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jueves, 17 de febrero de 2022

 

El nuevo obispo de Orihuela-Alicante dice que la pederastia en la Iglesia ocurre al "colarse" curas homosexuales

José Ignacio Munilla, que da la receta para "prevenir" la

 homosexualidad, afirma que los gais son más promiscuos

 e incapaces de controlar sus impulsos, y que por eso la

 Iglesia les niega el sacerdocio

Informacion

G.C

9-12-21





El nuevo obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, que tomará posesión del cargo el próximo 22 de febrero, cree que la homosexualidad se puede "prevenir". En el turno de preguntas que siguió a una charla que impartió hace unos tres años sobre este tema, el prelado de San Sebastián se atrevió incluso a dar unas "pautas de prevención".



Según explica Munilla textualmente: "no es difícil deducir un poco, por sentido común, según los psicólogos te dicen, ¿no? de cuáles han sido los problemas psicopedagógicos que han llegado a formar la homosexualidad o esa tendencia desviada, y darles la vuelta, como darle la vuelta a un calcetín, y precisamente, pues hacer un tipo de relación psicológica en el seno de la familia que dé la vuelta a ese tipo de situación insana que fue la que la creó".

"A los problemas psicopedagógicos que han llegado a formar la homosexualidad o esa tendencia desviada se les puede dar la vuelta como a un calcetín"

El obispo ahonda más en sus argumentos: "las pautas que creo que se deben dar en el seno de una familia para que esa tendencia homosexual no se pueda llegar a producir son una relación padre-hijo o madre-hija, iba a decir yo, muy directa y muy de complicidad entre ellos dos. El hecho, por ejemplo, de que en una familia el padre, por el hecho de ser padre, tenga una relación especial, no digo discriminatoria de que este es mi favorito, porque siempre existe el riesgo de una relación preferencial discriminatoria. No, no voy por ahí. Pero el hecho de que un padre tenga un tipo de relación diferenciada con un hijo por el hecho de ser hijo y es varón, y tenga con él un nivel de comunicación y de complicidad... Digo complicidad, que es una palabra muy ambigua, pero bueno. Un nivel de relación muy estrecha y directa entre varón y varón, o entre mujer y mujer, eso es muy sano".



También considera muy sano Munilla evitar "ciertos apegos afectivos excesivos, del chico con la madre o de la chica con el padre. A veces, cuando uno está buscando una relación afectiva que le compense del disgusto del otro, es que es insano. Eso busca un tipo de relaciones que al final... Cuando uno huye de una situación, no sabe qué tipo de trastorno le está generando. Los problemas hay que afrontarlos, no se escapa de ellos, porque emocionalmente se van creando una serie de conmociones interiores que luego ni se sabe cómo se van a somatizar".

"Hay que evitar ciertos apegos afectivos excesivos, del chico con la madre o de la chica con el padre"


El sacerdote continúa diciendo que "lo último que puede pasar en un matrimonio es que uno intente compensar en los hijos los problemas entre marido y mujer. Buscar al hijo como confidente al que expresarle la angustia es lo último que se puede hacer. A veces afectivamente se está buscando en un hijo unas compensaciones que llegan a pedirle a un niño, pues un tipo de identificación incorrecta. Jamás se deberían transmitir a un hijo los problemas que existen en el matrimonio. Esa sería una buena pauta pedagógica preventiva".

De este modo, Munilla resume sus tres claves para la "prevención" de la homosexualidad: "una relación directa y especial entre padre-hijo y madre-hija; prevenir frente a una especie de relación excesivamente cariñosa o posesiva compensatoria de la otra; y que el matrimonio tenga mucho cuidado de no pretender que el hijo sea un colchón afectivo del problema que tengo con mi marido o mi mujer".



