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jueves, 3 de julio de 2025

 




Félix Samaniego Matos


El Papa León XIV y su salario: ¿un pastor humilde o un monarca opulento?

Robert Francis Prevost, ahora conocido como León XIV, ocupa desde el 8 de mayo de 2025 “el trono de San Pedro”, convertido en el primer papa estadounidense y el primer agustino en dirigir la Iglesia católica en siglos. Tiene ya más de mes y medio de ocupar ese alto cargo.

Pero, ¿sabías tú que los papas gozan de un —nada modesto— salario? Según informes de Fortune, Economic Times, y declaraciones analizadas por el profesor Daniel Rober (de la Sacred Heart University), este nuevo pontífice tiene asignado un salario mensual de 30.000 euros —unos 35.160 dólares, equivalentes a 421.920 dólares al año. Pero esto aparte de otros regios beneficios: el uso exclusivo del Palacio Apostólico, el papamóvil, una flota de vehículos, atención médica gratuita y permanente en el sistema de salud vaticano, seguridad personal a cargo de la Guardia Suiza y un vestuario litúrgico personalizado.

Y en caso de retiro, se prevé para él una pensión vitalicia de 2.500 euros (2.930 dólares) mensuales, además de seguir disfrutando del Palacio y de la cobertura total de sus necesidades. Todo esto financiado, por supuesto, con recursos del propio Vaticano, cuyo inmenso patrimonio proviene en gran parte de donaciones de fieles alrededor del mundo.

Pero el contraste entre esta realidad material, y el mensaje fundacional del cristianismo no podría ser más irónico —o descarado. Jesús, en palabras recogidas en Lucas 6:20, claramente proclamó: “Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.”

Y se supone que el papa, como “vicario de Cristo”, debería ser el ejemplo viviente de esas enseñanzas. ¿En qué parte del evangelio puede encontrarse justificación para que un “representante de Dios en la Tierra”, sin familia que mantener, y que ya tiene todas sus necesidades vitales cubiertas —vivienda, alimentación, vestimenta, transporte, atención médica— necesite 30.000 euros al mes? ¿Para qué necesita tanto dinero un papa?

Esa es una pregunta embarazosa que demasiados católicos prefieren no plantearse. Mientras millones de seres humanos con cáncer o insuficiencia renal agonizan sin poder pagar medicamentos ni su atención médica, o mientras niños en Yemen, Somalia, Afganistán, o incluso en los barrios pobres de América Latina y África no prueban bocado durante días, el líder máximo de una institución que predica la caridad y la compasión acumula un sueldo astronómico que —si se destinara directamente a estos casos— podría salvar literalmente muchas de vidas.

¿En eso consiste la justicia y benevolencia de ese “Dios” en cuyo nombre operan? ¿Así se representa el amor preferencial por los pobres que supuestamente proclamó Jesús?

En el caso del papa Francisco, antecesor inmediato de León XIV, se dice que rechazó su salario, y solicitó que los fondos fueran destinados a obras de caridad. Suena loable. Pero cabe preguntarse:

- ¿Qué obras de caridad concretas se financiaron con ese dinero?

- ¿A cuántos pacientes oncológicos se proveyó de quimioterapia?

- ¿Cuántos programas de alimentación se reforzaron?

El Vaticano nunca ha publicado un informe detallado, con nombres de proyectos, países beneficiados o cifras desglosadas. Y dado el bien documentado aparato de corrupción y clientelismo en la Curia Romana, no es descabellado sospechar que buena parte de esos recursos terminara en el bolsillo de cardenales, obispos o “amigos de la casa”. Bueno, si se confirma que Francisco realmente los donó.

Como ya sabemos, la Iglesia católica suele hablar de humildad, de pobreza, de amor a los necesitados. Pero su cúpula vive rodeada de lujos sutiles o abiertos. Se trata de una institución donde la doble moral está institucionalizada. Un papa que cobra 30.000 euros al mes —sin ninguna carga familiar ni gastos personales que pagar— representa la antítesis de ese tradicional mensaje cristiano. ¿Dónde está el “Cristo” que montaba un asno para entrar en Jerusalén, que predicaba la pobreza y atacaba fuertemente a los ricos?

¿Dónde está el “Cristo” que decía: “¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre.” (Lucas 6:24-25)

O el “Cristo” que decía: “anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.” (Marcos 10:21)

Desde una perspectiva laica y racional, lo que se observa aquí no es otra cosa que una actitud hipócrita y descarada: el funcionamiento de una monarquía absolutista disfrazada de institución espiritual, sostenida por la fe ciega de millones que no cuestionan a dónde van sus limosnas.

Así que la próxima vez que veas a un pontífice besar a un niño o hablar de justicia social, pregúntate: ¿Por qué no renuncia completamente a ese salario y exige que cada euro se destine a salvar vidas humanas? Es más, ¿por qué no pone en venta todos los bienes del Vaticano y los reparte entre los pobres como exigía Jesús como un requisito para seguirlo? Pero sobre todo, ¿por qué los fieles continúan tolerando este gigantesco y grotesco contrasentido moral, y peor aún, sin exigir cuentas claras?

[Godless Freeman]

Referencias:

https://www.infobae.com/.../cuales-son-el-salario-y-los.../

https://www.instagram.com/p/DLVFbpfs435/


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