Cautivo y
desarmado el ejército memorialista…
Público
andaluces.es
29-5-2015
No es que
sean malos tiempos para la lírica, es que tampoco son buenos para la épica.
Cautivo y desarmado el movimiento memorialista, las tropas administrativas
están alcanzando sus últimos objetivos. Son tiempos de derrota. No total porque
la sociedad nunca lo termina siendo por completo. Esa es la esperanza: tras la
resistencia, poner pie en pared, venga, de nuevo, el paso adelante, la ofensiva
civil. Son muchos los indicios de ello. Vamos a centrarnos en dos: el
cumplimiento de los compromisos económicos por parte de las administraciones,
en este caso la autonómica, y la política de exhumaciones.
RÉQUIEM POR
LAS AYUDAS DE 2013 Y 2014
Cercano a
que el año 2015 llegue a su ecuador, del 25 % que faltaba por librar de la
subvención del año 2013 no se sabe nada. Están justificados los gastos hace
meses y adelantada la cantidad en muchos casos, como en el de ‘Todos (…) los
Nombres’, pero los organismos competentes ni hablan ni se les espera. O por
lo menos eso parece.
Aún más
problemática es la situación de la nonata subvención de 2014. Recordemos que,
cuando ya estaba aprobada una resolución provisional, una orden de la
superioridad envió al limbo de las covachuelas administrativas el uso efectivo
del dinero. Desde entonces, noviembre de 2014, se nos ha venido diciendo
—siempre en voz baja y con sordina— que los problemas burocráticos se habían
solucionado y que, en breve, saldría la resolución definitiva y se harían
efectivas las cantidades.
Esto fue lo
que nos dijo Javier Giráldez, director general de Memoria Histórica
-preferimos este nombre que deja claro a qué nos referimos, frente al más
ambiguo de Memoria Democrática- en la reunión que este Grupo mantuvo con él
cuando ocupó el puesto tras el cambio de Gobierno de la Junta que llevó a la
convocatoria de elecciones del pasado mes de marzo. Una situación provisional
que se prolonga en el tiempo y, parece, que lo hará por algunas semanas más.
YO, EL
GOBIERNO; TÚ, EL PUEBLO
Entramos en
un contexto que se escapa al mero ámbito memorialista. Aunque le afecte. En un
mundo político y una sociedad con tantos déficits democráticos, siquiera los
formales, la confusión entre administración y gobierno es completa. Tanta,
que se identifica la primera con los intereses del segundo y, mientras que no
lo sean, todo es ‘provisional’. Evidentemente las opciones políticas son las
que deciden la orientación de la administración. Pero también lo es que, en un Estado
homologable a las democracias occidentales, debe ser historia la época de las
cesantías y la parálisis de la vida social, que siempre es más amplia que la
gubernamental