Los casos de pederastia en la Iglesia

 fueron porque "se colaron" curas

 homosexuales

Contestando a otra pregunta tras la charla, el cura afirma que la homosexualidad "puede ser causa de nulidad matrimonial", pero expresa matices: "Puede ser que una persona haya tenido una tendencia homosexual, se haya tratado de ella con un éxito de terapia bueno, y esa persona se lo ha comunicado a su pareja". En ese caso no sería motivo, pero sí "ocultar un dato tan importante como que yo tuve una tendencia homosexual y tuve una terapia de ella, eso debe ser comunicado en una relación de un noviazgo bien llevado. Y con esas premisas, eso permite un matrimonio perfectamente válido ante los ojos de la Iglesia y de la sociedad civil y no puede ser anulado por ello".

"La homosexualidad es causa de nulidad matrimonial si se oculta a la pareja, pero no si se comunica y se trata"

Otro tema distinto, añade Munilla, es que "una tendencia homosexual no haya sido sanada, incluso igual no ha habido ni una terapia para sanarla, o que ha sido ocultada dentro de la pareja, que suele ser lo más frecuente en estos casos, y evidentemente es un motivo de nulidad matrimonial porque no hay una consciencia por parte de la persona que se ha casado con ella de con quién me he casado, ni hay tampoco una libertad suficiente para poder vivir y mantener las exigencias de unión complementaria que exige un matrimonio".



Aunque no lo preguntó la persona que le formuló la consulta, el obispo añade una cosa más: "la tendencia homosexual es una causa que impide que una persona pueda acceder al sacerdocio, aunque sienta que tiene vocación". Abunda Munilla: "tener vocación no es únicamente lo que uno siente sino el discernimiento que la Iglesia hace sobre sobre esos supuestos sentimientos de vocación. Porque la Iglesia considera imprudente que una persona con tendencia homosexual, aunque él quiera vivir en castidad, sea sacerdote. En teoría sería posible, ¿verdad? Sería posible, pero corre unos riesgos que la Iglesia estima que es más oportuno no permitir. Primero, que va a ir a un seminario, con más chicos, empezando por ahí; segundo porque no sé qué, ¿sabes? Es decir, que hay una serie de riesgos. ¿Y tenía vocación? No, no tenía vocación y la prueba es que la Iglesia, discerniendo la llamada de Dios, ha dicho 'es más prudente que no accedas'".

"La tendencia homosexual es una causa que impide que una persona pueda acceder al sacerdocio, aunque sienta que tiene vocación"



El obispo más allá: "el gran disgusto que hemos tenido todos los católicos por lo que ha ocurrido en Estados Unidos con todo ese follón de los sacerdotes pederastas que han abusado de niños, no recientemente, pero de todos estos casos que han estado saliendo y eran de los años 60, 70, 80 etcétera, una cosa que no se está diciendo es la siguiente: de esos casos tan terribles que hemos sufrido al enterarnos, no sé si la gente ha caído en la cuenta de un pequeño detalle, y es que esos habían abusado de niños, no de niñas, o de jóvenes masculinos, no de jóvenes femeninas. Es decir, que estamos hablando de que se habían colado en la Iglesia católica candidatos con tendencia homosexual, que según la Iglesia no debían de haber sido aceptados. Y precisamente ahora uno entiende por qué la Iglesia, en su prudencia, entiende que a una persona con tendencia homosexual no se le debe aceptar al sacerdocio. Esos sacerdotes que teóricamente pasaron por el seminario sin que nadie supiese que tenían tendencia homosexual, finalmente se ordenaron y ese riesgo latente, que estaba ahí, se manifestó y fíjate tú de qué forma: que no abusaron de chicas, ¿eh? No, abusaron de chicos. Lo cual también pone por encima de la mesa eso de que la persona con tendencia homosexual tiene mucha mayor tendencia a la promiscuidad que la persona heterosexual. Mucha mayor tendencia a la promiscuidad", recalca el prelado.

