

El segundo caso es el que afecta a los primos Martínez Almeida. Aquí Luzón ha jugado la carta de designar a un fiscal de su plena confianza personal, profesional y de cualquier otra índole. Nada es casual. En 1985, en el mismo BOE que se publicaba el nombramiento de Luzón como fiscal anticorrupción, aparecía el de Luis Rodríguez Sol. La razón era su designación como abogado fiscal de la Fiscalía Anticorrupción

Desde entonces han trabajado juntos varios años hasta que otros nombramientos les han separado durante una buena temporada. Tras su vuelta de Italia como juez de enlace, en sustitución de García Castellón y bajo el nombramiento del ministro Catalá, el caso de las mascarillas les ha vuelto a juntar. Y una vez más en estas estamos.

De momento y a la espera de las nuevas diligencias que vaya adoptando el juez Carretero, la Fiscalía parece tener claro que en este caso ni ha habido malversación de fondos públicos ni trafico de influencias. La declaración en su día de Elena Collado le ha debido aclarar las dudas que el Sepblac pudiera tener en su informe de julio del 2020. Sea como fuera, el partido no ha hecho nada más que comenzar. Seguiremos, por tanto, informando.


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