Fernando Díaz Gutierrez
Nos cuentan que el final de la dictadura llegó gracias a monarcas, valientes estadistas (hombres) e históricas conversaciones en elegantes moquetas. Eso nos cuenta la historia oficial de la transición...
Hace apenas unas décadas, nuestra tierra era un hervidero de huelgas y movilizaciones. La gente trabajadora de las guaguas, del tabaco y del sector del frío convocaron paros para arrancar mejoras laborales. Era diciembre de 1977 y el poderoso movimiento estudiantil de la época no dudó en sumarse a las protestas. La solidaridad era sentido común.
Javier Fernández Quesada, estudiante de 2º de Biología en la Universidad de La Laguna, se unió a la manifestación en el campus central.
El régimen decidió acabar con las protestas de la única forma que sabía. La guardia civil disparó a matar contra los estudiantes. Javier murió en el acto. Tenía 22 años. Franco llevaba dos años muerto, su sangrienta dictadura no.
El gobernador civil en ese momento era Luis Mardones Sevilla, ni él ni los guardias civiles a sus órdenes fueron condenados jamás ni admitieron responsabilidad alguna en los hechos. Muy al contrario, continuó su carrera política siendo diputado en el Congreso por Coalición Canaria hasta 2008.
El pasado no es tan lejano como nos cuentan, ¿verdad?.
Nuestros derechos y libertades (esos que ahora algunos nos quieren arrebatar) se los debemos a muchas mujeres y hombres como él. No podemos permitir que borren su memoria, porque su historia no es individual, es la de todo un pueblo.
Gracias por luchar Javier, Canarias no te olvida.
#Memoria #Dignidad #Derechos #Canarias #ProhibidoOlvidar
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