"La persona con tendencia homosexual tiene mucha mayor tendencia a la promiscuidad que la persona heterosexual"

"El tanto por ciento de inestabilidad en parejas homosexuales es muy superior que en parejas heterosexuales", remata, para luego hacer hincapié en que la unión heterosexual "es complementaria y la homosexual no lo es. Es mucho más difícil que una persona con tendencia homosexual viva su castidad. Para él es un esfuerzo mucho más heroico que para una persona heterosexual". Así, Munilla se felicita por la "coherencia" de la Iglesia al "mantener su norma" de solamente aceptar a "candidatos evidentemente sin esa neurosis homosexual". Porque, de lo contrario, apostilla "estamos añadiendo una dificultad muy grande a la vivencia de la castidad que, traducido al celibato, pues no veas tú lo que pasa ahí".



El obispo electo de Orihuela-Alicante se refirió al caso de José Mantero, quien protagonizó en el año 2002 la portada de la revista 'Zero' anunciando que era homosexual: "Salir del armario, salir del armario... Al famoso Mantero hay que decirle: oiga, le recuerdo a usted que si habla tanto de equiparación absoluta entre homosexuales y heterosexuales, ¿por qué no ha vivido el celibato? ¿O es que el ser homosexual a usted le dispensa el celibato? Me está demostrando la incapacidad que tiene, por su tendencia homosexual, de ser dueño de sus impulsos. Luego esa especie de reivindicación del cura que sale del armario y no sé qué historias, me está demostrando que es incapaz de mantener el compromiso que libre y voluntariamente adquirió del celibato. Porque tiene una neurosis de un impulso sexual no libre sino de alguna manera totalmente desequilibrado que le hace incapaz de vivir el celibato. ¿Ve como no es igual? Si hubiese salido del armario diciendo 'soy homosexual pero vivo perfectamente la castidad y el celibato', bueno, hubiese hecho una aportación al colectivo gay, pero si sale del armario diciendo que ha tenido relaciones homosexuales con todo pichichi nos ha demostrado que lo pensamos de usted era cierto, ¿me entiende? Es así, y es que hay que decir eso".



Cabe destacar que José Mantero falleció en agosto de 2018, unos días antes de la publicación del vídeo en el que Munilla se refiere a su caso.

"La Iglesia es coherente al mantener su norma de aceptar a candidatos sin esa neurosis homosexual"

En la misma charla, Munilla afea a los Testigos de Jehová su postura contraria a los homosexuales, tras recordar que le llegaron a reprochar que había algunos que entraban en su iglesia. "Lo primero es que por mí que vinieran todos", dice, porque les dispensa "la acogida preferencial y cariñosa" que merece "quien tiene un problema".

"Tenemos una obligación especial de arropamiento a esas personas sabiendo, además, el peligro que van a tener de una serie de colectivos gais a su alrededor. Si no encuentran una respuesta cariñosa y respetuosa por parte de un cristiano van a ser esos colectivos gais los que les capten en su entorno y le van a deformar los criterios y, de alguna manera, le van a consolidar esa tendencia homosexual. Le van a condenar a que sea esclavo de ellos".



Sobre los colectivos gais a los que alude, señala que son "tremendos en su capacidad de presión" y "tienden al gueto siempre, eso es algo patente y evidente". "Allí en San Sebastián está la zona de los pubs de los gais. ¿Y eso por qué, por qué eso es así? A nosotros no se nos ocurre decir: 'este pub es heterosexual', ¿verdad? El gay tiene una tendencia al gueto muy manifiesta, y es que es un ambiente que se retroalimenta e impide salir de él. Por eso es importante ayudar a esa persona a salir de ahí y a que se integre en algún grupo de movimiento apostólico donde tenga la opción de oxigenarse y que no sea siempre más de lo mismo, más de lo mismo. También el colectivo gay se alimenta de un victimismo, estar siempre quejándose de que no me comprenden, y hay que sacarles de ese ambiente".


