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jueves, 25 de diciembre de 2025

 



Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita.

Se dice que la Justicia en España es lenta y en verdad debe ser así, aunque en realidad puede ser rápida como el rayo. Cuando la Seguridad Social me negó mi pensión injustamente y yo recurrí aquella decisión, el juicio tardó un año y más de medio en tener lugar; y mientras tanto mi mujer y yo tuvimos que sobrevivir con los 230 euros que yo recibía de Alemania, con nuestros ahorros y, sobre todo, con la ayuda de la familia. Y yo conozco casos de que los juicios han tardado más de dos años.

Y si para los simples mortales tardan tanto tiempo, para los corruptos y corruptores ya ni te cuento (fijaros en el juicio a Pujol) .

Pareciera que los juzgados esperan que fallezcan los encausados y así quedar libres de polvo y paja.

Aunque cuando a esos mismos jueces les interesa que las causas vayan rápidas, ¡vamos si van deprisa!, y si alguien lo duda, no tenéis nada más que repasar la revisión de juicios de los violadores o pederastas, que en dos meses desde que entró en funcionamiento la Ley del solo sí es sí, ya empezaron a mandar a casa a los reos. O algo más cercano aún: el Constitucional no tardó ni un suspiro en organizar un pleno, no, uno no, fueron dos plenos, para ordenar que no se discutiera y votase en el Senado una Ley que al Partido Popular no le interesaba que se aprobara. Y si no, fijaros lo rápido que va el juez Peinado, el juez del caso de la mujer del presidente del Gobierno. O fijaros lo rápido que se han cargado al Fiscal General.

Y que me decís del comportamiento de nuestros tribunales con el Campechano, que ya lo han limpiado de cualquier cargo en su contra. ¿Qué más da que haya recibido comisiones o donaciones irregulares? ¿Qué más da que no haya devuelto ni un euro de los más de 2.000 millones que calculaba el Neu York Times que tenía? Nadie le ha preguntado por esa pasta gansa que esconde en algún sitio, pero tampoco ningún político, ni ningún juez, ha dicho que el Campechano no tuviera ese dinero.

Igualmente pasa con los casos abiertos desde hace lustros contra los políticos corruptos, o contra los corruptores que los corrompieron. Ni mucho menos se les pregunta por la millonada que han robado de las arcas públicas. Y para colmo de los colmos es leer o escuchar en los medios de comunicación, por ejemplo, que un tal Bárcenas, que acumula un total de 31 años de cárcel, ya esté prácticamente fuera de la cárcel, habiendo cumplido solamente 6 años (y por supuesto, sin haber devuelto un duro). Y no está solo, Urdangarin, Rato, Zaplana, y un larguísimo número de casos, o ya están fuera o ni tan siquiera han entrado o entrarán en prisión.

Ya lo dice el dicho: “Santa Rita, Rita, Rita…”

Así da gusto hacer discursos desde el Palacio Real.

Vicente Ballester Gil.


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