
DOBLES RASEROS EN SERIE: DE LA UNIVERSIDAD FANTASMA AL SALARIO PÚBLICO SIN MÉRITO
Noelia Núñez, joven diputada del Partido Popular, ha dimitido tras confesar que no tiene el doble grado en Derecho y Ciencias Jurídicas que figuraba en su ficha del Congreso. Lo que no ha confesado es cómo una persona sin estudios superiores completos ha accedido a puestos de máxima responsabilidad pública. Pero eso no es un error administrativo. Es un modelo político.
El PP necesitaba un gesto. La tormenta de mentiras sobre su currículum amenazaba con erosionar aún más su ya precaria credibilidad entre las y los jóvenes, a quienes Núñez aseguraba representar desde su cuenta de Instagram. La que presumía de catorce tatuajes y de “plantar cara a puteros y corruptos”, ha terminado siendo símbolo del postureo reaccionario: mucho tuit, poca verdad y ninguna consecuencia hasta que la prensa y la oposición la empujan al abismo.
La dimisión se vendió como ejemplo de ética. Pero el relato no aguanta más de dos líneas. Núñez falseó su trayectoria académica. Afirmó haber terminado unos estudios que nunca finalizó. Apareció como “profesora” en vídeos de una universidad cuyos títulos solo son válidos en Guatemala. Todo mientras cobraba del erario como diputada nacional, y mientras Ayuso y el PP de Madrid defendían que criticarla por mentir era “machismo”.
El machismo no está en señalar la mentira, sino en premiarla si viene envuelta en obediencia partidista.
La ficción curricular no es un caso aislado. Es un síntoma. Como lo fue el máster falso de Cifuentes o el "curso de liderazgo" de Pablo Casado. El PP ha hecho del engaño formativo una pasarela hacia el poder. Lo importante no es saber, sino saber a quién servir.
MAZÓN, 268 DÍAS DESPUÉS DE LA TRAGEDIA, SIGUE COBRANDO COMO PRESIDENTE
Mientras Feijóo saca pecho de “ejemplaridad” por una dimisión inevitable, mantiene como presidente de la Generalitat Valenciana a Carlos Mazón. Un cargo que ocupa desde hace 268 días tras la DANA que arrasó el sur valenciano y dejó 228 víctimas, más de 200 de ellas en la provincia de València.
Mazón no ha asumido responsabilidad política alguna. Ni una dimisión. Ni una comisión de investigación. Ni una disculpa.
Todo lo contrario: la tragedia ha servido de alfombra roja para la adjudicación exprés de obras públicas por la vía de emergencia. Contratos millonarios sin transparencia, con presencia de representantes de la patronal en los actos institucionales del PP valenciano, como recuerda el propio artículo de Iñigo Sáenz de Ugarte. Negocios construidos sobre el lodo de una catástrofe humana, el capitalismo del desastre convertido en programa de gobierno.
Y mientras Núñez es sacrificada por un escándalo menor en términos económicos, Mazón empieza a preparar su pensión de expresidente: 94.000 euros anuales durante dos años, pagados también con dinero público. Ni un día de castigo por el abandono institucional de las víctimas de la DANA.
Feijóo lo sabe, y calla. Porque el verdadero baremo de ejemplaridad en el PP no es la verdad ni la decencia. Es la utilidad política. Noelia Núñez ya no suma, así que se va. Mazón sigue adjudicando obras y garantizando poder territorial. Por eso aguanta.
El problema no es un currículum. El problema es un sistema.
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