"Los colectivos gais tienden al gueto siempre y se alimentan del victimismo"

La "solución" de Munilla es "ofertarle escucha, ambientes alternativos y hacerle ver que comprendemos ese sufrimiento, y que acepte que se trata su neurosis, palabra que asusta un poco pero no es nada. Yo usaría la palabra contradicción. Habría que decirle que hay posibilidades de esperanza en esa contradicción. Y mientras tanto, tú como yo, tenemos que luchar por la castidad cristiana. Porque a mí también me cuesta la castidad, aunque no tenga tendencia homosexual, ¿eh? Y lucho por ella. Y tú lo mismo. Porque es que parece aquí que la tendencia homosexual es carta verde en materia de... ¿sabes? No sé por qué. Aquí qué pasa, ¿que hay dispensa o qué? ¿Hay dispensa del sexto mandamiento para el homosexual? ¿Eso desde cuándo?".

En resumen, la fórmula del cura vasco es presentar al homosexual a "un Jesús que acoge, que escucha y que sana. Y que esas contradicciones que tenemos Jesús nos las sanará, con paciencia, entendiendo que eso es una batalla a largo plazo. Esas tendencias no desaparecen así por las buenas. Jesús acoge, abraza y sana".

Munilla anima incluso a acompañar a los homosexuales a un psicólogo: "Yo hasta le acompañaría y le haría de introductor adonde alguien que le pueda ayudar. Eso es importante y no hay que olvidar que en un tanto por ciento muy alto de los casos la homosexualidad ha tenido origen en un contexto de pecados concatenados contra la pureza".

"Que a un niño de cuatro años le enseñen a jugar con muñecas no le ayuda a una aceptación y configuración de su propia sexualidad"

En este punto, en clara contradicción con otra de las tesis expresadas por él mismo al inicio de la charla, asegura que "no es por un problema psicológico de la pubertad o de la adolescencia, no, no, sino que en esa espiral de pornografía e impureza, pues la homosexualidad es un pasito más en esa espiral de sensaciones fuertes que a veces se están buscando".



Para acabar la charla, tras alguna cita bíblica, Munilla dijo: "La sexualidad no es solo una esfera biológica, sino que es espiritual y por lo tanto, pretender que la igualdad de dignidad entre el hombre y la mujer se convierta en un igualitarismo como si no tuviesen desde el punto de vista psicológico una diferenciación, que es la que por cierto permite la complementariedad, se puede llegar a hacer daño en la psicología de los niños. Porque eso que he dicho yo antes de esa complicidad del padre con el hijo de que va un domingo y le lleva al monte y le enseña a no sé qué; esa complicidad es bastante incompatible con que a un niño de cuatro años le enseñen a jugar con muñecas, macho, ¿eh? Es quizás no ayudarle a una aceptación y configuración de su propia sexualidad".

"Pretender que la igualdad de dignidad entre el hombre y la mujer se convierta en un igualitarismo como si no tuviesen desde el punto de vista psicológico una diferenciación puede llegar a hacer daño en la psicología de los niños"

"Se está haciendo daño pero aquí todo el mundo calla. Estas leyes de parejas de hecho, etcétera, etcétera, que se están llevando a efecto están siendo posibles por el hecho de que hay mucho, mucho católico cobarde", sostiene Munilla, quien pone como ejemplo la denuncia que el Gobierno vasco hizo de un libro de religión que propugnaba las terapias para curar la homosexualidad. Un libro, asegura, que es "conforme a la doctrina católica". "¿La Iglesia católica va a ser denunciada entonces por su doctrina? Es que es ya el colmo, vamos".



https://youtu.be/q4jRmJyUQdE





martes, 15 de febrero de 2022

 


La foto está tomada en Platja d’Aro, en Girona, y se ve el mensaje que una conductora ha escrito en la parte trasera de su propio coche.

Aunque te pegues a mí no llegarás antes. ¡Cuidadín! Que freno. Estoy muy loca”, se lee en grandes letras.

Más abajo, más pequeño ha escrito: “Si me lees es que estás muy cerca”.


