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jueves, 27 de febrero de 2025

 




Queda claro, clarísimo, diáfano, cristalino, proverbialmente evidente, que ninguno de los miles de dioses, o religiones habidas, o existentes a día de hoy, tienen la más minima capacidad para curar absolutamente a nadie, de absolutamente nada, ni siquiera a los más enchufaos, como el caso palmario del papa.

Definitivamente el marketing de la iglesia es, además de ser el marketing más longevo conocido (unos 17 siglos), es potentísimo, extraordinario, sublime, sobresaliente, macanudo, inmejorable,..., ya que a pesar de las evidencias tan aplastantes que todos vemos (el que no las ve es porque no las quiere ver) aún consigue seguir embaucando a millones de incautos en sus propias narices, sin tapujos, sin drogas, sin hipnotismo,..., simplemente, desde muy pequeños, se capta a los niños y se le implanta el "chip figurado" de la religión, la que sea, robándole de por vida la voluntad de poner en duda esas creencias implantadas (algo parecido a la lengua materna, a los gestos familiares, a los gustos cotidianos,...) obviamente con la colaboración de abuelos, padres, familiares y, sobre todo, de la educación omnipresente y omnipotente de la iglesia en el día a día educativo y social.

No conozco a nadie que se haya podido desligar de su lengua materna, aunque quiera, pues con una mente apropiada por la iglesia, desde que naces, tampoco se puede desencadenar y obviar fácilmente...

Publicación de El Inquieto

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