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sábado, 31 de mayo de 2025

 




Spanish Revolution


Última hora | El juez Peinado se confundió entre dos empresas y renuncia a investigar el rescate de Air Europa (y lo reconoce)

La historia de esta instrucción ya parece escrita por Azcona y dirigida por Berlanga. Pero no, es real, tiene toga y se paga con dinero público. El juez Juan Carlos Peinado, conocido por investigar a Begoña Gómez —la mujer del presidente del Gobierno— ha reconocido que se confundió. No con una fecha. No con un dato. No con una interpretación. Se confundió de empresa.

Así, sin despeinarse, ha tenido que admitir que el informe que pidió a la Intervención General del Estado no era sobre Globalia, la matriz de Air Europa, sino sobre Innova Next, una firma del empresario Barrabés. ¿La consecuencia? Renuncia a seguir con la parte del caso que implicaba el rescate de 475 millones a la aerolínea. Una de las patas principales de la querella. A la basura.

No es una anécdota. Es una metáfora del estado de la justicia-espectáculo. Durante semanas, medios afines al “sanchismo es corrupción” han cebado esta supuesta relación turbia con Globalia como si se tratase del Watergate aéreo. Aunque los propios informes de la UCO ya habían dicho que no había constancia de ningún vínculo relevante, el relato ya estaba lanzado, la mancha ya estaba impresa.

Y ahora el mismo juez que apuntaba tan alto como para pedir registros, datos telefónicos y oficios varios, dice que se confundió. Que no era esa empresa. Que lo borren todo. Que fue un malentendido. Y, por supuesto, que eso no significa que estuviera investigando nada: que pedir informes no es investigar. Que no había interrogado a nadie. Que no se le saque de contexto.

Pero el contexto está claro. Estamos ante un caso construido desde la sospecha, amplificado por la caverna mediática, y con un objetivo político nítido: erosionar al Gobierno a través de la figura de su esposa. Porque si no se puede derribar a Pedro Sánchez por las urnas, habrá que intentarlo por los tribunales. Aunque haya que improvisar acusaciones sobre la marcha, o confundir compañías en los autos.

Lo escandaloso no es que un juez se equivoque. Lo escandaloso es que este tipo de errores no tengan consecuencias cuando se dirigen contra una mujer, una figura pública, y por extensión, un Ejecutivo entero. Porque si esto le pasa a cualquiera, se archiva en silencio. Pero si le pasa a Begoña Gómez, se convierte en causa general.

Peinado ha decidido recular. Pero el daño ya está hecho. Y no solo a Begoña Gómez. También a la credibilidad de una justicia que cada vez cuesta más distinguir de una campaña electoral.


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