Libro recomendado

 


Estampas callejeras

 


 Foto: Luis Viadel


Estampas rurales

 


 

 



 

Franco y la cruz laureada de San Fernando (12/17): No se le hizo ninguna radiografía

InfoLibre

Ángel Viñas

29 de diciembre de 2021




Como a Dukali no le importaría mucho decir la verdad y tal vez ignorase los arcanos del procedimiento incoado, así como las amistades y los odios de los jefes y oficiales de Regulares, los manejos a que se entregaran y demás miserias de la vida en campaña, debemos pensar —salvo Evidencia Primaria Relevante de Época (EPRE) en contrario que nadie ha aportado— que fue cierto que Franco fue el primero en caer heridoPermaneció yacente en el lugar de la acción unos diez minutos. Cuando fue a recogerlo Dukali el enemigo que había disparado a Franco lo hizo contra el soldado de Regulares dos veces. Confrontado con este nuevo peligroDukali no pudo hacerse cargo inmediatamente de su superiorPrimero liquidó al moro. Cuando lo logró se llevó a hombros al capitán. Franco no perdió el conocimiento en aquel momento, pero Dukali afirmó tajantemente que no estaba en condiciones de mandar y que era imposible que tuviese energías para ello. Dar órdenes cargado a la espalda de un soldadito de Regulares hubiera sido una proeza si no podía hablar. Olvidemos, pues, al Franco heroico que condujo a sus hombres hacia la victoria en la acción exhibiendo su coraje como quien exhibe la indestructible coraza de un oficial ESPAÑOL llamado a los más altos destinos.

Tampoco tuvo Franco ocasión, en el cuarto de hora que medió entre el comienzo del ataque de su compañía y la herida, de realizar acto alguno que mereciera el calificativo de siquiera distinguido. Las bajas que hubo se produjeron después de quedar fuera de combate. Naturalmente, Dukali no tenía que albergar las mismas prevenciones que los españoles, médicos y no médicos, uniformados. Por eso su testimonio fue vital.  

PREGUNTA A LOS HISTORIADORES QUE NO CREEN EN LA EPRE PERO QUE SE COPIAN ENTRE SÍ: ¿Qué pasó con las “pelas”? ¿Quién fue el oficial que recibió en sus manos la cartera, quizá ensangrentada, con los billetes para pagar a la tropa? Dado que todas las informaciones fidedignas y plasmadas en papel del bueno de la época no mencionan un incidente de por sí inverosímil, todo indica que Franco MINTIÓ a Arrarás como un bellaco. Y, como quizá aprecien muchos lectores, se empieza mintiendo en las cosas pequeñas, con lo cual se crea una costumbre que termina afectando a las grandes. Aquí, sin embargo, debemos saludar de nuevo con el dedo meñique el singular “coraje” del profesor Ricardo de la Cierva al indicar que, bueno, ya se sabe, Franco las “pelas” las entregó en el hospital de sangre a un subordinado para que sus soldados no se quedaran sin cobrar. Extraño es que en sus deposiciones el Dr. Blasco Salas no lo mencionara, porque convendrá el lector que participar en una cruenta refriega con una fortuna en el bolsillo no es cosa que hubiese hecho todo el mundo, salvo —claro está— los protegidos por alguna instancia superior.

Volviendo al tema de la Laureada, en mayo de 1918es decir, casi dos años después de que el capitán Lías Pequeño propusiera a Franco para tal distinción, a pesar del escaso valor mostrado por su camarada de armas, el general en jefe del Ejército de África ordenó que se diera seguimiento a lo dispuesto en el artículo 23 de la Ley de 1862. El expediente del juicio contradictorio se había cerrado a finales de marzo y poco después el Consejo de Guerra y Marina se pronunció con un informe desfavorable a Franco.

El coronel responsable de una versión algo amañada de la hoja de servicios publicada del futuro Caudillo pudo haber sido un copista mediano (equivocarse tres veces en los nombres del médico, del brigada y del moro no es asunto totalmente baladí), pero también omitió una de las conclusiones del fiscal que, lo que son las cosas, figura perfectamente expuesta en el original elevado al Consejo Supremo de Guerra y Marina con el expediente del juicio contradictorio.  Dice así:

La ignorancia en que ha quedado para muchos de los testigos la verdadera actuación de Franco le ha restado esa pública notoriedad que deben revestir los hechos de San Fernando”.

