La
movilización mediática en contra de Podemos
Publico
17-3-16
Vicenç Navarro
Autor del libro ‘Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante’, Anagrama, 2015
Autor del libro ‘Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante’, Anagrama, 2015
Hemos
estado viendo estos días una enorme movilización de los mayores medios de
información del país en contra del partido Podemos, en una campaña de
descrédito (en la que la mentira y la manipulación son prácticas comunes) que
carece de las mínimas reglas de deontología que deberían caracterizar la labor
de estos medios.
Es
cierto que esta campaña no es nueva. Desde que apareció Podemos, tal partido ha
tenido muy mala prensa. En realidad, la mayoría de esos medios consisten en
diarios de escasísima diversidad, lo que muestra que España ha alcanzado unos
niveles intolerables de casi dictadura mediática.
Soy
consciente de que la utilización de este término —dictadura mediática— para
definir la situación en este país será percibida, en amplios sectores de la
intelectualidad española, como una exageración, subrayando que la situación en
España es comparable a la de los países de la Unión Europea o Norteamérica,
observación que parece mostrar su desconocimiento, cuando no ignorancia, de lo
que ocurre en aquellos países.
Desde
que, por razones políticas, tuve que dejar España en el año 1962, viví en
Suecia, en el Reino Unido y en EEUU, habiendo viajado e impartido docencia en
muchos otros países a los dos lados del Atlántico Norte. Y si bien es cierto
que en la mayoría de tales países los medios de información escrita suelen
estar en el espectro político desde el centro a la derecha, también es cierto
que en casi todos ellos hay también una minoría que son de centroizquierda o
izquierda, lo que asegura la calidad de la información, pues tal variedad
ideológica permite contrastar dicha información, garantizando una vigilancia y
crítica de la manipulación y falta de veracidad en los medíos. No así en
España. En realidad, la diversidad ideológica de los medios es limitadísima,
mucho más limitada, por cierto, que la que hay en la supuestamente “horrible
dictadura” impuesta por el gobierno venezolano, la cual, según el Sr. Felipe
González, es peor que la dictadura del General Pinochet en Chile. Y, sin
embargo, hay más prensa escrita de derechas (la mayoría) en Venezuela que prensa
escrita de izquierdas en España (ni una).
El caso de El País
El País en
sus orígenes intentó ser un rotativo progresista de centro, abierto a las
izquierdas. Pero hace ya tiempo que dejó de serlo, pasando a ser un instrumento
propagandístico con clara animosidad hacia las izquierdas, alcanzando niveles
que rompen con las mínimas reglas de decencia periodística en sus
informaciones. Y yo lo he vivido en carne propia.
Cuando
el dirigente de Podemos, Pablo Iglesias, vino a dar su primer discurso en la
Vall d’Hebron, en un pabellón lleno a rebosar, sorprendió ver en la audiencia
nada menos que a Pasqual Maragall, que había sido alcalde de Barcelona y más
tarde presidente de la Generalitat, y con el cual me une una gran amistad que
se remonta a los años cincuenta. Su entrada en el auditorio generó una enorme
ovación, que duró varios minutos. Y la sentí y la vi, pues estaba sentado
próximo a Pasqual Maragall. Así lo oyeron los asistentes al acto, que
abarrotaban el pabellón, y que son testigos de lo que ocurrió.