Ciertamente era así y por qué se omitió lo ignoro. No era la consideración más importante y significativa. La EPRE, por desgracia, no revela siempre todos los secretos del pasado. En todo caso, el fiscal fue rebatiendo uno tras otro los argumentos aducidos por un sector de los testigos para concluir que no se daban en modo alguno ninguno de los supuestos previstos en los artículos, ya mencionados, de la Ley de mayo de 1862.

Me resulta imposible no hacer mención de la extraordinaria astucia que muestra el profesor Suárez Fernández en su ya mencionada hagiografía, p. 94: “Entre las razones alegadas figuraba la de que no se hubiesen producido en la acción las bajas requeridas en el reglamento. No puede decirse que hubiese injusticia en la resolución”.

¡Claro que no la hubo!, pero también por otras razones que fueron dirimentes y, en realidad, mucho más importantes y significativas. Ignora tan distinguido historiador que la Laureada se concedió a otros militares por participar en la misma acción en la que se denegó a Franco. ¿O es que, por la gracia de Dios, ya había de dársela al tan pagado capitán? No.

 ¿Y a quién se debe? A tres personas poco conocidas. El Dr. Enrique Blasco Salas, el brigada José Forriols y el soldado Mohamed Ben Mohamed Dukali.  E, indirectamente, a quien en la Auditoría de Guerra de Ceuta, Francisco Pego Méndez, siguió las órdenes de la Superioridad que sospechó que había algo que “no había funcionado” en la investigación inicial y cuyos resultados expondremos al final de esta serie.

El psicólogo Andrés Rueda (p. 64) consultó, a la hora de escribir su retrato psicológico de Franco, a dos doctores con experiencia de Marruecos. No quisieron que mencionase sus nombres. Negaron que en el hospital ceutí pudiera haber un aparato de rayos X en aquella fecha. Sin embargo, a un historiador empírico como servidor tal argumento le parece algo débil. Cabría elaborar otra tesis. Por ejemplo, en Melilla, en su conocido hospital Docker se contaba desde, al menos, 1909 con equipo de radiografía. Esto, sin embargo, no nos sirve de mucho ya que implica suponer que si lo tenían en Melilla hubiera sido improbable que no lo tuviesen en Ceuta. ¡Ay! Las analogías a las que, de vez en cuando, recurrimos los historiadores pueden ser engañosas. En este caso, por ejemplo, lo son.

Olvidemos, pues, al Franco heroico que condujo a sus hombres hacia la victoria en la acción exhibiendo su coraje como quien exhibe la indestructible coraza de un oficial español llamado a los más altos destinos

Para ver algo de luz en este tema he recurrido a la única historia que conozco sobre el Hospital O´Donnell de Ceuta. La escribió un grupo de doctores. Está agotada. No se encuentra en la biblioteca de la UCM ni, lo que es más extraño, en la BNE. Hay, con todo, un ejemplar en la biblioteca de la Secretaría General Técnica del Ministerio de Defensa. Un antiguo alumno mío, Miguel I.

Campos, quien va a publicar próximamente un libro impactante sobre la República y el suministro de armas de contrabando, tuvo la bondad de, en los tiempos de pandemia que me mantienen en Bruselas alejado de Madrid, ir a consultarlo.

De tal obra se desprende poderosamente otro argumento. Franco no fue ingresado en dicho hospital, porque en aquel mes de junio de 1916 todavía no estaba terminado. Fue encaminado a otro, de campaña, de unos 42.000 metros cuadrados de superficie. En él se instalaron hasta 42 barracones tipo docker, con paredes de cartón-cuero y capacidad para 18 enfermos y un total de entre 270 y 400 camas. Solo los barracones de cocina y de desinfección eran de mampostería. No podría decirse que estaba en la cúspide de las instalaciones de proa en términos de equipamiento médico.

No ignoro, gracias a la obra en cuestión, que precisamente en 1916 se realizaron en él mejoras dotándolo de una sala de operaciones. ¡Menos mal! De todas formas, a causa de la mala calidad de sus materiales y de su situación, a la sala le afectaban los temporales, como ocurrió el 9 de febrero de 1916. Tanto en este hospital de tipo docker como en el ulterior, de O’Donnell, que empezó a construirse pocos años antes, “la iluminación era con lámparas de petróleo”. Todos tenemos que estar muy agradecidos a Röntgen por sus descubrimientos, que abrieron una nueva era en la exploración del cuerpo humano, pero admitamos que tomar placas de rayos X con lámparas de petróleo superaba con creces los límites del nuevo descubrimiento. Y esto lo escribo sin aminorar el grado de sarcasmo necesario.

Añadamos que el hospital de tipo docker en que ingresó Franco estuvo en servicio mientras duraron las obras del O´Donnell; también digamos que este último había sido considerado como hospital provisional y que adoleció en un principio de gran escasez de medios (no había baños, los retretes no tenían cisternas, el agua no llegaba a la planta superior) y “no reunía las mínimas condiciones precisas para la función sanitaria". Hasta 1917, no se convertiría en el hospital definitivo.

La puesta a punto que se hace en esta entrega se basa en las informaciones recogidas de las páginas 18s, 23 y 26 de la obra Hospital Militar General O´Donnell de Ceuta. 100 años de historia. 2 de septiembre (1913-2013), de los doctores J. A. Martínez Martín, J. A. Moreno Vázquez y M. Lupiani Giménez, Ministerio de Defensa, Madrid, 2014.  

Incluso un pequeño artículo anterior (“Cinco siglos de historia en los hospitales militares de Ceuta”, Medicina Militar, vol. 58, julio-agosto 1998, p. 241) no mencionó la existencia de ningún equipo de radiología en la ciudad en 1913. Salvo que los autores de aquella obra colectiva se equivocasen, tampoco lo había tres años después, incluso teniendo en cuenta que la medicina y sanidad militares iban en general por delante de las del mundo civil.  

Dicho lo que antecede, y con harto dolor de corazón, he de rebatir una de las afirmaciones hechas por el equipo médico que ha escrito la historia de su hospital. En la p. 19 escriben textualmente que “el 29 de junio [de 1916], Francisco Franco, a la sazón capitán de Regulares Indígenas de Melilla, es herido en un combate cercano a la fronteriza cabila del Biutz, presentando una “herida abdominal sin afectación visceral”; tras su cura y tratamiento con morfina queda varios inmovilizado en la enfermería del campamento de Cudia Federico, hasta poder ser trasladado al descrito hospital de tipo Docker, donde permanecería ingresado varias semanas (según la hoja de servicios publicada, Franco fue dado de alta el 3 de agosto). Amables con el ya desaparecido dictador, los autores señalaron que recibió la visita de sus padres y familiares y recuerdan que fue atendido en primera línea por el teniente médico D. Enrique Blasco Salas, que sería el impulsor del patronazgo de la Virgen del Perpetuo Socorro como Patrona de la Sanidad Militar.

De lo que antecede se desprenden varias conclusiones de interés para nuestro relato. Se le hizo una cura, de urgencia, en el hospital de sangre. No sabemos si la morfina se la administró el doctor Blasco o si se hizo en el hospital ceutí. Los autores ofrecen una idea de otro de los hechos que distinguieron a dicho médico, pero se equivocaron, estrepitosamente, al indicar que a Franco fueron a visitarle sus padres y familiares. No fue así. Estuvo más solo que la una o charlando, cuando pudo, con sus compañeros y, suponemos, interesándose por “su” Laureada.

En la próxima entrega se examinará, de nuevo con EPRE, quién fue el Dr. Blasco Salas, el médico que contribuyó a cargarse las esperanzas y los deseos más entrañables del futuro Caudillo. Naturalmente, sin poder saberlo. En tanto que Franco sí sabía perfectamente que habían falseado su actuación en El Biutz y que él mismo había cooperado en el mantenimiento del camelo profundo que había detrás de tales mentiras. Embustero pertinaz ya entonces.

(continuará)